sábado, 21 de junio de 2014

CAMPAGNOLI FRENTE AL PELOTÓN DE FUSILAMIENTO

Por Jorge Lanata.

Ninguna descripción fue mejor que la de Nicolás Wiñazki: Campagnoli parece el coronel Aureliano Buendía frente al pelotón de fusilamiento, dijo.


Y exactamente eso parecía Campagnoli esta semana, frente al Jury diseñado por la procuradora Gils Carbó. El martes 17 declaré como testigo en esa causa, y entendí, al trasponer la puerta, la decisión del Gobierno de prohibir el ingreso de cámaras y grabadoras y, aún más, de sustanciar el juicio durante el Mundial: todo el proceso es una trampa.

fiscal Adolfo Villate

Declaré más de una hora frente a los siete jueces y dos fiscales: sólo me preguntaron por Campagnoli durante los primeros diez minutos; el resto del tiempo sus preocupaciones estuvieron centradas en otro lado: demostrar que la investigación sobre Lázaro Báez difundida en Periodismo para Todos no tenía ninguna sustancia. Por eso estallé cuando el fiscal Adolfo Villate me preguntó, con sorna: “¿Usted chequeó y recontrachequeó esto?”. Se refería a una denuncia por extorsión hecha por Federico Elaskar, la misma que Campagnoli rescató del olvido de su archivo para comenzar la instrucción de la causa que le permitió, en veinte días, descubrir gran parte de la ruta del dinero K.

“Chequeo y recontrachequeo” es una marca registrada: son las palabras que usaron los “Cyber K” mil veces para desacreditarme. Me llamó la atención que Villate fuera tan obvio pero, a la vez, me enojó. Por eso hice un silencio y le dije, mirándolo a los ojos: –¿Qué se siente trabajar para Lázaro Báez?


Villate me interrumpió y le volví a preguntar: –¿Lázaro paga bien?

Esa misma tarde, en mi escritorio, entendería varias cosas con sólo revisar los antecedentes de los jueces y los fiscales. Pero, a los 53 años, había cometido un error de principiante: no haberlos conocido antes de ir a la audiencia. ¿Ingenuidad o falta de tiempo? No tiene sentido responder: las excusas no se televisan. Como siempre, la realidad superaba cualquier especulación: aunque suponía que todo aquello estaba armado para condenar a Campagnoli, nunca hubiera sospechado que algunos de los jueces fueran, en verdad, quienes deberían ir presos.

fiscal Daniel Adler

¿Quiénes dirán, en nombre del Estado, que Campagnoli es culpable? Lo que sigue está chequeado (y recontrachequeado): Daniel Adler es el representante de Gils Carbó, presidente del tribunal y miembro de Justicia Legítima. Fue denunciado por integrar una asociación ilícita formada por miembros de la Justicia Federal, del ministerio público fiscal, y por un abogado, todos reunidos para armar una causa penal por delitos de lesa humanidad contra Federico Hooft, juez federal de Mar del Plata. Hooft fue absuelto el 28 de abril pasado luego de un jury de la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires por ocho votos contra dos; los hechos fueron los mismos que conforman la causa penal federal: no haber investigado las desapariciones de abogados marplatenses en la denominada “Noche de las corbatas”, en julio de 1977. Declarada la inocencia de Hooft, éste pidió que se investiguen los presuntos delitos de estafa procesal, falsedad ideológica, incumplimiento de los deberes de funcionario público y prevaricato en los que habrían participado los fiscales de Mar del Plata Daniel Adler, Pablo Larriera y Claudio Kishimoto; los fiscales de la Procuración General de la Nación Jorge Aguat, Pablo Parenti y Eugenia Montero; el juez federal Martín Bava y el abogado César Silvo. La denuncia estuvo acompañada por la grabación de una extensa conversación mantenida por uno de los hijos de Hooft con el fiscal Kishimoto, en la que el funcionario reconoce que la causa “es un gran verso”, y recuerda que, en una entrevista con el fiscal Aguat en la que Kishimoto se quejaba de las cosas que Adler le obligaba a hacer en el expediente, Aguat le dijo: “Mire, Adler nos es funcional y nos sirve”.


Ernesto Kreplak es el representante del Ejecutivo en el tribunal. La testigo Silvia Martínez, ex funcionaria de la Inspección General de Justicia (IGJ), lo denunció como responsable de ordenar a Norberto Berner, ex titular de la IGJ, no entregar documentación de Ciccone a la oposición y a los medios.

Kreplak es un militante de La Cámpora que controla desde 2012 la Subsecretaría de Coordinación y Control Registral, donde aterrizó de la mano del secretario de Justicia Julián Alvarez.

Como buen camporista, ahorra en dólares, desoyendo los pedidos de la Presidenta: a fines de 2012 declaró 51.304 dólares en una cuenta y 24 mil en efectivo, con lo que su patrimonio aumentó un 50% en un año. Está inscripto en un concurso para ser fiscal federal, por lo que los defensores de Campagnoli pidieron que no fuera miembro del tribunal, pero no se hizo lugar a la medida.

Rodolfo María Ojea Quintana 

Rodolfo María Ojea Quintana es el representante del Senado en el tribunal.

No tiene una gran práctica en manejo de explosivos: el 25 de septiembre de 1972 estalló su domicilio en Vicente López como consecuencia de la manipulación de una bomba en la cocina de la casa. Falleció Alicia Camps, mientras que Graciela Imaz, mujer de Ojea, y sus hijos Tomas y Celina, fueron heridos por la onda expansiva.


Marcelo García Berro, ex fiscal del Tribunal Oral Federal, hijo de un miembro de la Cámara del Crimen durante la dictadura de Videla, fue denunciado por Horacio Verbitsky en “Hacer la Corte” por facilitar la morgue judicial al Ejército para realizar autopsias de personas asesinadas en falsos enfrentamientos durante la dictadura. La denuncia fue ratificada por el CELS. El ahora fiscal que participa del jury a Campagnoli fue procesado por el juez Hooft junto a diez policías y cuatro civiles acusados de participar en una amplia red de prostitución, encubrimiento y falso testimonio, en el marco de los asesinatos que la prensa local llamó “El caso del loco de la ruta”, donde más de veinte prostitutas aparecieron muertas en Mar del Plata. Pedro Hooft inició la investigación de tres casos. El procurador General de la Corte Suprema bonaerense, Matías de la Cruz, afirmó: “el fiscal García Berro tenía una vinculación casi pública con una de las desaparecidas, Verónica Chávez, y más tarde se comprobó que en su declaración judicial no había dicho toda la verdad.

Se constató también que había omitido detalles, según pudo comprobarse de entrecruzamientos telefónicos durante esos años con la gente a la que se pidió la detención”. García Berro adjudicó la acusación a su rol como fiscal en el Juicio por la Verdad, aunque su nombre aparece en el expediente desde el comienzo de la investigación, como “Marcelo”, Chevrolet Corsa 5187 Poder Judicial, y se comprobó por sistema Excalibur que llamaba al prostíbulo de La Perla con frecuencia.

Alejandra Isabel (se reserva el apellido) testigo de la causa, declaró que salió con García Berro por ser fiscal, y que en esas salidas ponía música hitlerista en el auto, le hablaba de droga, y en una oportunidad la amenazó con que le pasaría algo a sus hijos si no accedía a sus requerimientos.

Otra declaración, la de Claudia María M., del 29 de octubre de 1997, señala a García Berro como quien le pide para una fiesta dos prostitutas y dos travestis.

“Concretado el requerimiento, a los pocos minutos escucha gritos de una de las prostitutas, y cuando entra al cuarto donde se desarrollaba la fiesta ve a García Berro sangrando del pene, y exigiéndoles a las prostitutas y a los travestis que siguieran con sus trabajos”. En la historia clínica 15845 del Hospital Privado de la Comunidad de Mar del Plata, Marcelo García Berro presentó en fecha coincidente un diagnóstico por una enfermedad contagiosa y venérea llamada Histopapiloma Virus, y agrega que había abandonado el tratamiento por propia voluntad y sin curarse.

María Cristina Martínez Córdoba es la representante de la Defensoría General de la Nación.

Tiene escasos antecedentes en materia de derechos del menor y la familia, y su mayor actividad académica se desarrolló como profesora de lengua, pero quiso la magia judicial que ascendiera en el orden de un concurso para ser defensora de menores luego de haber quedado en cuarto lugar.


Como se ve, el grupo de tareas de Gils Carbó parece estar más cerca de ser condenado que de ser jueces. Algo lógico en un país donde el vicepresidente, esta semana, fue citado en indagatoria a declarar por tener un auto importado con papeles truchos.

Investigación: JL/María Eugenia Duffard/ Amelia Cole


NOTA: Las imágenes no corresponden a la nota original.

ABANDONO DE PERSONA

Una vez más, como hija de preso político, juzgado y condenado, injusta y arbitrariamente por un tribunal carente de pruebas y apartado de toda luz de justicia y equidad, hago pública la gravísima falta de atención médica que sufren nuestros padres. Repudio que a hombres de más de 70 años y enfermos no se les conceda arresto domiciliario. Muchos, por falta de espacio, padecen su encierro en celdas compartidas con dos o más personas. Sufren de diabetes, cáncer, Parkinson, demencia. Nadie se ocupa de brindarles la atención y cuidados necesarios para tales dolencias. La condena la están cumpliendo, ¿por qué este abandono de persona? Ya murieron 240 presos políticos en cautiverio.

Cruces simbólicas por los Presos Políticos fallecidos, frente
al Ministerio de Defensa y Estado Mayor General del Ejército

A los jueces les pido consideración, que hagan cumplir y respetar los derechos humanos, aún a quienes están privados de su libertad.

Isabel Lazarte
DNI 31.443.124

FUENTE: http://www.lanacion.com.ar/1703238-cartas-de-los-lectores

viernes, 20 de junio de 2014

NUESTRA VIGOROSA MONARQUÍA PRESIDENCIAL

Por Aleardo F. Laría

La abdicación del rey Juan Carlos I ha tenido comprensibles repercusiones en Argentina. Una reciente encuesta de la consultora D’Alessio y Asociados, en la que se formulaba la pregunta “Qué piensa sobre que aún sigan existiendo monarquías”, arrojaba el siguiente resultado: un 23% opinaba que le parecía bien conservar las tradiciones y un 77% sostenía que era algo anticuado. Es probable que ese 77% que considera anticuada la monarquía española ignorara que nuestra monarquía presidencial es mucho más vigorosa que la española. En Argentina el presidente ejercita un poder sin límites muy alejado de las reducidas facultades de un monarca constitucional europeo.

Según la Constitución, en España el rey es el jefe del Estado, “símbolo de su unidad y permanencia”. Asume la representación del Estado en las relaciones internacionales y modera el funcionamiento regular de las instituciones. Además, promulga las leyes, convoca y disuelve las Cortes Generales, eleva la propuesta a las cortes del nombramiento del presidente, nombra y separa a los miembros del gobierno a propuesta de su presidente y ostenta el mando supremo de las Fuerzas Armadas.

En la realidad estas funciones son meramente simbólicas y protocolares, puesto que todos los actos del rey deben ser refrendados por el presidente del Gobierno. Como corresponde a todo sistema parlamentario, el titular del poder efectivo es el jefe del gobierno que en España se denomina presidente del Gobierno y en otros países primer ministro. El gobierno es quien dirige la política interior y exterior, la defensa del Estado y en general ejerce la función ejecutiva, de acuerdo con la Constitución y las leyes.

El gobierno en un sistema parlamentario responde solidariamente en su gestión política ante el Congreso de los Diputados y está sometido a las interpelaciones y preguntas que se le formulan en las cámaras. El Congreso de los Diputados puede exigir la responsabilidad política del gobierno mediante la adopción, por mayoría absoluta, de la moción de censura, que puede ser propuesta por sólo la décima parte de los diputados. Esta regulación constitucional es la clave de bóveda del sistema parlamentario, puesto que convierte al primer ministro o presidente del Gobierno en un mero delegado, que puede ser destituido en cualquier momento si se reúne la mayoría de diputados requerida. Esta suerte de espada de Damocles permanente sobre la cabeza del gobierno modera sensiblemente su estilo de conducción.

Observemos en cambio las facultades que tiene el presidente de la República Argentina, tanto las formales como las que operan en la realidad. Es el jefe supremo del Estado y jefe del gobierno, de modo que tiene un doble poder reforzado. Según la Constitución, el Poder Ejecutivo “no puede en ningún caso, bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir disposiciones de carácter legislativo”. Sin embargo todos los días aparecen decretos en el Boletín Oficial –algunos de “necesidad y urgencia”– que modifican leyes dictadas por el Congreso o que avanzan sobre sus facultades.

La última invención de nuestra peculiar monarquía se llama Secretaría de Coordinación Estratégica del Pensamiento Nacional. Según el decreto que la puso en pie, el rol de esta novedosa secretaría consiste en coordinar los institutos históricos para “lograr una transversalidad que haga de aquellos diferentes espacios una homogeneidad que aborde, incluso, los mismos tópicos desde diferentes análisis”. Es decir que una labor que se podría haber resuelto otorgándole una beca de estudio al profesor Ricardo Forster en nuestro país da lugar a la creación de una pomposa secretaría de Estado.

Nuestro presidencialismo monárquico le permite al presidente reasignar partidas presupuestarias mediante simples decretos; dirigir cuantiosos recursos –mediante el uso arbitrario de la pauta publicitaria– a los medios adictos al gobierno; redireccionar fondos presupuestarios al Fútbol para Todos, de modo que el nuestro es el único país en el mundo en donde el gobierno abona los salarios de los futbolistas profesionales; conseguir que las estadísticas se acomoden al deseo gubernamental; cambiar de sitios las estatuas y designar con el nombre del fallecido esposo de la presidenta calles, museos y otros espacios públicos.

El presidente puede también –aunque la ley lo prohíba– obligar a los contratistas del Estado a poner el rostro de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en los carteles que anuncian las obras públicas; a través de la CNV, sin participación de un juez, puede desplazar al directorio de una empresa con la sola invocación de que está en riesgo el derecho de los accionistas minoritarios; puede intervenir empresas por decreto –caso Repsol– o dar instrucciones al Congreso para que expropie empresas para encubrir delitos –caso Ciccone–.

Sería muy largo enumerar las otras tantas atribuciones que se arroga el Poder Ejecutivo frente a la ausencia de mecanismos institucionales que impidan el exceso de poder. Ni por asomo el rey Juan Carlos I podría haber tomado algunas de estas iniciativas que son el pan nuestro de cada día. Es cierto también que el monarca español ha cometido el imperdonable error de cazar un elefante y que su yerno, Iñaki Urdangarin, esposo de la hija del rey, está acusado de haber desviado fondos desde una fundación que no puede tener fines de lucro. Pero quienes utilizan estos argumentos debieran recordar que toda la investigación de esos presuntos delitos ha partido y ha sido conducida, con impecable eficacia y absoluta autonomía, por la Fiscalía Anticorrupción. La monarquía española, a diferencia de nuestro presidencialismo, carece de atributos y poder para encubrir la corrupción.

Publicado en Río Negro, 10/06/2014


MEMORIA DE LOS ‘70, CON DOLOR Y SIN ENGAÑOS

La imagen del cine permite formular en un tiempo limitado temas de compleja comprensión.

Trailer del documental "El Dialogo"

El documento fílmico del diálogo entre Graciela Fernández Meijide y Héctor Leis nos deja con la idea que si no dice todo al menos nos abre la puerta para pensarlo y debatirlo. Nos libera de los lugares impuestos como dogmas por el oficialismo imperante. Un diálogo de una madre que revive la historia de su hijo desaparecido y un ex militante que analiza su participación en el ayer. Y todo en libertad, con convicciones pero sin certezas, con dolor pero sin esquemas.

Es una muestra de cómo debería guardar la historia la visión de esos tiempos, con dudas y con el dolor de una sociedad que sueña la paz y la invaden vanguardias que se imaginan con derecho a conducirla.

Una memoria con dolor pero sin engaños, aceptando que fueron tiempos complejos y que todos nos equivocamos en mayor o menor grado. Si hubo guerra había dos bandos, que uno usurpara el estado no alcanza para que una absurda teoría de los dos demonios pretendiera otorgarle lucidez a la víctima y, en consecuencia, condicionara el futuro a la devoción de este heroísmo tan suicida como carente de lucidez. Hoy cuando algunos de esos mismos perseguidos usurpan el Estado con sueños de eternidades, desnudan que en el fondo eran lo más parecido al enemigo que condenan.


Los derechos humanos y sus organismos merecían respeto por su heroísmo, pero no supieron estar a la altura de su responsabilidad histórica, y han terminado siendo parte del sistema prebendario que impulsa el oficialismo.

Todo está en la mesa en este diálogo. Sin miedos, sin esquemas, sin limitaciones. Son muchos los libros que intentan explicar los setenta. Los primeros defendiendo a los desaparecidos, necesitaban darle una justificación al heroísmo. Pero toda memoria se degrada cuando se la convierte en dogma.

Hechos y personajes. El líder montonero daba la impresión, según Gabo, de “ser un hombre de guerra”. Signos de una época convulsionada que precedió al encuentro: Clarín y el crimen de Aramburu; Cámpora y Perón. | Foto: Cedoc

El heroísmo era tan digno de respeto como absurdo intentar insertarle una lucidez de la que carecieron. Y de eso se trata esta obra, de salir de la consigna para ingresar al debate, de poder superar ese pasado cuando algunos dejen de usurparlo. El reportaje de García Márquez a Firmenich desnuda una pobreza de pensamiento que apabulla. Termina diciendo que le resulta un personaje extraño, en rigor nos muestra un pensamiento de tanta pobreza como absurda soberbia.

En el centro, Vaca Narvaja y Cirilo Perdía

Algunos sobrevivientes y sus memorias intentaron deformar el presente como lo hicieron ayer con el pasado.

Enfrentaron la democracia en los setenta con el terrorismo y en su derrota intentaron asignarles sus errores a sus enemigos. El General Perón les había asignado una enorme cuota de poder que ellos fueron perdiendo en la medida en que imaginaban ampliarla con el uso del terror. A la mediocridad de su pretendido pensamiento revolucionario del ayer se corresponde la decadente reiteración en el hoy. Ayer confrontaron con Perón acusándolo de reformista varios que hoy ejercen el silencio como símbolo de complicidad.

La película “El Diálogo” es una herramienta esencial para salir de las explicaciones de la secta.

Solo resolviendo nuestro conflicto con el pasado y la violencia podremos ingresar al necesario debate del futuro.


NOTA: Las imágenes no corresponden a la nota original.

ORACIÓN A LA BANDERA


Bandera de la Patria, celeste y blanca, símbolo de la unión y la fuerza con que nuestros padres nos dieron independencia y libertad; guía de la victoria en la guerra y del trabajo y la cultura en la paz.

Vínculo sagrado e indisoluble entre las generaciones pasadas, presentes y futuras.

Juremos defenderla hasta morir antes que verla humillada.

Que flote con honor y gloria al frente de nuestras fortalezas, ejércitos y buques y en todo tiempo y lugar de la tierra donde ellos la condujeren.

Que a su sombra la Nación Argentina acreciente su grandeza por siglos y siglos y sea para todos los hombres mensajera de libertad, signo de civilización y garantía de justicia.

Autor: Joaquín V. González

Gloria eterna al señor general Don Manuel Belgrano



jueves, 19 de junio de 2014

¿ES UN CAMBIO DE POSTURA IDEOLÓGICA O SON SOLO NEGOCIOS?

Llama poderosamente la atención que un ex montonero, hoy devenido en empresario siendo el mayor proveedor de equipamiento de Defensa y de las Fuerzas de Seguridad, nos referimos a Mario Montoto (a) Pascualito, quién en el día ayer escribió una columna en el diario digital InfoBAE.com defendiendo a las mismas Fuerzas Armadas a las que pretendió contribuir a destruir y aniquilar, para que la organizaciones terroristas tomaran por asalto el poder del estado nacional.


¿Es un cambio de postura ideológica o son solo negocios? Sinceramente desconocemos la respuesta, pero siendo el autor de la propuesta un ex terrorista, quién de la mano de la ex ministro de defensa y de seguridad, la también ex terrorista Nilda Garré, concretaran pingues negocios constituyéndose en el máximo proveedor del estado en las áreas de Defensa y Seguridad… nos permite dudar de su verdadero objetivo. Montoto desea ¿Reivindicar a las Fuerzas Armadas o simplemente busca incrementar su riqueza, que no es poca?

Sinceramente,

Pacificación Nacional Definitiva
por una Nueva Década en Paz y para Siempre



Miércoles 18 de junio, 2014

REIVINDICAR EL ROL DE LAS FFAA EN EL ESTADO DE DERECHO

Por Mario Montoto[1]

Entre los importantes debates de ideas que hoy configuran la visión de nuestro país para los años venideros, hay uno que resulta particularmente imprescindible de cara a los grandes desafíos del siglo XXI. Me refiero a la necesaria discusión con respecto a la Defensa Nacional y al rol de las Fuerzas Armadas.

Es por ello que quisiera hacer una breve reflexión acerca de la Defensa Nacional como pilar fundamental del Estado, como componente esencial de la política exterior y también como motor de desarrollo industrial. Una visión de avanzada que supimos tener los argentinos desde los albores del siglo XX y que, lamentablemente y por diversas razones, fuimos perdiendo.


Durante la década del 20, destacados hombres de las ya profesionalizadas Fuerzas Armadas asumieron como horizonte para nuestro país el de su industrialización. Fueron personalidades notables que supieron liderar procesos fundacionales, llevando “la doctrina a las cosas”, el pensamiento a la acción.

 
general Enrique Mosconi
Un área clave, en ese sentido, fue la de los hidrocarburos, en la que el general Enrique Mosconi cumplió una función relevante. Fue nombrado por el presidente Marcelo T. de Alvear en 1922 como primer titular de la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (germen de la actual YPF), creada antes de dejar el poder por Hipólito Yrigoyen. El general Mosconi impulsó a lo largo de su gestión la integración vertical de la empresa y la incursión en la distribución y venta de combustibles en el mercado interno. El éxito de la gestión de Mosconi al frente de YPF quedó reflejado en las cifras de producción de petróleo de 1930, cuando se alcanzaron los 827.946 metros cúbicos, duplicando las cifras de años anteriores.

general Manuel Nicolás Savio

Hubo que esperar hasta la década del 40 para volver a encontrar figuras de su talla dentro del estamento militar, que retomarían el impulso industrializador. En 1941 fue creada la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM), un proyecto del entonces coronel Manuel Nicolás Savio, quien se proponía desarrollar de manera armónica la movilización industrial de la Argentina. El propio Savio sería el mentor del Plan Siderúrgico Nacional, de la construcción del primer alto horno de fundición en Jujuy (Altos Hornos Zapla), y el fundador de la Sociedad Mixta Siderurgia Argentina (Somisa), que terminaría de concretarse en 1961 con la inauguración de su complejo industrial en San Nicolás/Ramallo.

Lo importante es dejar aquí señalado que el puntapié de este despegue de la industria pesada en el país partió de mentes iluminadas que, dentro de las Fuerzas Armadas, tenían en mira un desarrollo autónomo de la Argentina.

almirante (R.E.)Carlos Castro Madero

En paralelo, comenzó a tomar impulso en nuestro país la industria nuclear, a partir de la creación, en 1950, durante la presidencia de Juan Domingo Perón, de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). En 1955 se creó el Instituto de Física de Bariloche que dirigió José A. Balseiro, cuyo nombre dio lustre a la ciencia en Argentina y que ha quedado inmortalizado en el Instituto que lleva su nombre. En 1958 se coronaron esos esfuerzos con la construcción del primer reactor experimental de América Latina, el RA1, y luego con la primera central nuclear de potencia de la región, Atucha I, que entraría en operaciones en 1974. Coronó esta zaga de destacadas figuras de la CNEA el almirante Carlos Castro Madero, durante cuya gestión se mantuvo la continuidad del ambicioso plan nuclear, con el avance de la construcción de dos centrales de potencia (Embalse, inaugurada en 1984, y Atucha II, luego interrumpida en la década del 90), la inauguración de la planta de agua pesada en Arroyito (Neuquén) y el enriquecimiento de uranio en la planta de Pilcaniyeu (Río Negro), anunciado en noviembre de 1983, lo que convirtió a nuestro país en uno de los pocos en el mundo capaces de controlar todo el ciclo del combustible nuclear.

La reactivación del Plan Nuclear Argentino, impulsada por el gobierno de Néstor Kirchner en 2006 y en plena vigencia en la actualidad, constituyó un verdadero renacer para el sector tras el prolongado letargo de la década del 90. Una decisión estratégica para la Argentina, que dio continuidad a una de las políticas de Estado más consistentes que hemos logrado sostener a lo largo de los años.


Otro eje del desarrollo que muestra la visión de vanguardia de la industria militar de entonces fue el avión Pulqui II. En 1947, el mayor ingeniero Juan Ignacio San Martín, director del Instituto Aerotécnico –nombre que había adquirido la pionera Fábrica Militar de Aviones de Córdoba, fundada en 1927– decidió iniciar la construcción de un avión a reacción que rompería el récord de velocidad. Se trataba de un avión de caza tecnológicamente comparable a los mejores de la época.

Hay un dato que ilustra la situación de aquella época: en 1952, según el Boletín Estadístico Aeronáutico de junio de ese año, la Fuerza Aérea Argentina contaba con 761 aeronaves.

Y, solo por citar un ejemplo más, no quiero dejar de mencionar el proyecto del submarino con propulsión nuclear que, por distintos avatares políticos y económicos, no logró desarrollarse, a pesar de las millonarias inversiones realizadas en los astilleros argentinos Tandanor y Domecq García[2].

Astillero de Submarinos Domecq García

Más allá de las dificultades y de las distintas coyunturas de cada época señalada, considero valioso rescatar una constante histórica que desmiente la engañosa contradicción argentina respecto de la inagotable capacidad de generar “talento individual” y de la imposibilidad de trasladar esa genialidad a un proyecto colectivo. Los ejemplos citados no sólo desechan esa creencia tan arraigada, sino que demuestran que cuando los argentinos logramos pensar y desarrollar “un verdadero proyecto de país”, todo ese talento individual es puesto al servicio de la Patria. La Argentina tuvo un proyecto de país y sus Fuerzas Armadas fueron parte fundamental de esa visión colectiva. Hombres como Mosconi, Savio o Castro Madero no fueron casos aislados, sino figuras notables dentro de un definido proyecto de país.

Los errores históricos


A partir de la década 30, las Fuerzas Armadas argentinas, por propia decisión y alentadas por mezquinos intereses sectoriales, asumieron un rol ajeno a su naturaleza. El golpe de septiembre de 1930 marcó un punto de quiebre en la institucionalidad e instauró una sucesión de interrupciones del orden democrático, que se repetirían en 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976. Fueron los años de la “Argentina pendular”, donde los militares se convirtieron en árbitros, decisores y ejecutores de políticas que nada tenían que ver con su razón de ser. Desafortunadamente, dejaron de cumplir con su rol institucional y comenzaron a intervenir en golpes y maniobras palaciegas, sin que faltaran enfrentamientos dentro de las propias fuerzas.


Las divisiones entre argentinos venían de vieja data, desde el principio mismo de nuestra independencia. Primero fue la lucha entre unitarios y federales, que impidió la consolidación de la paz interior, hasta la aprobación de la Constitución de 1853. La situación se repetiría a partir de 1890 con la antinomia conservadores-radicales, que llevó a levantamientos armados y a una mutua deslegitimación política. El ascenso del general Juan Domingo Perón también generó una fuerte división entre peronistas y antiperonistas, que se agravó tras su caída. Entre 1955 y 1973, se vivieron años de alternancia entre una “democracia tutelada” por las Fuerzas Armadas y las sucesivas interrupciones del orden constitucional.

A este cúmulo de errores de las Fuerzas Armadas y de la dirigencia política de la época, se le sumó, a partir de la década del 60 y principalmente en los 70, la llamada “doctrina de la seguridad nacional”, marco teórico para justificar el “intervencionismo” de las Fuerzas Armadas en todo el continente contra el denominado “enemigo interno”, que tuvo su hora más oscura en nuestro país durante la última dictadura (1976-1983). Una trágica experiencia que por desgracia le tocó vivir a nuestra Patria en esos años.

Una tragedia de la que las Fuerzas Armadas no fueron las únicas responsables, sino que involucró a todos los sectores de nuestra sociedad, al empresariado, la Iglesia, los sindicatos y las organizaciones beligerantes. Una vez recuperada la democracia, algunos de esos actores asumieron su “cuota parte” de la responsabilidad y se lo expresaron a la ciudadanía a través autocríticas que intentaron aportar una mirada superadora y de reconciliación, luego de largos años de “guerra civil intermitente, con sucesivas falsas antinomias que dividieron y enfrentaron a sectores del pueblo y de la Nación argentina”, según expresaba el documento “Compromiso solemne por la pacificación y reconciliación nacional”, que fue dado a conocer en 1989 por el Peronismo Revolucionario, una corriente interna del Movimiento Nacional Justicialista que contenía a los dirigentes y militantes de la disuelta organización Montoneros.

Por su parte, las Fuerzas Armadas y la Iglesia realizaron en su momento  autocríticas institucionales con la aspiración de contribuir a la pacificación de nuestro país.

Como se ha dicho, la historia argentina puede leerse, a lo largo del siglo XX, como la historia de una nación incapaz de convivir pacíficamente en el marco de la legalidad y de resolver sus conflictos, tensiones y diferencias por la vía del diálogo. Detrás de cada golpe militar o quiebre constitucional, siempre hubo intereses específicos de sectores de nuestra sociedad que utilizaron a las Fuerzas Armadas como instrumento de sus intereses.


Finalmente, en 1983 los argentinos entendimos que la democracia, siempre perfectible, es el único camino que nos permite ordenar la dinámica de una sociedad y encauzar racionalmente las diferencias y nuestras contradicciones. El Estado de derecho es el único marco posible en el cual cada institución de la República –incluidas las Fuerzas Armadas– puede desempeñar su función y encontrar su razón de ser.

La democracia nos ha enseñado también el valor del diálogo como condición indispensable para el encuentro de todos los argentinos. “Es el diálogo el que hace la paz. No se puede tener paz sin diálogo. Todas las guerras, todos los combates son por falta de diálogo. En el diálogo, crecemos y maduramos”, expresó sabiamente nuestro Papa Francisco y sus palabras nos deben ayudar a no volver a confundir ese mandato.

Una imagen distorsionada


El rol equivocado que asumieron las Fuerzas Armadas a lo largo del siglo XX generó una imagen muy errada respecto de lo que debe representar la Defensa Nacional para cualquier país democrático. Un sector de la sociedad aún asocia el elemento militar con las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la década del 70, a pesar de que los jóvenes oficiales que hoy integran nuestras Fuerzas Armadas han sido formados en una concepción democrática y respetuosa de la institucionalidad. Esta imagen sesgada que todavía existe en muchos argentinos genera, a su vez, preconceptos y distorsiones que impiden el diseño de una moderna estrategia de Defensa que dé respuesta a los eventuales peligros que nos afectan en pleno siglo XXI.


Imposible no hacer aquí un breve paréntesis referido a la guerra de Malvinas, que, sin dudas, marcó un punto de inflexión en la manera de ver y entender las relaciones de la sociedad argentina con sus Fuerzas Armadas. Malvinas fue, es y será siempre una causa justa y muy cara a los sentimientos de los argentinos. Sin embargo, la conducción político-militar de la campaña del Atlántico Sur de 1982 incurrió en graves errores estratégicos que no analizaré aquí, pero que también contribuyeron a generar una imagen poco feliz de quienes conducían nuestras Fuerzas Armadas. No obstante, Malvinas supo mostrar cabalmente la otra cara de la moneda: la del heroísmo de centenares de combatientes que lo dieron todo por la Patria; la de soldados y militares profesionales que pelearon con orgullo una de las batallas más desiguales de las que se tenga memoria. Muchos de ellos dieron su vida por nuestras islas y, tras algunos años de inexplicable ingratitud, el pueblo argentino hoy reivindica y rinde homenaje a sus combatientes de Malvinas.

Las mezquindades, los personalismos y las prácticas autoritarias en las Fuerzas Armadas son parte del pasado. En la actualidad, los planes de formación de las Escuelas de Formación de Oficiales y Suboficiales tienen un enfoque plural y abierto al conocimiento de nuestra historia y la defensa del valor de nuestras instituciones.

Una mirada superadora


Los argentinos pagamos un alto precio por los errores cometidos y, a 30 años del retorno a la democracia, ya es tiempo de recuperar aquella visión de la Defensa Nacional que identificó a nuestros pioneros y replantear el rol de nuestras Fuerzas Armadas de cara a los desafíos que presenta el siglo XXI. Debemos reivindicar el verdadero rol del elemento militar en el Estado de derecho, ya que la defensa de nuestras fronteras y de nuestros recursos naturales es una misión irrenunciable. Las Fuerzas Armadas, como garantes de la paz, son un elemento constitutivo del Estado, con una función de garantía de la integridad y unidad territorial, de la independencia y de la soberanía. Constituyen la última ratio del Estado, una fuerza organizada al servicio de la Nación.

Por otra parte, a lo largo del último siglo, los desarrollos de nuestra industria militar y el pensamiento estratégico de muchos de sus integrantes permitieron a la Argentina impulsar importantes sectores de nuestra economía. La industria de la Defensa, como hemos expresado a través de ejemplos en este documento, ha sido motor de nuestro crecimiento. De ahí que, en un nuevo contexto internacional en el que la cooperación regional no puede estar ausente, la recuperación del complejo militar-industrial argentino debe ser una meta a alcanzar. Las experiencias que llevan adelante nuestras Fuerzas Armadas en sectores claves, como la energía, la mecánica, la robótica y tantos otros sectores, deben servir de incentivo para seguir adelante por esta vía de la investigación aplicada en el ámbito de la Defensa.

La Argentina de hoy merece un debate serio y responsable sobre los nuevos desafíos de la Defensa Nacional para los años por venir. Una nueva mirada, positiva y superadora, que logre recuperar el terreno perdido, pero que fundamentalmente sepa comprender las nuevas y cambiantes realidades del mundo.


Una política de Defensa actualizada, integrada a una visión de Estado moderno. Tenemos ante nosotros un sinnúmero de nuevos desafíos, como la protección de los recursos de nuestra plataforma marítima o los nuevos escenarios de conflicto en el ciberespacio, donde las fronteras son cada vez más difusas. En definitiva, solo con unas Fuerzas Armadas modernas, democráticas y preparadas tecnológicamente podremos hacer frente a los complejos retos y nuevas amenazas del siglo XXI.


NOTA: Las imágenes, excepto el vídeo, no corresponden a la nota original.




[1] Montoto nació en La Plata hace 56 años. Ingresó a la militancia desde muy joven y en los primeros años del secundario ya era parte de Montoneros. Su nombre de guerra era Pascualito. Su ascenso en esa fuerza también fue rápido, con el tiempo se convirtió en secretario privado de Mario Firmenich y padrino de su hija.

En los 90 representó al peronismo revolucionario y en 1998 reapareció públicamente pero como empresario: ocupó el cargo de director de Trainmet Ciccone Sistemas. Fue socio de Taselli y gracias a las relaciones con el menemismo se quedaron con concesiones de ferrocarriles. La gestión fue tran desastroza que terminar peleados y Montoto se concentró en el negocio de la seguridad.

Hoy es un fuerte empresario dedicado, entre otras cosas, a la venta de equipos y servicios bélicos. Su empresa, Corporación para la Defensa del Sur, realizó el mantenimiento del submarino Salta y, en sociedad con la firma israelí IAI, se ocupó del mantenimiento estructural del avión presidencial, el Tango 01. También habría obtenido contratos para reparar tanques.

De hecho, su empresa repara los motores de los helicópteros Bell del Ejército y su plantel directivo cuenta con un general de división, un brigadier y un vicealmirante, todos retirados. Uno de ellos muy ligado al ex jefe del ejército Roberto Bendini.

Además es el principal proveedor de las cámaras de seguridad que se instalan en los municipios de la provincia de Buenos Aires. Su empresa, Global View.

Junto al coronel (R) Gustavo Gorriz llevan adelante la revista DEF especializada en Seguridad y Defensa. Gorriz fue edecán de Carlos Menem, jefe del Regimiento Patricios y operador del sucesor de Balza, el teniente general Ricardo Brinzoni. La revista tiene su propio programa de televisión, DEF TV que se emite por la señal C5N.

[2] En  1977 se funda por iniciativa de la Armada Argentina una sociedad anónima con participación estatal mayoritaria, cuyo accionista principal fue el Ministerio de Defensa de la Nación  y el accionista  minoritario fue Thyssen  Nordseewerke GmbH , de Emden en la antigua República Federal Alemana, así se creó el Astillero Ministro Manuel Domecq García S.A., su nombre es en honor al Almirante argentino precursor de la formación del arma submarina de nuestra Armada.

MENSAJE DE LA ASOCIACIÓN DE ABOGADOS POR LA JUSTICIA Y LA CONCORDIA


Cuatro integrantes de la mesa directiva de esta Asociación - los doctores Alberto Solanet, Eduardo Bieule, Rodolfo Milano y Gerardo Palacios Hardy -, estuvieron en Roma entre el lunes 26 y el viernes 30 del pasado mes de mayo. El motivo central del viaje fue asistir a una audiencia con el Santo Padre, que había sido solicitada en diciembre del año pasado.

El encuentro con el Papa tuvo lugar el 28, durante la llamada ‘audiencia pública’ que se realiza cada miércoles. Los viajeros fueron ubicados en la primera fila de un lugar privilegiado, a pocos metros de la plataforma desde la cual Francisco suele dirigir un mensaje a la multitud congregada en la plaza, frente a la Basílica de San Pedro. Cuando el Papa estuvo frente a aquellos, los saludó con visible afecto, los escuchó, recibió la carpeta que se había preparado especialmente para la ocasión y, finalmente, les dirigió unas breves palabras, pero con un contenido sin duda esperanzador.

Cabe señalar que durante esos saludos a las muchas otras personas ubicadas en lugares similares, es visible que el Papa dedica brevísimos segundos a escuchar los mensajes que se le dirigen, sin entrar en diálogo alguno. La excepción a esa regla – tanto por la duración del encuentro cuanto por el intercambio de palabras – se dio con la delegación de Justicia y Concordia.

Es preciso mencionar también que en los días previos y posteriores a dicha audiencia, los doctores Solanet, Bieule, Milano y Palacios Hardy mantuvieron reuniones con importantes dignatarios de la Santa Sede. Ellas enmarcaron por ende el encuentro con el Santo Padre y fueron de gran utilidad para exponer las gravísimas injurias infringidas al orden jurídico por el gobierno y los jueces kirchneristas y la terrible situación en que se encuentran los presos políticos desde una perspectiva humanitaria.

Fue llamativo constatar que en los más altos niveles de la Santa Sede se tiene un conocimiento profundo de la situación en nuestra Patria.

La prudencia, una virtud olvidada por tantos argentinos, no nos permite abundar en detalles, al menos por este medio. Pero lo aquí dicho debe tenerse como la única versión ajustada a la verdad de lo sucedido en Roma.

Buenos Aires, junio 17, 2014.


lunes, 16 de junio de 2014

CARTA DE LECTORES... EL HOMBRE DE ATRÁS

FALSEAR LA HISTORIA

doctor Carlos Manfroni

En su carta del 4 del actual, el doctor Carlos Manfroni destaca el sostenido trabajo del Gobierno por imponer la "historia oficial", para lo cual -señala- no se vacila, con la ayuda de jueces a los que no les interesan las pruebas ni la realidad, en arrasar con todo aquello que contradiga dicha "historia". Cita el caso del doctor Jaime Smart, condenado a prisión perpetua por el tribunal platense que preside el cuestionado juez Rozanski. Averiguando, descubrí que para poder condenarlo, y ante la falta de pruebas concretas de su participación en la represión del terrorismo, lo consideró el "hombre de atrás", esto es, el que impartía órdenes sobre cómo manejar la lucha antisubversiva al comandante operacional de la zona, el general Suárez Mason. Smart, un funcionario civil de segundo orden, dándoles ordenes nada más y nada menos que a los generales "duros" o "halcones" del gobierno militar. Un disparate que groseramente falsea la realidad histórica, pero que les ha permitido ejecutar una bien armada venganza contra este reconocido jurista, ex juez de la Cámara Federal en lo Penal que efectivamente juzgó con valentía y equidad en los 70 a los terroristas de entonces.

juez Carlos Rozanski

Afortunadamente vamos comprobando cómo algunos testimonios de ex militantes montoneros, decididos a enfrentar con verdades a sus antiguos camaradas (hoy aún empeñados en falsear lo realmente sucedido para elaborar la nueva historia), van dejando caer ese telón de impunidad y falsedades. Ello nos permite abrigar la esperanza de que la verdad finalmente se impondrá, dando por tierra con esta rebuscada y falseada "historia oficial".

Diana I. Filgueira
DNI 5.601.395


NOTA: Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.