El razonamiento es
interesante y cabe señalar una singularidad. El doctor Hervey Cleckley señala en el texto que
"El
Ladrón" desprecia el trabajo productivo. El desprecio del trabajo
productivo ha sido una característica constante de todos los regímenes
colectivistas y totalitarios, desde la aristocracia feudal a los actuales
regímenes socialistas y comunistas pasando por el nazismo, fascismo y
variedades diversas de lo mismo. La única excepción a esta regla la constituye
la hoy tan menospreciada era del individualismo y liberalismo capitalista que
se dio por apenas un siglo, cuando el más alto honor era el de ser un productor
consagrado. Que cada uno saque sus conclusiones.
Análisis
PALABRA
DE ESPECIALISTA
Hace diez años viajé
a Santa Cruz por primera vez para averiguar qué había pasado con los
desaparecidos mil millones de dólares que la provincia había reunido gracias a
las regalías petroleras mal liquidadas, los célebres fondos de Santa Cruz.
Por entonces, el
recientemente desaparecido periodista
Daniel Gatti, autor de la primera biografía sobre Néstor Kirchner llamada “El amo del feudo”, me dio una
visión muy particular sobre el matrimonio que gobernaba desde Río Gallegos.
"No
son de derecha, ni de izquierda. No son estatistas, ni privatistas. En esencia,
son ladrones", me contaba.
Desde su punto de
vista, era irrelevante buscar el destino de los fondos ya que él estaba
convencido que nunca íbamos a enterarnos qué pasó con semejante masa de dinero.
Desde entonces, traté
de entender la psicología de estos dos
tipos que a principios de los años 80 ya eran dueños de más de 20
propiedades pero cuya voracidad, lejos de ir menguando, crecía y crecía a
medida que más bienes y dinero poseían.
Hace una década que
escucho a los ingenuos o cómplices políticos de la oposición repetir frases
tales como: “Hay que hacerle entender a Cristina” o bien “seguro que la Presidenta se dará cuenta de tal o cuál error”.
En las últimas
semanas, comencé a bucear sobre la sicología de los ladrones y encontré a un
autor norteamericano, oriundo de Augusta, que dio en la tecla sobre este tipo
de sicopatía.
Dr. Hervey Cleckley
El doctor Hervey Cleckley estableció hace
ya más de 70 años cómo se genera este trastorno antisocial de la personalidad y
cuáles son las características principales de estos delincuentes.
Concretamente, los
ladrones son personas agresivas e irresponsables a las que el citado médico
aborda extensamente en su obra La máscara de la Sanidad.
El autor explica que
se trata de personas que "padecen un
egocentrismo patológico e incapacidad para amar al resto". Este
profesional estadounidense señala que el ladrón es “altamente agresivo e impulsivo y carece de sentimientos y de culpa (a
veces no por completo) y sería incapaz de crear lazos de afecto duradero con
otras personas (...) superficialidad emocional, trato social aparentemente
agradable e incapacidad para aprender de la experiencia".
Alcoyana-Alcoyana:
Esta suerte de Nostradamus yanquee
describió con justeza a CFK ya en el
año 1941.
Acting-out: “Se trata de la forma como el
individuo internaliza en la acción sus fantasías neuróticas particularmente
hostiles. Acting out se refiere a la libre, deliberada y a menudo maliciosa
autoindulgencia en el impulso, particularmente en la esfera de la agresión”.
¿Ustedes escucharon
algún discurso de Cristina donde no
termine chicaneando o insultado a algún partenaire de ocasión?
Para
el cierre: “Casi todas
sus conductas delictivas tienen una significación mágica: exaltar o restaurar un
sentimiento primitivo de omnipotencia. Esto le da al ladrón una visión
distorsionada de la realidad. Así, la hostilidad proyectada, es como un
mecanismo de compulsión a la repetición. A pesar de su habilidad para aprender
cosas, no obtiene provecho de las lecciones de su propia experiencia. Miente
aun cuando no exista una razón lógica para hacerlo. El delincuente-ladrón busca
tener cada vez más poder, el cual le hace sentir que él puede decidir qué es
malo y qué es bueno".
Una perla, tipo post
data, para entender la locura de los K
por la renta, antes que por el esfuerzo: "el
ladrón parece no recibir satisfacción alguna del trabajo productivo. Lo
desprecia".
Cerramos con Cleckley y volvemos al principio, al
amigo Daniel Gatti: "No se trata de un problema político, son
ladrones".
Quién quiera oír, que
oiga. Quién quiera seguir negociando con ellos, que Dios lo ayude.
Marcelo
López Masia
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