"Una sociedad en la que se veía
prosperar el vicio mientras
que la virtud no recibía recompensa, quedaba herida de
gravedad antes, incluso, de que el enemigo abriera fuego".
Max
Hasting
Al negar estar avanzando en camino a Venezuela e innecesariamente decir, refiriéndose a la intervención de Vicentín y el propósito de expropiarla, que la idea había sido exclusivamente suya, Alberto Fernández confirmó que la orden había emanado de la Vicepresidente, lo cual fue además ratificado por la llamativa presencia, entre los anunciadores, de la Senadora Anabel Fernández Sagasti, una de las primeras espadas de La Cámpora. Así, el disfraz usado para ganar las elecciones cayó y el Presidente quedó desnudo, mostrando en su piel la marca a fuego de Cristina Fernández; sólo faltó que se le viera, en la oreja, la caravana que permite identificar y controlar al ganado.