OPINIONES - PUNTO DE VISTA
MAURICIO
ORTIN
Las
cataratas de fulminantes e irresponsables condenas al fallo judicial del caso “Marita
Verón”, descargadas por políticos, periodistas, gente de la farándula y
ciudadanos comunes constituyen, más que indicios, pruebas incontrovertibles de
la decadente situación por el que atraviesa la justicia en la Argentina. El
Derecho, tiene como objeto, de estudio y de aplicación, a la persona humana. El
propender a garantizar la seguridad, la libertad y la propiedad de los
individuos constituye la razón de ser de esta ciencia. Hacer justicia, no
implica en modo alguno la necesidad de que los jueces fallen en función de la
voluntad de la presidente y/ o el Parlamento. El porcentaje mayoritario de
votos por los que un político fue electo, ni lo faculta, ni lo empapa de saber
e infalibilidad como para erigirse en fuente de inspiración o de censura de
fallos judiciales. Tampoco, la justicia consiste en ajustar los fallos al deseo
de la opinión pública o la publicada. En sentido estricto, se hace justicia
cuando una sentencia es la consecuencia lógica de un proceso judicial ajustado
a derecho. Sentencia que, a su vez, puede ser revisada, objetada y/ o anulada.
Mas, en cualquier caso, el rechazo de un fallo judicial en el que se juega la
libertad, la honorabilidad y el patrimonio de los ciudadanos, debe hacerse
desde la absoluta responsabilidad y el conocimiento de los hechos que se juzgan
¿Qué clase de persona es aquella que, sin conocer siquiera los hechos probados
en la causa o el nombre de los acusados, afirma la culpabilidad de los
mismos?¿Acaso son adivinos? ¿Cuál es la razón para que el fallo del juicio por
la causa “Marita Verón” y, por ende, del tribunal que lo dictó, hayan
sido objeto de la descalificación y el acoso generalizado más brutal y del que
se tenga memoria en la Argentina? Cristina
Kirchner, Amado Boudou, Aníbal Fernández, Hermes Binner, Hebe de Bonafini, Marcelo Tinelli, la legislatura
neuquina, el Inadi, la Ctera, la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina,
etc., más, fundamentalmente, los medios de prensa manifestaron su más
enfático repudio a la absolución de los acusados del caso “Marita Verón”. Mas,
semejante gesto de indignación no fue justificado por argumento o prueba alguna
de la inadecuación del fallo. La indignación pura, en este caso, hiede más a
demagogia que a otra cosa. Pero el oportunismo político no quedó cristalizado
en la simple pose de indignación; pues, el kirchnerismo, mezclando los fallos
de Marita Verón con los de Clarín, aprovechó “la pelota que le dejaron picando en el área judicial” para meter
un gol, sobre la hora, al prestigio del Poder
Judicial que venía en alza.
Del
contundente alegato de la defensa de los hermanos
Rivero, a cargo del Dr. Sergio
Morfil, y de los indigentes alegatos de la querella, se desprende que fue
de estricta justicia el fallo en cuestión. El tribunal actuó con rectitud. Mas,
paradójicamente, el precio a pagar por hacer justicia es su propia condena.
Lindo mensaje (a los pocos jueces independientes que todavía quedan) aunque
para nada novedoso. Clarín, hoy,
clama justicia y no linchamiento mediático. Es decir, no esta justicia (la que
contribuyeron a pervertir) sino, otra. Una que no haga con ellos, lo que ellos
hicieron con Guillermo Luque, Carlos Carrascosa y los miles de militares que condenaron mediáticamente. Vaya pretensión!
Nota:
las
imágenes y negritas no corresponden a la nota original.
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