Desde el necesario
regreso del país al sistema de gobierno democrático, las Fuerzas Armadas han
sido permanentemente castigadas por el poder civil, el que ha olvidado que su
posición se la deben a las mismas Fuerzas Armadas –que hoy deshonran y
castigan- quienes nos libraron del flagelo terrorista y un posterior gobierno
de corte marxista-comunista de haber claudicado ante la violencia generada por
las organizaciones terroristas para tomar el poder del estado por la fuerza.
JEMGE bajando el cuadro de Jorge Rafael Videla
Varias han sido las
formas de deshonra y castigo: nuestro espacio se ha ocupado extensamente de
difundir las injusticia cometidas contra nuestros soldados, pero también y
especialmente el kirchnerismo se ha ocupado de rebajar el honor de los hombres
de armas… basta con recordar al general trepado al banquito, la toma de la
ESMA, el juzgamiento y encarcelamiento alejado de todo derecho, el
fallecimiento de los Presos Políticos, etc., etc. Todos los gobiernos se
encargaron de destruir a las Fuerzas Armadas a través de los ajustes del
presupuesto destinado anualmente a la defensa nacional.
Toma de la Escuela de Suboficiales de la Armada, por parte de Hebe Bonafini
Como resultado hoy
nos encontramos en un estado de indefensión total: ausencia de una política de
defensa nacional sustentable, efectivos reducidos que no llegan a cubrir el
territorio nacional, equipamiento y armamento obsoletos, escasez de munición,
falta de repuestos, demasiados accidentes por falta de mantenimiento en
aviones, buques, tanques, cañones, etc. Nuestros hombres de las Fuerzas Armadas
seguramente frustrados al no lograr su supremacía profesional, la manutención
digna de sus familias, el reconocimiento social, la impericia y el permanente
hostigamiento de las autoridades civiles responsables de su conducción.
Protesta salarial de las Fuerzas de Seguridad
El proyecto del
Presupuesto Anual 2013 no prevé mejorar esta situación, al contrario nunca ha
sido tan bajo… la frustración será inevitable y el no cumplimiento de las
misiones asignadas legalmente se convertirá en un peligro irresponsable por
parte de los más altos niveles de la conducción nacional... no podrán descargar culpas ni responsabilidades en terceros, ellos son y serán los únicos responsable.
Presupuesto
2013
Martes 23 de octubre de 2012 | Publicado en
edición impresa
Editorial
I
Más recortes en las
horas de vuelo y navegación de aviadores y marinos ilustran la reducción
presupuestaria que afecta a nuestras Fuerzas Armadas.
El proyecto de
presupuesto para el año próximo, ya enviado al Congreso, sirve para advertir el
grado de atención que pone el Poder Ejecutivo en cada uno de los rubros que lo
componen. El monto asignado al área de Defensa asciende a 26.312 millones de
pesos, lo que representaría un aumento del 19 por ciento con respecto al año
anterior para un ojo no avezado. Sin embargo, computando una inflación anual
del orden del 25 por ciento, la realidad es que, a valores constantes, la
asignación es menor.
El proyecto que
actualmente trata el Senado recorta, por ejemplo, los días de navegación y las
horas de vuelo previstos para la Armada y la Fuerza Aérea. Los pilotos sufrirán
una reducción del 47 por ciento en sus horas de vuelo, mientras que los barcos
sólo tendrán 161 días de navegación, contra 174 previstos para el corriente año
y 329 el año pasado.
En 2006, el jefe de
Estado Mayor del Ejército advirtió formalmente a la entonces ministra de
Defensa que la situación de la fuerza impedía el cumplimiento de la misión que
la ley asigna al Ejército; señaló también el grave desbalance con el resto de
los ejércitos de la región.
En los últimos ocho
años, pese a la bonanza económica, la asignación presupuestaria para Defensa
nunca estuvo por encima del 0,9 por ciento del total del PBI. Recordemos que la
media recomendada en la Unión Europea por el Tratado de Maastricht es del 1,7
por ciento y, en nuestra región, tanto Brasil como Chile superan el 2 por
ciento. También en este período Chile modernizó sus Fuerzas Armadas con la
compra de aviones, fragatas, submarinos, tanques, helicópteros, artillería
mecanizada, misiles y medios electrónicos, y Brasil lanzó un ambicioso proyecto
de modernización por varios miles de millones de dólares, habiendo ya
incorporado importantes medios y relanzado su industria militar. No han
desatendido nuestros restantes vecinos el reequipamiento de sus fuerzas, con
inversiones que contrastan con nuestra constante declinación.
Dentro del 0,9 por
ciento argentino, el 90 por ciento se destina a gastos de personal y, el resto,
a funcionamiento y adquisiciones, con sus correspondientes consecuencias. La
flota de la Armada tiene más de 40 años y demanda un importante y costoso
mantenimiento que no se cumple de manera satisfactoria. Los aviones de combate
de la Fuerza Aérea también superan las cuatro décadas y ya no se fabrican en el
mundo, por lo que su operación es peligrosa, casi no vuelan y no cuentan con
repuestos. El curso básico de formación de pilotos carece de aviones a hélice
propios y el alquiler de máquinas para 2013 no se ha decidido aún, por lo que
quizá por primera vez no haya capacitación de pilotos.
En el rubro de
personal, y para evitar que el haber de los oficiales retirados se vaya
incrementando por los sucesivos aumentos que se otorgaban al personal en
actividad, se recurrió a inventar suplementos fuera de norma, no remunerativos,
para otorgar los aumentos por esa vía. Resultado: los oficiales retirados
cobran menos del 50 por ciento de lo que cobra el personal en actividad y que
por ley les corresponde, por lo que tramitan juicios -en estos momentos hay más
de 100.000 que se suman a otros terminados, pero con sentencias incumplidas-
que finalmente el Estado pierde.
Como los suplementos
no se aplicaban a todos por igual, ocurría que personal de igual grado cobraba
haberes diferentes, llegando al extremo de coexistir más de 50 liquidaciones
diferentes para la misma jerarquía. Se dictó un decreto que derogó otros 11
anteriores, con lo que se pretendió normalizar la situación, al mismo tiempo
que cumplimentar el anuncio de aumentos de haberes realizado por la Presidenta
en la Cena de Camaradería de las Fuerzas Armadas de este año. Pero se hizo con
tal impericia que, una vez sancionado, hubo más de 15.000 casos de personas en
actividad que pasaban a cobrar menos de lo que venían percibiendo. La nueva
liquidación afectaba fuertemente al personal subalterno. En una institución
jerárquica como las Fuerzas Armadas, la diferencia entre el haber de la
jerarquía más alta y el de la más baja rondaba las cinco veces y media. Con las
nuevas disposiciones, esta diferencia se reduce a dos veces y media. En el
sector privado argentino la diferencia es de casi veinte veces.
Cuando se abolió el
sistema de conscripción y se lo sustituyó por el de reclutamiento voluntario,
que, en Sudamérica, sólo compartimos con Uruguay, no se modificó
simultáneamente la estructura del Ejército, por lo que sostener hoy
eficientemente la defensa del extenso territorio nacional demanda no menos de
40.000 soldados, aunque solamente se cuente con alrededor de 18.000
voluntarios. Esta relación entre cantidad de efectivos y territorio es
históricamente la peor que hemos tenido.
Para completar este
cuadro, hay que considerar la arbitraria y discriminatoria política que se
sigue para determinar los ascensos del personal. El orden de méritos
confeccionado por las respectivas Juntas de Calificaciones es ignorado
sistemáticamente y es reemplazado, aun prescindiendo de la autoridad del
ministro, por consideraciones relativas a la amistad con el Gobierno.
Toda la política que
impera conduce a que progresivamente vayamos perdiendo un mayor número de
oficiales profesionalmente capacitados, con lo cual terminaremos aniquilando el
último baluarte que nos queda: la capacidad profesional de nuestros soldados.
Mientras tanto, el personal que se desempeña en el Ministerio de Defensa se ha
duplicado desde 2003.
Si no se modifica la
situación, al cerrar el año próximo tendremos un número creciente de juicios
perdidos impagos, más personal desmotivado y un aumento de material
deteriorado. Muchos recuerdan la ley de reestructuración de las Fuerzas
Armadas, aprobada en 1998, con claras disposiciones sobre la acción inmediata
requerida para prevenir el deterioro del sistema. El primer paso para
solucionar un problema es asumirlo como tal. El siguiente es convocar a todas
las fuerzas políticas con representación parlamentaria a un diálogo
esclarecedor del que surjan los consensos que permitan entender la política de
defensa como una política de Estado y encarar la construcción de nuestro
sistema de defensa por sobre las ruinas de lo que hoy tenemos.
¿Regresará a casa... o será abandonada?
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