Hoy,
los problemas de Argentina tienden a ser infinitos. Se multiplican, surgen de
los lugares más impensados, desde los pequeños, hasta los de enorme gravedad institucional.
Hacen cola, se persiguen, se amontonan, se recrean y se reinventan. Lo único
que no hacen, es solucionarse.
Por
Malú Kikuchi
Los
problemas argentinos se deben a la falta de idoneidad de los funcionarios; a la
insistencia en la equivocación cuando esta se ha conocido; a la pasión por redoblar
la apuesta cuando el problema desborda y
porque la presidente es incapaz de reconocer un error.
El
resultado es una Argentina ahogada en problemas generados por el gobierno, para
los que este no tiene soluciones. Desde los aprietes al poder judicial al cepo cambiario; desde la fragata Libertad presa en Ghana, todo
un simbolismo, hasta la única política
de estado de estos tiempos: llegar al 7D y acabar con el grupo Clarín. Todo
anticonstitucional y hay más.
Olvídese
de la corrupción, las cadenas nacionales, el autoritarismo, las mentiras del INDEC y lo
injusto que es tener un ministro de justicia como Alak, sólo concéntrese en
la inseguridad que no nos deja vivir en el sentido literal de la frase.
Hablemos de inseguridad.
Hablemos
de asesinato, violación, trata de personas,
narcotráfico, robo, secuestro, hurto, asalto, atraco, entradera, salidera, toma de rehenes.
Y otras pavaditas.
Datos
sobre inseguridad en Argentina. Estadísticas
del Observatorio Hemisférico de Seguridad de la OEA. En 2011, 26 policías
asesinados, algo más de 2 por mes. Primer semestre 2012, sólo en la provincia
de Buenos Aires, 583 homicidios dolosos.
Datos
sobre violaciones: cada 6 horas en algún
lugar del país, se denuncia una violación. Y eso que según la policía, la
mayoría de las violaciones no se denuncia por vergüenza. Sobre 1400 denuncias,
495 fueron a juicio y se condenaron 152 violadores (2011).
La tasa de robos es la más alta de América, duplica la del resto de sus 28 países. Cada 100.000
habitantes en Argentina ocurren 973 robos, en Chile 542, en Brasil 415, en
Uruguay 410, en EEUU 123.
La trata de personas, delito
internacionalmente considerado de lesa
humanidad, aumenta en forma
vertiginosa. Argentina es país de origen,
tránsito y destino.
Trata textil, rural y sexual. Argentina firmó con otros 117 países un protocolo de la ONU
contra la trata. Argentina no informa.
El incremento de la droga,
que tiene al país como importador, fabricante, exportador y consumidor, es
exponencial. La laxitud de las leyes ha permitido que cárteles colombianos y
mejicanos se establezcan acá. La ciudad
de Salvador Maza en Salta, es llamada la Juárez argentina. Las “cocinas”
proliferan en villas y barrios. Se consume en todas partes.
Deje
el miedo a todos los demás delitos que se enseñorean en ciudades y caminos y
campos, y son todos los que están tipificados en el código penal, deje el miedo
y recuerde que tenemos un ministerio de seguridad!!!
Ya
no forma parte del ministerio de justicia, seguridad y DDHH, no, desde hace un tiempo,
la seguridad tiene su propio ministerio. Está situado en un barrio paquetísimo,
la Recoleta, y rodeado de prostíbulos VIP (¿trata?) y la zona se considera “liberada” por el sinnúmero de delitos
que soporta.
No
sólo tenemos ministerio de seguridad, tenemos ministra de seguridad. No es un
chiste, en serio, tenemos una ministra de seguridad. No pregunte para qué.
Transcribo
la respuesta al “para qué” y se va a
explicar el “por qué” nos pasa lo que
nos pasa, en materia de inseguridad.
A
mediados de septiembre la federal detuvo a un delincuente en el momento en que
este intentaba robar un comercio en Balvanera. Llovía. Los policías esposaron al
delincuente y lo acostaron sobre unos cartones en la vereda, boca abajo.
La
ministra vio el operativo por TV. Y decidió que:
Si
había dos patrulleros, llovía, y el ladrón estaba sobre cartones en el piso esposado
(¿?), todo ello “resulta denigrante para
la persona aprehendida y configura una práctica que debe ser evitada por el
personal policial”.
“El respeto irrestricto por los DDHH obliga al personal
policial a abstenerse de realizar prácticas que puedan resultar denigrantes y/o
humillantes para las personas detenidas”.
Exigió
al jefe de la Federal, comisario general
Enrique Capdevilla, que identificara al personal policial en cuestión, para
iniciarles actuaciones sumariales.
¡Bien por la ministra! Hay
que defender los DDHH de todas las personas, también los de los delincuentes.
Pero según la CN, artículo 16, todos somos iguales ante la ley. Los ciudadanos
de a pie, también tenemos DDHH. ¿Quién se hace cargo de nuestros DDHH?
¿Entendió por qué nos pasa lo que nos pasa? Porque la ministra de seguridad está sumamente preocupada
por los DDHH de los delincuentes, al mismo tiempo que desconoce, o no le
importan los DDHH de las personas decentes.
Somos
los que con nuestros impuestos pagamos el sueldo de la
ministra, el de los policías, y
mantenemos a los delincuentes en la cárcel (los pocos que van y se quedan, sin
que un juez escuela Zaffaroni encuentre la “forma
de hacerlo zafar”).
¡S.O.S! ¡Hagan algo!
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