viernes, 2 de noviembre de 2012

El mega juicio de los muertos vivos - Preso Político N° 957

La ansiedad me inundaba, era la víspera del día que los futuros condenados en el mega juicio debíamos presentarnos para recibir instrucciones relacionadas  con el desarrollo  del evento judicial, más trascendente,  en la que se involucra a  la  ARMADA y que juzgaran  alrededor de 69 personas de todas las jerarquías,  incluso civiles.

Por coincidencia con  la presentación, la noche anterior recibí un correo que me conmovió y me transportó a aquellos ardientes años, cuando todos estábamos en peligro, especialmente los uniformados y sus familias, a los que los grupos terroristas  señalaban como blancos, y previa inteligencia de sus hábitos y por sorpresa,  alguien podía ser acribillado  al salir de su casa, ser secuestrado, o volar por el aire por la explosión de una bomba.

En el mail referido tenía como título:

“SIGNIFICADO POLÍTICO DE UN TRATO DIFERENTE”

En el que se mostraban dos fotografías:

1) La de PAULA LAMBRUSCHINI, hija del ALMIRANTE ARMANDO LAMBRUSCHINI, fallecida por el efecto de una bomba puesta por una célula terrorista en un departamento lindero que, además, produjo el fallecimiento de otras personas inocentes incluyendo una anciana.


Su padre es uno de los 176 presos políticos muerto  en cautiverio.

Este atentado deleznable hoy solo lo recuerdan algunos camaradas y como no se difunde  entre la población, se mantiene ignorante de los hechos terroristas del pasado.

2) La otra era una terrorista, que pertenecía a la célula que había puesto la bomba mencionada, y que había sido indemnizada con  u$s 250.000  y además  figura en el epitafio de la memoria (¿quizás por el asesinato de Paula y otros inocentes?).


Es evidente que esta actitud política, solo sirve para mantener abiertas las heridas, para que una lacra humana siga medrando con los muertos, y la judicialización de los militares con la esperanza de seguir recaudando para las arcas de los miserables.

En el transcurso de la reunión, tuve contacto con muchos camaradas que hacía mucho tiempo que no veía, lo que me causó una emoción que me estrujo las entrañas, allí estábamos todos los que vamos a ser condenados acompañados por nuestros familiares garantes, todos los que fuimos gallardos marinos orgullosos de servir a la PATRIA.

Estábamos allí vestidos con lo mejor que nos  permite el magro e injusto retiro que recibimos como parte del castigo anticipado por el poder vigente.

Pude observar el deterioro de la salud de la mayoría, sin lugar a dudas por el efecto de 9 años de persecución, procesados y presos sin condena, y la negación de todos los derechos jurídicos universales que corresponden a una República.

Pero lo que más  me afectó, fue cuando a uno de estos camaradas le comentaron que el juicio podía durar por su dimensión hasta 4 años.

El  replicó -¡tengo cáncer!, - o sea que es poco probable que llegue al final de esta parodia de juicio.


Esa confesión me estremeció  en lo más profundo de mi alma y me incentivo a escribir estas líneas, porque  el promedio de edad de los futuros condenados es de 82 años y por la cronología lógica de la vida, por las enfermedades propias de la edad, agravada  por las persecuciones y los sufrimientos compartidos con las familias (algunos han perdido a sus esposas) durante una década, es muy probable que una cantidad importante de sentenciados prematuramente no lleguen al final; de esta mascarada.

No descarto incluirme.

Los Jueces, fiscales y los integrantes del tribunal oral, cumplen con el deber de juzgarnos como poder independiente de la República, poniendo en ejecución una de las pocas políticas de estado que estableció el poder político que, con mucho celo, supervisan e intervienen, agrupaciones con intereses ideológicos y dinerarios que rodean este circo.

Pero señores jueces, señores fiscales que tendrán  el privilegio de condenar despojos humanos torturados por años de acoso y persecución, mala atención sanitaria, en particular aquellos que todavía están encarcelados en los penales, con sin unidad coronaria y administrado por una mente resentida que maltrata y acosa a los detenidos de “lesa”, como nos rotulan en el ambiente penitenciario.


¡NO OLVIDEN! Que: Una causa con tantas aberraciones jurídicas,  el día, quizá no tan lejano, que el factor ideológico vigente desaparezca, los supérstites a estos juicios o sus  herederos pedirán con vehemencia, por tanta bronca acumulada, la investigación  de tantas acusaciones falsas, la negación de excarcelaciones a pesar de las prolongadas prisiones preventivas , negación del principio de inocencia, irán por la cabeza de todos los  partícipes e ideólogos de tan grotesco proceso jurídico, y, seguramente, no serán recordados como héroes por haber juzgado a un grupo de gerontes, a quienes les aceleraron la muerte, sino, más bien como, verdugos.

Ni siquiera el siniestro inquisidor Tomás de Torquemada,  de los mas crueles inquisidores de la Edad Media,  se animó a juzgar o torturar a los ancianos en aquellos oscuros años.

Lamentablemente, se mantendrán,  en la Argentina las heridas abiertas para continuar con los ciclos del eterno retorno en el camino de la involución social  y económica.

El poder político no puede ocultar su esencia de maldad diabólica para ensañarse de esa forma con viejos que fueron juzgados en pésimo estado de salud  postrados en camillas , o con tubos de oxígeno siempre exigiendo su presencia en esas precarias condiciones, esto me lleva a condensar tal actitud en una estrofa de José de Espronceda que dice:


Me gusta que al Averno

Lleven a los mortales

Y allí todos los males

Les hagan padecer.

Les abran las entrañas

Les rasguen los tendones

Rompan los corazones

Sin de ayees caso hacer

Para concluir, pude ver  reflejado en los ojos de cada uno de mis camaradas, la angustia, la opacidad de la desesperanza, la tristeza de saber que seremos protagonistas de una comedia judicial, para satisfacer la venganza  de los miserables, y que la mayoría de nosotros ya estamos condenados a muerte con la seguridad  de que muchos  somos inocentes.

Si consideramos el pensamiento del marqués de BECCARIA, uno de los paladines de la  juridicidad moderna, que decía:


“SOMETER A UN DETENIDO A UN ENCIERRO PROLONGADO, ES PEOR QUE UNA SENTENCIA DE MUERTE”.

“Estamos condenados a muerte”.

Quedará grabado en la historia judicial Argentina  como:

“EL MEGA JUICIO DE LOS MUERTOS VIVOS”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

No dejar comentarios anónimos. Gracias!