Hace apenas un par
de días que Malú Kiluchi, en una
acertada nota, denominó
a nuestras FFAA como “debilidades
desarmadas”. Es hora que los poderes del estado tomen al todo por las
astas y resuelvan definitivamente esas falencias… llevará año reconstituir unas
Fuerzas Armadas capaces, preparadas y eficientes para defender nuestros
intereses nacionales.
Sinceramente,
Pacificación Nacional Definitiva
por una Nueva Década en Paz y para Siempre
LUNES
18 DE FEBRERO DE 2013 10:14
Se estrelló el cazabombardero Fightinghawk A4-AR matrícula
C-902 de la Fuerza Aérea Argentina, en la pista del aeropuerto de la provincia de Santiago del Estero, situado en el norte del país. Los dos pilotos consiguieron eyectarse cuando el aparato volaba a tan
sólo 30 metros de altura en la aproximación final a la pista. El sistema
del asiento eyector Douglas Escapac 1G3,
ingenio técnico de origen estadounidense que equipa a todas las aeronaves de
combate, funcionó y salvó la vida a los dos tripulantes, el aparato cayó y hubo
una explosión seguida de incendio. La aeronave que resultó destruida pertenecía
a la dotación de la V Brigada Aérea
basada en Villa Reynolds, San Luis.
El accidente
ocurrió al concluir una misión de
vigilancia del espacio aéreo en la frontera con Bolivia y Paraguay,
actividad prevista en el Plan Escudo del
Norte, operativo conjunto entre los ministerios de Seguridad y Defensa que
lanzó el Gobierno en 2011 para combatir vuelos ilegales de narcotráfico,
contrabando y trata de personas.
El jefe de escuadrón de los A4-AR el mayor David Machado, quien posee vasta
experiencia en vuelo de esas aeronaves y su copiloto, el teniente Esteban Bossi, enfrentaron la peor emergencia en el
momento más riesgoso del vuelo; se plantó el motor cuando emprendían el
aterrizaje. Las primeras evaluaciones sobre el accidente indican que: el mayor Machado iba a cargo de los
controles cuando a punto de aterrizar se paró la turbina, intentó reencenderla
pero notó que se prendió la luz de fuego y el indicador de temperatura de motor
se fue de límites, una anomalía grave que por lo general puede desencadenar
incendio o explosión de la planta propulsora. Rápidamente ordenó la eyección,
que se completó con eficacia a pesar de la baja altura de la aeronave, sólo uno
de los paracaídas se desplegó con imperfecciones y ocasionó politraumatismos al
copiloto.
El juez federal Guillermo Molinari, a
cargo de la investigación por daños de material del Estado, indicó que el
accidente aéreo sucedió "cuando el
avión realizaba maniobras en la zona, a cargo de los pilotos que habían
llegado, en un recambio programado de efectivos".
El avión destruido
era uno de los cuatro biplazas de un lote de 36 Fightinghawks que adquirió el
país en 1994 a los Estados Unidos a un costo de 282 millones de dólares. Fue la
última adquisición significativa de material de combate encarada por un
Gobierno democrático, que aconteció durante la gestión de Carlos Menem. Estos aviones fueron fabricados en 1979, eran la
versión A-4M desarrollada
exclusivamente para el cuerpo de Marines
de los Estados Unidos. (Luis Piñeiro, corresponsal en Argentina).
NOTA: Las negritas no
corresponden a la nota original.
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