viernes, 7 de diciembre de 2012

El mataputos del Malecón o la hipocresía “progre”

Una foto recorre el mundo... es la famosa foto del Che Guevara tomada por Alberto Korda el 5 de marzo de 1960 en La Habana. "Un fantasma recorre el mundo...". Y éste es el comienzo del libro que ha producido el mayor quebradero de cabeza en la historia moderna: Manifiesto comunista. El documental narra la historia de aquella foto e intenta restituir al fotógrafo cubano su copyright definitivo, después de ver usurpada y expandida su imagen por el mundo gracias al póster que el editor y militante de la izquierda radical Giangiacomo Feltrinelli publicó para acompañar el Diario en Bolivia


La foto de Korda se llamó “Guerrillero heroico”. El póster de Feltrinelli tuvo un título algo más psicodélico: “Che in the sky with jacket”[1]. Korda siempre mantuvo la idea de que esa foto debía representar la figura de un revolucionario y, aún más, de la revolución misma, pero terminó siendo la imagen del marketing. No nos invita al socialismo, sino al consumo. No es el Che, sino su fantasma. O, dicho con más exactitud por Rodrigo Fresán, "no es un fantasma, sino la foto de un fantasma la que recorre el mundo".

El marketing es un proceso que comprende la identificación de necesidades y deseos del mercado objetivo, la formulación de objetivos orientados al consumidor, la construcción de estrategias que creen un valor superior, la implantación de relaciones con el consumidor y la retención del valor del consumidor para alcanzar beneficios.

Marketing, en castellano, suele traducirse como mercadotecnia, mercadeo o mercática, aunque otros autores también lo traducen como estrategia comercial o como promoción y propaganda.


El fenómeno del “che” marketing roza la ignorancia supina… la usan personas identificadas ideológicamente con la extrema izquierda o la derecha. En ambos casos demuestran una ignorancia total sobre el personaje en cuestión, prueba de ellos es la aparición de jóvenes del PRO en un acto partidario con una remera amarilla y la famosa imagen en el pecho, pretendiendo asociarlo a la de Mauricio Macri… a algunos miembros del partido no les cayó nada bien la ocurrencia, seguramente inconsulta.

La foto que oportunamente obtuvo Korda, rodeada de un halo de romanticismo heroico… impropio de quién supo ser un asesino serial. Ya en otro momento nos hemos referido a la discriminación homofóbica que sufría este asesino, ahora se reaviva la discusión –siempre presente- sobre este controvertido personaje que por su Patria no hizo nada.

Sinceramente,


Pacificación Nacional Definitiva
por una Nueva Década en Paz y para Siempre


El mataputos del Malecón o la hipocresía “progre”

En La Habana de Batista los gays cubanos tenían su “paseo”.  Al atardecer salían a juntarse con amigos, o a ofrecerse, los que se prostituían, fuera por gusto o necesidad, a los turistas que atraídos por la sangre caliente de los cubanos y los casinos de la mafia americana poblaban en bandas las calles de la ciudad.

La revolución cambió todo. No era esta solo una revolución política sino que traía en las cabezas de sus jefes todo un proyecto de ingeniería social que, basado en la re-educación de las masas, imaginaba crear lo que hasta hoy sigue siendo una fábula, el hombre nuevo.

Fidel Castro, Ramiro Valdés y Ernesto Guevara de la Serna, eran dueños de una patológica obsesión homofóbica. En ellos cabía la idea que cualquier conducta o preferencia sexual desviada podía ser modificada con trabajo exhaustivo, con dietas hipocalóricas, reeducación política y la crueldad necesaria para abatir cualquier pensamiento que no se adaptara al concepto que ellos tenían de la revolución y de sus hombres. Si la revolución no era tolerante con nadie, ¿Por qué lo iba a ser con los homosexuales a los que despreciaban?


Así, el nombrado en tercer término de este “trío de la bencina” se abocó con entusiasmo y ferocidad a reeducar a aquellos “desviados morales”. De él fue la idea de crear las UMAP, las tristemente célebres Unidades Militares de Apoyo a la Producción donde la “reeducación” de los homosexuales alcanzó niveles de extraordinaria crueldad. El proceso era sencillo en su ferocidad- poca comida, pocas horas de sueño, trabajar sin descanso y reeducación política- si al cabo de un tiempo no se conseguía la reeducación esperada el tiro en la nuca solucionaba el problema. Si el proceso era “exitoso” salían en libertad pero eran vigilados sin descanso, si reincidían no había una nueva reeducación, el tiro en la nuca cerraba el proceso.


Más que causar gracia da pena ver en manifestaciones, sean del “orgullo gay” o simplemente “progres”, ciento de remeras con la efigie del “Che” lucidas con fanfarronería por manifestantes que, o son ignorantes de quien era el hombre cuya imagen llevan o son sencillamente hipócritas. Alguna vez deberían leer un poco de historia y tener el coraje de Reynaldo Arenas, homosexual perseguido sin piedad por Guevara, víctima de él en las UMAP y uno de los mejores escritores cubanos, que fue quien con triste ironía  apodó al “Che” el “Mataputos del Malecón” por la saña que éste ponía en el trato que daba a los homosexuales cubanos



JOSE LUIS MILIA



[1] "Che en el cielo con chaqueta"

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