Una de "cal" y otra de "arena"... recién con acotada esperanza informamos que un juez había otorgado el beneficio de la prisión domiciliaria, por su edad, a un Preso Político. No esperábamos un cambio sustancial en la política de venganza impiadosa del poder de turno, esperábamos que algunos jueces empezaran a cumplir su deber con la independencia que constitucionalmente poseen y la que su conciencia les mandara.
Pero la "caza de brujas" continúa y cada vez con mayor saña... nos preguntamos ¿cuando la sociedad que sufrió las consecuencias del terrorismo asesino de las organizaciones subversivas, dirá BASTAAAA?
octubre 19,
2012
By Carlos Manuel
Acuña
Los militares que
actuaron en la guerra antisubversiva contra el ERP en la selva tucumana, comienzan a ser perseguidos y detenidos
judicialmente. Esto sucede no obstante que el Operativo Independencia que determinó esas acciones, fue ordenado
por el gobierno constitucional de Isabel
Martínez de Perón, que había asumido la presidencia de la República en su
carácter de vicepresidente de Juan
Domingo Perón, su marido muerto en el ejercicio del cargo.
Al cierre de este
despacho, se supo que igualmente se
pidió la captura de la ex presidente, quien fue derrocada por el
pronunciamiento militar del 24 de marzo de 1976, exiliándose poco más tarde en
Madrid, España, luego de pasar un período en prisión. Allí vive y cabe aguardar
la reacción del gobierno español cuando reciba el correspondiente pedido de
nuestras autoridades.
En el ejemplar de
ayer del Informador Público y desde esta columna, dimos a conocer una primera
nómina de militares detenidos ayer por la Policía Aeroportuaria, militares que
posiblemente dentro de las próximas horas sean derivados desde el Palacio de
los Tribunales a la cárcel de Tucumán una vez que se hagan los arreglos para
solucionar el problema del repleto espacio que desbordan los calabozos. También señalamos que se esperaban nuevas
detenciones de oficiales, suboficiales y civiles. La guerra contra el
autodenominado Ejército Revolucionario
del Pueblo estuvo principalmente a cargo de las fuerzas del Ejército Argentino, lo que se refleja
en las jerarquías y pertenencia de esos y de los nuevos detenidos cuyos nombres
consignamos más abajo. Durante aquellos años, estos eran jóvenes oficiales que
hacían sus primeras experiencias bélicas en condiciones absolutamente
subordinadas, en tanto en todo el país se vivía un estado de guerra
prioritariamente urbana, caracterizado por bombas, asaltos, secuestros y
asesinatos a mansalva cometidos por los guerrilleros de ese entonces. Hasta
anoche, los detenidos sumaban alrededor de veinte y entre ellos están el ex gobernador de las Malvinas, general
Mario Benjamín Menéndez, los coroneles
Pedro Rodolfo López, Jorge Fernando
Tanoni, Ernesto Nicolás Chávez, José María Menéndez, Gerónimo Jorge Capitán, los teniente coroneles Fernando Luis Labayru,
Alfredo Alberto Svendsen y Walter E. Saborido, el teniente Juan Bautista Cabrera y el subteniente Omar A. Baldo.
Pero además, tanto el
Ejército como las restantes Fuerzas militares y de Seguridad,
enviaron a Tucumán observadores para adquirir más experiencia sobre las
intimidades que caracterizaban una forma de lucha relativamente novedosa y
cruel desplegada por un oponente que no establecía frentes fijos para
desarrollar el combate. Más aún, la Escuela
de Guerra enviaron a sus alumnos al terreno e incluso cadetes testimoniaron
con su presencia la gravedad de los momentos que vivía el país. En nuestro
caso, el factor decididamente internacional estuvo determinado por el respaldo
técnico, ideológico y financiero aportado por Cuba y el entusiasmo del agónico Fidel Castro quien públicamente se identificó con la organizada
insurgencia regional y particularmente con los hechos que se desarrollaban en
la Argentina.
Todo esto permite
preguntarnos cual será el criterio que fijarán ahora los responsables políticos
del cristinismo para establecer pautas igualitarias en el extraordinario
tratamiento de este problema. ¿Cómo se tratará a todos los que intervinieron en
la guerra para enfrentar a los guerrilleros? ¿Se los convocará uno a uno para
detenerlos y llevarlos a juicio…? ¿Bajo qué acusación? ¿Serán tenidos como
prófugos quienes no concurran…? ¿Qué sucederá con los que se establecieron en
el exterior? ¿Y con los extranjeros que aportaron sus conocimientos,
sugerencias y formas de acción…? Preguntas válidas que forzosamente se
convierten en complejas y que, al menos, demuestran una interesante vocación
por vivir en el pasado y complicar el actual escenario en términos
inimaginables.
Lo curioso de esta
nueva situación es que reverdece una lucha con más de 35 años de antigüedad y
que en los hechos parece marcar un progresivo pero acelerado distanciamiento
político del peronismo, cuyo gobierno constitucional enfrentó a las fuerzas
irregulares que pretendían imponer distintas formas de marxismo para alcanzar
el poder mediante el uso de la fuerza. La Compañía
de Monte Ramón Rosa Giménez tuvo un proceso de formación que sería
demasiado extenso abordarlo en este momento así como relatar los componentes no
argentinos que pelearon en el monte contra nuestros soldados. Por añadidura,
quedaría flotando otro interrogante para conocer qué sucederá con los conscriptos que pelearon en favor de la
Argentina y mostraron un celo muy
especial durante el desarrollo de los combates.
El pedido de captura de la señora de Perón,
quien en su momento no sólo abandonó legalmente el país sino que recibió por
parte de la presidencia de Raúl Alfonsín
un resarcimiento de nueve millones de dólares, determinaría también medidas
similares contra los ministros que firmaron el decreto correspondiente -entre
ellos Antonio Cafiero y Carlos Ruckauf- pero lo más insólito es que este paso político debería
extenderse a aquellos legisladores que convalidaron con su voto los alcances
del decreto y llegado el caso, a todos aquellos que de una u otra manera
respaldaron a nuestras fuerzas militares y de seguridad en el conflicto. La
norma no podrá hacer excepciones y lo más interesante es que hoy día buena
parte de ellos viven y actúan públicamente. Algunos en el oficialismo, otros en
la oposición, lo que permite toda clase de especulaciones, incluso las más
disparatadas aunque ya es un lugar común esperarlas, como quien dice, “a la vuelta de la esquina”. Entre
ellas, un deseo oculto por generar una crisis de grandes honduras y alcances
que justifiquen un alejamiento del poder con un gran portazo. Al respecto, se
sabe que elementos ubicados en altos niveles gubernamentales miran con
esperanza hacia las Fuerzas Armadas
pero ignoran que suceda lo que suceda, nadie moverá un dedo, por lo que una vez
más nos vemos obligados a utilizar vocablos como “incertidumbre”, por ejemplo, para calificar el presente y, por
supuesto, el futuro. También la palabra anarquía que de ayer a hoy aumentó unos
cuantos grados en su intensidad. La incógnita abarca a los dos y genera a su
vez más y más dudas acerca de lo que puede ocurrir.
Carlos Manuel
Acuña
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