sábado, 15 de diciembre de 2018

UN ASCO IRREFRENABLE



"Más que la civilización, la Justicia es la necesidad del pueblo".
Pietro Colletta

Esa sensación me embarga, como le sucede a muchos, desde que nada menos que Amado Boudou, el ex Vicepresidente que se convirtió en tal cuando sugirió a Cristina Elisabet Fernández apoderarse de los ahorros de quienes habían optado por el sistema de capitalización previsional, fue excarcelado mediante el pago de una multa insignificante, sólo cuatro meses después de haber sido condenado a cinco años de prisión por corrupción, pese a tener otros cuatro procesos pendientes. Sólo veinticuatro horas después, su cómplice en el robo de la máquina de fabricar nuestro dinero, José María Núñez Carmona, recibió el mismo privilegio.

Así, una vez más, la Justicia se cubrió de mugre, dando la razón a quienes tan poco confían aquí en ella, que debiera ser garantía de igualdad y de inexistencia de privilegios de todos los ciudadanos. La mayoritaria indignación social provocada por el fallo, sin embargo, no generó una masiva manifestación de rechazo, tal como nos tienen acostumbrados la izquierda vernácula y sus circunstanciales aliados para imponer a autoridades y legisladores sus deseos por los métodos más violentos, pese a lo menguado de su caudal en las elecciones; evidentemente, nada nos conmueve lo suficiente a los demás como para salir a la calle a reclamar que se cumpla con la Constitución.

Recuerdo que, en las competencia electoral de 1983, Raúl Alfonsín e Italo Luder lograron, sucesivamente, concurrencias que superaron largamente el millón de personas en la Avda. 9 de Julio y que, cuando Carlos Menem quiso privatizar las empresas del Estado, quienes se oponían a esa política llenaron la Plaza de Mayo; pero espontáneamente también, otros argentinos, se movilizaron para manifestar su vocación por achicar el gasto público, superando ampliamente a aquéllos. Es evidente que, como diría Leopoldo Lugones, nos hemos empequeñecido de corazón y, en cambio, desarrollado un cómodo tejido adiposo, que nos impide actuar a favor de nuestros intereses sociales, si ello implica asumir graves riesgos como, por ejemplo, perdernos un partido de fútbol por televisión.

Es cierto que el fallo que condenó a parte de la banda (los verdaderos responsables aún no se han sentado frente a los jueces) todavía no está firme, ya que puede ser apelado ante Casación y, muy probablemente, llegue a la Corte Suprema, pero estos tránsfugas estaban ya en prisión porque, claramente, podían interferir en la investigación -una de las razones que justifican la privación de la libertad; la otra, el riesgo de fuga- de la conducta de otros importantes miembros de esa asociación ilícita: vgr. Jorge Brito y Gildo Insfrán.

Si bien Boudou ya no es funcionario, la administración pública y hasta el Poder Judicial están llenos de quintacolumnistas enterrados por el kirchnerismo como minas antipersonales, y todos ellos están dispuestos a pagar los favores recibidos con acciones que favorezcan política y judicialmente a los saqueadores o con omisiones que traben el desempeño del Gobierno.

Pero lo que más sorprende de este período, en el cual muchos cifrábamos esperanzas con relación a la situación de los únicos presos políticos de esta democracia falluta, es la cotidiana doble vara que aplican todos, desde los jueces prevaricadores hasta los funcionarios encaramados en cargos relacionados con el tema, como el Secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj. Éste continúa no sólo protegiendo el negocio de quienes tanto han lucrado sino, mucho peor aún, impulsando estas inicuas persecuciones a través de los fiscales que le son adictos.

Porque nadie puede sostener hoy que, a más de cuarenta años de los hechos, los militares detenidos en inmundas mazmorras puedan tener alguna influencia sobre las presuntas pesquizas y, menos aún, evadir la acción persecutoria fugándose. A pesar de eso, y como lo demostró la Corte hace una semana, para ellos no rige ningún derecho constitucional, como la irretroactividad de la ley penal o el principio de inocencia, así como tampoco los máximos plazos legales en materia de prisiones preventivas, en todos sus casos vencidos hace años.

Pero no es sólo culpa de jueces o funcionarios: la sociedad entera convalidó con su silencio la represión de las organizaciones terroristas hasta su aniquilamiento, ordenada por el gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón, ya que estaba harta de la violencia de los asesinatos del ERP y Montoneros, llamó unánimemente -peronistas incluidos- a los militares para que, en marzo de 1976, la desalojaran de la Casa Rosada por la inoperancia de su gobierno, el caos administrativo y el clima de guerra civil que las acciones de la Triple A habían generado.

Hoy, esa misma sociedad mira para otro lado e ignora el tema, porque ha elegido a estos dos mil veteranos de tantas batallas para que carguen solos con la pretendida culpa de todos, tal como sucedió tantas veces en la historia de la humanidad. Sobre esas dos mil cabezas, el conjunto depositó sus presuntos pecados colectivos y, si purgarlos requiere hasta de sus vidas, lo considera un precio razonable que, pagado, impida que nadie más pueda culpar al resto de los argentinos. ¡Qué actitud hipócrita, miserable y cobarde!

He debido, por razones profesionales, la reunión fundacional del P.A.D. hasta febrero; le haré saber el lugar y la fecha con anticipación. Hasta la semana próxima.

Asunción, 15 Dic 18

Enrique Guillermo Avogadro
Abogado

FALLECIÓ OTRO PRESO POLÍTICO... ¿HASTA CUÁNDO O CUÁNTOS?



Estimados Amigos:

A través de la Unión de Promociones hemos tomado conocimiento de fallecimiento el día jueves 13 de diciembre de 2018, del señor Comisario (R) Jorge Alberto Patricio Villalba (Policía de la Provincia de Santa Fe), Preso Político.

Consecuentemente, ya son 470 (cuatrocientos setenta) los fallecidos, pertenecientes a todas las Fuerzas Armadas, Fuerzas de Seguridad, Fuerzas Policiales, Fuerzas Penitenciarias y Civiles; en el marco de este proceso de persecución, venganza y exterminio, donde SE CONTINÚAN REPITIENDO en forma sistemática infinidad de irregularidades jurídicas, instrumentadas en el ámbito de una justicia prevaricadora.

Debe destacarse que del total de Presos Políticos que han fallecido, 129 (ciento veintinueve) decesos se han producido desde el día 10 de Diciembre de 2015.

Dadas las avanzadas edades y estados de salud de los Presos Políticos de la venganza terrorista en la Argentina, estas lamentables noticias son cada vez más seguidas. Una vez más levantamos nuestra voz hacia el poder de turno, no pueden continuar con esta matanza selectiva… es su obligación como presidente de todos los argentinos garantizar el debido proceso, la igualdad ante la ley, brindar asistencia sanitaria adecuada y por sobre todo lograr la unión de la sociedad para superar las antinomias que después de casi 208 años aún nos mantienen divididos. Es hora de sin odios, ni venganzas, es hora de una mirada superadora. ¡BASTA!

Sinceramente,

Pacificación Nacional Definitiva
Por una Nueva Década en Paz y para Siempre

jueves, 13 de diciembre de 2018

EL MIEDO AL DISCURSO HIPÓCRITA, NO NOS DEBE ALEJAR DEL FIN ORDENATORIO DE LA MEDIDA

6 diciembre, 2018


Por Rubén Lasagno

Argentina es uno de los pocos países que vive en el pasado en muchos órdenes pero sobre todo en la seguridad, la autoridad y la justicia. El nivel de inseguridad es atroz. Los últimos 15 años el crimen ganó las calles vestido de motochorros, narcotraficantes, piratas del asfalto, entraderas, al voleo y cuanto disfraz criminal se puedan poner los marginales que fueron creciendo y haciéndose fuertes en una década infame de mentiras, posturas, discursos vacíos y populismo que se llevó todo con el relato y los planes sociales; no solo la seguridad sino también la dignidad, la moral y nos dejó el desprecio por la autoridad y los prejuicios idiotas de viejos setentistas que han sabido lucrar y muy bien con la teoría de los dos demonios.

El G20, más allá del edulcorado aire en la cual dejó al gobierno por unos días, hizo persistente la sensación en la sociedad de que si quieren ajustar las conductas, regularlas y poner autoridad y orden, se puede hacer. El problema es, que el organismo mutilateral podía justificar cualquier ejercicio de la fuerza por más extraordinario que sea, pero la sociedad no puede vivir en guerra ni sitiada, sin embargo, estamos realmente convencidos de que se puede hacer muchos más por la seguridad ciudadana y la gran pregunta es ¿Cuál es el fundamento esgrimido por el gobierno para no hacerlo?

Y entonces aparece la Ministro Bullrich formalizando un Decreto que en principio había nacido para el G-20, pero es obvio, sobrevivió a los jefes de Estado de paso en la Argentina y ahora se ha transformado en una norma instalada en el país y de cumplimientoefectivo para la policía y las FFSS, el uso del arma que ahora recién se enteran los políticos que los efectivos no deberían llevarlas de adorno, sino para reprimir el delito y los delincuentes.

Debate inútil si hay, ponerse a cuestionar el uso, la condición, la oportunidad, la licitud, la inconveniencia y hasta la forma en que se debe utilizar el arma, cuando la mayoría de los debatientes no ha pasado ni cerca de una situación de estrés como la producida por un enfrentamiento y es más, ni siquiera conoce un arma de cerca.

Mitad de la biblioteca dirá una cosa y la mitad, dirá otra. El único dato objetivo es que la Argentina tiene instalada la pena de muerte en el país desde hace no menos de 15 o 20 años y la ejercen los delincuentes en la calle. La culpa es de los gobiernos temerosos de aplicar la autoridad, de los legisladores inútiles y tendenciosos que hacen leyes a favor de los delincuentes y los jueces incapaces cuando no cómplices que habilitan la puerta giratoria para salvar su pequeño espacio de confort. Por lo tanto, no es un problema si el policía usa o no una pistola, si antes no rescatamos el verdadero valor de la autoridad y la justicia.


En cualquier lugar del mundo exhibir un arma por parte de un particular y más aún si con ella amenaza a un ciudadano o a un policía, es motivo suficiente para que la autoridad policial responda abatiéndolo sin más condición necesaria que la de convertirse en una amenaza para terceros y para el agente del orden. En situación de rehenes, amenazados por el arma de un criminal (como la abuela brasileña que se viralizó en la web) es condición necesaria para que los grupos especializados de la policía (SWAT en EEUU, GOE, GAP) lo abatan de un disparo, no a corta distancia como en el video brasilero, sino por medio de un francotirador que en todo momento lo tiene en la mira a 50 o 100 metros de distancia, esperando el momento justo para acertarle una bala que lo deje fuera de combate y salve a la víctima. En el 99% de los casos significa la muerte para el criminal.


Podemos discutir si la policía argentina está preparada o no para reaccionar conscientemente ante un problema de vida o muerte y aplicar el criterio en el uso de su arma, pero es una discusión aparte. Eso hace a la profesionalidad y preparación. Lo cierto es que si un policía no está preparado, no puede salir armado a la calle y la sociedad debe decidir entre tener un policía para que la defienda o un hombre disfrazado de policía sin capacidad y orden para tomar la iniciativa y la decisión de abatir a un ladrón.


En todo caso la discusión es más profunda y deberíamos pensar si queremos o no policía. Está claro el abandono que hizo de la autoridad el populismo pasado, el cual nos condenó a vivir encerrados y a los chorros libres. Es una ecuación que debemos revertir. Se debe restablecer la autoridad y quien delinque, quienes salen diariamente “a trabajar” con una 38 en el bolsillo o la mochila, deben saber que entre las posibilidades, está la de morir en el intento. La impunidad y la seguridad de que a ellos no les va a pasar nada, cimienta y alimenta el desorden y aplican la pena de muerte en la calle con todos nosotros. Los malos deben estar presos, para que los buenos puedan producir y sacar el país adelante.


Los sectores detractores de la autoridad y el orden, son los zafaronianos que nos llevaron a ser rehenes de grupos de narcotraficantes y bandas donde los jefes compartían el poder desde el propio Estado. Socialmente el gobierno debe empezar a hacer un trabajo para reinstalar la autoridad, sin embargo, después del G20 (lamentablemente) vemos como la vuelve a perder, cuando 200 vagos, extorsionadores y vividores volvieron a tomar las calles para “negociar” planes sociales. Todos jóvenes, disfrutando de un día de picnic en Plaza de Mayo mientras el grueso de la población trabajaba para sostenerlos, extorsionaban al presidente, intercambiando “paz social” por planes.

Así, no habrá policía que nos proteja. El problema es estructural y de conciencia política. El gran error conceptual es asociar el delito con la marginalidad; esto constituye una falacia fenomenal porque quienes atracan, roban y matan sin remordimiento (en la mayoría de los casos) no son “malvivientes” son personas que, precisamente, no quieren vivir mal y roban y matan para vivir bien.

Seguridad durante el G-20

Como vemos la discusión de fondo no es si vamos al gatillo fácil o al garantismo que implantó el kirchnerismo. Es mucho más amplia y depende de una decisión política. Si durante el G20 se pudo, es inentendible que ahora no; a menos que éste gobierno como otros, crea que es mejor mantenernos a todos presos de nuestros propios miedos en vez de cumplir con su obligación de protegernos de quienes a diario nos matan. (Agencia OPI Santa Cruz)


NOTA: Las imágenes, referencias y destacados no corresponden a la nota original.

¡HONOR Y GLORIA A LOS CAÍDOS DEL ARA SAN JUAN!


Sertorio

08 de diciembre de 2017

Pocos ejemplos impresionan tanto como el ver a hombres de honor que mueren por cumplir con su deber. La tripulación del ARA San Juan desapareció por hacerse a la mar en una nave que carecía de las condiciones para ello, sin las horas necesarias para ser considerada operativa. Por satisfacer exigencias que iban más allá de lo razonable, porque todos sabían que los sumergibles de la flota argentina no disponían de los elementos necesarios para una navegación segura, los marinos de la república hermana se embarcaron en el ARA San Juan a sabiendas de lo que se jugaban. Y zarparon. Resulta algo incomprensible para una mentalidad democrática el sacrificar conscientemente la propia vida en el cumplimiento de una orden: Alfred de Vigny[1] lo definió como la grandeza y servidumbre de las armas. Si hubiese primado el bien supremo de nuestra sociedad -salvar el propio pellejo y disfrutar del momento-, los hombres del ARA San Juan se habrían amotinado y su sedición nos habría resultado comprensible y excusable. Pero la milicia es una religión de hombres honrados y hasta en los ejércitos comunistas se alberga un principio no democrático: el honor, lo que Alfonso X en las Partidas[2] llamaba la vergüenza, el horror a volver la cara, a salir huyendo, a comportarse como alguien sin dignidad, que era la primera virtud de un noble según el Rey Sabio.

Tragedia del Yak-42

Los españoles nos podemos poner en la piel de los argentinos y hasta anticiparles qué es lo que vendrá a continuación, pues ya pasamos por un trance semejante con la tragedia del Yak-42, y nuestros sistemas políticos están, por desgracia, homologados: se exigirán responsabilidades y la izquierda antimilitarista aprovechará la ocasión para sembrar cizaña entre mandos y soldados, así como entre ejército y sociedad. Se nombrarán comisiones parlamentarias que no servirán para nada, sólo para que los leguleyos de la partitocracia[3] emborronen aún más las cosas. Al final, unos cuantos mandos militares perderán su carrera y su honor, mientras los políticos volverán a criticar el gasto en la defensa nacional. Ninguno de los mandamases civiles que han recortado el presupuesto de la Armada en estos últimos decenios será molestado ni interrogado. Una de las características esenciales de la democracia moderna es el gobierno irresponsable.


Para los españoles de mi tiempo, el Ejército argentino va unido a su valiente desafío al secular enemigo sajón: la reconquista de las Malvinas nos llenó a todos de un legítimo orgullo de raza; en la desesperada batalla contra un adversario muy superior, admiramos la pericia y el valor de los pilotos de su fuerza aérea y la resistencia de sus soldados. También nos dolió como propia la tragedia de los marinos del Belgrano, crimen de guerra por el que nadie les ha exigido cuentas a los británicos, al igual que por el maltrato y muerte de prisioneros argentinos. En tiempos más tristemente próximos, la gallarda actitud del general Videla frente a la fauna de rábulas que lo enjuiciaba también mereció nuestra admiración. 


Durante treinta años los políticos y los jueces han sembrado el odio de los argentinos a sus fuerzas armadas, que en 1976 sacaron a la nación de un caos insostenible y libraron al país hermano de convertirse en otra Cuba, en otra Nicaragua. La izquierda mundial jamás les perdonó esta derrota a los militares argentinos. El precio de la victoria progresista es un ejército infradotado, obsoleto, al que la vocación ejemplar de oficiales y tropa permite mantenerse en pie, pese al desprecio de los políticos, pese a la demagogia de los antimilitaristas, pese a los recortes presupuestarios. En Argentina hay dinero para subvencionar la ideología de género, para impedir la reproducción demográfica de la propia nación, para los mal llamados movimientos sociales, para los enjuagues corruptos de las oligarquías kirchnerianas o no, para todo menos para el Ejército y la Armada, que son, sin embargo, la garantía de la independencia y la soberanía de la patria. Hablo de Argentina, pero vale también para España.

¡Honor y gloria a los caídos del ARA San Juan!


NOTA: Todas las imágenes, referencias y destacados no corresponden a la nota original.



[1] Poeta, dramaturgo, escritor y novelista francés, integrante de la Academia Francesa a partir de 1854.

[2] Las Siete Partidas (o simplemente Partidas) es un cuerpo normativo redactado en la Corona de Castilla, durante el reinado de Alfonso X (1252-1284), con el objetivo de conseguir una cierta uniformidad jurídica del reino.

[3] Poder excesivo de los partidos políticos en un sistema democrático.

DENUNCIA ABSURDA



La Fundación Malvinas, Ushuaia Tierra del Fuego, fundada el 04 de Abril de 2006, por iniciativa de un grupo de Veteranos de Guerra, que se avocan a la tarea social y de políticas malvineras, e inmediatamente se suman colaboradores de la ciudadanía fueguina comprometidos con la Causa Nacional Malvinas. En su sitio Web podrán observar la tarea permanente de Veteranos de Malvinas y del Pueblo Fueguino, estrechando lazos fraternos de hombres y mujeres que unidos por el resurgimiento de aquella fuerza y cuestión nacional que nos enorgulleciera en 1810 y se repitiera en 1982, hoy trabajando en pos de la recuperación de las Islas del Atlántico Sur, es decir Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. La citada fundación realiza en diaria tarea de difusión sobre los temas que le atañen a través de su Boletín Informativo, en esta oportunidad lo hacen sobre la absurda denuncia sobre torturas a los conscriptos en las Islas Malvinas por parte de oficiales y suboficiales de las FF.AA.

Una vez más se pone en evidencia que la ley nos es igual para todos, tras el objetivo de venganza y no justicia objetiva que pesa sobre todos y cada integrante de las Fuerzas Armadas de la Nación. Tarea que es llevada a cabo por una justicia desprestigiada a tal punto que es la institución con menor prestigio en nuestra sociedad, la que ha sido manipulada por todos los gobiernos democráticos para imponerle un relato falaz, tendencioso, una ideología en contra de nuestra ancestral cultura occidental y cristiana… que está llevándola por un camino de disolución y decadencia.




12 diciembre, 2018  Naza Romero    Islas Malvinas


Amplia difusión tuvo en los medios y redes sociales la noticia de que 18 militares serán indagados por torturar a soldados en la Guerra de Malvinas, y sus nombres han sido sometidos al escarnio público.

Dos tribunales superiores -la Cámara de Casación Penal y la Corte Suprema se expidieron con claridad sobre que estos eventuales delitos investigados no existieron, y yendo aún más lejos, Casación afirmó que, de haber ocurrido, no hubieran constituido crímenes de lesa humanidad, por lo que hubieran prescripto. A pesar de ello, un fiscal, el doctor Rapoport, volvió a la carga y solicitó al juez subrogante Calvete, en Río Grande, la detención e indagatoria de los oficiales y suboficiales del Regimiento de Infantería 5, finalmente decidida. Muchas veces nos sorprende que los argentinos seamos tan proclives a creer en relatos y mitos. Últimamente el caso Maldonado nos llenó de asombro cuando finalmente se conoció la verdad de la mano de 55 peritos. La desaparición forzada era una mentira, detrás de la cual hubo una trama oscura de política e indemnizaciones, al existir en nuestra sociedad un sector que, de una u otra manera, quiere imponer un relato que lo victimice, para obtener algún beneficio. El relato, en el caso de la Guerra de Malvinas, ha ido bastante más lejos y exige aceptar que los militares fuimos a la guerra no a enfrentarnos contra los ingleses por la soberanía de las islas, sino a torturar a nuestros soldados, previa planificación y acuerdo para hacerlo.


Esto llevaría a pensar que los ingleses rescataron a los conscriptos argentinos, que eran víctimas de una banda criminal.

La verdad es que los soldados británicos, contra los que combatimos, destacan la Guerra de Malvinas como una contienda caballeresca en la que el derecho humanitario internacional fue respetado por ambos ejércitos, como pocas veces se tiene registro.

La acusación de marras, en cambio -abominable-, es negada y desmentida por la abrumadora mayoría de nuestros valerosos soldados, orgullosos de su propio coraje en Malvinas, y es solo sostenida por un ínfimo y aislado grupo de activistas.

Detrás de esta denuncia están, una vez más, objetivos de poder político, protagonismo y búsqueda de indemnizaciones por parte de personajes que, más temprano que tarde, pagarán por sus crímenes ante la Justicia, inexorablemente.


José Martiniano Duarte
Coronel (R), veterano de la Guerra de Malvinas
DNI 8.604.927

miércoles, 12 de diciembre de 2018

DECLARACIÓN DE LA ASOCIACIÓN CIVIL ABOGADOS POR LA JUSTICIA Y LA CONCORDIA


HACIENDO LA CORTE…



HACIENDO LA CORTE
2 x 1 y 1 mejor que 4

Los votos de los cuatro jueces de la Corte[1] que cerraron toda posibilidad a la aplicación de la ley 24.390 a los enjuiciados y condenados por los llamados ‘delitos de lesa humanidad’ -conocida como ley del 2×1-, se pueden analizar (y repudiar) desde diversos puntos de vista.

Lo más obvio es hacerlo desde el ángulo del derecho, es decir, desde lo justo; y es dable esperar eso de nuestra Asociación, porque ella está constituida por abogados y, además, lleva diez años denunciando y combatiendo los engendros jurídicos producidos por los tribunales de este país, desde el más alto hasta los más inferiores del fuero federal.

Pero el caso es que esto ha sido hecho ya por calificados juristas e incluso por la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales, todos coincidentes en que esos votos no solamente se han pasado por lo bajo las leyes, el Código Penal y hasta la misma Constitución nacional, sino también los principios más básicos y universales del orden jurídico, puesto que sobre ellos asientan las leyes fundamentales del mundo civilizado.

El hecho entonces es -expuesto con crudeza- que los jueces de la Corte, menos uno, han enviado un mensaje que debiera hacer temblar a todos los argentinos: ellos creen que puede haber en la Argentina personas a las que, según su arbitrio, se las puede privar de todo derecho, incluidos los que la Constitución nacional y las mismas declaraciones universales reconocen a todos los seres humanos. En suma, basta que estos jueces se lo propongan, para que una o más personas sean reducidas a la condición de parias, excluidos, indignos, comparables a los esclavos de la antigüedad.

No exageramos. La decisión de estos jueces, despojada de las florituras jurídicas que a menudo se utilizan para disimular las injusticias y arbitrariedades, se puede expresar en muy claras y pocas palabras: la ley penal -han dicho- se  puede aplicar retroactivamente a las personas que a nosotros nos parezca.

Esta monstruosidad conlleva pues el aniquilamiento del derecho. Cuando la Corte Kirchnerista, a partir entre otros de los casos Lariz Iriondo, Mazzeo y Simón, inició ese proceso de demolición, nuestra Asociación alzó su voz para decir con todas las letras que el Poder Judicial había perdido los dos pilares fundamentales para su recta actuación: autoridad e independencia; y que ante la violación del principio de legalidad, todos los argentinos habíamos quedado en libertad condicional.[2]

Es el momento de reiterar lo dicho entonces. El peligro en que nos encontramos los argentinos es manifiesto. Y en cuanto a la independencia y la falta de autoridad, perdidas por los jueces desde el golpe institucional con el que Kirchner se deshizo de la Corte establecida, fueron entregadas ahora a una plaza poblada de energúmenos vociferantes.

Por ende, desde el momento que ya no hay derecho en la Argentina, ¿para qué un análisis desde esa perspectiva?

Este fallo mayoritario de la Corte ha venido a confirmar que los llamados ‘juicios de lesa humanidad’, que Lorenzetti encuadró como ‘política de estado’, han sido y son una farsa, la máscara ajada y repelente con que jueces emblemáticos de la prevaricación cubrieron una acción político-ideológica de persecución y venganza.

También ha confirmado el designio de hacer morir en prisión a las verdaderas víctimas de esa trama, que no importa a nadie si son culpables o inocentes, ya que en rigor son los verdaderos perdedores de una guerra que ellos creyeron ganar con las armas y sus mandos de antes y ahora perdieron una vez lograda la paz.


Nuevamente, esta vez de manos de los jueces, la nación pierde la ocasión de dar los primeros pasos para cerrar sus heridas, recuperar la justicia y restablecer la concordia. Estos jueces se suman así a los políticos de todos los partidos que en 1973 abrieron las puertas de las cárceles, para liberar a los terroristas enjuiciados y encarcelados con todas las de la ley. De paso abrieron la puerta a la tragedia que se abatió sobre nosotros, de la que todavía no hemos salido y por la que nunca jamás aquellos políticos ni sus partidos pidieron perdón.

De esta ignominia también habrá consecuencias, salvo que Dios quisiera evitárnoslas, mostrándose especialmente piadoso a causa de unos pocos hombres justos.

Uno de ellos es el Dr. Carlos Fernando Rosenkrantz, el señor Presidente de la Corte Suprema, el único que votó en disidencia, sosteniendo los principios inconmovibles del recto orden jurídico y manteniéndose impertérrito frente al griterío y los bombos de la turba y los politicastros que viven de ella. En la soledad que lo dejaron sus colegas, artífices de piruetas hechas a bajísima altura y sin riesgo alguno, se destaca bien por encima de aquellos, en regiones límpidas, donde reina el aire no contaminado por los efluvios de quienes reptan más abajo muertos de miedo.

Hombres de la talla del Dr. Rosenkrantz permiten conservar la esperanza.

Alberto Solanet     Carlos Bosch
Presidente             Secretario

[1] La opinión sana de nuestro país –que todavía la hay y que no entiende mucho de términos y vericuetos jurídicos, además de tener pésima opinión de los jueces en general como lo indican todas las encuestas-, debe tomar nota y no olvidar jamás los nombres de esos cuatro jueces: Ricardo Luis Lorenzetti, Elena Inés Highton de Nolasco, Juan Carlos Maqueda y Horacio Daniel Rosatti. Deben hacerlo para que un día, cuando logremos poner fin a esta etapa de nuestra historia tan larga como siniestra, quede intacto el recuerdo de los que la hicieron posible.

[2] Carta Abierta de la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia al Presidente de la Corte Suprema de Justicia, 10 de julio de 2012.

¿ES LA ARGENTINA UN ESTADO POLICIAL?


“El hecho entonces es -expuesto con crudeza- que los jueces de la Corte, menos uno, han enviado un mensaje que debiera hacer temblar a todos los argentinos: ellos creen que puede haber en la Argentina personas a las que, según su arbitrio, se las puede privar de todo derecho, incluidos los que la Constitución nacional y las mismas declaraciones universales reconocen a todos los seres humanos. En suma, basta que estos jueces se lo propongan, para que una o más personas sean reducidas a la condición de parias, excluidos, indignos, comparables a los esclavos de la antigüedad”.
*Declaración de la Asociación Civil Abogados por la Justicia y la Concordia*


Es esta una pregunta hecha con la malicia suficiente para desconcertar a quien sea que deba responderla. Comparada la actual organización política del estado con la que dominaba el anterior y, por extensión, con cualquier otra estructura peronista, suponemos que lo que se ve en superficie es pura calma y respeto. En principio nadie parece ser perseguido por sus convicciones o ideas, tanto que cualquier desquiciado puede decir por radio o televisión lo que se le ocurra sin que siquiera el Comfer lo llame al orden por sus guaranguerías políticas.

Además, salvo que el régimen fuera una copia fiel del nazismo alemán o del comunismo soviético, definir un estado policíaco -tan fácil en la teoría como difícil en la práctica- tiene que ver, principalmente, con aquellos que, por causas diversas, lo sufren sin estar por eso incorporado en conciencia a la sociedad. Así, es probable que un ciudadano chino común se ría de aquellos que definen al régimen de la República Popular China como un estado policial ya que hoy pueden moverse por todo el territorio sin, como era norma antes, salvoconducto ni autorizaciones y en general no son molestados por sus opiniones salvo que sean católicos o pertenezcan al Falun Gong[1]; como ambos colectivos son minorías en un país de mil millones de habitantes, se entiende esta opinión.

 

De cualquier manera la malicia, perfidia o simplemente mala leche de la pregunta no  reside en la pregunta en sí sino que si alguien la hace, con conocimiento de hechos sucedidos, es porque hay algunos, o muchos, que son perseguidos por sus ideas,  por su actividad, aunque no haya en ella nada delictivo, o por un posible pasado al que hoy ciertos sectores lo consideran punible por cuestiones políticas. No creo que hoy, al menos por lo que se ve, repito, en superficie, se persiga a nadie por sus ideas políticas ya que sobran estrafalarios pasquines al estilo de Página 12 o Barcelona que  nacen, crecen y mueren, aunque algunos perviven sin que sus redacciones sean allanadas y sus escribas presos, y en la web pululan cientos de este tipo de páginas, la mayoría de efímera existencia.


No obstante, aunque se lo quiera negar, aunque la basura sea barrida bajo la alfombra, hay gente que sí es perseguida; concretamente son aquellos que, más de cuarenta años atrás por un mandato constitucional y vistiendo uniforme debieron empuñar las armas para derrotar a un enemigo que había declarado la intención de hacerse, a pura bomba y asesinato, con el poder en Argentina.

Toda esta persecución, acompañada por la prevaricación de jueces y el acoso y la venganza de agrupaciones y personalidades políticas que lo comenzaron como una cuestión de vindicta pública hasta que descubrieron, con el anterior gobierno, que  se les abría un millonario negocio, sigue hoy  ante las propias narices del actual presidente -y muchas veces con la colaboración desembozada de algunos de sus colaboradores- que por ineptitud, comodidad y cobardía las deja seguir adelante. Hoy el aparato del estado trabaja para ello, provee fondos para que organizaciones cripto-terroristas, “madres”, “abuelas” e H.I.J.O.S., entre otras muchas sean gratificadas con largueza desde los erarios nacionales y provinciales.

No volvamos a retorcer el cuchillo en la vieja herida de la mentira de aquel que proclamaba “que acabaría con el curro de los derechos humanos”, ni nos preocupemos porque debamos soportar a un  pelado ridículo que ejerce de guía turístico en el “parque de la memoria” e invita, cada tanto, a tirar flores al río a visitantes “ilustres” mientras les cuenta que él también es un hijo de desaparecido, aunque la realidad sea que  todo lo que le sucedió al padre en cuestión en marzo del ’76 fue estar demorado diez días en la comisaría 17ª.

Lo que si debe preocuparnos es lo que meridianamente describen los Abogados de Justicia y Concordia en su declaración referida a la decisión del 2 X 1 dictada por la CSJN y que desde mucho antes de esta de esta declaración se haya ido creando un estado cuasi autónomo dentro del estado nacional el que, mediante sus esbirros -periodistas soplones, testigos falsos remunerados y jueces prontuariados- ya no se limitan a perseguir a quienes debieron combatir entre 1973 y 1979 a la subversión. Siempre en la búsqueda de fama ilegítima y de hacer inagotable un negocio espurio, algunos de estos peligrosos payasos se sienten con derecho a enlodar, amparados en la farsa provechosa que sigue hablando de desapariciones y torturas, la Gesta de Malvinas y el Combate de La Tablada.

Dadas estas condiciones -donde la palabra de cualquier zurdo falsario, guionada por un fiscal del “palo” es escuchada con deferencia por alguno de estos jueces que han embaucado a los argentinos con sus simulacros judiciales- es más que probable que los oficiales y suboficiales que combatieron en Malvinas o en La Tablada, por el solo hecho de haber pisado esos lugares de combate sean condenados en masa, mientras un gobierno cobarde transa con los  que otrora atacaron a la República y que hoy, entre bambalinas, son los que la manejan.

Jose Luis Milia

Non nobis, Domine, non nobis. Sed Nomini tuo da gloriam.






[1] Falun Gong (literalmente ‘práctica de la rueda de la ley’, en español), también conocido como Falun Dafa, es una disciplina espiritual introducida en China en 1992 por su fundador, Li Hongzhi. Se basa en los principios de "verdad, benevolencia y tolerancia" y combina la práctica de la meditación y ejercicios con filosofía moral. Se identifica como una práctica de qigong de la escuela budista, aunque sus enseñanzas también incorporan elementos extraídos de las tradiciones taoístas.

martes, 11 de diciembre de 2018

ARA SAN JUAN: ¿ADÓNDE SE FUERON LOS 44...?



El submarino ARA San Juan, desaparecido en el Atlántico mientras regresaba a puerto. - AP

Por María Delicia Rearte de Giachino

¿Adónde se fueron? Se fueron a conocer los secretos de ese mar que tanto amaban. Se fueron escoltados por sirenitas, alumbrada la inmensa oscuridad por millares de peces fosforescentes, penetrando los misterios de esa vida silenciosa, cantando viejos y pícaros estribillos marineros, hacia las profundidades más profundas  donde los esperaba Stella Maris, con 44 coronas de corales y una corte de 323 camaradas en uniforme de gala de sal y espuma, con ofrendas de caracolas celestes y blancas para honrar esos pechos viriles.

¿A dónde se fueron? Dejaron aquellos cansados hierros que los cobijaron durante días de navegación. Dejaron aquel refugio amado donde rieron y lloraron, donde cada uno era señor en su puesto, donde cada uno era el otro, donde la noche y el día se confundían y el tiempo era una misión siempre cumplida. Dejaron en ese viejo submarino sus sueños, sus amores, sus rebeldías y sus grandezas. Dejaron la presencia, presente e invisible de quienes nunca pudieron ni podrán, penetrar el secreto profundo de ese viejo submarino, solitario, amante irreverente, que los arrancaba de los brazos amados para entregarlos en total entrega a Dios y la Patria.

¿Adónde se fueron? A marcar soberanía en el cielo, en la tierra y en el mar. Se fueron  con el sol resplandeciente, el cielo como bandera, el mar encrespado de orgullo. El submarino ARA San Juan con sus 44 hijos en el deber, inició su destino final en la gloria.

¿Adónde  se fueron? Al presente, al pasado y al futuro, allí donde ese mar que tanto amaron les devele sus misterios y Stella Maris mande paz y consuelo a sus seres amados recordando que “nadie ama más que el que da la vida por sus amigos” (Juan 15-13)

¡A la gloriosa Armada Argentina! ¡Viva la patria!

María Delicia Rearte de Giachino[1]
DNI 1.605.228





[1] María Delicia, una dama de 94 años de edad, es la madre del seño Capitán de Fragata de Infantería de Marina (P.M.) Pedro Edgardo Giachino, primer caído en combate en la Guerra de las Malvinas.

lunes, 10 de diciembre de 2018

ESPERANDO UN CAMBIO


Este año se cumplen 70 de la firma de la Declaración de Derechos Humanos, por lo que hoy se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos.


Quienes suscribimos esta carta somos hijos, hermanos, padres, esposas de víctimas del terrorismo que en la década del 70 sufrimos el salvaje ataque de Montoneros, ERP, OCPO, FAL, FAR y otras organizaciones armadas que pregonaban un mundo mejor, pero que en los hechos regaron de sangre inocente nuestro país.


A más de 40 años de los hechos seguimos esperando que el Estado argentino se acuerde de nuestros seres queridos, los reconozca, nos otorgue los derechos a la verdad, la Justicia y la reparación, y termine con 40 años de impunidad, violencia y parcialidad en el relato histórico.


Seguimos esperando un cambio, seguimos esperando que la clase política tenga la valentía de romper con el no te metas, seguimos esperando que nuestros familiares tengan el sitial de honor que merecen y dejen de ser ocultados para no incomodar a quienes sin ningún reparo asesinaron, secuestraron, robaron, hirieron y lastimaron a toda una Nación.

Ana Lambruschini; Arturo Larrabure; Santiago, Verónica y Alejandro Soldati; Mirta Virán; Raúl y Ruth Duarte Ardoy; Isaac Barrios; Marina Klein y siguen las firmas


NOTA: Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.

domingo, 9 de diciembre de 2018

LA DEUDA EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS

Eleanor Roosevelt sosteniendo una copia en español de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.


Se cumplen mañana 70 años de la firma en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de la Declaración Universal de Derechos Humanos, documento que nuestro país suscribió e incorporó, en 1994, a nuestra Constitución, en el conjunto de Tratados y Pactos Internacionales. Se consagraron así principios universales que configuran la base del sistema moderno de derechos humanos, aplicable en casi todos los países del mundo hasta el presente.

Para nuestro país, es un día de reflexión en el que, además de rememorar el histórico retorno al sistema democrático que se produjo 35 años atrás, recordamos también a aquellos ciudadanos cuyos derechos humanos nunca fueron reconocidos y con quienes tristemente mantenemos una deuda histórica.


Es este, por lo tanto, un día que invita a reflexionar. Muchas han sido las víctimas del terrorismo que sufrieron gravísimas agresiones por parte de organizaciones armadas como Montoneros y el ERP en la década del 70 y que cuatro décadas después no han sido aún reivindicadas en sus derechos humanos a acceder a la verdad, a la justicia y a la reparación.


La Asociación Civil CELTYV (celtyv.org), que nuclea a esas víctimas, da cuenta de 1094 personas muertas, 2368 heridas, 756 secuestradas, además de 4380 atentados con bombas, sumando un total de 17.380 ciudadanos directamente agredidos de diversas maneras entre los trágicos años 1969 a 1979 por las organizaciones armadas terroristas que buscaban llegar al poder.

Los viles agresores siguen amparados por un perverso entramado de doctrina y jurisprudencia que ignora y contradice el derecho internacional al punto de que a ninguno de los damnificados se les ha reconocido su derecho como tales.

Vale la pena, pues, a 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, recordar que su artículo 7° consagra la igualdad ante la ley. Vale la pena, también, homenajear a tantas madres que, ante la adversidad, la denegación de sus derechos humanos por parte del Estado y el olvido al que la sociedad ha sometido estos hechos, no se rindieron ni dejaron nunca de luchar por la memoria de sus valientes hijos.


Las madres de los soldados abatidos en 1975 en el copamiento del Regimiento de Infantería de Monte 29 en Formosa, desde la humildad de sus recursos, reclaman para ellos desde entonces que se reconozca la verdad y que, en justicia, se asigne la reparación que les corresponde. Estas incansables mujeres, hoy ya ancianas, sumaron firmas bajo el sol formoseño reclamando reparación por la vida perdida de sus hijos en cumplimiento del deber. Viajaron cientos de kilómetros a Buenos Aires y visitaron políticos en su necesidad de ser escuchadas por quienes representan la voluntad popular. Son ellos quienes tienen el poder de cambiar el rumbo ante tanta impunidad, ante una inequidad que lastima, que ha premiado en sus narices a quienes mataron a sus seres queridos mientras ignoraba a los inocentes. Estas madres y esposas dieron testimonio, junto con otras mujeres anónimas, de que el terror que esgrimieron Montoneros y el ERP no podía contra el amor de quien clama por justicia frente a la adversidad.

La madre de Marcelino Torales recuerda a su hijo, uno de los diez conscriptos asesinados por montoneros

Catalina Sosa (madre del soldado Edmundo Sosa) , Castula Torales (madre del soldado Marcelino Torales), Celina González (madre del soldado Ismael Sánchez), Francisca Coronel (madre del soldado José Coronel), Amalia Osuna Rojas (madre del soldado Tomás Sánchez) y la fallecida Dora Sanabria, esposa del sargento Víctor Sanabria, se sobrepusieron al dolor, la incomprensión y la agobiante impunidad para continuar luchando tan valientemente como lo hicieron sus familiares por el reconocimiento de sus derechos. No pueden resignarse a aceptar que para esta sociedad que las ignora y las silencia la sangre de sus seres amados se haya derramado en vano.

Vaya en ellas nuestro reconocimiento a todos los ciudadanos que no se rindieron, a quienes piden y continúan pidiendo igualdad ante la ley y las penas que correspondan también a aquellos que atacaron a la República, a sus instituciones y a su pueblo. El tiempo transcurre implacable, pero estas mujeres no claudican. Su reclamo de reconocimiento debería ser el de todos. Las numerosas víctimas del terrorismo, tan largamente ignoradas y silenciadas, no descansarán en paz hasta que esto ocurra.


NOTA: Las imágenes, referencias y destacados no corresponden a la nota original.