Sra.
Presidente, señor jefe de Gabinete de Ministros, señores Ministros, en primer
lugar de Justicia Seguridad y Derechos Humanos:
Es
difícil y no prudente, estando indignado escribir; pero lo difícil nunca fue
imposible y la prudencia no vale en este caso.
Pese
a todo le pido a Dios sensatez y a ustedes disculpas si alguna palabra ofende;
de los conceptos, son verdades y
realidades que ustedes deben conocer y digo deberían en potencial..., pues la
ignorancia es la única disculpa que podrían aducir y eso solo algunos.
Para
estas cristianas fiestas de Noche Buena y Navidad, muchos retirados y
pensionados de Gendarmería Nacional y supongo de muchas fuerzas uniformadas, no
tendrán nada que poner en su mesa, mas allá de algo que le regalen, y comerán
algo especial cuando tengan la suerte que alguien los invite.
Una
gran cantidad de retirados y de pensionados deberían de haber cobrado de
aguinaldo entre 200 y 300$ (algunos mucho menos), que percibirán luego de las
fiestas; tampoco cobraron los $ 200 que se les otorgo a todos los jubilados,
pues ellos “algo habrán hecho” y no
son merecedores de tan importante suma a fin de año. Pasaran estas fiestas
cristianas en la miseria, pagando algún pecado que nunca cometieron, pues
muchos ya eran retirados antes del proceso y la gran mayoría durante esa época de nuestra historia negra
estaban cuidando las fronteras de la patria
en medio de la montaña, el monte o la Patagonia, acompañados de su esposa (hoy
pensionadas e hijos), fuera de la comodidad de las grandes urbes.
Me
tomo el derecho de hablar como oficial superior retirado, que si tiene la
posibilidad de servir su mesa y ayudar a otros; pero le duele semejante
injusticia, cuando sabe que hoy muchos de ellos están recorriendo la mutual y
los círculos pidiendo adelantos de $ 50 o
$ 100 para hacer sus compras.
Ellos
no tienen tarjeta de crédito en su gran mayoría. No se las dan por ser
insolventes y son insolventes porque la mayoría cobran una miseria, muchos de
ellos menos que la jubilación mínima y como su obra social es un desastre,
deben tratar de tener unas monedas para los elementales medicamentos.
Posiblemente
usted no tuvo nunca la desgracia de encontrarse en esta situación y
posiblemente intuyo, nunca la tendrá: pero como mujer sabe mejor que
nosotros o por lo menos se lo puede
imaginar, la sensación de abandono que sentimos de parte del estado y usted
representa al estado.
Señora
Presidente: escucho permanentemente sus discursos con atención, demasiados para
mi gusto, pero son su estilo o necesidad política, no me cabe juzgar eso y
sinceramente tampoco me interesa hacerlo; pero recuerde y disculpe nuevamente
el atrevimiento, se la juzgará por sus acciones y no por sus palabras, tanto en
el cielo como en la historia.
Hoy
debo poner otras cosas sobre la mesa, además de la sidra y el pan dulce: un
reclamo y una queja, por la desidia y maldad de las acciones de gobierno cuyo
resultado estamos sufriendo desde hace demasiado tiempo. Los encuadro en los
diez mandamientos, no en los códigos del derecho positivo argentino que no
sirve para nada, prueba suficiente tenemos con nuestros juicios y ladrones de
guantes blancos sueltos; y por otro lado sus palabras sobre la justicia abonan
mi opinión. Que el Dios en el que creemos nos consuele y se cumpla su voluntad, “él” nos contemplara sin dudas en estas fiestas, aunque sea con una
taza de té, mate cocido y un pedazo de pan.
Si
el Dios de los funcionarios que nos deben servir es “don dinero”, cuidado que este es amigo de Lucifer y espera abajo
con los brazos abiertos.
Cuando
levantes sus copas para el brindis final, ya saciados de comer exquisiteces que
seguramente no han tenido que salir a comprar; piensen en nosotros que sin
duda, muchos estaremos pensando aunque sean unos segundos en ustedes.
Me
queda la esperanza de que esto sea producto de la desorganización, la falta de
comunicación y de responsabilidad política y de gestión “cuando
la responsabilidad se divide en dos, a cada uno le toca el diez por cuento” el
resto se diluye en el leviatán burocrático.
Por
lo expresado, señora Presidente, mujer y madre, pero también hija y nieta, no
deje que esto vuelva a ocurrir con nuestros viejos uniformados; hay
funcionarios que parecen tener un odio visceral a los uniformados, así sea portero
o ascensorista (disculpe la exageración); no deje usted que esto arrastre a
todos, en especial las familias y particularmente los de más edad, que se transforman
en niños y en su inocencia no entienden bien que pasa. Que sea este el último
año, no solo de su gobierno..., que hay ancianos en esa situación miserable en
una navidad..., que sea para siempre con las medidas que sin duda usted puede
adoptar, ordenar, recomendar.
Lamentablemente
los que deben hacerse escuchar por las importantes jerarquías con las que se
retiraron por distintas razones están callados y me cuesta entenderlos; adoran
al niño Jesús en el pesebre y al anciano San José de yeso, aparte de golpearse
el pecho tres veces con fuerza por su culpa...; olvidándose de los camaradas más
humildes, fundamentalmente suboficiales y pensionadas, que sufren en la carne
los huesos y la sangre. También en ellos pensaremos cuando levantemos nuestras
copas, vasos y tasas.
Sinceramente
no creo que yo disfrute estas fiestas, conociendo y habiéndome involucrado como
estoy con las necesidades de mis camaradas más humildes; poco puedo hacer pero
lo hago...
Entre otras levantar la voz...
Por
ello este reclamo a la máxima autoridad, que espero sus secretarios le hagan
llegar; aunque sea luego de las fiestas; pues por ahí piensen que le pueden
arruinar la digestión o quizá lo que me gustaría
que monte en cólera y comience a repartir sopapos a los representantes de
tamaña injusticia; pues no puedo dejar de tener la esperanza que usted nada
sabe de esto.
Por
todo ello no espero su respuesta, sino ver el resultado en acciones concretas y de paso ordenarle a su Ministro de Justicia que me reciba cuando tenga tiempo, en respuesta al pedido de audiencia que le
hice ya hace varios meses.
Que nadie se enoje, ni usted, ni sus ministros,
ni mis jefes, ni mis camaradas retirados – no lo digo por el temor a las
consecuencias- , sino porque el enojo saca de la objetividad, nubla la mente y
difícilmente podemos encontrar solución a los graves problemas que nos aquejan.
Que pase usted felices fiestas pese a todo y que Dios la bendiga y la permita
gobernar con sabiduría y justicia.
Salomón
comenzó su vida y reino con muchos más problemas que usted y una carga de
faltas que usted no tiene y sin embargo con estas dos virtudes para gobernar
llego a ser un hijo y siervo dilecto del creador y un gran Rey; usted tiene una
mucho mejor oportunidad, solo debe saber aprovecharla, tres años pasan muy rápido;
por eso y para hacer una patria grande nos necesita a todos.
Lo
saluda con respeto y esperanza.
Fernando
Héctor Rebour
Comandante
mayor
Le 8 262 664
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