Lunes 10 de septiembre de 2012 | Publicado en edición
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Cartas de lectores
No escribo como hijo, sino como abogado. Noventa años de edad, con cáncer, cardíaco,
sin posibilidad de autonomía física, ocho dictámenes médicos del cuerpo Forense
de la Corte Suprema lo declaran incapaz para estar en juicio. Y, además de
juzgarlo ilegalmente, ahora, luego de cuatro años y medio de prisión
domiciliaria, lo envían a una cárcel común. Esto sólo ocurre con los militares
y policías que combatieron el terrorismo y ahora también con quienes ocuparon
cargos públicos en los años 70. ¿Desde
cuándo se instaló la crueldad en la aplicación de la ley en nuestro país?, ¿cuándo se autorizaron la discriminación,
el odio, la venganza, la mortificación innecesaria de los detenidos?, ¿por qué
se aplica retroactivamente la ley penal y sólo a ellos?, ¿desde cuándo para
castigar la ilegalidad se recurre a otra ilegalidad? Basta de hablar de la
democracia argentina. Una sociedad con parias no es democracia ni podría,
jamás, ser llamada argentina.
Ricardo Saint
Jean
DNI 10.924.885
DNI 10.924.885
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