orden de los caballeros de
su santidad el papa
"san ignacio de loyola"
(CHRISTIFIDELIS LAICI,58)
Bandera
de la Hispanidad en las Américas,
adoptada
como símbolo de las Américas
por
la séptima conferencia internacional
Americana
de Montevideo
el
13 de diciembre de 1933.
Lunes 11 de abril de 2016
A mis hermanos en el Episcopado
11 de abril de 2016
111º Asamblea Plenaria
La justicia , en el Año de la Misericordia.
11 de abril de 2016
111º Asamblea Plenaria
La justicia , en el Año de la Misericordia.
1-
Antecedentes: (Años 2013 y 2014) .
En la Asamblea
Plenaria 105, primera del año 2013, tuve ocasión de difundir diez documentos
referentes a la década del 70, respondiendo a una propuesta de la Asamblea
anterior: “no eludir la responsabilidad
de avanzar en el conocimiento de esa verdad dolorosa y comprometedora para
todos”.
Así pude incluir las
casi olvidadas páginas del “0sservatore
Romano”, en que la imagen del Papa Pablo VI junto al Cardenal Primatesta
testimoniaba la importancia de la Carta Pastoral Colectiva de la CEA (05/07/77), que publicada allí daba
difusión internacional a lo que fue en ese momento la más importante denuncia
de la trágica dimensión de los excesos -inadmisibles e ilegales- del accionar represivo oficial.
Al mismo tiempo, como
fruto de mi actividad pastoral en el penal de Mendoza con los procesados en relación con delitos cometidos durante
dicha represión, pude manifestar que en mi opinión “eran tratados desde una
perspectiva y procedimientos mucho más vinculados con la venganza que con la
justicia”. Agregaba testimonios al respecto.
A través de la
Nunciatura Apostólica hice llegar al
Papa Francisco toda esa información, y antes de un mes recibí su alentadora
respuesta. Me animaba a continuar mi “delicado
y valioso apostolado”, y me aseguraba que la Santa Sede “no dejará de poner todo de su parte para
que sean tutelados los derechos procesales y la dignidad humana de los
procesados”.
En la siguiente
Asamblea Plenaria 106 di a conocer esta respuesta, y presenté nuevos elementos probatorios de la clara negación
de justicia que sufrían los presos en cuestión. Informado nuevamente al
respecto el Papa Francisco, la respuesta que
el 29/11/13 me hizo llegar renovaba los mismos conceptos de la anterior,
agregando “la tutela de cuanto concierne a sus familiares”.
En la Asamblea
Plenaria 107, primera de 2014, también comuniqué la nueva respuesta, y pude
transmitir un mensaje y un ejemplo alentador, sobre los conflictos
aparentemente insolubles. El mensaje era
del Papa Francisco, en los puntos 228 a 230 de la Exhortación “Evangelii Gaudium”.
Al comienzo del punto
228, el Papa indicaba : “De este modo, se
hace posible desarrollar una comunión en las diferencias, que sólo pueden
facilitar esas grandes personas que se animan a ir más allá de la superficie
conflictiva y miran a los demás en su dignidad más profunda . Por eso, hace
falta postular un principio que es indispensable para construir la amistad
social: la unidad es superior al conflicto.” Y el ejemplo estaba dado por
dos “grandes personas”, el presidente
sudafricano Nelson Mandela y el arzobispo anglicano Desmond Tutu. Un gran
testimonio publicado en esos días, demostraba como la Comisión de la Verdad y
de la Reconciliación había podido unir esos dos bienes, para lograr el milagro
de una Sudáfrica “mirando al futuro”. Y de nuestra patria, concluía el autor: “una
Argentina encadenada al pasa do. . . lo que es terrible para los jóvenes.
Aquí los jóvenes están hundidos y aprisionados en el pasado.” (“La Nación”,
23/03/14)
2- Pasado y Presente:
(Año 2015 y año 2016) .
Por desgracia para la
Argentina, a partir del año 2003 el
poder político dominante había aplicado de manera cada vez más extrema un
principio opuesto al de Francisco. Maximizar
el poder a través dela construcción de la enemistad social. Practicar e inculcar la
superioridad del conflicto, por encima de la unidad.
La aparente
realización total de este proyecto de poder, tuvo una consecuencia paradójica. De manera imprevisible, quienes detentaban ese poder anhelado y gozado, por voluntad del
pueblo lo perdieron a fines de 2015 .
Pero desde mucho
antes, aquel poder del odio había logrado conformar una justicia federal penal sistemáticamente negadora de justicia
para “los procesados por las vicisitudes
políticas de la década de los setenta”, como se los calificó en
las respuestas papales. Señalaremos algunos aspectos de esa negación de justicia:
- Son más de trecientos cincuenta los muertos en la cárcel pasados los setenta
años, como únicos penados en el país a quienes se les niega el derecho a la prisión
domiciliaria.
- De un modo
igualmente arbitrario, se prolonga su
prisión preventiva mucho más allá de los tres años que permite la ley.
- Se los trata con reiterada violación del Código Procesal
Penal.
- Se les aplica el concepto de “delito de lesa humanidad” sin tener en
cuenta la normativa de vigencia mundial al respecto.
- Se avalan y apoyan
-durante los juicios- testimonios escandalosamente falsos.
A través de abogados
defensores cuya integridad me consta, puedo mencionar dos casos arquetípicos. Un oficial retirado de la Fuerza Aérea de heroico desempeño en las Malvinas.
Recibió prisión perpetua sobre la base de un solo testimonio falso, desmentido
por tal cúmulo de pruebas que la parte
querellante dejó de serlo por considerarlo inocente. Un oficial principal
retirado de la Policía de Mendoza. Condenado sin pruebas ni testigos a cinco
años de cárcel, de los cuales lleva cumplidos tres. Sin justificación alguna se le revocó la prisión domiciliaria que le
había sido concedida por su avanzada edad y por graves dolencias. Hablé con
él en la cárcel hace un mes. Con 79 años, casi moribundo.
No se trata de hacer
borrón y cuenta nueva , y menos aún de impunidad . Sólo JUSTICIA.
Desde hace más de
tres años, cada mes, celebro la Penitencia y la Eucaristía en la cárcel de
Mendoza. Y para que eso sea posible, he perseverado en reiterarles el
cumplimiento del Padre Nuestro: “así como
nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Perdonar rechazando la mentira
homicida del demonio: “el rencor a los
que te ofenden, es tu dignidad”. NO. Es el veneno para las ratas
que te mata por dentro, y la peste contagiosa que te haría imperdonable
cualquier diferendo con tus compañeros encarcelados.
Perdonar es seguir
perdonando, porque la tentación inevitablemente vuelve a la memoria.
Perdonar con la
súplica perfecta de un Ave María. Pedírselo a Cristo por su Madre
Santísima. que Él ama como la criatura
elegida, y la madre en que fue engendrado
por el Espíritu Santo. Por nosotros pecadores, los que me ofenden, y yo
ofendido. Se puede perdonar así, rechazando
la tentación del odio, si se reza palabra por palabra, y perseverantemente.
Si la tentación vuelve a los diez minutos, se puede volver a rezarlo.
Hay una terrible
alternativa , en que la mentira del diablo sale vencedora . Se proclama como un
lema triunfante: “¡Ni olvido ni perdón!”. Es decir, rencor hasta la muerte.
En la hora de la muerte, la misericordia de Dios llama a todo corazón humano
con amor infinito, pero no le quita la libertad con que nos creó personas. Y si
la misericordia es rechazada, se habrá elegido el rencor eterno.
Volvamos
a la propuesta papal “La
unidad prevalece sobre el conflicto”, incluida en el Cap. Cuarto de la
Evangelii Gaudium. Bajo ese título, los puntos 226 y 227, previos a los ya
mencionados, nos orientan sobre el camino a seguir. El conflicto debe ser
asumido, pero “sin quedar atrapados en
él”. Perderíamos “el sentido de la
unidad profunda de la realidad”. Tampoco es aceptable hacer “como si nada pasara, y lavarse las manos
para continuar con la propia vida”. Pero hay “una tercera alternativa, la más adecuada: aceptar sufrir el conflicto
para resolverlo, transformándolo en el eslabón de un nuevo proceso”.
¿Qué puede hacer hoy
nuestra Iglesia para promover ese eslabón que una la auténtica justicia con la
misericordia? En la Argentina hay
juristas cuyo renombre académico va unido a una conducta intachable y un juicio
ecuánime. Su intervención sería iluminadora, y es posible lograrla .
Mons. Jorge Luis Lona
Obispo emérito de San
Luis
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