Ayer 5 de Octubre de 2012, como todos los años, se
conmemoró en la Plaza San Martín, el Acto en recuerdo de quienes fueron muertos
por el terrorismo.
En primer término, escuchamos el emotivo relato de un ex-soldado salteño, trasladado a la
localidad de Machalá en Tucumán. Allí con 8
conscriptos y dos suboficiales, estaban efectuando tareas de reparación la escuela del pueblo, cuando fueron "atacados" por una centena
de guerrilleros del ERP, fuertemente pertrechados, que ellos lograron
repeler y el "salteño"
resultó gravemente herido en una pierna. Su recuperación le llevó casi 5 años y
le quedaron secuelas.
Luego habló el Vicepresidente
de la Asociación de Abogados por la Justicia y Concordia, Dr. Gerardo Palacios Hardy. La valentía
de sus palabras, nos conmocionó a todos, sobre todo su opinión sobre la Corte Suprema, la mayoría de los jueces y los 1300 Presos Políticos.
Otro ex-soldado,
en este caso, formoseño, recordó a
los 10 conscriptos asesinados por el
ERP en el ataque al Regimiento de
Infantería de Monte N° 29 con asiento en su provincia. El soldado Luna, quien se encontraba barriendo, fue el primero en ser asesinado
cobardemente, antes exclamó: "Aquí no se rinde nadie… CARAJO".
Finalmente, escuchamos las palabras de Silvia Ibarzábal, Presidente de Afyavita, quien recordó especialmente a Patricia Gay, hija del Coronel Camilo Gay, quien se encontraba
junto a su madre cuando esta fue asesinada, contaba entonces con catorce años.
Le fue imposible recuperarse de lo vivido y se suicidó el 5 de octubre de 1993. Este
dramática acción terrorista tuvo lugar
el sábado 19 de enero de 1974, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), atacó
sin éxito la guarnición del Ejército Argentino situada en la ciudad de Azul,
provincia de Buenos Aires, con el aparente propósito de robar armamento y
munición para ese grupo guerrillero. En la acción fueron asesinados el
centinela de guardia, soldado Daniel
González, muerto el jefe de la guarnición, Cnl. Camilo Arturo Gay y su esposa,
y tomado como rehén el Tcnl. Jorge
Roberto Ibarzábal quien fue asesinado por sus captores diez meses más tarde.
Fuimos pocos, es cierto, pero salimos reconfortados, de
haberles rendido el merecido homenaje a cientos de víctimas de la guerrilla.
Tal vez, el año que viene, se nos sumen más personas que compartan nuestro
reconocimiento a estos "héroes"
de la patria.
M. L. Campos
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