Estimado Sr. Director
y colaboradores:
Deseo manifestar enfáticamente
mi
adhesión a la campaña que Uds. han lanzado para rever los fraguados juicios que
aun continúan y cercenan escandalosamente la libertad y los derechos de los
integrantes de las Fuerzas Armadas, de Seguridad y Civiles que
participaron, por mandato de la Patria, en la lucha contra la subversión ideológica
y colonialista.
El pueblo argentino
tiene el raro privilegio de ser quizás el
único en el mundo que condenó con absoluta desaprensión y arbitrariedad "a sus combatientes por la
libertad".
Ello prácticamente no ocurrió, salvo fundadas excepciones, en
ninguno de los países hermanos que lucharon y sufrieron como nosotros, el
ataque artero y sin convencionalismos de mercenarios capacitados en el
exterior, para asesinar y destruir.
Sus
respectivas clases políticas y dirigentes de uniforme no sucumbieron a las
presiones recibidas desde adentro y desde fuera para consumar su venganza.
Más aun existen
ejemplos de mandos militares que se opusieron públicamente con valentía y decisión,
a intentos por cambiar la verdad.
Y lo contrario ocurrió
entre nosotros, porque el pueblo y sus
dirigentes políticos que se alternaron
en la conducción del Estado después
de nuestra guerra interna, lo impulsaron
y convalidaron, eludiendo hasta con
soberbia su responsabilidad en dicha emergencia
para preservar las tradiciones y la justicia, corriendo detrás de
ambiciones y objetivos subalternos con el
pretexto siempre vigente "de lo políticamente
correcto", principio que suele pisotear la moral y destruir los
fundamentos de la nacionalidad.
Edificaron así, sin
pausa, una superestructura maléfica que destruyó la democracia para justificar
atrocidades en el ejercicio del poder e hipotecó el futuro y aun persiste en
avance indetenible.
Alguna vez, DIOS
quiera, podrá comprobarse la magnitud de
las traiciones acordadas con organismos del exterior para pactar la destrucción
de las FFAA y la llegada para quedarse, de la indefensión mas absoluta.
Desgraciadamente en
nuestra sociedad, en donde gracias a nuestros defensores, el sanguinario asesino Guevara no pudo cumplir su promesa de "fusilar
a un millón de burócratas liberales", paradójicamente triunfo la venganza impuesta por los derrotados
quienes llegaron al poder de la mano de nuestra clase política claudicante y cómplice.
Pero debemos también
señalar sin especulaciones ni olvidos interesados, la responsabilidad de los
dirigentes militares argentinos y de las fuerzas de seguridad, quienes luego de
la llegada de la falsa democracia en la que estamos sumergidos, se subordinaron
por sus conveniencias personales a las directivas de sus capataces de turno, ignorando absolutamente los juicios
desprovistos de toda legitimidad y derecho a los cuales fueron sometidos los
camaradas civiles y militares que habían dado la cara y enfrentado al enemigo
artero.
Rompieron así por su
negligencia e indiferencia utilitaria, nuestra escala de valores fundacionales
y la continuidad histórica de las instituciones.
En esas
circunstancias nuestros soldados fueron
arrojados a las cárceles más inmundas, muchos sin condena y todos sin derechos elementales y allí permanecieron y
continúan, ignorados y sin apoyo de ninguna índole, mientras a dichas jerarquías
no los preocupa ni conmueve la tortura
funcional vigente y la precariedad general de su situación.
Ya han muerto en esas
condiciones aberrantes más de cuatrocientos camaradas[1]
y casi dos mil viven privados de sus
derechos elementales desde hace décadas, mientras a los referidos
personajes de civil y de uniforme la ignorancia ad hoc de esta tragedia, no los
conmueve.
Más aun hubo casos de
individuos olvidables quienes no dudaron en su momento y aun ahora, en vestir
un ropaje simpático a la chusma vigente, golpeándose el pecho en fingida constricción
con expresión pública de falsedades y traiciones, en busca de recompensas
materiales y prestigio despreciable.
Otro de los varios, necesitó
un banquito para demostrar obsecuencia
inaudita a uno de los varios artífices de la destrucción de la Patria.
En
la actualidad nada ha cambiado, mas aun continúa la venganza y los actuales mandos y los dirigentes políticos de turno ignoran
casi absolutamente esta tragedia, porque les resulta "políticamente correcto".
La tarea a la cual Uds.,
se han lanzado para conseguir rever de raíz aquellas arbitrariedades
persistentes, es encomiable y ciclópea y
un eslabón mas en su valiente lucha por imponer la verdad.
Es
imprescindible la receptividad y el compromiso de quienes reciban este llamado.
Rindo
una vez más mi homenaje a la digna y ejemplar actitud de nuestros detenidos políticos
y sus sacrificadas y sufrientes familias.
Señoras integrantes de AFyAPPA[2] |
Lo que ha ocurrido y
ocurre con ellos es una maldita pesadilla que tenemos que hacer lo posible por
disipar.
El deber de
conciencia no es solo firmar la petición y luego mirar para otro lado mientras
avanzamos hacia el abismo.
Cada
uno debe movilizar a decenas de personas a su alcance y cada una de ellas a su
vez ampliar la demanda hasta hacerla incontenible.
También crear y
proponer nuevas formas de acción y ejecutarlas. Estamos libres y quizás vivos
porque ellos lucharon para que así fuera posible.
Hace
falta un compromiso efectivo, valiente, creativo y persistente, por un objetivo
impostergable de verdad y justicia, que no termina solo
con un clic en la computadora.
No me cabe duda que
nuestra situación institucional política, social, económica y cultural es
realmente peligrosa por su evolución imprevisible y hasta siniestra.
Cada
uno debe hacer algo a la altura de sus posibilidades YA! sin dilaciones ni
pretextos.
No queda tiempo para
seguir mirando hacia atrás o el costado. La Patria soñada se nos muere casi
inexorablemente.
Por todo ello la
campaña por Uds. iniciada se inscribe en la batalla que debemos dar por nuestra
supervivencia.
¡¡¡¡Gracias por su acción
y valentía!!!!! DIOS los bendiga.
Por lo menos, así, lo
veo yo.
Francisco
Cervo
NOTA:
Las imágenes, referencias y destacados no corresponden a la nota original.