miércoles, 8 de enero de 2020

LA “SACRALIZACION” DEL ABORTO


"la interrupción voluntaria del embarazo va a ser ley;
creo que Francisco lo va a entender ya que interpreta cómo va el mundo,
pero nunca va a decir que está de acuerdo.”
Eduardo Valdés, ex embajador en la Santa Sede.
www.telam.com.ar, 24/11/2019

La frase del acápite solo podía salir de la boca de un pensador de esos que la Argentina produce en abundancia en lugares tipo Laferrere, Tolosa o Villa Lugano donde, por la ilustrada formación de sus habitantes, cualquier elección será siempre ganada por el peronismo. Que haya terminado su honda reflexión con una frase notable por su perspicacia: “creo que cuando hay embrión hay vida pero debemos considerar que la sociedad civil va a por un lado y lo religioso va por otro” nos permite entender que el amigo del papa sabe que hay vida desde la concepción pero que si la sociedad civil lo determina, esa vida puede ser segada alegremente. En algún lugar del mundo, en el primer tercio del siglo pasado, hubo una sociedad civil que decidió que el judío no tenía derecho a vivir, entonces, de acuerdo con el pensamiento del embajador Valdés, podríamos justificar los campos de concentración, las cámaras de gas y, ¿Por qué no?, la Shoa en su totalidad.

Dejando de lado la ironía, cualquiera que desconozca como se manejan las cosas entre el peronismo y la Santa Sede desde que Jorge Mario es papa, podría argüir que la opinión de este fulano es irrelevante. Lamentablemente, este gordo malvestido que movía a risa embretado en su frac el día de la entrega de su plácet  de embajador en el Vaticano, tiene “llegada” con Jorge Mario -es amigo desde que éste era arzobispo de Buenos Aires-  y fue quien durante 2015 organizó las reuniones realizadas entre Cristina Kirchner y el Papa Francisco. También, un mérito que nadie osa discutirle fue la reunión entre Francisco y los dirigentes de La Cámpora, ya que hasta en el mismo kirchnerismo se dudaba que este fulano pudiera meter a veinte impresentables dentro de Santa Marta; aún más,  se dice que sus palabras anticipan mensajes y situaciones pedidas por el papa para que los discretos susurrones de la CEA sepan cómo actuar.

Pero, al día de hoy y dada la situación en que la Argentina se viene desenvolviendo desde fines de 2018, quizás el mayor logro de Valdés haya sido acercar a Albertico al papa; Según lo que el embajador inglés en el vaticano, Nigel Baker, le contó a Benedict Mander, periodista del Financial Times, la reconciliación entre Cristina y Alberto, quienes mantuvieron durante años fuertes diferencias, se produjo "bajo la bendición del Papa". "La reunión de Fernández con el Papa fue un paso clave para unificar la oposición peronista golpeada por su derrota en las elecciones legislativas de 2017 y puede haber ayudado a allanar el camino para su regreso al poder" (*). Esto nos da una idea de la presencia de Valdés en un aparato supranacional, y no sería raro que su condición de “correo secreto del papa” estuviera detrás de las mentiras estadísticas del “Observatorio de la deuda social” de la UCA que le propinaron a Mauricio Macri el knock out final.

Es en este poder de Valdés,  o en su ubicuidad, que reside lo preocupante de las palabras de este sujeto. Sus aseveraciones sobre la legalización del aborto podrían ser un mensaje para la CEA, así lo piensan muchos sacerdotes que, por su independencia de criterio, jamás accederán a las canonjías vaticanas. Es sintomático que ante la ofensiva lanzada por el gobierno por la legalización del aborto solo hayamos escuchado palabras anodinas sobre este tema de los obispos argentinos. Recuerdo que dos años atrás, con motivo de la festividad de la Maternidad de la Santísima Virgen María, las homilías hacían mención específica de este tema. Hoy, ante la nueva ofensiva abortista, nada.

Según muchos sacerdotes, no solo de Argentina, sino también de Europa, el acuerdo al que se ha llegado es que el aborto será tratado como un tema sanitario, no de interrupción del embarazo y por consiguiente de la muerte del nonato, quizás en consonancia con las palabras de Valdés, que divinizan cualquier determinación que la sociedad civil haga: “…debemos considerar que la sociedad civil va a por un lado y lo religioso va por otro”.

(*).- “Argentina’s opposition reunited with Pope’s blessing”. Financial Times 17/08/2019.

Pehuajó, zona rural. 03/01/2020

Jose Luis Milia

  
Non nobis, Domine, non nobis. Sed Nomini tuo da gloriam.

57° ANIVERSARIO DEL PRIMER ATERRIZAJE ARGENTINO EN EL POLO SUR


6 de enero de 2019

Sábado 6 de enero de 1962: Importantísima epopeya protagonizada por ilustres aviadores navales: dos Douglas "DC-3"; versión "C-47" ("decetros" en la jerga naval) aterrizaron en el Polo Sur.

¡¡¡GLORIA y LOOR!!! A esos valientes, prestigiosos e intrépidos aviadores navales que pusieron a la Argentina a nivel de las principales potencias del mundo en lo relacionado con la aeronáutica.  


Un 6 de enero de 1962, día de Reyes, hace 57 años, dos aviones Douglas DC-3, versión C-47, de la Aviación Naval (matriculados como el CTA-15 y el CTA-12 y con las inscripciones respectivas: "Total para qué" y "Te vas a preocupar") aterrizaron en el Polo Sur Geográfico, en la Base estadounidense  Amundsen Scott (89 grados 59 min. 51seg. de Latitud Sur). Uno de tales aviones era comandado por el entonces Cap de Fragata HERMES JOSE QUIJADA, quien era además el Comandante de la Unidad de Tareas y, el otro, por el entonces Tte. de Navío JORGE PITTALUGA. Ellos fueron los primeros aviadores argentinos, y uno de los primeros en el mundo, en aterrizar en el Polo Sur. . Fue una verdadera proeza de la aviación naval, que sorprendió al mundo, y que figura dentro de las hazañas de la aviación no sólo Argentina, sino Internacional. Fue la cuarta expedición mundial en llegar por aire a esos confines.


En el marco de la Campaña Antártica 1961-62 la ARA dispuso la intervención de la Unidad de Tareas 7.8, llamada "de Exploración y Reconocimiento Aerofotográfico", dependiente de la Fuerza de Tareas 7. Dicha Unidad de Tareas 7.8 se encargó de efectuar el histórico vuelo al Polo Sur con dos aviones Douglas "DC-3", versión "C-47" (matriculados CTA-15 y CTA-12), destacados por el Comando de Transportes Navales para dicha empresa, cuyo Comandante era el entonces Cap. de Fragata Dn. Hermes José Quijada.

El Cap. Pedro F. Margalot, uno de los miembros de esta expedición al Polo Sur, en el Capítulo XVI de su libro "Primeros Argentinos en el Polo Sur", a modo de conclusión final, expresa el objetivo de dicha misión con las siguiente palabras: "El vuelo de los dos aviones navales al Polo Geográfico Sur [...]. Fue una operación largamente meditada, nacida por imperio de la necesidad de buscar una ruta más directa al fondo del Mar de Weddell, a lo largo de la península antártica, de modo tal de ahorrarse muchos días de navegación y ampliar los conocimientos del sector antártico argentino al sur de la barrera de Filchner".

La mencionada Unidad de Tareas estaba conformada como sigue:

1. Avión CTA-15: Cap. de Fragata Hermes J. Quijada (Comandante de la Unidad de Tareas y del avión); Cap. de Corbeta Pedro F. Margalot (2do. Cte. de la U. de Tareas y Jefe de Operaciones, Navegación y Fotografía); Tte.de Fragata Miguel A. Grondona (Piloto y Jefe de Comunicaciones); Tte. de Corbeta José L. Pérez (Copiloto, Jefe de Meteorología y Ayudante de Navegación); Suboficial Segundo E. C. Franzoni (Mecánico) y Cabo Primero Gabino R. Elías (Radiooperador).
2. Avión CTA -12: Cap. de Corbeta Rafael M. Checchi (Jefe de Ingeniería y Mantenimiento); Tte. de Navío Jorge A. Pittaluga (Comandante del Avión y Ayudante de Operaciones); Tte. de Fragata Héctor A. Martini (Piloto y Jefe de Supervivencia); Tte. de Fragata Enrique J. Dionisi (Copiloto y Navegante); Cabo Principal Ricardo M. Rodríguez (Mecánico) y Cabo Primero Raúl Ibasca (Radiooperador).

A ambos aviones hubo que agregarle grandes esquíes de aluminio bajo las ruedas del tren de aterrizaje principal.

3. Grupo de Apoyo Terrestre: Integrado por:

3.1 Grupo Matienzo: Tte. de Fragata Médico Pedro E. Barza (Jefe); Cabo Segundo Ramón Jofré; Técnicos: Efrain Zelayeta, Virgilio Fontana, José Di Paola; Conscripto Francisco Vega

3.2 Grupo Ellsworth: Cabo Primero Gerardo Palladino; Sargento Héctor Farina; Técnicos: Bautista Bulgaroni, Raynundo Chiaperini, Julio A. Líbano, Héctor Paganuzzi, Juan Perlini y René Pesano.

Entre las restantes unidades de apoyo a esta expedición  hacia el Polo Sur se contaban: rompehielos ARA Gral. San Martín, transporte ARA Bahía Aguirre, el buque tanque ARA Punta Médanos, los buques hidrográficos ARA Chiriguano y ARA Sanavirón, un hidroavión PBM Martín "Mariner", un avión Douglas DC-4, dos aviones de Havilland "Beaver" y dos helicópteros Sikorsky S-55 embarcados en el rompehielos. También apoyaron a los Douglas C-47 (CTA-15 y CTA-12) las bases navales propias en el continente americano y las argentinas y norteamericanas en la Antártida.
       
El itinerario de los citados Douglas DC-3 versión C-47 (CTA-15 y CTA-12) fue el siguiente: despegaron la ciudad de Buenos  Aires el 5 de diciembre de 1961 con destino a Río Gallegos (2.020 Km.) adonde llegaron ese mismo día. El 18 de diciembre, cuando se presentaron las condiciones meteorológicas adecuadas para ir al Continente Antártico y previa colocación de esquíes de aluminio bajo las ruedas del tren de aterrizaje principal a ambos aviones, partieron de Río Gallegos hacia el Aeródromo Provisional Capitán Campbell (1.560 Km.), localizado en la isla de Robertson, lo que insumió un poco más de 8 Hs. de vuelo. Ese era el asiento de la entonces Base Aérea Teniente Matienzo. La Nochebuena y la Navidad los encontró en la mencionada isla. Actualmente ese lugar es mar abierto, debido a la desintegración de la barrera de hielo de Larsen que tenía un espesor de algo más de 250 m.. El 26 de diciembre, cuando nuevamente las condiciones meteorológicas lo permitieron, despegaron de Campbell con destino hacia la Estación Científica Ellsworth (1.700 Km.), cubriendo tal trayecto en 9 Hs. de vuelo. En Ellsworth pasaron Año Nuevo, a la espera de que las condiciones meteorológicas volviesen a ser favorables para emprender la última etapa del viaje. Es así como el 6 de enero de 1962 decolaron hacia la Base Amundsen Scott en el Polo Sur Geográfico  (1.350 Km), anevizando en dicha base de EE UU a las 21:10 Hs., luego de 8 horas de vuelo. No bien aterrizaron, enarbolaron una bandera nacional y descubrieron  una placa en homenaje a los exploradores Amundsen y Scott, con el siguiente texto: “La Repúbica Argentina a Amundsen, Scott y sus hombres en el cincuentenario de su llegada al Polo Sur. 

Homenaje de la Aviación Naval de la Armada Argentina en su primer vuelo al Polo Sur”.

Al día siguiente, 7 de enero, los dos aviones emprendieron el regreso. Llegaron a Ellsworth luego de casi 6 horas de vuelo y, el 18 de enero, partieron hacia Campbell, donde aterrizaron después de aproximadamente 8 horas de vuelo. El 20 de enero recién se dieron las condiciones meteorológicas como para abandonar la Antártida. Dicho día zarparon con destino a Ushuaia adonde arribaron después de 5 Hs. de vuelo. Allí le sacaron los esquíes a las aeronaves y, al día siguiente, despegaron con destino hacia el Aeroparque Jorge Newbery de la ciudad de Buenos Aires, donde aterrizaron el 22 de enero, previa escala en Río Gallegos y Punta Indio. En esta última base de la Aviación Naval se le volvieron a colocar los esquíes a los dos aviones, puesto que ellos representaban el símbolo de la hazaña realizada y era importante que se vieran al llegar a Bs. As.. Dicho 22 de enero de 1962 se dio por finalizada esa exitosa epopeya, todo un verdadero hito de la otrora gloriosa aviación naval. 

Hasta 1957 únicamente noruegos y británicos habían llegado hasta el Polo Sur  por medio aéreo. En dicho año, los norteamericanos también lo hicieron partiendo desde Australia. Y sólo cinco años más tarde pilotos navales argentinos, con el entonces Cap. HERMES JOSE QUIJADA a la cabeza, lograron una colosal hazaña similar a la de sus antecesores noruegos, británicos y estadounidenses.

El "Héroe del Polo Sur", calificación dada al entonces Cap. Quijada por la prensa nacional y extranjera de la época, no dejó nada librado al azar. Tuvo que sortear, conjuntamente con su avezada tripulación, difíciles obstáculos mientras planeaba la mencionada epopeya, a los cuales  venció gracias a su férrea voluntad, su pericia, su valentía y su firme determinación de posar estos dos aviones en el Polo Sur. Ya cumplida esta riesgosa pero exitosa misión, y a unas pocas horas después de regresar a su base, Quijada mantuvo una conversación con un redactor del diario "La Nación", donde afirmó: "Gracias a Dios todo salió bien, hemos pasado la noche en el polo y regresado sin la menor dificultad. Las máquinas han respondido magníficamente". Ante la pregunta del redactor: "¿y los hombres?", el brillante, prestigioso e intrépido aviador naval respondió: "Eso se daba por descontado".

Para QUIJADA, quien había nacido en Tucumán el 16 de septiembre de 1920, ésta no era más que otra de las tantas misiones que tuvo que cumplir desde su ingreso en la Armada el 1ro. de febrero de 1938. Y así lo reflejó a través de sus palabras alusivas: "El vuelo que hemos cumplido, no es más que una de las tantas misiones que la Armada de mi país cumple sobre las aguas y zonas desérticas del extremo sur del globo terráqueo, desde la primera comisión naval que invernara en la Antártida, comandada por el Tte. de Navío Juan Nadaud y el vuelo precursor del Alte. Gregorio A. Portillo, quien en diciembre de 1947 se internara más allá del Círculo Polar Antártico". Como todo hombre de destacada inteligencia, coraje, pericia y prestigio, era sencillo y modesto.
Es así como el entonces Cap. Quijada recibió, como distinción honorífica, la medalla al "Mérito Aéreo Antártico", que le entregó el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea Argentina de aquella época, por haber sido comandante del primer avión naval que aterrizó en el Polo Sur.   

En el año 1962 el Alte. QUIJADA y toda la tripulación que lo acompañaba reafirmaron las bases de la presencia Argentina en la Antártida, que fueron sentadas casi 60 años antes (1903) por otro prestigioso marino (el Sr. Alte. JULIAN IRIZAR) quien, con el grado de Tte. de Navío y al comando de la gloriosa Corbeta Uruguay, rescató de los hielos antárticos al científico sueco Dr. Otto Nordenskjöld, a sus colaboradores, al Alferez argentino José María Sobral y a los náufragos del buque Antartic.

Quiero destacar muy especialmente esto: los gloriosos aviadores navales QUIJADA y PITTALUGA, conjuntamente con la no menos meritoria tripulación que los acompañaba, fueron los primeros aviadores argentinos en aterrizar en el Polo Sur. Con esto no quiero desmerecer a otros pilotos de las otras dos FFAA, que también han honrado a sus respectivas fuerzas con hazañas similares, sino ubicar el hecho histórico como cronológicamente corresponde. 


Años más tarde, un 30 de abril de 1973, el entonces Alte. HERMES JOSE QUIJADA fue asesinado por el ERP. A raiz de los conocidos episodios terroristas de Rawson-Trelew de agosto del 1972, Quijada tuvo que dar un mensaje al país relatando los hechos. Esto constituyó su sentencia de muerte por parte de los guerrilleros.

Aproximadamente a las 09:00 Hs de ese 30 de abril de 1973, el Alte. salía de su domicilio de Arenales al 1900, en su automóvil. Lo acompañaba su chofer. Ambos estaban armados, como defensa frente a las constantes amenazas contra su vida que recibía el marino en aquellos aciagos tiempos, como consecuencia de haber tenido que informar al público sobre los hechos citados en el párrafo precedente. 

El automóvil tomó la calle Arenales y, al alcanzar la esquina de Junín, dobló hacia la izquierda en dirección hacia Rivadavia. Cuando llegó a la intersección con la calle Cangallo (lamentablemente rebautizada hace alrededor de 33 años con el nombre de Tte. Gral. J. D. Perón) el semáforo lo detuvo. En ese momento una motocicleta "Gilera 300", que venía siguiendo al coche donde iba el Alte. Quijada, se colocó al lado del vehículo. De dicha moto descendió un terrorista del ERP, llamado Víctor José Fernández Palmeiro, quien se aproximó a la ventanilla derecha del auto y disparó varios tiros contra la cabeza y el cuerpo del marino quien, ante el sorpresivo y fugaz ataque, quedó sin reacción y no pudo defenderse usando el arma que portaba. Quijada fue así herido de muerte. Fernández Palmeiro se subió  luego rápidamente a la Gilera, donde lo esperaba el conductor de dicha moto (Raúl Argemí), y los dos escaparon por Cangallo. Mientras estos guerrilleros se preparaban para huir, el chofer del Alte. Quijada, que había recibido también heridas pero sólo en una mano, tomó con su otra mano ilesa la pistola que llevaba como defensa y disparó contra los ocupantes de la moto. Las balas alcanzaron al terrorista erpiano Fernández Palmeiro, quien murió unas horas más tarde.

Raúl Argemí, como era de esperar, siguió con sus "andadas" y al año siguiente interviene en el asesinato del Juez Jorge Vicente Quiroga, donde también se usó una moto desde donde se le disparó al magistrado.

El Alte. Quijada, de cuyo asesinato se cumplirán 46 años el próximo 30 de abril, fue un prestigioso, intrépido y valiente marino que honró a la Armada. Sabía que iba a ser asesinado y se quedó en el país, a pesar de los múltiples ofrecimientos que tuvo desde el extranjero para desempeñarse en tareas ligadas a su profesión. Era conocida su pericia como aviador, fundamentalmente a raíz de los hechos del Polo Sur previamente mencionados. Enfrentó a la guerrilla con coraje y dignidad, ofrendando su vida en aras de la libertad de su patria.

Como justo homenaje a este héroe de la aviación naval, dos escuelas de la localidad de José C. Paz (Pcia. de Bs. As.) y la Base Aeronaval de Río Grande (Pcia. de Tierra del Fuego) llevaban como nombre "Almirante Hermes José Quijada". Y decimos "llevaban" en tiempo pasado, pues en octubre de 2009 la entonces Ministra de Defensa (Nilda Garré) y el Estado Mayor General de la Armada, cediendo a presiones de las así llamadas organizaciones de "Derechos Humanos", decidieron cambiar el nombre de "Alte. Hermes José Quijada", que llevaba la mencionada Base Aeronaval de Río Grande, por el "Pioneros Aeronavales en el Polo Sur". Si bien es algo inconcebible y totalmente arbitrario, no llama para nada la atención teniendo en cuenta quiénes fueron los autores de esa lamentable, deshonrosa e injusta medida.

No nos olvidemos del glorioso y valiente Alte. HERMES JOSÉ QUIJADA, como así tampoco de todas las víctimas del artero accionar terrorista, que enlutó a la Argentina en el pasado reciente.

Cordiales saludos

Ma. Alejandra