sábado, 6 de mayo de 2017

INCOHERENCIA DE LOS DDHH


¿Así les pagamos a las FFAA de librarnos de ser un País como Cuba o Venezuela?  ¿Soldados que dieron su vida para que la República siga teniendo la bandera celeste y blanca en vez del trapo colorado les premiamos con la cárcel? ¿Qué clase de País somos que vemos como en la televisión un terrorista como Anguita se pavonea orgullosos de su pasado Erpiano?

 ... ¿y Militares como el teniente Coronel (r) Nani, héroe de Malvinas y de la Tablada le agradecemos su patriotismo mandándolo a la cárcel? No quiero un país que trate a sus héroes como delincuentes y terroristas como héroes.

María Guadalupe Jones

PERDÓN TENIENTE CORONEL…


Perdón Teniente Coronel…

Como argentino me veo en la necesidad de pedir su perdón. Perdón por el olvido de la sociedad y el desinterés sobre los valores que hacen a un Patriota y a un Héroe de guerra. Perdón por tener las autoridades que tenemos y por la anomia que se abate sobre los argentinos. Perdón por las falsas promesas de campaña de nuestros gobernantes, perdón por los legisladores y funcionarios judiciales, réprobos de vergonzosa catadura moral.

Hoy Usted, abatido por la perversa negativa de asilo de la Nunciatura,  no ha dudado sin embargo un instante en estar a derecho poniendo cuerpo y alma ante uno de tantos prevaricadores seriales, recibiendo acusaciones de un fiscal corrupto y denuncias de testigos mendaces... no ha dudado, al igual que ayer tampoco dudó en  la guerra de Malvinas bajo nuestra querida celeste y blanca, ni cuando en La Tablada dejó jirones de sangre en aquella cruenta asonada…

Usted no dudó en defender nuestro pabellón, nuestra soberanía, nuestra República, sea ante el usurpador británico o ante los asesinos terroristas traidores a la Patria…


Tampoco dudó en devolver la Condecoración Presidencial que le fuera concedida como Héroe de Guerra en Malvinas, cuando en el año 2000, en una burla a nuestra soberanía, fueron amnistiados los terroristas del MTP… aún recuerdo su dolorido comentario: "Señor presidente, me siento total y absolutamente defraudado".

Y hoy la justicia prevaricadora una vez más nos mueve a pensar si no hubiera sido más simple dejar que las bandas de terroristas asesinos siguieran cebados en sangre y fuego sobre la República, sus habitantes e instituciones para finalmente transformarnos en lo que ellos propugnaban: El ejemplo de Venezuela y Cuba está a la vista.

Sr. Tte. Coronel don Emilio Guillermo Nani…. PERDÓN!

Juan Manuel Otero

EL CONSENSO IMPOSIBLE


Por: Jorge Milia

Los argentinos estamos condenados –sin 2 x 1– a división perpetua. Es difícil que la pena sea conmutada porque hacerlo depende de nosotros mismos, de nuestra capacidad para perdonar o para ser misericordiosos y para ello es esencial ceñirnos a la Verdad. Y la Verdad parece estar lejos y fuera del sentir argentino, cualquiera sea su convicción.                      

El motivo es simple y complejo a la vez. Simple en cuanto la realidad pasa por aceptar al otro, complejo en cuanto nadie acepta a los que considera "los demás".

El fallo de la Corte que reconoce a Luis Muiña el beneficio del "2 x 1" vuelve a agitar las aguas de la hipocresía argentina. Los "campeones de los derechos humanos" consideran –ahora– que el 2 x 1 es una locura. En otro momento lo aplaudieron, hoy se rasgan las vestiduras. Protestan contra el fallo pero no cuestionan que no ya para Muiña sino para cualquiera, pasar cuatro años en preventiva sea una forma de denegación de justicia. Suena raro. Pero tampoco aleguen que es un caso aislado. Los coroneles Mario Nakagama, Carlos del Valle Carrizo Salvadores y Jorge Acosta, quienes habían sido condenados a prisión perpetua, fueron absueltos de culpa y cargo… luego de cinco (5) años de prisión. Y entonces, nadie dijo nada. ¿No cabía que los defensores de los derechos humanos deploraran ese mal trato, esa negación de los derechos humanos? ¿O la condición de militares ya los hacía culpables?                            

Lo que complica todo es negar la verdad. Cuando se miente es difícil volver atrás. 30.000 desaparecidos sonaban muy bien y muchos los creyeron. Luego era muy difícil volver atrás. Cuando Graciela Fernández Meijide, madre de uno de esos desaparecidos, dijo que no llegaban a 8.000, la lapidaron.                 

Carlotto reclamó por nietos pero nunca reconoció que hubiera niños asesinados por los jóvenes idealistas y soñadores. Ni la hija del Capitán Cáceres, ni Paula Lambruschini, ni tantos otros niños muertos miserablemente fueron reconocidos como tales. Y sus asesinos, en muchos casos, andan libres por la calle o lo que es peor tienen pensiones o cargos oficiales.                          

Vivimos una dicotomía absurda por no querer sentarnos a una mesa y poner sobre ella todas nuestras miserias. Las de un lado y las de otro. Nadie tiene las manos limpias, pero tampoco quiere reconocerlo porque siempre la culpa es del otro.

Muchos consideran que los soldaditos asesinados desde Formosa a La Tablada eran represores, y que algunos de sus verdugos tienen todo el derecho a ser legisladores y además de dietas cobrar pensiones por esa actitud libertaria, antidemocrática y anticonstitucional de aquellos años, pero a las familias de aquellos, que cumplían un mandato constitucional de servicio militar obligatorio, tardaron décadas en darles una limosna.                             

Hay militares que mataron civiles y están presos, hay civiles que mataron militares y están en libertad. Si falta justicia, falta en todas partes. No estamos dispuestos a reconocerlo ni a recomenzar. Los argentinos estamos condenados a división perpetua, a venganza perpetua y así no hay posibilidad de que seamos libres. Quien no acepta la Verdad tampoco acepta la Esperanza, y la Verdad es la única que puede darnos la libertad.                            

No sé qué pensará usted, lector. Me gustaría poder contarle otra historia pero ésta es la que nos toca vivir. Ninguno de nosotros está dispuesto a perdonar y mucho menos, a aceptar que todos, sí, hasta usted y yo, somos culpables.


CONTINÚAN FALLECIENDO PRESOS POLÍTICOS


Estimados Amigos:

A través de la Unión de Promociones hemos tomado conocimiento, en forma retroactiva, que lamentablemente el día 23 de Diciembre del año 2016 falleció otro Preso Político el señor Suboficial Mayor (R) Juan Amadeo Spataro (Policía de la Provincia de Buenos Aires).

Asimismo expresamos nuestro más profundo pesar por el fallecimiento el día 03 de Mayo de 2017, del señor General de División (R) Luis Santiago Martella (Infantería - Promoción 77 - CMN), Preso Político en cautiverio, de 89 años de edad.

Consecuentemente, ya son 403 (cuatrocientos tres) los fallecidos, pertenecientes a todas las Fuerzas Armadas, Fuerzas de Seguridad, Fuerzas Policiales, Fuerzas Penitenciarias y Civiles; en el marco de este proceso de persecución, venganza y exterminio, donde SE CONTINÚAN REPITIENDO en forma sistemática, infinidad de irregularidades jurídicas, instrumentadas en el ámbito de una justicia prevaricadora.

Se destaca que del total de Presos Políticos que han fallecido, ya son 62 (sesenta y dos) los decesos se han producido desde el día 10 de Diciembre de 2015.

Expresamos nuestras sentidas condolencias a todos sus familiares, allegados, compañeros y amigos, rogándole al Señor, les conceda pronta y cristiana resignación.

Dadas las avanzadas edades y estados de salud de los Presos Políticos en la Argentina, estas lamentables noticias son cada vez más seguidas. Una vez más levantamos nuestra voz hacia el poder de turno, no pueden continuar con esta matanza selectiva… es su obligación como presidente de todos los argentinos garantizar el debido proceso, la igualdad ante la ley, brindar asistencia sanitaria adecuada y por sobre todo lograr la unión de la sociedad para superar las antinomias que después de casi 206 años aún nos mantienen divididos. Es hora de sin odios, ni venganzas, es hora de una mirada superadora. ¡BASTA!

Sinceramente,

Pacificación Nacional Definitiva

por una Nueva Década en Paz y para Siempre

viernes, 5 de mayo de 2017

¿QUO VADIS, JUEZ FEDERAL?

Por Silvia Marcotullio -14 /4/16

Con una cierta irreverencia que me permite la edad y con la autoridad moral de haber ejercido la magistratura con honor hasta el castigo de haber sido echada por ello (por decreto, sin jury de enjuiciamiento), y volver al cargo -concurso mediante- después de muchos años, me dirijo a los jueces federales para hacerles algunos reproches, sin otro ánimo que la búsqueda de vuestra rectitud perdida en una significativa cantidad de ustedes.

La Justicia es el último bastión del habitante de una nación para la defensa de sus derechos frente al propio Estado y a los otros individuos; aumenta la dimensión de su importancia en una república como la nuestra donde el Poder Legislativo es parcialmente un aguantadero de pícaros en busca de fueros para no ir presos y el Poder Ejecutivo es débil por diversas razones, tanto en su origen como en las posibilidades de ejercer con plenitud su autoridad. En medio de estas circunstancias extremas que nos toca vivir, el hombre común -que tiene no poca responsabilidad por esta situación por su indiferencia, su ignorancia de la historia y de la política y su falta de participación ciudadana- gira la cabeza para dirigir su mirada a los tribunales.
De tal modo, señores, que -por defecto- el peso del sostenimiento de nuestra República descansa sobre vuestros hombros a causa de la jurisdicción y la competencia que ostentan.

Pero hete aquí que un buen número de ustedes (algunos dicen que constituyen mayoría) no resiste un escrutinio sobre la génesis de su patrimonio, debilidad que les hizo perder la independencia y quedaron sujetos a la presión de cualquiera. Por eso, los que pertenecen a esa mayoría a la cual van dirigidas estas palabras, administran la ley en forma desigual, morosa o apresuradamente -según la conveniencia del momento- y obviamente injusta. Es cierto que los fiscales no les van en zaga, pero son los jueces los que tienen el cuchillo por el mango y, con mala fe -por simpatía ideológica, pago de favores o simplemente cobardía- confiados en aquello de que “el cuchillo no corta a quien lo maneja” pueden producir el más perverso de los daños: el que se hace simulando administrar justicia.

A los hechos me remito: En el fuero penal, que es la vidriera de los tribunales, vuestra indecencia -la de la mayoría- está a la vista de cualquiera que tenga ojos para mirar.

Alguien se tomó el trabajo de enumerar la lista de los vicios de ustedes y contó treinta (Tiempo Militar, Año XXIII, Nº 305 del 3/3/2016, pág. 18). Yo no seré tan exhaustiva, me limitaré a hacer un paralelo de algunos que considero suficientemente representativos de la situación. Haré una comparación entre el modo de administrar justicia para los imputados de delitos de lesa humanidad por hechos de la década del 70 con la manera que lo vienen haciendo con la desenfrenada corrupción kirchnerista.

1.     El principio de legalidad: (1) Mientras para el llamado terrorismo de Estado la Corte Suprema (con la excepción del vocal Fayt) imaginó una ingeniería jurídica que fundó en la violación del principio de legalidad y de una decena principios penales y procesales más, los inferiores no trepidaron en seguir con una improcedente obediencia debida (seguramente fundada en aquella falta de independencia a que aludí más arriba) que permitió abrir las causas penales treinta y cinco o cuarenta años después. (2) En tanto que para la corrupción del período kirchnerista que viene denunciándose hace muchos años con abundantes hechos imputados, el tratamiento es bien diferente y se mueve con una morosidad sorprendente a pesar de tener entre media y una docena de tipos penales del Código Penal que los están esperando. Estamos hablando de centenares de causas de lento trámite cuando no directamente paradas, altísimos funcionarios implicados y cantidad de jueces comprometidos en esa inacción judicial que no tiene excusas pues, en este caso, tanto el derecho positivo como los principios generales del derecho penal y procesal penal los obliga a la acción; su omisión es una conducta que los hace oscilar entre el encubrimiento y la complicidad por la cantidad de implicados y los numerosísimos hechos denunciados, lo que parece exceder de un simple incumplimiento de sus funciones (de ustedes).- Tan escandaloso luce el tema que hoy, recién hoy, el Sr. presidente de la Corte los ha instado a moverse.

2.     La no acumulación de causas: (1) Mientras para los presos políticos (así denominados por ser ilegales sus procesos), la no acumulación de causas lleva en algunos casos a una ridícula suma de condenas a prisión perpetua, (2) para los corruptos la dispersión en decenas de sumarios desperdigados en distintos juzgados viene teniendo un doble efecto beneficioso para ellos: a) facilita la parálisis de los sumarios y los sobreseimientos y b) evita la aplicación del delito de asociación ilícita y, sobre todo, llegar a la cúpula de los presuntos responsables, quedando los escarceos procedimentales para las figuras de segundo o tercer nivel.


3.     La prisión preventiva: (1) Para los presos políticos (los PP) no hay límite para permanecer en prisión preventiva (que sí lo hay para el delincuente común), con una cantidad de tiempo privados de su libertad, sin sentencia, de 8, 10 ó 14 años que causan estupor; y además la mayoría no goza de prisión domiciliaria siendo que ambos beneficios, dadas las condiciones legales, son de pleno derecho. Casos paradigmáticos no faltan, como la del anciano de 84 años que estuvo todo el tiempo en su casa a disposición de la justicia y hace poco fueron a detenerlo (el día de su cumpleaños) lo que podría ser sólo por dos razones que no parece presentar el caso: peligro de fuga o destrucción o entorpecimiento de la recolección de prueba. (2) En tanto que el criterio con relación a los funcionarios corruptos es inverso: la no acumulación de las causas que menciono en el punto anterior le facilita a cada juez argumentar en la suya (distraído de las otras que andan dando vuelta por los otros juzgados, aunque en realidad el informe sobre esto debería constar en su sumario), que “no advierte” que el individuo pueda burlar la acción de la justicia y así, imputados con numerosos sumarios abiertos desperdigados, son beneficiarios de la permanencia en libertad, cuando por la gravedad y número de hechos deberían estar en prisión preventiva por presumirse razonablemente que intentarán eludir la acción de la justicia (tienen mucho dinero para fugarse) o entorpecer la recolección de pruebas.

4.     La autoría mediata en aparatos organizados de poder: (1) En los juicios contra los PP se hizo abuso de la teoría del gran jurista alemán Claus Roxin sobre la responsabilidad penal de los superiores por los hechos de los inferiores, hasta el punto que el espectáculo argentino en la manipulación de su tesis lo obligó a realizar posteriores precisiones sobre el tema. Caso paradigmático fue la muerte del obispo Angelelli donde, sin haberse descubierto nunca si hubo -y en su caso quien fue- un autor inmediato y, por ende, nunca pudo establecerse con certeza si fue doloso, culposo o mero caso fortuito, se resolvió que los autores mediatos debían ser los jefes militares de La Rioja en aquella época por el odio que le tenían a la víctima; y se los condenó a cadena perpetua. (2) Con los corruptos el tema se maneja de otra forma: si bien es cierto que la teoría roxiniana probablemente no sería aplicable en las organizaciones civiles del Estado, también es cierto que sistemáticamente, hasta ahora, la poca actividad judicial siempre se detuvo ante el vértice de la pirámide; maniobra ayudada, claro está, con la dispersión de expedientes a la que aludí más arriba, que dificulta la tipificación de la asociación ilícita cuya cabeza estaría en el pináculo del poder.

Colofón:

El tema de los PP hoy es una tragedia que lleva 349[1] muertos en cautiverio a los que se les ha adelantado dolosamente el final por las condiciones ignominiosas de detención de gerontes de hasta 94 años de edad, con juicios viciados en su origen por la ilegalidad y sentencias condenatorias sin otras pruebas que testimoniales producidas treinta o cuarenta años después de los sucesos. Los poderes públicos deberán resolver el asunto -otra pesada herencia del kirchnerismo- sin demora, so pena de quedar enredados en algún grado de complicidad de la cual no puede librarlos aquel “dejaremos actuar a la justicia”; sencillamente porque los que la administran, los jueces federales, son parte del problema.
En cuanto a los juicios por corrupción que parece que se avecinan, tengo mis dudas. El asunto es, señores jueces, que cuando se pierde la vergüenza que es el caso de muchos de ustedes, es difícil recuperarla. Cuando en estos días se los ve tan activos en los procesos a los corruptos que tuvieron paralizados o semiparalizados por años, hay que discernir si fueron tocados por el Espíritu Santo o simplemente se mueven al socaire de los nuevos vientos lo que tampoco sería recto. Como católica, obligada a cultivar la virtud de la esperanza, prefiero creer lo primero. Así sea.

Silvia E. Marcotullio
Jueza de Cámara jubilada
DNI. 9.999.644
Río Cuarto





[1] 401 Muertos en cautiverio al día de la fecha 5 de mayo de 2017.

ACTIVIDADES DE LA UP JUNTO A AFAVITA EN PARANÁ - PANEL


A TODOS LOS CAMARADAS DE LAS FUERZAS ARMADAS, FUERZAS DE SEGURIDAD, FUERZAS POLICIALES Y FUERZAS PENITENCIARIAS.

A LOS INTEGRANTES DE LAS DISTINTAS INSTITUCIONES Y ONG VINCULADAS.

A TODOS LOS FAMILIARES DE LOS PRESOS POLÍTICOS.

A TODOS LOS ALLEGADOS, AMIGOS, INTERESADOS Y COMPATRIOTAS EN GENERAL.


Estimados Camaradas y Amigos

Tal lo anunciado se desarrolló el anunciado Panel en la Ciudad de Paraná.

Al término de las exposiciones, el público asistente, efectuó múltiples preguntas a los Panelistas, relacionadas con la temática expuesta.

Quedaron claramente evidenciados el interés y la preocupación de los presentes, en conocer la historia completa, los antecedentes y la evolución de la situación actual por la que atraviesan los Presos Políticos.

También se trataron aspectos relacionados con la necesidad de alcanzar la concordia y se analizó el accionar abiertamente prevaricador de la mayoría de los Jueces que sustancias distintas causas judiciales.

GRACIAS al acompañamiento creciente de la Ciudad de Paraná y alrededores.

Una vez más GRACIAS a la UP - Delegación Santa Fe - Paraná por la preparación, organización y presentación de esta valiosa jornada académica.




Para ver detalles de la actividad, ingrese a la Página de Facebook de la UP:


Cnl (R) Guillermo César Viola

Unión de Promociones

ASOCIACIÓN DE ABOGADOS POR LA JUSTICIA Y LA CONCORDIA - DECLARACIÓN


La Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia manifiesta que el fallo “Muiña” de la Corte Suprema de Justicia constituye un regreso a la legalidad luego de un largo período en el cual el Derecho estuvo puesto al servicio de intereses políticos e ideológicos.  El principio de la ley más benigna, reconocido legal, convencional y constitucionalmente, no establece distingo de delitos, por lo que su negativa a ser aplicada a personas acusadas de aquellos a los que se denomina de “lesa humanidad”, constituye una discriminación inaceptable.  Por otra parte, consideramos necesario recordar una vez más, que lo que se juzga en el caso “Muiña” y tantos otros, por hechos ocurridos en la década del 70, no constituyen crímenes de lesa humanidad,  ya que esa categoría delictual fue incorporada a la legislación argentina por la ley 25.390 del 9 de enero de 2007, siendo que el Art. 24 de dicho Estatuto, prohíbe a los Estados su aplicación retroactiva, respetando así el principio de legalidad, también conculcado por más de una década.  Se puede criticar el contenido de la ley 24.390 del “2x1”, pero nunca su aplicación irrestricta a todos los que ella beneficia.  Quienes critican el fallo lo hacen desde posiciones ideologizadas, movidos por el rencor, por intereses políticos o especulaciones electorales.  No podemos sino celebrar el volver a contar con fallos –y nada menos que de nuestro más alto Tribunal- inspirados en el interés de la ley y que honran además, en el caso,  principios y valores que han de estar siempre por encima de las pasiones o intereses del momento. 

Buenos Aires, mayo 5 de 2017.


Alberto Solanet
Carlos Bosch
Presidente
Secretario

FALLO DEL 2 X 1 E INDIGENCIA MORAL

04/05/2017
Por Mauricio Ortín

Que la discusión en los medios sobre el reciente fallo de la Corte, que acepta el 2 x 1 para los condenados por crímenes de lesa humanidad parta del supuesto de que son genocidas, constituye un despropósito epistemológico y ético. Ello porque de ninguna manera son tal cosa y los que así lo afirman, o actúan de mala fe o son unos ignorantes redomados. Ya en democracia, la guerra comenzó con el ataque artero, homicida y generalizado de las bandas terroristas contra civiles, militares y el Estado de Derecho. El objetivo confeso era imponer por las armas la dictadura comunista. La lógica reacción de los gobiernos de Juan e Isabel Perón fue actuar en defensa propia, del orden constitucional y de la sociedad en su conjunto ¿Qué otra respuesta distinta a la represión merecía la horda subversiva de Firmenich, la hija de Carlotto y compañía? Acaso, ¡que los militares y policías se echen al suelo a esperar que los capen los Montoneros! De que el peronismo y el gobierno militar no reprimió con la ley en la mano es un hecho (La paternidad peronista de la Triple A está fuera de discusión.) Ahora bien, la guerra de los ‘70 no se caracterizó por dirimir los conflictos en los tribunales sino a balazo limpio. Ello quedó más que claro cuando, después de amnistiados por el presidente Cámpora, los jóvenes “idealistas” se largaron a asesinar a los jueces que los persiguieron con la ley en la mano. Y, aunque se cuidan muy bien de decirlo, fue Juan Perón que comenzó con la represión “genocida”. Y no lo dicen porque, aunque miserable, es negocio posar de víctimas y no de victimarios. Además, ahí están los “milicos” hijos de la pavota para que se coman el garrón del victimario universal; esa y no otra es la sustancia que oculta la cáscara conocida como “Memoria, Verdad y Justicia” y “política de derechos humanos”.

Ahora bien, cabe preguntarse por las causas que disparate semejante no haya despertado la saludable reacción cívica que pusiera las cosas en su lugar. Que sujetos de baja estofa y, también, de buena leche, no hayan recibido la condena social oportuna por tergiversar los hechos con el objeto de demonizar el fallo, revela el grado de decadencia en el que está sumida la sociedad argentina. Dicho de otro modo, en la incapacidad para reunir la masa crítica de ciudadanos necesaria que incline la balanza hacia un país medianamente decente. De qué manera se explica, por ejemplo, que los “sedientos” de justicia se rasguen las vestiduras ante el fallo del 2 x 1 y no se perturben y hasta aplaudan que no se juzgue a los “jóvenes idealistas” por los homicidios y demás crímenes que cometieron ¿Qué pasa? ¿Son tontos, infames o se les ha atrofiado el sentido de justicia? Tal vez sea el pánico que infunde la posibilidad de exponerse a ser escrachado por la lengua venenosa de la Carlotto. Es que rinde mucho más y no implica riesgo alguno la cobardía (políticamente correcta) de, por ejemplo, gritarle “genocida” a un héroe de guerra como el teniente coronel  Guillermo Nani. La Secretaría de Derechos Humanos  de la Nación y las de las respectivas provincias y municipios, de hecho, se crearon para triturar a las Fuerzas Armadas.  Los recursos públicos “invertidos” en esa política son fabulosos. Hay que reconocer que hicieron bien su trabajo. Las multitudinarias reacciones en contra y las escasas a favor del fallo así lo indican.


En los últimos doce años la Argentina se llevó puesta a sus Fuerzas Armadas. Soy escéptico en cuanto a que sea factible reconstituirlas. Es que los soldados saben bien que el único gesto que pueden esperar de aquellos a los que socorrieron es una fuerte y soberbia patada.

miércoles, 3 de mayo de 2017

UN GENERAL DE LA NACION QUE CUMPLIO SU JURAMENTO CON HONOR:


“…a mis acusadores les debe sorprender desagradablemente que yo siga pensando igual frente al mismo enemigo, a los mismos episodios que ellos produjeron y a los que ahora nos retrotraen.” Luciano Benjamín Menéndez, General del Ejército Argentino.

Podrán pasearlo por cien circos vanamente llamados “juicios” y seguramente lo harán, ya que es el paradigma de lo que sueñan abatir. Podrán ponerlo cuantas veces quieran a merced de payasos togados que creen estar haciendo historia, sin reconocer que sólo están firmando la perversa sentencia ya escrita de una revancha impía que solo ha servido para agravar la división que una banda de facinerosos pergeñó para mantener a los argentinos envalentonados en un enfrentamiento estéril mientras ellos saqueaban la República.

Nuevamente los falsarios a quienes derrotó volverán a pedir su cabeza o tratar de infamarlo -plumas serviles mediante- inventando historias y repitiendo agravios para terminar, como siempre, en el insulto soez, prueba lapidaria que es lo único que les queda a estos miserables después de cada derrota que el General les vuelve a infligir en los estrados judiciales, porque prevaricación mediante y abyecto servilismo, lo podrán condenar pero nunca lo pudieron callar.

El solo queda. El General que quiso, corte marciales mediante, fusilar criminales y no desaparecer enemigos, que cargó sobre sus hombros el peso de una guerra que no se estudiaba en su época en la Escuela de Guerra y que seguramente le repugnaba. Pero era un General de la Nación y por ella combatió.

Son pocos -él, sus subordinados y todos aquellos que al igual que él creyeron que un juramento, “Defender a la Patria hasta perder la vida” no era un bien negociable- con los que aún quedan cuentas para ajustar.

Sería más honrada la “justicia” argentina si al igual que el “INRI” en la Cruz por sobre los telones de fondo de los tribunales orales estuviera escrito aquel perverso apotegma: “Al enemigo, ni justicia”.

Esa cabeza es el trofeo que desvela a quienes llevan adelante estos “juicios”. Ellos, los verdaderos autores intelectuales de tanto caos y muerte en tiempos idos. Ellos, los jefes desertores y falsarios que compraron su exilio acomodado con la vida de los “perejiles” que creyeron en su lealtad. Ellos, que tratarán por enésima vez de obtener el botín que pretenden para autojustificarse.


Esos son los que hoy no pueden soportar que un grupo de viejos, que ni se rajaron ni se acobardaron, les estén dando ejemplos de dignidad a diario. Una dignidad que ellos no tuvieron al entregar a los propios, esos que hoy victimizan y por quienes reclaman esforzándose en olvidar que murieron por su propia felonía. Es que, miserables de su laya, no podían contar con que en el Ejército había Generales que no eran meros uniformes aferrados a un escritorio y a una alfombra. También eran Soldados.

De nuevo asistiremos -porque el objetivo es que esta historia no tenga fin- a la perversa estrategia de destrucción diagramada por aquellos que arrastran su pasado indigno de tránsfugas y mercaderes de la vida de sus propios compañeros, ruina que pretenden llevar a cabo con la complicidad de jueces prevaricadores, testigos falsos, políticos cobardes, una sociedad anestesiada e hipócrita y unos uniformados de generales “nuevos” a los cuales han comprado con los treinta denarios de la traición.

Porque el enemigo que ellos deben batir es hoy lo que resta del Ejército Argentino, de las Fuerzas Armadas. Ese resto que hoy se sostiene en el ejemplo de los que por defender a la Patria penan su juramento en cárceles comunes, ejemplo que ha evitado hasta hoy que las Fuerzas Armadas se conviertan en una montonera de entecados morales incapaces de alzarse en armas ante una ofensa a la Patria.

Solo esperan conseguir con esta seguidilla de bufonadas jurídicas un mínimo gesto de desánimo. Eso quizás concretaría la destrucción pretendida. Error, Luciano Benjamín Menéndez es un Soldado. No un bufón al que se le untan malamente los calzoncillos si en otro momento un desquiciado de mirada errática le hubiera ordenado descolgar un cuadro.

José Luis Milia


FALLECIÓ OTRO PRESO POLÍTICO


Estimados Amigos:

A través de la Unión de Promociones hemos tomado conocimiento, en forma retroactiva, que lamentablemente el día viernes 14 de abril de 2017  corriente año falleció otro Preso Político el señor Comisario (R) Onésimo Molina (Policía de la Provincia de San Juan).

El citado Oficial tenía al momento de su fallecimiento 77 años de edad y sufría gravísimos problemas de enfermedad. Pese a todo ello, el Juzgado Federal de San Juan N° 2, dispuso su encarcelamiento en el Penal de "Chimbas" (San Juan), en Marzo del año 2015. Posteriormente, ante el extremadamente delicado cuadro de salud que presentaba, fue enviado a Prisión Domiciliaria, lugar donde finalmente falleció.

Ya son 401 (cuatrocientos uno) los fallecidos, pertenecientes a todas las Fuerzas Armadas, Fuerzas de Seguridad, Fuerzas Policiales, Fuerzas Penitenciarias y Civiles; en el marco de este proceso de persecución, venganza y exterminio, donde SE CONTINÚAN REPITIENDO en forma sistemática infinidad de irregularidades jurídicas, instrumentadas en el ámbito de una justicia prevaricadora.

Debe destacarse que del total de Presos Políticos que han fallecido, 60 (sesenta) decesos se han producido desde el día 10 de Diciembre de 2015.
Expresamos nuestras sentidas condolencias a todos sus familiares, allegados, compañeros y amigos, rogándole al Señor, les conceda pronta y cristiana resignación.

Dadas las avanzadas edades y estados de salud de los Presos Políticos en la Argentina, estas lamentables noticias son cada vez más seguidas. Una vez más levantamos nuestra voz hacia el poder de turno, no pueden continuar con esta matanza selectiva… es su obligación como presidente de todos los argentinos garantizar el debido proceso, la igualdad ante la ley, brindar asistencia sanitaria adecuada y por sobre todo lograr la unión de la sociedad para superar las antinomias que después de casi 206 años aún nos mantienen divididos. Es hora de sin odios, ni venganzas, es hora de una mirada superadora. ¡BASTA!

Sinceramente,

Pacificación Nacional Definitiva

por una Nueva Década en Paz y para Siempre

lunes, 1 de mayo de 2017

BIFOCALIDAD Y JUSTICIA


"Un hombre común se maravilla ante las cosas poco corrientes; un hombre sabio se maravilla ante las cosas corrientes". Confucio

Si el pensador chino, que murió quinientos años antes de la era cristiana, hubiera llegado a conocer la Argentina, habría estado permanentemente maravillado porque aquí compartimos, desde siempre, una realidad virtual, en la cual nada de lo que vemos o hacemos es cierto, mientras ignoramos las normas elementales que permiten a los hombres vivir en comunidad. No me refiero a las leyes, de por sí bastante extrañas y contradictorias, sino al modo en que las aplicamos, según nuestro personal punto de vista, en general reñido con el de la sociedad en su conjunto; y, en la duda, optamos siempre por el que más conviene a nuestro relato, individual o colectivo.

Para ejemplificar a qué me refiero, basta con pensar que las normas establecen que quienes son procesados por delitos pueden permanecer en libertad mientas se sustancia el juicio y se llega a una sentencia firme, pero se niega dicho privilegio a aquéllos que, estando libres, pueden poner en riesgo la investigación, adulterar las pruebas o, simplemente, fugarse. Y los mismos criterios se aplican a los mayores de setenta años, aún con condena firme, respecto a la prisión domiciliaria; esto último se justifica especialmente porque ninguna sociedad civilizada combate a los supuestos caníbales comiéndoselos.

En estos días, los argentinos observamos con enorme perplejidad que dos jueces federales, los Dres. Ercolini y Bonadío, con el consentimiento de los respectivos fiscales que actúan ante sus juzgados, han concedido a Cristina E. Fernández y a su hija, Florencia Kirchner, autorización para realizar un paseo pseudo cultural por la vieja Europa, con el obvio propósito de exponer su inventada persecución política ante audiencias amenas y receptivas, como son los famosos izquierdistas "revolucionarios de escritorio"; si bien el segundo la otorgó bajo una caución real, el monto fijado resulta una nimiedad al comparárselo con las incalculables fortunas que la familia ha robado de las arcas públicas.

Creo que el asombro llega a Brasil, donde el proceso de limpieza contra la corrupción ha alcanzado cotas impensables en América Latina hasta hace muy poco, ya que muchísimos dirigentes políticos, gobernadores, senadores, diputados, empresarios, etc., se encuentran en la cárcel y a nadie se le ocurriría siquiera pedir algo así.

La viuda patagónica, recordemos, se encuentra procesada, entre otras cosas, por organizar y encabezar una asociación ilícita (un delito no excarcelable), fundada con el propósito de cometer una enorme multiplicidad de estropicios, de los cuales hemos sido víctimas todos y cada uno de los habitantes de este país, expoliado hasta la extenuación durante las sucesivas gestiones que compartió desde hace veinticinco años con su marido muerto; si como muestra basta un botón, allí tenemos a la Provincia de Santa Cruz, aunque ésta tenga una superficie comparable a la de varios países sumados y tenga bajo su suelo una riqueza saudí.

El choque entre este suceso y la realidad de las prisiones superpobladas de individuos detenidos sin sentencia firme por la comisión de delitos menores, como hurtos o arrebatos, ha producido una generalizada indignación, reflejada en las redes sociales y en las plataformas de peticiones públicas; y es razonable que así sea, toda vez que Cristina Kirchner y su entorno han demostrado hasta el hartazgo que están dispuestos a alterar las pruebas -como hicieron con los libros de las sociedades hoteleras involucradas- y entorpecer así cualquier investigación.

Esos hechos, ya probados, bastarían con enviar a la cárcel a cualquier pequeño comerciante, pero nuestros particulares jueces, que cuentan con narices más caras que las de los mejores perfumistas, son inmensamente tolerantes y permisivos ante quienes han ejercido, durante tantos años y con enorme fiereza, un poder omnímodo; no vaya a ser que, en una súbita recaída social, vuelvan al poder y quieran cobrarse las penas ahora aplicadas.

En otro orden de cosas, lo mismo parece suceder con aquellas personas que, como Hebe de Bonafini, son aún capaces de generar conflictos en la calle; aún tenemos fresco el recuerdo de cuando se negó a comparecer en Comodoro Py y el Juez aceptó interrogarla en la cocina de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. El Dr. Eduardo San Emeterio y quien esto escribe la denunciamos -y, con ella, a la locutora del acto y a los organismos de pseudo derechos humanos firmantes del documento allí leído- por sus dichos en la Plaza de Mayo el 24 de marzo pasado; a más de un mes de haberlas radicado, no hemos sido llamados todavía a ratificar las denuncias, primer paso de la causa penal. 

En el otro extremo de ese espectro se encuentran los casi dos mil presos militares, ancianos (el promedio de edad es 76 años), la mayoría sin condena firme y cumpliendo prisiones preventivas que exceden en lustros el máximo legal permitido (dos años, más uno debidamente justificado), que se siguen muriendo en las mazmorras estatales por falta de atención médica adecuada. Acusados por testigos que, cuarenta años después, dicen haber construido colectivamente la memoria y reconocerlos por la voz o por el olor, privados de todo derecho a un juicio justo y víctimas de procesos judiciales amañados, cuatrocientos ya fallecieron (cincuenta lo han hecho desde el 15 de diciembre de 2015) y, naturalmente, el ritmo se incrementará con el mero transcurso del tiempo.

Cuando, muy esporádicamente por cierto, algún tribunal federal les concede el beneficio de la prisión domiciliaria -ayer fue el caso de un preso de 87 años, gravemente enfermo- la mayor parte de las veces no se hace efectivo porque otro tribunal la niega, y la saga continúa. Es que, rápidamente, se alzan los infames pasquines y las radios y canales de televisión que multiplican la vocinglera gritería de esos mismos organismos de pseudo derechos humanos que rechazan la democracia como sistema de vida y piden, a voz en cuello, el derrocamiento del Gobierno.

Nadie se pregunta, tratándose de los "genocidas", por qué se los mantiene en la cárcel, cuando no pueden alterar las pruebas del proceso ni corren riesgo de fuga. Es que a éstos, la sociedad los ha elegido como únicos receptores de la culpa general de haber llamado a las puertas de los cuarteles para parar el desmadre en que se había convertido el régimen peronista en 1974 y 1975, que amenazaba con despedazar el país.

Ya nadie recuerda -ni quiere hacerlo- cuántos civiles, en especial radicales, actuaron como funcionarios, ministros e intendentes del proceso militar, ni cuántos empresarios, obreros, comerciantes y estudiantes aplaudieron a rabiar a los generales golpistas. Es más cómodo transferir esa responsabilidad a unos pocos y lavar así los pecados colectivos, por más que, cuando la tragedia se produjo, esos pocos fueran extremadamente jóvenes y estuvieran en los grados más bajos del escalafón jerárquico; hasta el lamentable Gral. Milani entra en esta categoría, aunque deba permanecer en la cárcel hasta que sea condenado por ladrón.

Hace un año y medio, Mauricio Macri prometió terminar con lo que él mismo llamó el "curro" de los derechos humanos. Los argentinos, tan golpeados por la gigantesca crisis económica que nos dejó el kirchnerismo, necesitamos saber quién se llevó los más de US$ 2.500 millones en extrañísimas indemnizaciones, cuyos destinatarios el Gobierno aún se niega a revelar.

Argentina se está reinsertando en el mundo, y una prueba de ello será su próxima integración a las grandes mesas de discusión del comercio mundial, en especial en el área del Pacífico, así como la importancia que nuestro país está recuperando en la región, reconocida a través de los viajes presidenciales a China y la visita de grandes personalidades mundiales, como Angela Merkel. Evidentemente, mucho ha cambiado ya y, después de octubre, ese cambio se acelerará, cuando la esperable victoria electoral del Gobierno derrumbe la falsa prudencia de los inversores, sobre todo de nosotros mismos.

Pero debemos recordar que, para que esas esperanzas se transformen en realidades concretas, debemos tener una Justicia independiente, seria, confiable y rápida; con ella, todo será posible pero, sin ella, nada lo será.

Bs.As., 29 Abr 17

Enrique Guillermo Avogadro
Abogado

ABOGADOS DE PERSONAS DETENIDAS EN LOS JUICIOS MAL LLAMADOS DE LESA HUMANIDAD PIDIERON UNA AUDIENCIA A LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACIÓN