6
de enero de 2019
Sábado 6 de enero de 1962:
Importantísima epopeya protagonizada por ilustres aviadores navales: dos
Douglas "DC-3"; versión "C-47" ("decetros" en la jerga naval) aterrizaron en el Polo Sur.
¡¡¡GLORIA y LOOR!!! A esos valientes,
prestigiosos e intrépidos aviadores navales que pusieron a la Argentina a nivel
de las principales potencias del mundo en lo relacionado con la aeronáutica.
Un
6 de enero de 1962, día de Reyes, hace 57 años, dos aviones Douglas DC-3,
versión C-47, de la Aviación Naval (matriculados como el CTA-15 y el CTA-12 y
con las inscripciones respectivas: "Total
para qué" y "Te vas a
preocupar") aterrizaron en el Polo Sur Geográfico, en la Base estadounidense Amundsen Scott (89 grados 59 min. 51seg. de
Latitud Sur). Uno de tales aviones era comandado por el entonces Cap de Fragata
HERMES JOSE QUIJADA, quien era además el Comandante de la Unidad de Tareas y, el
otro, por el entonces Tte. de Navío JORGE PITTALUGA. Ellos fueron los primeros
aviadores argentinos, y uno de los primeros en el mundo, en aterrizar en el
Polo Sur. . Fue una verdadera proeza de la aviación naval, que sorprendió al
mundo, y que figura dentro de las hazañas de la aviación no sólo Argentina,
sino Internacional. Fue la cuarta expedición mundial en llegar por aire a esos
confines.
En
el marco de la Campaña Antártica 1961-62 la ARA dispuso la intervención de la
Unidad de Tareas 7.8, llamada "de Exploración y Reconocimiento Aerofotográfico",
dependiente de la Fuerza de Tareas 7. Dicha Unidad de Tareas 7.8 se encargó de
efectuar el histórico vuelo al Polo Sur con dos aviones Douglas
"DC-3", versión "C-47" (matriculados CTA-15 y CTA-12),
destacados por el Comando de Transportes Navales para dicha empresa, cuyo
Comandante era el entonces Cap. de Fragata Dn. Hermes José Quijada.
El
Cap. Pedro F. Margalot, uno de los miembros de esta expedición al Polo Sur, en
el Capítulo XVI de su libro "Primeros Argentinos en el Polo Sur", a
modo de conclusión final, expresa el objetivo de dicha misión con las siguiente
palabras: "El vuelo de los dos aviones navales al Polo Geográfico Sur
[...]. Fue una operación largamente meditada, nacida por imperio de la
necesidad de buscar una ruta más directa al fondo del Mar de Weddell, a lo
largo de la península antártica, de modo tal de ahorrarse muchos días de
navegación y ampliar los conocimientos del sector antártico argentino al sur de
la barrera de Filchner".
La
mencionada Unidad de Tareas estaba conformada como sigue:
1.
Avión CTA-15: Cap. de Fragata Hermes J. Quijada (Comandante de la Unidad de
Tareas y del avión); Cap. de Corbeta Pedro F. Margalot (2do. Cte. de la U. de
Tareas y Jefe de Operaciones, Navegación y Fotografía); Tte.de Fragata Miguel
A. Grondona (Piloto y Jefe de Comunicaciones); Tte. de Corbeta José L. Pérez
(Copiloto, Jefe de Meteorología y Ayudante de Navegación); Suboficial Segundo
E. C. Franzoni (Mecánico) y Cabo Primero Gabino R. Elías (Radiooperador).
2.
Avión CTA -12: Cap. de Corbeta Rafael M. Checchi (Jefe de Ingeniería y
Mantenimiento); Tte. de Navío Jorge A. Pittaluga (Comandante del Avión y
Ayudante de Operaciones); Tte. de Fragata Héctor A. Martini (Piloto y Jefe de
Supervivencia); Tte. de Fragata Enrique J. Dionisi (Copiloto y Navegante); Cabo
Principal Ricardo M. Rodríguez (Mecánico) y Cabo Primero Raúl Ibasca
(Radiooperador).
A
ambos aviones hubo que agregarle grandes esquíes de aluminio bajo las ruedas
del tren de aterrizaje principal.
3.
Grupo de Apoyo Terrestre: Integrado por:
3.1
Grupo Matienzo: Tte. de Fragata Médico Pedro E. Barza (Jefe); Cabo Segundo
Ramón Jofré; Técnicos: Efrain Zelayeta, Virgilio Fontana, José Di Paola;
Conscripto Francisco Vega
3.2
Grupo Ellsworth: Cabo Primero Gerardo Palladino; Sargento Héctor Farina; Técnicos:
Bautista Bulgaroni, Raynundo Chiaperini, Julio A. Líbano, Héctor Paganuzzi,
Juan Perlini y René Pesano.
Entre las restantes unidades de apoyo a esta
expedición hacia el Polo Sur se
contaban: rompehielos ARA Gral. San Martín, transporte ARA Bahía Aguirre, el
buque tanque ARA Punta Médanos, los buques hidrográficos ARA Chiriguano y ARA
Sanavirón, un hidroavión PBM Martín "Mariner", un avión Douglas DC-4,
dos aviones de Havilland "Beaver" y dos helicópteros Sikorsky S-55
embarcados en el rompehielos. También apoyaron a los Douglas C-47 (CTA-15 y
CTA-12) las bases navales propias en el continente americano y las argentinas y
norteamericanas en la Antártida.
El
itinerario de los citados Douglas DC-3 versión C-47 (CTA-15 y CTA-12) fue el
siguiente: despegaron la ciudad de Buenos
Aires el 5 de diciembre de 1961 con destino a Río Gallegos (2.020 Km.)
adonde llegaron ese mismo día. El 18 de diciembre, cuando se presentaron las
condiciones meteorológicas adecuadas para ir al Continente Antártico y previa
colocación de esquíes de aluminio bajo las ruedas del tren de aterrizaje
principal a ambos aviones, partieron de Río Gallegos hacia el Aeródromo
Provisional Capitán Campbell (1.560 Km.), localizado en la isla de Robertson,
lo que insumió un poco más de 8 Hs. de vuelo. Ese era el asiento de la entonces
Base Aérea Teniente Matienzo. La Nochebuena y la Navidad los encontró en la
mencionada isla. Actualmente ese lugar es mar abierto, debido a la
desintegración de la barrera de hielo de Larsen que tenía un espesor de algo
más de 250 m.. El 26 de diciembre, cuando nuevamente las condiciones
meteorológicas lo permitieron, despegaron de Campbell con destino hacia la
Estación Científica Ellsworth (1.700 Km.), cubriendo tal trayecto en 9 Hs. de
vuelo. En Ellsworth pasaron Año Nuevo, a la espera de que las condiciones
meteorológicas volviesen a ser favorables para emprender la última etapa del
viaje. Es así como el 6 de enero de 1962 decolaron hacia la Base Amundsen Scott
en el Polo Sur Geográfico (1.350 Km),
anevizando en dicha base de EE UU a las 21:10 Hs., luego de 8 horas de vuelo.
No bien aterrizaron, enarbolaron una bandera nacional y descubrieron una placa en homenaje a los exploradores
Amundsen y Scott, con el siguiente texto: “La Repúbica Argentina a Amundsen,
Scott y sus hombres en el cincuentenario de su llegada al Polo Sur.
Homenaje de
la Aviación Naval de la Armada Argentina en su primer vuelo al Polo Sur”.
Al
día siguiente, 7 de enero, los dos aviones emprendieron el regreso. Llegaron a
Ellsworth luego de casi 6 horas de vuelo y, el 18 de enero, partieron hacia
Campbell, donde aterrizaron después de aproximadamente 8 horas de vuelo. El 20
de enero recién se dieron las condiciones meteorológicas como para abandonar la
Antártida. Dicho día zarparon con destino a Ushuaia adonde arribaron después de
5 Hs. de vuelo. Allí le sacaron los esquíes a las aeronaves y, al día
siguiente, despegaron con destino hacia el Aeroparque Jorge Newbery de la
ciudad de Buenos Aires, donde aterrizaron el 22 de enero, previa escala en Río
Gallegos y Punta Indio. En esta última base de la Aviación Naval se le
volvieron a colocar los esquíes a los dos aviones, puesto que ellos
representaban el símbolo de la hazaña realizada y era importante que se vieran
al llegar a Bs. As.. Dicho 22 de enero de 1962 se dio por finalizada esa
exitosa epopeya, todo un verdadero hito de la otrora gloriosa aviación
naval.
Hasta
1957 únicamente noruegos y británicos habían llegado hasta el Polo Sur por medio aéreo. En dicho año, los
norteamericanos también lo hicieron partiendo desde Australia. Y sólo cinco
años más tarde pilotos navales argentinos, con el entonces Cap. HERMES JOSE
QUIJADA a la cabeza, lograron una colosal hazaña similar a la de sus
antecesores noruegos, británicos y estadounidenses.
El
"Héroe del Polo Sur", calificación dada al entonces Cap. Quijada por
la prensa nacional y extranjera de la época, no dejó nada librado al azar. Tuvo
que sortear, conjuntamente con su avezada tripulación, difíciles obstáculos
mientras planeaba la mencionada epopeya, a los cuales venció gracias a su férrea voluntad, su
pericia, su valentía y su firme determinación de posar estos dos aviones en el
Polo Sur. Ya cumplida esta riesgosa pero exitosa misión, y a unas pocas horas
después de regresar a su base, Quijada mantuvo una conversación con un redactor
del diario "La Nación", donde afirmó: "Gracias a Dios todo
salió bien, hemos pasado la noche en el polo y regresado sin la menor
dificultad. Las máquinas han respondido magníficamente". Ante la pregunta
del redactor: "¿y los hombres?", el brillante, prestigioso e
intrépido aviador naval respondió: "Eso se daba por descontado".
Para
QUIJADA, quien había nacido en Tucumán el 16 de septiembre de 1920, ésta no era
más que otra de las tantas misiones que tuvo que cumplir desde su ingreso en la
Armada el 1ro. de febrero de 1938. Y así lo reflejó a través de sus palabras
alusivas: "El vuelo que hemos cumplido, no es más que una de las tantas
misiones que la Armada de mi país cumple sobre las aguas y zonas desérticas del
extremo sur del globo terráqueo, desde la primera comisión naval que invernara
en la Antártida, comandada por el Tte. de Navío Juan Nadaud y el vuelo
precursor del Alte. Gregorio A. Portillo, quien en diciembre de 1947 se
internara más allá del Círculo Polar Antártico". Como todo hombre de
destacada inteligencia, coraje, pericia y prestigio, era sencillo y modesto.
Es
así como el entonces Cap. Quijada recibió, como distinción honorífica, la
medalla al "Mérito Aéreo Antártico", que le entregó el Comandante en
Jefe de la Fuerza Aérea Argentina de aquella época, por haber sido comandante
del primer avión naval que aterrizó en el Polo Sur.
En
el año 1962 el Alte. QUIJADA y toda la tripulación que lo acompañaba
reafirmaron las bases de la presencia Argentina en la Antártida, que fueron
sentadas casi 60 años antes (1903) por otro prestigioso marino (el Sr. Alte.
JULIAN IRIZAR) quien, con el grado de Tte. de Navío y al comando de la gloriosa
Corbeta Uruguay, rescató de los hielos antárticos al científico sueco Dr. Otto
Nordenskjöld, a sus colaboradores, al Alferez argentino José María Sobral y a
los náufragos del buque Antartic.
Quiero
destacar muy especialmente esto: los gloriosos aviadores navales QUIJADA y
PITTALUGA, conjuntamente con la no menos meritoria tripulación que los
acompañaba, fueron los primeros aviadores argentinos en aterrizar en el Polo
Sur. Con esto no quiero desmerecer a otros pilotos de las otras dos FFAA, que
también han honrado a sus respectivas fuerzas con hazañas similares, sino
ubicar el hecho histórico como cronológicamente corresponde.
Años
más tarde, un 30 de abril de 1973, el entonces Alte. HERMES JOSE QUIJADA fue
asesinado por el ERP. A raiz de los conocidos episodios terroristas de
Rawson-Trelew de agosto del 1972, Quijada tuvo que dar un mensaje al país
relatando los hechos. Esto constituyó su sentencia de muerte por parte de los
guerrilleros.
Aproximadamente
a las 09:00 Hs de ese 30 de abril de 1973, el Alte. salía de su domicilio de
Arenales al 1900, en su automóvil. Lo acompañaba su chofer. Ambos estaban
armados, como defensa frente a las constantes amenazas contra su vida que
recibía el marino en aquellos aciagos tiempos, como consecuencia de haber
tenido que informar al público sobre los hechos citados en el párrafo
precedente.
El
automóvil tomó la calle Arenales y, al alcanzar la esquina de Junín, dobló
hacia la izquierda en dirección hacia Rivadavia. Cuando llegó a la intersección
con la calle Cangallo (lamentablemente rebautizada hace alrededor de 33 años
con el nombre de Tte. Gral. J. D. Perón) el semáforo lo detuvo. En ese momento
una motocicleta "Gilera 300", que venía siguiendo al coche donde iba
el Alte. Quijada, se colocó al lado del vehículo. De dicha moto descendió un terrorista
del ERP, llamado Víctor José Fernández Palmeiro, quien se aproximó a la
ventanilla derecha del auto y disparó varios tiros contra la cabeza y el cuerpo
del marino quien, ante el sorpresivo y fugaz ataque, quedó sin reacción y no
pudo defenderse usando el arma que portaba. Quijada fue así herido de muerte.
Fernández Palmeiro se subió luego
rápidamente a la Gilera, donde lo esperaba el conductor de dicha moto (Raúl
Argemí), y los dos escaparon por Cangallo. Mientras estos guerrilleros se
preparaban para huir, el chofer del Alte. Quijada, que había recibido también
heridas pero sólo en una mano, tomó con su otra mano ilesa la pistola que
llevaba como defensa y disparó contra los ocupantes de la moto. Las balas
alcanzaron al terrorista erpiano Fernández Palmeiro, quien murió unas horas más
tarde.
Raúl
Argemí, como era de esperar, siguió con sus "andadas" y al año
siguiente interviene en el asesinato del Juez Jorge Vicente Quiroga, donde
también se usó una moto desde donde se le disparó al magistrado.
El
Alte. Quijada, de cuyo asesinato se cumplirán 46 años el próximo 30 de abril,
fue un prestigioso, intrépido y valiente marino que honró a la Armada. Sabía
que iba a ser asesinado y se quedó en el país, a pesar de los múltiples
ofrecimientos que tuvo desde el extranjero para desempeñarse en tareas ligadas
a su profesión. Era conocida su pericia como aviador, fundamentalmente a raíz
de los hechos del Polo Sur previamente mencionados. Enfrentó a la guerrilla con
coraje y dignidad, ofrendando su vida en aras de la libertad de su patria.
Como
justo homenaje a este héroe de la aviación naval, dos escuelas de la localidad
de José C. Paz (Pcia. de Bs. As.) y la Base Aeronaval de Río Grande (Pcia. de
Tierra del Fuego) llevaban como nombre "Almirante Hermes José
Quijada". Y decimos "llevaban" en tiempo pasado, pues en octubre
de 2009 la entonces Ministra de Defensa (Nilda Garré) y el Estado Mayor General
de la Armada, cediendo a
presiones de las así llamadas organizaciones de "Derechos Humanos",
decidieron cambiar el nombre de "Alte. Hermes José Quijada", que
llevaba la mencionada Base Aeronaval de Río Grande, por el "Pioneros
Aeronavales en el Polo Sur". Si bien es algo inconcebible y totalmente
arbitrario, no llama para nada la atención teniendo en cuenta quiénes fueron
los autores de esa lamentable, deshonrosa e injusta medida.
No
nos olvidemos del glorioso y valiente Alte. HERMES JOSÉ QUIJADA, como así
tampoco de todas las víctimas del artero accionar terrorista, que enlutó a la
Argentina en el pasado reciente.
Cordiales
saludos
Ma.
Alejandra