por el Lic Gustavo Adolfo Bunse Buzios 25 oct 2012
Como he visto….
impresionada...
que el pueblo... me vota en
pleno ...
creyendo que todo es
bueno...
con que… si lo bueno, es nada…
me quedaré... aquí
sentada...
hasta que reine el veneno.
Al que opine... lo fusilo...
… ya verán… cual es mi
estilo…
y al periodismo obsceno...
ya mismo le
pondré freno ...
con los jueces ... que yo
alquilo
(G.A.Bunse Poemas de la Argentina trágica)
Está empalagada de resentimiento y de
perversidad.
Sus dos banderas, no cambian: La mentira y la
corrupción… la visten con un negro que parece luto… pero que, en verdad, es su
alma oscura.
Ayudante de su difunto esposo en hacer
ejecuciones hipotecarias para el Banco de Santa Cruz hace 24 años, sabe bien lo
que es arrancar en llanto a una persona pobre de su vivienda… en el marco de la
Ley 1050.
Si a una empresa que reclama que se le pague
un título se da el lujo de llamarle “buitre”…
pues ella y su prócer desaparecido eran algo así como pterodáctilos de la peor rapiña… Esos que dejan a un pobre tipo sin
techo.
Sus veinte cadenas nacionales y sus 72
discursos, han sido mensajes en los que siempre hubo al menos tres párrafos cargados
de ironía, odio, venganza, amenaza y un resentimiento calvinista.
Y lo más grave de todo… es que sus únicas
obligaciones, vinculadas a la responsabilidad de gestión… son un muestrario
interminable de palmaria incapacidad y de inoperancia… de su innegable autoría.
Acaso como si supiera que le llega la noche
dentro de poquito tiempo… insiste y se enoja con los que dicen que la Argentina
no tiene ninguna afectación por los problemas del exterior.
Claramente… prepara su excusa para el día en
que se trague la curva.
Pero sólo quiere engañar a los pobres y a los
indigentes… a todos los cuales siempre
ha considerado que puede tomarlos por idiotas.
Y se olvida que… justamente ella… que es la responsable única de
haber aislado al país hasta de sus vecinos… es la artesana de haber repujado la
inocencia plena de cualquier incidencia extranjera.
Sabe muy bien que, ella misma, aceptó que la recua de imbéciles que la rodean le
diseñaran su propia trampa. Y no tiene la menor idea de cómo salir de
ella.
Necesita urgentemente un conjunto de
culpables.
Ya tiene dos o tres adentro. Ahora debe convertirse en víctima del mundo
Todo, absolutamente todo… lo que ocurre… y lo
gravísimo que ha de ocurrir… es exclusiva cuestión de su antojo y de su
desastrosa voluntad
Casi como una especie de operaria de una mina
subterránea a la que se le cortó la luz…. avanza en la oscuridad a los tumbos… pegando
con un palo a diestra y siniestra.
Ella ignora por completo lo que ocurrirá en sus
próximos pasos.
Y mucho menos sabe lo que le puede pasar al
día siguiente.
Lo más grave… es que le importa un bledo no
saberlo.
El horizonte visual de su gobierno… ni siquiera llega a las 24 horas.
Una gran irresponsabilidad e imprevisión… con 9 años de papar moscas.
A muchos les llegará ya demasiado tarde, la noticia sobre que, en verdad,
era una simple aventurera.
Pero no está muy lejos de saberse.
Una suerte cómplice e inaudita la ha acompañado ya demasiado tiempo.
Supongamos por un instante que, un día de estos, ocurre en el país una
catástrofe de cierta magnitud. Digamos por ejemplo un terremoto, una epidemia ó
una contaminación generalizada.
Ni hablemos de algún accidente nuclear muy grave, por el lamentable
estado de mantenimiento de nuestras precarias centrales atómicas.
Lo primero que uno se imagina es que, si se presenta en la Argentina
alguna tragedia de esta naturaleza, entonces sin ninguna duda, estamos fritos. Ella…
muda… como en todas las catástrofes… se iría a recluir a su palacio patagónico
y se lavaría las manos…
En muy pocas horas, todo sería un caos.
La terrible precariedad de los medios sanitarios y la fulminación del
planeamiento, mostraría un gobierno que se mueve “a vela” y que sólo navega
si tiene viento a favor.
Sin esas condiciones… anda al
garete.
Sin duda, las zonas afectadas por la calamidad se convertirían muy pronto
en formidables focos sépticos. Todos los territorios adyacentes empezarían a
contaminarse por las pestes que ocurren cuando queda, en el escenario, un cementerio a cielo abierto.
¿Creemos que esto no puede pasar aquí?
Tal como lo ha hecho con la masacre de Once y con las miles de vidas que
se pierden por año… por su absoluta responsabilidad… pondría a varios
personajes sobre la “parrilla”.
No pudiendo mandar a fusilar a ningún sismólogo … entonces buscaría
culpables entre los médicos e incluso entre los rescatistas.
O quizás disponga que debe movilizarse a todo el ejército… y descubra
entonces (ya muy tarde), que los vehículos no tienen mantenimiento ni
combustible, que los helicópteros no funcionan, que todos los pontones de emergencia están arrumbados, que
la logística ha colapsado y que los medios operativos necesarios son todos del
año ’40.
Que varios de los barcos flotan a la deriva en los puertos africanos… con
su bandera hecha un andrajo… y que no hay nada ni nadie a sus órdenes.
Como una verdadera sátrapa, se sorprenderá mucho cuando vea que los
medicamentos para emergencias no existen en ningún hospital gracias a su
egregio inquisidor de las importaciones.
Ni siquiera para atender los casos de las urgencias cotidianas.
Que los enfermeros y los médicos están expulsados de los hospitales, no
disponiéndose de personal con experiencia, que Chávez y Fidel ya
no le envían ayuda inmediata porque están enfrascados en salvar sus vidas.
Que las empresas que pueden ayudar fueron ahuyentadas del país, que no
existe ya ninguna capacidad de alojamiento sanitario en ningún lugar del
territorio, que no hay ambulancias para usar o que, las que tenemos, son a gas… y que -por lo tanto- no sirven.
Que no queda otra opción que improvisar cualquier cosa, por cuanto nada, absolutamente nada, se puede
poner en apoyo del desastre.
Sin ninguna duda, en un caso así, podremos descubrir que, en realidad,
somos Liberia. Y que el Evo Morales…
es Abraham Lincoln.
Descubriremos seguramente… ese día, a una multitud de funcionarios asustados
y a ella -improvisada hasta los tuétanos- mostrándose ignorante de los
correctivos y como una vulgar tributaria
de la aventura.
Que el país, en realidad, en estos años, no creció un bledo, y que no se
puede encontrar por ningún lado la recuperación.
Que todo es absolutamente
artificial, mentido, truchado, falsificado.
Que no sirven, en esos casos, ni los decretos de necesidad y urgencia ni
los pedidos plañideros, ni las convocatorias a todos los partidos políticos a
quienes… casualmente… ella jamás llamó ni siquiera para el mísero protocolo de una
democracia formal.
Que a pesar de tener una enorme suerte en todas las carambolas de la
vida, a pesar de haber agarrado viento de cola de chiripa, a pesar de un
contexto internacional favorable y a pesar de que nadie se queja por el
salvajismo impositivo… a veces puede
llegar un episodio desastroso que se la lleve puesta y que nos ponga al desnudo…
de un solo golpe… todas sus trapacerías.
… Con el mismo odio que se destruyó Cartago, violando hasta la esencia
humana, ella tendrá pues, su momento final… casi de epítome de su vida
… sobre las ruinas de la República…
… y todos podrán verla… al fin… pidiendo clemencia.
Lic Gustavo Adolfo Bunse
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