Columna de, Óscar
Platero.
“Modestia
aparte, mi gestión ha sido la mejor de los últimos años”,
dijo a una revista de publicación semanal Mauricio López Bonilla, el locuaz
Ministro de Gobernación, cuando salió a su rescate su amigo Juan Luis Font y en
forma apresurada facilitó quien cubriera y publicara sus ansiadas
declaraciones; producidas ante el acelerado desgaste de su lamentable gestión
pública. Quizá para López, compararse con los últimos 5 ministros -varios de
ellos detenidos y procesados por descarados actos de corrupción- le haga
sentirse bien, ¿realizado, quizás?
Como todos sabemos,
la seguridad es una “percepción” que
se produce en los ciudadanos integrantes de la sociedad a quien sirven los
funcionarios de turno asignados a ésa delicada misión. Y, lejos de elucubrar
increíbles y baladíes excusas basadas en parabólicas y repetitivas apariciones
públicas, cuyas exposiciones ya nadie cree; mejor sería consultar su opinión y
criterio, a los miles de familiares de los pilotos de trasportes público -autobuses,
taxis, transportes de basura, etc.-; asesinados sistemáticamente durante su
gestión.
También, a los miles
de comerciantes que sufren en forma inclemente las extorsiones dirigidas desde
las prisiones, mientras se trata de mimetizar su corrupto origen, justificándolo
en la ineficacia de los bloqueadores de señal de aparatos celulares -a los
cuales han apostado repetitiva e inútilmente con millonarias inversiones-,
mientras cientos de estos aparatos se mantienen en uso por los reos, ante el
fracaso en evitar su introducción a los penales.
Igualmente, preguntar
sobre sus millonarias pérdidas y desesperanza, a los cientos de miles de
transportistas, pasajeros, comerciantes y ciudadanos, afectados por los
persistentes y sistemáticos bloqueos de carreteras, que se producen una y otra
vez, en los mismos lugares, horarios, efectuados por conocidos grupos, y con el
mismo modus operandi; sin que los sesudos funcionarios de seguridad, puedan
efectuar labores de inteligencia y planes preventivos para evitarlos. El
fenómeno de la inseguridad, no se combate con miles de agentes más, se combate
con trabajo de inteligencia, y acciones de prevención del delito y operativas,
emanadas de funcionarios honestos, capaces y con don de mando.
Como aspecto inédito
y de coyuntura, me fueron formuladas
ésta semana constantes preguntas de amigos y personas conocidas sobre ¿qué se
esconde? tras esa criatura mal llamada, “fundación
contra el terrorismo mediático”, diseñada según mi parecer, coincidiendo
con el de muchos periodistas y analistas, a la exacta medida de los intereses
corruptos actuales, concebidas por funcionarios y estructuras que mediante éste
engendro, pretenden ripostar y
descalificar a los periodistas que denunciamos
constantemente sus oprobiosos y apátridas actos de saqueo del erario
nacional. Por lo que, para enriquecer mi
apreciación expuesta en ésta columna, decidí sumarle los conceptos vertidos por
dos distinguidos personajes de la vida pública nacional.
El periodista y
analista Ricardo Méndez Ruiz, Presidente de la “Fundación Contra El terrorismo, Guatemala” al describir a los
medios de comunicación los fundamentos legales para la impugnación presentada
en contra la creación de la fundación contra el terrorismo mediático, en forma
detallada y contundente, indicó que se procedió
a denunciar públicamente las anomalías en que incurrieron quienes autorizaron su funcionamiento, por ser este
nuevo ente, una amenaza en contra de la Libertad de Expresión y un burdo plagio
efectuado del nombre de la Fundación Contra el Terrorismo Guatemala.
La distinguida
periodista Brenda Sanchinelli Izzepi, en su columna publicada en el matutino
Prensa Libre, opina: Esta “Fundación
contra el Terrorismo Mediático” es una amenaza para nuestro país porque
implicaría ceder a las presiones, agachar la cabeza, ponerse un parche en la
boca, tirar la toalla y dejar de luchar. Sería entregar a Guatemala, en charola
de plata, en manos de gentes sin escrúpulos, para que la terminen de saquear,
sin que nadie pueda decir una sola palabra.
Muchas voces más, provenientes
de todos los sectores político sociales, y entidades de prensa, se han
manifestado de la misma manera, incrédulos ante lo evidente: “La intención, es acallar las crecientes
críticas ante la corrupción galopante y abusiva de los funcionarios actuales”,
ni un niño de tierna edad, aceptaría las explicaciones del Ministro de
Gobernación, quien nerviosamente se arropa para justificar haberla
autorizado, en aspectos legales de puro
trámite -recurriendo intencionalmente a
la forma, no al fondo-.
Como periodista, y
orgulloso miembro de la Fundación Contra el Terrorismo Guatemala, rechazo las
burdas explicaciones del funcionario en cuestión, y exijo que se deje de
manipular e intentar confundir a la sociedad y a los miles de integrantes y
simpatizantes de nuestra combativa Fundación, con aviesas intenciones. Los
perfectos desconocidos, ex empleados públicos y contratistas -del actual
gobierno- que prestaron su nombre para el efecto, deben dar la cara y aclarar a
la opinión pública, quienes son sus patrones.