Queridos amigos:
La Ley 26.571/2009,
promulgada durante la presidencia de Cristina
Fernández de Kirchner, a través de su Artículo 93 modifica el Artículo 64
quáter del Código Electoral Nacional que quedó redactado de la siguiente manera:
“Artículo 64 quáter: Publicidad de los actos de gobierno. Durante la
campaña electoral, la publicidad de los actos de gobierno no podrá contener
elementos que promuevan; expresamente la captación del sufragio a favor de
ninguno de los candidatos a cargos públicos electivos nacionales.
Queda prohibido
durante los quince (15) días anteriores a la fecha fijada para la celebración
de las primarias, abiertas simultáneas y obligatorias y la elección general, la
realización de actos inaugurales de obras públicas, el lanzamiento o promoción
de planes, proyectos o programas de alcance colectivo y, en general, la
realización de todo acto de gobierno que pueda promover la captación del
sufragio a favor de cualquiera de los candidatos a cargos públicos electivos
nacionales”.
Es una disposición clara
y concreta que tiende a evitar, al menos parcialmente, que las severas restricciones que se aplican
en la campaña electoral a la contratación de avisos publicitarios en medios
televisivos y radiales por afuera de los asignados por el Ministerio del Interior,
establezca un desbalance con la posibilidad de promover candidatos
gubernamentales aprovechando los actos de gestión de gobierno.
La señora presidente
ha hecho caso omiso de esa disposición y ha continuado realizando
inauguraciones acompañada de sus candidatos, sin dejar de en cada ocasión de
hacer propaganda de sus actos de gobierno y de pedir el apoyo de los electores,
después de la fecha límite.
Esta actitud ha sido denunciada formalmente por referentes
de la oposición y ha motivado que el fiscal
federal Jorge Di Lello impulsara una investigación para determinar si la presidente violó la veda electoral. La
reacción presidencial ha sido burlesca, propia de quien desprecia los dictados
de las leyes, aun de las que su gobierno ha promulgado. Y aquí estamos una vez
más, esperando para comprobar si la justicia
es igual para todos, mientras sigue avanzando esta variante de las mil
formas del fraude electoral que luego queda olvidada a la luz del “voto popular” que a nadie parece
importar cómo fue obtenido.
Si esta ofensa jurídica perturba, la ofensa moral de ver el
aprovechamiento espurio de una foto tomada a Martín Insaurralde,
candidato del Frente para la Victoria en la Provincia de Buenos Aires, al
saludar al Papa Francisco luego de
su majestuosa misa en la playa de Copacabana adonde fue llevado sin derecho por
la señora presidente, indigna y
motiva desprecio. Transformada en afiche de campaña, esa foto habla de la falta
de límites, de la noción de que el fin justifica cualquier medio y de la
hipocresía de usar hasta a quien durante años fue atacado, como lo fuera Monseñor Bergoglio, ahora que se ha transformado en un pastor amado y seguido
por multitudes.
¿Hace falta más?
Pues allí están los aumentos de haberes a los sueldos mínimos de los jubilados
en plena campaña, la súbita conversión del gobernador
Scioli de casi disidente a ferviente promotor de candidaturas oficialistas,
la anulación de la citación a juicio oral y público del ex Secretario de Transporte Ricardo Jaime en una de las causas por la recepción de
dádivas, evitando el daño político de esa imagen, el retiro de la causa del
juicio por los desvíos de fondos que
afectaba a la Fundación Madres de Plaza de
Mayo de la jurisdicción del juez
Oyarbide, volviendo el caso a su situación inicial y posponiendo por años
el bochorno de ver a los aliados del gobierno enredados en las más burdas
estafas, para seguir citando ejemplos de hechos que deprimen el espíritu.
Hemos visto también en esta semana a un candidato opositor,
cabeza de lista en la Provincia de Buenos Aires, abandonar sus compromisos a
menos de dos semanas de las elecciones para sumarse al equipo de campaña del
candidato mejor posicionado en las encuestas y nos preguntamos si nuestros
ciudadanos pueden absorber tanta relatividad.
En este punto me gustaría poner como ejemplo de cómo se
hacen las cosas, al espacio político en
que estamos participando con Nueva Unión
Ciudadana, pero lamentablemente no puedo hacerlo en plenitud. Una acción
mezquina nos ha privado de participar con nuestra lista en el municipio de
General Pueyrredón dañando las ilusiones y la confianza de un grupo de
afiliados que habían trabajado fuerte y lealmente con el objetivo de
transformarse en una opción para sus conciudadanos.
He escuchado muchas veces que estas situaciones son propias
de la política y no me canso de responder que son propias de la mala política,
de la que tenemos que erradicar y cambiar si queremos progresar como ciudadanos
y como sociedad. A esta altura y luego
de tantos sinsabores he comprendido el significado profundo del concepto de “fatiga moral” que se traduce en un
deseo incontenible de abandonar la lucha y resignarse a vivir en la
amargura de la decepción.
Pero por suerte suceden también hechos que despiertan la
rebeldía y que retemplan el ánimo al borde de la caída. La palabra
de consuelo de un sacerdote, el
ejemplo de luchadores incansables, la fe en Dios y en mi caso, también la grandeza de los mismos
camaradas de Mar del Plata que aun golpeados y frustrados me pidieron que
siguiera adelante pues dejar la cancha es abandonarla en manos de los que no
merecen ocuparla.
Tenemos pues que rebelarnos ante la adversidad para no
permitir que se nos sigan mostrando con desparpajo las fotos de gobernantes como los que conducen Tucumán, exponiendo el contraste del
lujo de su viaje a Dubai con la pobreza de su provincia. Contra la
osadía de la señora de Carlotto de
recordar que “no es la virgen María” cuando le señalan que su alineamiento
político con el oficialismo desvirtúa su credibilidad como cabeza de la causa que pretende defender. O contra la
pasividad con que se leen las denuncias del desvío de fondos de la ANSES
a fines ajenos a sus objetivos mientras se publica la noticia de que la señora presidente comparte un
terreno de casi nueve hectáreas en Calafate con el largamente denunciado
empresario Lázaro Báez.
La Argentina está
mal. Nos relatan que crece pero no crece. Nos dibujan la inflación pero en
cada supermercado y en cada surtidor nos desengañamos y le damos credibilidad
al tres por ciento mensual de las mediciones informales. Escuchamos a la gente
de campo, a los productores y al señor
Etchebehere que nos exponen sin eufemismos la grave situación que producen
la sucesión de políticas públicas equivocadas mientras el Ministro del área disputa su
campaña electoral.
De modo que por el bien de la Argentina hay que elevar la
rebeldía por encima de la fatiga moral ineludible en que nos sume la visión de
tantas mentiras e injusticias. La justicia del gobierno reserva todos sus
fuerzas para perseguir a los militares que se fugaron de un hospital militar,
priva a sus pares de poder asistir a esos nosocomios, los expulsa de allí a
pesar de sus enfermedades y achaques, y en ese despliegue agota su compromiso
público mientras en la calle millones de compatriotas viven atemorizados por la
inseguridad irresuelta y los terroristas de las bandas montoneras tienen la
osadía de brindar clases de derechos humanos. Evidentemente nada cambiará si no cambia la relación de poder en el
Congreso y no se alejan para siempre quienes tanto daño hacen a nuestra nación
en su mezcla de soberbia, incapacidad y
corrupción.
La próxima oportunidad de mostrar nuestra rebeldía ante el
inaceptable modelo que nos quieren imponer será el 8 de Agosto, en que estamos convocados y convocando a realizar una
jornada en que seremos capaces de expresar
en las calles, en forma pacífica pero firme y sonora, todo el desencanto y el
rechazo que sentimos por quienes conducen el gobierno nacional.
La siguiente y la más
importante ocasión será el domingo 11 de
Agosto, en las elecciones Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias, en
que todo argentino debe hacer el esfuerzo de expresar su rebeldía en las urnas votando por el rechazo al gobierno que nos
engaña y nos aprieta. Allí deben estar los mayores de 70 años aunque la ley
los exima de votar y los jóvenes de 16, que fueron incluidos para favorecer al
gobierno sin tener en cuenta que esa franja etaria también sabe ver y evaluar por sí misma por encima de la abrumadora propaganda del Estado. Allí debemos estar todos los hombres y
mujeres que no se resignan a
vivir en un país moral y materialmente carenciado para que unos pocos
satisfagan sus ansias desbocadas de riqueza
y sus veleidades de poder.
Rebeldía compatriotas, venciendo la fatiga moral y
sobreponiéndose a los errores y contradicciones de las fallas en nuestra
propias filas, comencemos el largo pero prometedor camino de librar a la
Argentina de sus males y de construir un
futuro mejor para nosotros, para nuestros hijos
y para todos los hombres de buena fe que quieran habitar este bendito
suelo argentino.
Un abrazo para todos y voten bien.
Juan Carlos Neves, Nueva Unión Ciudadana
NOTA: Las
imágenes y negritas no corresponden a la nota original.