Por UnoAmerica
Jueves, 05 de Julio de 2012
Por: Luis Marín
El FSP impone
al menos dos observaciones. La primera, es su relación umbilical con la llamada
“lucha armada”, que es la única
doctrina que Fidel Castro ha
sostenido indeclinablemente desde sus
primeros pasos en la vida política.
La vía electoral o cualquier otra para tomar el poder son
sólo giros tácticos que imponen las condiciones objetivas de cada sociedad en
un momento histórico determinado, para decirlo en terminología marxista, que es
la única que comprenden los foristas.
Así que desde su nacimiento en Sao Paulo (1990),
convergieron las dos tácticas en sus máximos exponentes, Fidel Castro y Lula Da Silva;
pero la estrategia tiene una misma finalidad: imponer la revolución socialista, cada uno a su ritmo pero sin pausa.
Para Castro la
convergencia tenía el rango de una necesidad histórica por la inminencia del
colapso de la URSS, que ocurrió
apenas el año siguiente, así que al perder ese asidero buscó engancharse a una
potencia emergente, en este caso, Brasil.
En verdad fue un acto reflejo, el mismo que le llevo a
fundar la Organización Latino Americana
de Solidaridad (OLAS), en 1967, ante el aislamiento impuesto por el fracaso
político de su propuesta de la vía armada en todo el subcontinente.
De manera que el problema del FSP no se limita a su relación con las FARC y el ELN de Colombia, sino que tiene una relación
filosófica, ideológico-política fundacional con todos los movimientos
revolucionarios armados del continente y a nivel global.
Por lo que no les asusta que los llamen guerrilleros, si
empezando por la presidente del Brasil, Dilma Rousseff, es militante de la Vanguardia Armada Revolucionaria (VAR) mucho antes de adherirse a “la otra vía” del Partido del Trabajo de Lula
Da Silva.
El presidente del
Uruguay, José Pepe Mujica, es
líder fundador del Movimiento de
Liberación Nacional (Tupamaros) y pasó los últimos quince años de su
carrera política en prisión condenado por ¡terrorismo!
Mauricio Funes,
Presidente de El Salvador, apoyado por el Frente Farabundo Martí de
Liberación Nacional, que fracasó por la vía armada pero por la electoral ha
tenido un éxito notable, le abre el paso para conquistar el un futuro inmediato
el poder total y establecer la dictadura que no lograron imponer por las armas.
Daniel Ortega,
líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional, la única excepción de
guerrilla exitosa en tomar el poder por la vía armada en Latinoamérica, declaró a las FARC
como “una organización hermana” y en
un acto de sorprendente sinceridad política, muy poco común en este gremio, rindió
homenaje a la muerte de Manuel Marulanda
alias Tirofijo.
Lo revelador de este homenaje es que se realizó en el
pleno de la Asamblea del Foro de Sao Paulo, reunido en el
auditorio de UNASUR, porque no tiene
sede propia, sin que nadie se inmutara, obteniendo el aplauso unánime y emotivo
de todas las delegaciones.
Este compromiso con la lucha armada ha trascendido los límites de América Latina hasta el lejano y próximo oriente, en la tradición de la Tricontinental, abarcando movimientos guerrilleros desde el sudeste asiático, pacífico sur, medio oriente y África.
Las tropas cubanas, como ariete de la URSS, recorrieron
toda el África en guerras neo coloniales. La hermandad de Castro con Yasser Arafat
es proverbial, como lo fue con Kadaffi,
luego extendida al Frente Popular para
la Liberación de Palestina y
Al-Fatah; más recientemente, a las organizaciones islamistas Hamas y Hezbollah.
Finalmente aquí los tenemos con sucursales en la Triple Frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay;
por lo que a nosotros respecta, desde la isla
de Margarita hasta la sierra de Perijá, actúan los islamistas
abiertamente con respaldo oficial iraní.
Bienvenido sea el Foro de Sao Paulo: ésta
es su casa.
IMPERIALISTA VOCÉ!
La segunda reflexión que impone el FSP se refiere a sus flagrantes contradicciones internas entre el
discurso y la práctica visible, empezando por el único denominador común que
une a todos los foristas, su visceral antiimperialismo.
Pues bien, Brasil
es un imperio. Pero no porque lo llame así la propaganda maliciosa de sus
enemigos neoliberales, sino porque así se denominaron ellos mismos desde que
nacieron como Estado independiente. De hecho, sus primeros gobernantes, Don Pedro I y II ostentaron el título de “Emperador de Brasil”.
Y así se llamó hasta que cambió de nombre (1889) para
llamarse irónicamente Estados Unidos de
Brasil. Otra curiosidad es que el origen de la República Federativa de Brasil no es una guerra de independencia,
como en todos los demás casos en Latinoamérica,
sino un golpe de estado militar, lo que signo para siempre el destino del país.
Y esta es otra contradicción flagrante del FSP, su antimilitarismo militante,
claro, siempre que se trate de militares “de
derecha”. Para ellos, las fuerzas armadas son una creación del capital
transnacional para garantizar el dominio de clase de la burguesía monopolista,
terrateniente, etcétera.
Pero no dicen ni una palabra de la tiranía militar
cubana, ni nicaragüense, ni venezolana, ni de ninguna otra que se proclame “de izquierda”, como ocurrió con Velazco Alvarado en el Perú, Omar Torrijos en Panamá,
los golpistas dominicanos post trujillistas, o todos aquellos que se olvidan de
la constitución que juraron defender para seguir el guión de la revolución
castrista.
La internacional socialista inventó la etiqueta de “gorilas” para aplicarla especialmente a
los militares brasileños, pero luego se la hicieron extensiva a todos los que
no les siguen el compás a sus estribillos, como los militares hondureños,
pongamos por caso, pero así llamarán también a los paraguayos y a cualquier
otro que sea institucional.
Ahora los militares brasileños no son gorilas, ni los
argentinos, ni uruguayos, porque en todos estos países manda el FSP, dentro de los límites que permiten
las leyes.
El caso más curioso vuelve a ser el de Dilma Rousseff, militante de la VAR. Sus credenciales revolucionarias dan fe de que
fue torturada por los militares gorilas, cargo que las FFAA siempre han negado;
pero del que ella nunca se ha retractado, lo que lleva a la incómoda situación
de que “alguien debe estar mintiendo”.
Si es ella, es extraño que las FFAA acepten la
comandancia de alguien que las está calumniando urbi et orbi; si son las FFAA,
es extraño que ella no haya hecho nada conducente a identificar y juzgar a sus
torturadores, que probablemente siguen allí, quien sabe si entre sus edecanes.
Lo cierto del caso, es que las FFAA están
inextricablemente unidas a la estructura del Estado brasileño, para bien o para
mal, desde que apareció como nación independiente. Fueron la tercera pata del
trípode en que se montó la Regencia, junto con la burocracia imperial y la
aristocracia feudal de los estancieros.
Sin su anuencia nunca existirá ningún gobierno en Brasil, escenario que se repite en casi
todos los países de Latinoamérica,
desde la independencia hasta nuestros días.
El verdadero reto de América
Latina es salir del militarismo (o asumirlo sin tapujos).
Sería interesante saber qué opinan los foristas sobre las
FFAA, si siguen sosteniendo sus tesis sobre los “heraldos del gran capital” o siquiera aparecen en agenda.
ANTINOMISMO REVOLUCIONARIO
La verdad sea dicha, las contradicciones del FSP no son propias en exclusiva, sino
que las arrastran del antinomismo socialista. Desde la época de la URSS su slogan preferido ha sido “por la Paz”; pero eso no impide que
apoyen a las guerrillas, el armamentismo y el plan nuclear iraní.
Las personas normales no pueden comprender cómo es
posible que la negación de una acción pueda ser una de las condiciones
esenciales para su realización; lo que sería completamente elemental para un
delincuente.
El negacionismo no es un truco vulgar del
nacionalsocialismo para ocultar sus crímenes, sino que es una condición
esencial para la realización de sus políticas, ninguna de las cuales podría
sostenerse si fuera revelada en público, porque de inmediato pondría en
evidencia su carácter inhumano y repugnaría a la conciencia común.
Por ejemplo, negar el Holocausto es una condición esencial para su realización; porque si
se admitiera en público, ya sería imposible de realizar. Quizás éste sea un
rasgo común a cualquier delito o inmoralidad.
Exactamente con la misma lógica, los funcionarios de Brasil niegan que las FARC formen parte del FSP, seguramente por razones
diplomáticas, que tendrán que ver con las relaciones del Estado brasileño con Colombia,
EEUU, la Unión Europea, que las consideran como una organización terrorista
a escala global.
Pero los líderes de las FARC aparecen en el directorio de la publicación oficial del FSP, la revista América Libre. Raúl Reyes lee comunicados del
directorio en la plenaria del FSP. Daniel Ortega rinde homenaje a Tirofijo en la plenaria, con aplausos
conmovidos de los delegados. ¿Entonces?
La negativa no puede producir sino un profundo
desconcierto; como cuando los presidentes
de Ecuador y Venezuela
arremetieron contra Colombia por la
operación Fénix, que dio de baja a Raúl
Reyes.
Lo novedoso no es la defensa de las FARC o el ataque al Estado
y la sociedad colombiana, que ya son
habituales, sino que lo hicieran negando al mismo tiempo que tuvieran relación
alguna con el grupo guerrillero.
Lo que rizó el riso fue la demanda de la supuesta
estudiante mexicana que sobrevivió al ataque, que estaba en Ecuador con visa de turista y fue
sorprendida en el campamento de Raúl
Reyes. A su entender, ella no había cometido ningún delito, al contrario de
los muchos del Estado colombiano. ¿Su presencia en el campamento? ¡Cosas de
turistas!
Y así podríamos multiplicar los ejemplos de estas
incongruencias y aparentes disparates hasta advertir que se parecen mucho a
esas esvásticas que se dibujan dentro de una Estrella de David, dando a entender que los nazis son los judíos,
que el Holocausto no lo perpetró Alemania sino Israel.
Esto nos lleva a la conclusión de que el propósito de la propaganda nacionalsocialista
es producir una ruptura del sentido común, descoyuntar la lógica del
razonamiento normal, los valores naturales de las personas comunes, para dar
paso al pensamiento revolucionario, que es una suerte de “mundo al revés”, donde los buenos son los malos, los ladrones
policías, los productores parásitos, el Estado
magna latrocinia.
Esto es lo único que nos ha quedado de la caída de la URSS y la desaparición de la utopía
socialista: una casta política completamente cínica y descarada, que no tiene
temor de Dios pero tampoco de la Historia, sin atisbo de honestidad, que
se mofa de lo que los británicos llaman “fair
play”, que cree que la honradez es un prejuicio burgués y el crimen una de
las bellas artes.
Ojalá los foristas pudieran desmentir una sola de estas
palabras; pero no está en agenda, que solo comprende: antiimperialismo, antisionismo
y combate al neoliberalismo.
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