viernes, 20 de mayo de 2011

POLÉMICA INTERVENCIÓN DEL EMBAJADOR ARGENTINO EN COLOMBIA

Fundación Víctimas Visibles
Dentro del ciclo organizado por la Fundación Víctimas Visibles, para analizar la trascendencia de la narrativa como instrumento de sanación del dolor de las víctimas y construcción de la memoria histórica. fueron invitados a exponer el pasado 5 de abril,  el Lic. Arturo Larrabure y los Dres. María Cristina Cacabelos y Javier Vigo.

Larrabure, es hijo del Cnel. Argentino del Valle Larrabure, que fuera secuestrado y asesinado por el Ejército Revolucionario del Pueblo, durante el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón.

Autor del libro Un canto a la Patria, es Vicepresidente del Centro de Estudios Legales para el Terrorismo y sus Víctimas- Argentina y además es uno de los socios fundadores de Pacificación Nacional Definitiva. Es un activo militante de la paz, el perdón y la justicia.

María Cristina Cacabelos, integra el equipo animador de Proyecto 70 veces 7,  comprometido en el trabajo por la paz nacional mediante la conformación de espacios de reflexión, diálogo y encuentro entre  los actores y testigos directos e indirectos, de los hechos de la década del 70, en la convicción que el perdón, que se gesta en la intimidad personal, libera y posibilita la vida comunitaria mediante el ejercicio de la no violencia como medio para promover la paz, la renuncia a la venganza y el amor creativo.

Javier Vigo , es autor del libro Amar al Enemigo donde narra los esfuerzos destinados a concertar un diálogo de reconciliación entre el ex general Jorge Rafael Videla, y el líder de la guerrilla Mario Eduardo Firmenich. Como abogado de Arturo Larrabure libra en la actualidad una batalla jurídica para que los crímenes de la guerrilla sean también considerados de lesa humanidad.

Exposición de Vigo
Vigo, sostuvo que la Argentina vivió en la década del 70 una guerra revolucionaria, lo que fue expresamente reconocido por los camaristas que juzgaron a los comandantes militares.

Motivado por el mea culpa que Firmenich efectuara en l99l, reconociendo la existencia de una guerra, y que la inmensa mayoría de los desaparecidos eran militantes de la guerrilla, escribió el libro Amar al Enemigo.

Al advertir la presencia entre los oyentes del Embajador de Argentina en Colombia, Gral. Martín Balza, Vigo recordó haber ponderado el reconocimiento que aquél hiciera como Jefe de Estado Mayor, afirmando que  “delinque quien imparte o cumple ordenes inmorales, quien para cumplir un fin que cree justo, emplea medios injustos, inmorales”.  Lamento, sin embargo, que Balza no exigiera el mea culpa de los políticos e intelectuales que entonces predicaron lógicas de violencia.
Videla, al aceptar participar en el diálogo de reconciliación, - recordó- puso como única  condición que fueran también convocados los referentes políticos e intelectuales de aquél momento, corresponsables del drama vivido, el cual podía incluso partir de los reconocimientos de Balza. a quien Videla no cuestionó por ellos, sino – narra el libro-  “por su actitud de separar artificialmente el ejército de ahora del de antes, a los buenos (él)y a los malos(nosotros); por su intención de sustraerse de su pasado del cual él es parte, olvidando que el ejército que comanda es único”.

Reveló Vigo que Firmenich, compartiendo que el peligro de reiteración existe, en la medida  que la sociedad argentina  niegue su protagonismo en las luchas violentas que ha vivido durante décadas, aceptó participar considerando esencial que el diálogo fuera convocado por una autoridad institucional, porque si no- dijo-  “Videla y yo vamos a morir aplastados”.

Lamentablemente, - concluyó Vigo - ni la Iglesia, ni el gobierno lo convocaron, y hoy han vuelto a soplar en la Argentina vientos violentos.

Conmovedores testimonios
De inmediato se proyectó un video filmado al presentarse el libro, ocasión en que el autor fuera acompañado por el Tte. Cnel. Néstor Marcelo López Vargas -cuyo padre fuera asesinado por un comando del ERP en l974- y Rodolfo Molinas, ex militante montonero.

López Vargas dijo que ni a su padre ni al pasado podía ya salvarlos, sólo podía salvar el futuro. Pese al dolor de haberlo visto destrozado, con veintisiete impactos de bala, había optado por vivir sin odio llevando en su interior el recuerdo y el ejemplo de su padre en vida.

Rodolfo Molinas, leyó la carta que su padre, el Dr. Alberto Molinas, escribiera para tal ocasión, cuyos conceptos conmovieron a la audiencia.
Hidalgamente,  reconoció en ella que no cabe distinguir entre una violencia injusta y otra redentora, por lo  que todos debíamos sentarnos a hacer un mea culpa, coincidiendo en que hubo una responsabilidad de la clase política que difundió la pedagogía de la violencia,  la cual también fue proclamada en los colegios y en el púlpito.
 “El error más trágico de guerrilleros, militares, políticos y educadores, fue no haber respetado el valor innato de la vida que vale por sí misma y no según lo que se piensa”- concluyó Molinas.

Intervención del Embajador Balza.
Molesto por lo que acababa de escuchar, el embajador Balza solicitó  permiso para expresar desde el estrado sus opiniones.

Su exposición duró dos horas, impidiendo que Cacabelos y Larrabure pudieran exponer, suscitándose un chispeante contrapunto entre los panelistas, los oyentes y el embajador.
Comenzó Balza por negar la existencia de una guerra, apoyándose en que las Fuerzas Armadas nunca la habían admitido en ningún documento oficial para evitar que los guerrilleros pudieran alegar el carácter de beligerantes.
Vigo  le respondió destacando que esa razón de Estado no bastaba para fundar su inexistencia, pues ella fue expresamente reconocida en  los “partes de guerra” de las organizaciones terroristas, y, por los propios jueces que concluyeron  que Argentina vivió  una guerra revolucionaria, en cuyo marco, y por mediar una “necesidad terribilísima”  hubiera podido aplicarse la pena de muerte a través del código de justicia milita, procedimientos muy diferente a hacer desparecer personas.
Alegó el embajador que en marzo de l976 las organizaciones estaban sensiblemente disminuidas pudiendo ser combatidas con las fuerzas de seguridad, lo que rebatió Vigo recordando que los camaristas concluyeron que  todos los organismos de seguridad habían sido superados.
Sostuvo Balza que Montoneros tenía no más de ochocientos combatientes. Y que el ERP  no superaba los seiscientos.
¿Si eran tan pocos, de dónde salieron  los 7000 que han cobrado indemnizaciones?- replicó el abogado de Larrabure.

Duelo de generales.
Entre la audiencia se encontraba el General colombiano Julio Eduardo Echarry Solano, quien al pedir la palabra coincidió con la tesis de Vigo  de que habían existido cuatro demonios: los políticos, los guerrilleros, los políticos y los educadores. “En toda guerra hay excesos, pero después de haberlo oído a Ud, General Balza, parecería que en la Argentina no hubo sino sólo un responsable de todos los muertos, de todos los errores, de todos los desaparecidos. Hasta donde yo me acuerdo creo que a un general debajo de su cama le puso una bomba una guerrillera que se había hecho amiga de su hija. Para ser bien corto, después de haberlo oído a Ud. me entra una profunda inquietud,: tiene razón el Dr. Vigo respecto a que soplan hoy en la Argentina vientos del odio  mucho más fuertes que en el 2.001. Después de haberlo oído a Ud. si creo que hay vientos de odio y que los suyos están enfrentados solamente a una de las partes de ese conflicto”
¿Yo he estado en una guerra. No sé si vos has estado?- lo azuzó Balza.
Le hago una aclaración general. Estuvimos en guerra desde que salimos del colegio militar. Los colombianos hemos vivido cincuenta años de guerra”- fue la cortante respuesta de Charry Solano.

Crímenes de lesa humanidad de la guerrilla.
Sostuvo Vigo que la mejor manera de superar el pasado es juzgando a todos, sin amnistías, ni indultos, ni leyes de obediencia debida y punto final.
Balza respondió que  los crímenes de la guerrilla habían prescripto por no ser de lesa humanidad atento a la ausencia de participación estatal.
Fue entonces cuando la socióloga Ligia Velázquez de Charry hizo oír su voz diciendo:
“Nosotros los civiles en Colombia hemos sido sometidos a los excesos de la guerrilla. ¿O la guerrilla no viola derechos? Hemos tenido secuestrados de diez años, tragedias familiares, pero ellos no son responsables jurídicamente porque el único que viola los derechos humanos, según Ud, Gral Balza,  es el Estado. Me parece que en aras de la paz, en aras del perdón, es una asimetría completa que jamás llevará a Colombia a la paz. En el caso de la teoría suya, que manejan muchos sociólogos, el victimario siempre será el Estado, pero los civiles que han vivido la tragedia de la guerrilla que no es sujeto de derecho jamás podrán perdonar lo que se les ha hecho y esa será la eterna tragedia que tendrá Colombia”
“No voy a opinar porque sería incursionar en los asuntos internos”- se excusó Balza.

La jurisprudencia internacional.
María Cristina Cacabelos brindó un ejemplo de hidalguía cuando, pese a tener tres hermanos montoneros muertos, rebatió al embajador explicándole que la Corte Penal Internacional de la Haya, ha declarado como de lesa humanidad también los delitos cometidos por las bandas terroristas. “Que algunos Estados aún, diciéndose democráticos y republicanos, no quieran, no deseen, no puedan, o no se les antoje cumplir esa disposición  de la Corte Penal Internacional de la Haya, a pesar de que esos Estados han reconocido a dicha Corte como válida no significa que no exista esa definición”- expresó.

La silla vacía.  Cartas a Videla.
Lamentablemente Balza  faltó a la cita en los dos días subsiguientes donde los panelistas analizaron las diferencias entre la memoria y la historia. La primera, nos enseña Pierre Nora, es vulnerable a toda manipulación. Sólo acepta lo que le conviene. La historia, en cambio, es una operación intelectual, laica, que exige un análisis y un discurso críticos.

Alegando no haber tenido nunca trato directo con Videla, el embajador lo describió  como “un falto de carácter, un pusilánime, un hombre que nunca quiso comprometerse totalmente”.

La historia presentó a los asistentes para su análisis dos cartas, presuntamente dirigidas por Balza a quien tan severamente criticara. La primera de ellas, de fecha 26.5.1989, va dirigida al “Tte. Gral. Videla” en momentos en que ya había sido destituido, “haciéndole llegar su más profundo agradecimiento a quien tanto diera por el engrandecimiento y profesionalización” del Ejercito Argentino”

La segunda, enviada el 20.12.89, dice: “A nadie escapa ya que los tiempos de la historia han comenzado a reubicar los hechos, iluminando la verdad que algunos intentaron colocar en un cono de sombra tan falso como poco creíble.
La conjunción de estas fiestas navideñas y el brillo de una gesta heroica que empieza a adquirir su real dimensión a pesar de las falacias, debe ser interpretado con la Fe y la Esperanza del que contempla un nuevo amanecer”.
Citado por el juez argentino Bagnasco a reconocerlas, Balza no negó categóricamente que la firma existente en ellas  fuera suya. En cuanto a la referencia a la “gesta heroica”, le aseguró a Bagnasco que aludía a la recuperación de las Malvinas, hecho curioso, pues en su exposición ante los asistentes a la diplomatura el embajador calificó de “aventura” a lo hecho por las Fuerzas Armadas Argentinas, aclarando a los colombianos que entonces “no estaba Videla, eran Galtieri, el almirante Anaya y el Brigadier Lami Lozo, quienes jugaron con un sentimiento arraigado del pueblo argentino llevando adelante una guerra improvisada.”

Carta de Carlos Manuel Acuña al Coronel (R) Horacio Losito

El abogado defensor doctor Carlos Pujol en la causa que fue juzgado, entre otros soldados, el señor Coronel (R.E.) Horacio Losito, solicitó la incorporación del libro “Por Amor al Odio”, en base a sus “conceptos valederos para la causa” y propuso a su autor, señor Carlos Manuel Acuña, como testigo de la defensa.

Carlos Manuel Acuña es un valiente periodista y escritor que declaró como testigo de la defensa en juicios mal llamados por crímenes de lesa humanidad en Tucumán y sostiene que el proceso de juzgamiento desde la sociedad civil al terrorismo de Estado es “un caso de justicia comunitaria realizada por tribunales revolucionarios vindicativos propios de la Unión Sovietica”.

Al conocerse hace pocos días las sentencias de la causa de Margarita Belén, le hizo llegar al señor Coronel Horacio Losito la siguiente carta:

Señor
Coronel D. Horacio Losito
Presente

Buenos Aires, 14 de mayo de 2011

Estimado amigo:

Mucho me hubiera gustado acompañarlo en los finales de esta farsa judicial y política, pero estoy impedido de hacerlo por breves razones de salud. Sé que varios amigos estarán junto a Ustedes como tantos otros que seguimos con detenimiento el desarrollo de los procesos que subrayan uno de los factores más graves de la crisis Argentina. Esto es el sometimiento de los jueces a las necesidades políticas del Poder Ejecutivo. La prevaricación que hoy a Usted lo condena, es uno de los delitos más expresivos de la degradación de las instituciones a cuyo resurgimiento estamos convocados, tanto civiles como militares.

Lo que ocurre en nuestro país forma parte de un proceso más amplio y extendido en toda la región del que Ustedes son las víctimas físicas, en tanto crece la asfixiante inmoralidad cuyo poder es más aparente que real. Precisamente, deseo trasmitirle mi convencimiento de que nos acercamos a la demorada etapa de las definiciones. En ese escenario todos Ustedes, los presos políticos, en ejercicio de una paradoja excepcional ya adquirieron una trascendencia superior a quienes hoy ocupan las jerarquías que los abandonaron y se hicieron cómplices, de hecho, de lo que ocurre y será rectificado. De allí, que en este momento particularmente agraviante hay que avanzar en el diseño de lo que deberá ser la República del futuro y dentro de ella el rol inevitable que tendrán las Fuerzas Armadas con las dirigencias civiles y legales. De allí que los presos políticos deberán abocarse a esa parte del diseño que luego respaldarán como corresponde a la reconstrucción de la Patria.

Le pido que no tome estas líneas como una simple expresión optimista surgida de las circunstancias, sino como la certeza del compromiso que nos une.

Reciba junto con los demás que llevan con orgullo el título de condenados, las seguridades de mi más alta consideración y estima.

Carlos Manuel Acuña


Le deseamos al señor Carlos Manuel Acuña un pronto restablecimiento de sus problemas de salud y esperamos que su fuerte e incisiva pluma nos continúe acompañando cotidianamente. Un gran abrazo y gracias por sus enseñanzas.

Con la voluntad popular... no se jode.

Desde hace mucho tiempo en este blog venimos subiendo y exponiendo a conocimiento de nuestros lectores las opiniones del Presidente de la República Oriental del Uruguay, José “Pepe” Mujíca, quién ha demostrado ser un verdadero estadista y a pesar de su pasado como guerrillero y preso supo poner los intereses de su país por encima de la ideología y la partidocracia.

En Pacificación Nacional Definitiva proponemos. y ese fue la razón de nuestro nacimiento, que en la República Argentina llevamos más de “200 años de antinomias”  y ya es hora de dejar atrás el pasado y pensar en un país mejor y digno de dejar en herencia a las generaciones que nos continuaran. Este es un tema ausente en la llamada “Agenda Política” y se nota mucho más en un año electoral.

En nuestra modesta opinión la única forma que la sociedad, verdadera beneficiaria de una paz final, puede imponer que la Cámara de Diputados impulse una “Consulta Popular Vinculante”, solo hay que cumplir los artículos 39 y 40 de la Constitución Nacional Argentina. Si esa consulta es aprobada por simple mayoría, se convierte en ley en forma automática y sin derecho al veto presidencial, arma utilizada por la presidente últimamente para no promulgar leyes aprobadas por el Congreso Nacional y que no son de su agrado político. Señora… la voluntad del pueblo hay que acatarla y si no aprenda de lo que pasa en la orilla de enfrente.


URUGUAY
Fracasó el proyecto para anular la amnistía
Un diputado rebelde no participó de la sesión, por lo cual en Frente Amplio terminó fracturado. La postura de Pepe Mujica.

 El Víctor Semproni expone en contra de la Ley de Caducidad en el Parlamento uruguayo. | Foto: AFP

Un proyecto para anular una ley que evitó investigar violaciones a los derechos humanos en la última dictadura uruguaya (1973-1985) fracasó en la madrugada del viernes, luego que el gobernante Frente Amplio (FA, izquierda) no lograra la mayoría necesaria por la rebeldía de un diputado.

Luego de varios meses de debate y en una sesión considerada histórica, la Cámara de Diputados perdió anoche una importante oportunidad para dejar sin efecto la denominada Ley de Caducidad. El tratamiento del proyecto dependía de la voluntad de un solo hombre: el diputado Víctor Semproni.

Tal como había anticipado, Semproni se retiró de la sala sin prestar quórum. El diputado ya había anticipado su posición contraria a la iniciativa luego que el presidente José Mujica rechazara el proyecto de anulación advirtiendo que se "le está pasando por arriba a dos plebiscitos" y que si se aprueba la anulación el partido va a sufrir "costos importantes".

La votación tuvo lugar un día antes de la anual Marcha del Silencio, en reclamo de saber el destino de los desaparecidos durante la dictadura. La votación del proyecto de ley en marzo en el Senado provocó la renuncia de un senador oficialista a su banca y el voto en contra de otro.

Quienes cuestionaron la propuesta de anulación -dentro del FA y en la oposición- sostienen que va en contra de la voluntad de la ciudadanía, que fue consultada en 1989 y 2009 sobre la derogación de la Ley, en plebiscitos que fueron derrotados en las urnas.

En un reciente plenario nacional del oficialismo se encomendó a sus legisladores que anulen la cuestionada Ley de Caducidad, aprobada en 1986 y que obliga a la Justicia a consultar al Poder Ejecutivo qué casos puede investigar.

Mujica defendió entonces que los familiares de desaparecidos en la dictadura sigan reclamando saber el destino de sus familiares porque "de todas las llagas del pasado esa es la peor" y sostuvo que esta información "debe estar en la cabeza de algunos de los mandos de los oficiales superiores retirados de las Fuerzas Armadas que nunca han buscado la forma de que esa información llegue".

El proyecto de anulación había sido impulsado luego que la Suprema Corte de Justicia local indicara que la Ley de Caducidad es inconstitucional, y ante una condena de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que ordenó a Uruguay investigar y sancionar las desapariciones forzadas.

Durante la dictadura uruguaya desaparecieron casi 200 opositores, en su mayoría en Argentina, por la colaboración entre ambas dictaduras en el marco del Plan Cóndor.

jueves, 19 de mayo de 2011

Soy el hijo de un humilde zapatero... pero ojo no soy fácil, ni me achico

Rescatamos del olvido una carta de lectores al diario La Nación y que fuera publicada el 6 de Marzo de 2010 por Dr. José Brunetta, ex director de Chrysler Fevre Argentina. Cuyo origen oligarca se remonta a que su padre era el zapatero del barrio donde creció.

Para jóvenes que no lo vivieron o aquellos que sí, pero no tienen memoria

Un ejemplo…

¿SABEMOS QUIENES NOS GOBIERNAN HOY?

Para los que no la leyeron en su momento, para los que no vivieron ese momento del país, se las envío como “ayuda memoria".

Carta de lectores La Nación 6-3-2010
(por el Doctor José Pepe Brunetta, ex director de Chrysler Fevre Argentina, Past President y Fundador del Instituto Argentino de Finanzas IAEF, presidente de By Performance y agente oficial de TESAM Argentina )

Señor Director:

"El 9 de enero de 1975, en época de un gobierno supuestamente democrático, ingresé a trabajar como Gerente de Finanzas a Chrysler Fevre Argentina S.A., empresa automotriz que tenía 4.000 operarios y 1.000 mensualizados, incluyendo directores y gerentes.

El primer día, ese 9 de enero de 1975, el señor Director de Relaciones Industriales, Eduardo Beach, me pide si puedo tener una reunión con él. Me da la bienvenida y me dice que los cuadros directivos de la empresa están todos amenazados por el terrorismo de Montoneros y del ERP, porque la empresa no acepta pagar una mensualidad a los fondos de estas organizaciones y que, si yo desisto de ingresar, no lo va a tomar como un acto de cobardía.

Ante mi respuesta que deseo entrar de igual manera, dado que por suerte la naturaleza me munio de determinados atributos, me pregunta mi fecha de nacimiento, la anota en forma de clave en una tarjeta y al dorso escribe su nombre, el del Director de Manufactura y el del abogado de la empresa, con sus respectivos teléfonos.
A continuación me dice que si me llegaban a secuestrar les diera la tarjeta a los delincuentes, que la empresa se haría cargo.

Gran debut, gran!!!
En Marzo de 1976, llego a la empresa como de costumbre a las 8 de la mañana y veo un tumulto, pregunto qué pasa y alguien me dice que habían asesinado a Eduardo Kenny, Gerente de Distribución.

La foto no pertenece a Kenny, corresponde a una de las miles de víctimas civiles... olvidadas sistemáticamente por el estado, en un plan vengativo y discriminador.
Primero lo tomé como un chiste pero luego, cuando me acerco al grupo, me entero de que era verdad.
Cuando en Julio de 1976 me dijeron que habían asesinado Carlos Balsa, Supervisor de Flota, ya no pregunté si era una joda de mal gusto.
 
Y cuando en Noviembre del mismo año me dijeron que habían asesinado a Jorge Souto, Gerente de Control de Laboratorio, ya empecé a preocuparme un poco más.

Me obligaron a salir de casa con custodia que me dejaba a las 10 o 15 cuadras.
Si me hubieran asesinado a mi, Gerente de Finanzas y a la vez, en ese momento, presidente del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas, mi sepelio hubiera sido algo así como la Convención de Bancos Nacionales y Extranjeros.

Mi madre le decía a sus clientas del negocio de composturas de zapatos -que había sido de mi padre zapatero- (de allí mi origen oligarca)- que de noche no podía dormir pensando que en cualquier momento le iban a informar que a su hijo lo había asesinado el terrorismo.

Sus clientas me sugerían cambiar de trabajo.

Ahora bien, pregunto ¿cuándo van a ir a los tribunales acusados de crímenes de lesa humanidad los ideólogos que enviaban a los jovencitos 'idealistas' a asesinar a civiles y a la vez a ser eliminados por las fuerzas del orden?

Los nombres los conocemos.

Si no los conocen se los informo: Miguel Bonasso, Carlos Kunkel, Jorge Taiana, Horacio Verbitsky, Eduardo Luis Duhalde (abogado de los terroristas), Oscar Parrilli, Nilda Garré, Diana Conti... y suma y sigue.

¿Cuál fue mi pecado para estar en la lista de candidatos al homicidio? ¿No se dieron cuenta aún?...

 Mi pecado fue que cuando falleció mi padre, el zapatero de la calle Tagle y Las Heras, cuando yo tenia 16 años, en lugar de ponerme a llorar, agarrar un arma y salir a robar, busqué un trabajo, terminé mi secundario en la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, mis estudios en la Asociación Argentina de Cultura Inglesa y luego estudiaba en la Facultad de Ciencias Económicas.


Trabajaba fuera de casa, le ayudaba a mi madre en su negocio y terminé todos los títulos en ciencias económicas: Contador Publico, Licenciado en Administración y Licenciado en Economía.

Si hubiera salido a la calle con un fierro quizás ahora podría ser ministro, Secretario de Estado o jefe de los Fiscales.
Si alguien quiere seguir hablando sobre este tema estoy a disposición.

Pero ojo no soy fácil ni me achico.

Dr. José Brunetta, ex director de Chrysler Fevre Argentina

miércoles, 18 de mayo de 2011

"Noche de Lobos", Abel Posse, pag. 26-30

Uno de nuestros socios fundadores, el amigo Arturo Cirilo Larrabure, publicó en su muro de Facebook el Martes, 17 de mayo de 2011 a las 16:18, la parte de la historia novelada en el libro "Noche de Lobos" de Abel Posse.

LO  SACARON DE LA CHATITA CUBIERTO CON UNA LONA. Esto lo vi yo. Llovía a baldazos cuando lo trajeron a la tapera de María. Pensé, claro, que no podía estar muerto y que seguramente sería uno de los muchachos heridos en el tiroteo de la noche. Me olvidé de decirle que amanecía.
Lo trajeron tapado con una lona y la lluvia formaba charcos en la lona. Yo no tengo nada que ver con los muchachos. Hacía como de no ver. Y mateaba. Yo a veces mateo  desde que clarea  hasta las diez o más.
Entraron en la tapera y seguramente lo echaron en un rincón. Había un ambiente raro. Me di cuenta de que a los muchachos les había ido mal. Entonces vi que bajó la Negra de la chatita donde habían traído al muerto o herido.
Lasarte no pudo retener a la Negra que corrió salpicando fango hacia la tapera.
-Ése no tiene nada que ver. Él no mató a Ricardo. No tiene nada que ver. ¡Santi dio la orden de que nadie lo toque! –Lasarte es el que tiene la batuta, pero nadie puede sujetar el  odio de la Negra.
Ricardo era el macho de la Negra. Y la Negra se metió en la tapera hecha una furia. Se oyeron sus gritos:
-Te mato, te mato, hijo de puta. Me mataste a Ricardo.
Los que estaban adentro se ve que la contenían. Trataban de reducirla, pero la Negra estaba loca, estaba como una gata parida.
Tiró un armario, sillas o la mesa de madera. Intuí que quería matar al herido, al hombre que habían traído en la lona.
Esto pasó el 12 de agosto, en lo peor del invierno.
De algún modo contuvieron a la Negra, cuyos sollozos eran los de un animal malherido y desamparado.
-¡No me importa si fue él o si no fue! Este hijo de puta lo va a pagar hasta el fin! –gritaba la Negra.
Usted sabe que hay algo terrible en estos tucumanos. Tienen unas miradas duras y verdes, como los gatos monteses. A veces se me da en pensar que crueldad es signo de fuerza. Yo me callo. A veces me dan una changa por algunos pesos. Creo que me tienen confianza. Pero siempre vigilan, de reojo.
En el noticiero de las ocho llegó la noticia. Los muchachos y otros grupos, parece que hasta unos setenta atacantes habían entrado a la Fábrica Militar por la noche. Hubo varios tiroteos. Un soldado arreglado con ellos, les abrió el portón. Lograron llevarse un camión de armamento, pero en realidad tuvieron muchas pérdidas. Los muchachos hirieron malamente a un Capitán García, y dan por desaparecido al segundo jefe. Y a mí se me hace que es el que trajeron envuelto en la lona.
La radio dijo que murieron dos muchachos, Uno era Ricardo, el hombre de la Negra.
Yo me voy dando cuenta de algo: la Negra ya ocupa el lugar de Ricardo, como si la hubiesen ascendido y la Negra quiere golpear o matar al oficial que trajeron y que llaman Tino, o el Mayor.
Esto va a andar mal, me parece, porque la Negra sigue gritando o solloza. Y la Negra quiere golpear al oficial y Lasarte le repite a los gritos que la orden de Santi es no matarlo. Ese Santi parece que lo necesita y la Negra sólo quiere matarlo.
Se ve que los muchachos ahora no pueden moverse ni ir a Villa María. Esto es bueno para mí. Me usan para comprar cosas (de a poco y en distintos almacenes, para no levantar sospechas) y eso me deja buenas propinas. Estos tucumanos tan fieros, sin embargo son generosos. Se dice que secuestran gente y asaltan bancos para tener fondos. Pero en Tucumán dejaron un tendal de su propia gente. El ejército los barrió.
Eso, me parece, explica que el hombre que han traído iba a ser demolido desde el momento de su llegada.
Yo escuché los gritos enfurecidos, implacables de la Negra y los golpes de Lasarte, que cuando salió a fumar y descansar de la paliza, vi que tenía una manopla de bronce ensangrentada, que no le impedía sostener el cigarrillo hasta que terminó y volvió a entrar.
Yo escuchaba. No podía no escuchar. Hubiese querido no oír nada. Lo que oyese me ligaba a los muchachos y eso no era bueno. Se ve que empezaron como en un tribunal o algo así, porque se escuchó la voz del hombre presentándose como gritando, que es como hablan los militares.
-Soy el Mayor del Ejército Argentino –y dijo un nombre largo que no entendí bien-. Segundo comandante de la Fábrica de Explosivos de Villa María.
Hablaron y después de un rato se escucharon los gritos desaforados de la Negra y empezaron los golpes que a veces, cuando se daban en el pecho, retumbaban como tambores.
Fingí que me iba, pero me quedé al lado del gallinero. El hombre no hablaba. Se ve que caía y se hacía silencio. Hasta que volvieron a ponerlo de pie y a golpearlo. La Negra le gritaba insultos y Lasarte la contenía. El hombre estaba caído porque oí los golpes con un garrote. Supuse que sería el Negro o el Turco, no sé por qué, los ayudantes…Y el garrote se me hizo que no podía ser otro que el mango de la guadaña que siempre está colgado allí.
Desde el gallinero, tapándome del chaparrón, vi que Lasarte y la Negra salieron enfurecidos. Se ve que no querían discutir ante el Chino y el Turco. El prisionero debió estar desmayado porque el Chino salió a buscar agua a la bomba.
-Te digo y te repito que soy yo el que habló con Santi. No quiere que lo matemos, lo necesita porque es un técnico en explosivos. ¡Vos no tenés que dar indicaciones al Chino que si le da o no le da! Si volvés a meterte te hago relevar…
-Es un hijo de puta.
-No fue él que mató a Ricardo, no mató a nadie, lo agarraron en una fiesta con su familia. El tiroteo fue en el chalet del coronel, del jefe. Ése fue, me parece, el que le tiró a Ricardo…
La Negra se separó bajo la lluvia. Se apoyó en el galpón y se largó a llorar y a gritar insultos y a gemir como una condenada. Desesperada y llena de odio.
-Hay que quebrarlo. Lo necesitamos. Sabe además, dónde hay explosivos por todo el país…Esto no es para venganzas personales. Él no baleó a Ricardo. ¿Somos revolucionarios o qué carajo?
Pero la Negra se había ovillado contra la pared del galpón y sollozaba como un animal sin consuelo. Me di cuenta que lloraba por amor, por el amor perdido.
Yo nunca tuve que declarar. No vi nada en directo, además. Los muchachos lo tuvieron allí más de dos meses. Nunca gané tanto haciéndoles los mandados. Ellos no podían moverse. El cerco se les cerraba. Al fin de cuentas estábamos a doce leguas de Villa María, ¿no?
Dos hacían la guardia permanente. La Negra y Lasarte venían de sus reuniones o trabajos y golpeaban al hombre no menos de tres veces por semana.
No lo pude ver pero el Chino, que siempre masculla algo cuando bombea el agua, dijo que se les hace difícil que se mantenga en pie. Tiene magullones y heridas como una pera que hubiese rodado por las piedras. Lasarte lo quema con el cigarrillo. Después lo vuelven a tirar entre las bolsas de arpillera en la cueva con la reja de palo que sólo pude relojear una vez.
Y claro, a mí me parece que el hombre, si no cedió hasta ahora, no va a ceder. Sabe que está yendo a la muerte. Pero ellos no pueden terminarlo, lo pagarían caro. Por lo que el hombre sabía ¿me entiende?
Y está enloqueciendo o buscando la muerte de manos de la Negra que quería tapar la voz fuerte que tenía el hombre. ¿Sabe qué pasó? Se paró firme, en posición militar y cantó el Oíd mortales el grito sagrado. Luego dijo con el vozarrón que pronto se desvaneció en silencio: ¡Soy el Mayor del Ejército Argentino del Valle Larrabure! ¡y Larrabure es de la estirpe de Lamadrid y no se rinde, carajo!
Después se escucharon las palizas con el mango de la guadaña. Seguramente la Negra o el Chino, que es más fuerte. Lasarte todavía no había llegado. No volví a escuchar el vozarrón que al hombre le costaría tanto. Lo cargaron en la chatita y desaparecieron todos. Era el Día de los Difuntos, justamente. Me dejaron la plata, abundante. Los billetes apretados con el sol de noche y un diarito Estrella Roja con fotos de dirigentes chinos. Yo no entiendo nada de política, se los dije muchas veces, yo soy peronista. Me guardé la plata y quemé la revista. fuera cosa.
-Esto es lo que vi. Vi poco. Pero uno oye y deduce…


La novela de Abel Posse no pasará desapercibida, la sociedad y especialmente la juventud a la que le han efectuado una operación de lavado de cerebro, también conocido como reforma del pensamiento, educación o re-educación, consiste en la aplicación de diversas técnicas de persuasión, coercitivas o no, mediante las cuales cambiar, en mayor o menor grado, las creencias, conducta, pensamiento y comportamiento de un individuo o sociedad, con el propósito de ejercer sobre tal, o tales, individuos,  reconducciones o controles políticos, religiosos o cualquier otro.

A lo largo de la historia, se ha recurrido a diversas formas de control del pensamiento de los individuos, pero han sido las sociedades totalitarias del siglo XX las que primero han aplicado conocimientos científicos para mejorar las técnicas de lavado de cerebro, y que hoy en día se aplican como método de curación en psiquiatría, apoyado frecuentemente con el uso de fármacos que inhiben las capacidades cognitivas del paciente.

George Orwell, en su novela 1984, describió varias técnicas usadas entonces en el lavado de cerebro.

Se habla también del lavado mental realizado por los medios de información sobre la población, el cual puede efectivamente tener a largo plazo el efecto de imponer el punto de vista de los medios sobre la población. El mejor medio de evitar el control de información es utilizar varias fuentes dentro del posible espectro informativo.

Carta Documento al juez W. Gustavo Mitchell

Carta Documento enviada por el abogado doctor Adolfo Casabal Elía al Presidente de la Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal doctor W. Gustavo Mitchell. En ella se revela, una vez más, la valentía de los abogados defensores enfrentados a una corporación judicial genuflexa, obediente y prevaricadora como los vienen denunciando desde hace mucho tiempo y desde diversos ángulos juíridicos destacados profesionales del derecho.

doctor Adolfo Casabal Elía

Gustavo:

Seguramente te llamará la atención este envío.- Lo hago porque hace tiempo que vengo preguntándome, realmente sorprendido e indignado, sobre el por qué de tu pésima conducta como juez de casación, con relación a la cuestión militar específicamente, y no he tenido oportunidad de conversarlo directamente con vos como hubiera querido, aunque te haya dedicado párrafos personales en escritos judiciales cuya lectura por tu parte no puedo asegurar.- Ahora, cuando se inicia en tu contra un proceso canallesco, que no podía descartarse en los increíbles tiempos que vivimos, llegó el momento de decirte públicamente lo que pienso e invitarte a una acción que intente tu reivindicación -y, en todo caso, la de tus colegas que te sigan-, para bien del Poder Judicial y de la República, dada tu Alta investidura.-

Fuiste mi admirado jefe en la Justicia, te consideré mi amigo y un Funcionario y Magistrado ejemplar.- Tuviste los mejores maestros de la ética y el derecho, entre ellos compartimos a un verdadero prócer como es Lucas Jaime Lennon.- Entre muchos, te valoró muy bien mi padre, un Juez honesto cuyo nombre heredé con responsabilidad y orgullo.-

Juez doctor W. Gustavo Mitchell

En fin, pasó el tiempo y tomamos caminos diferentes (vos llegaste a lo más alto del Fuero Penal) pero ambos seguimos luchando por nuestra pasión común: la Justicia, la aplicación estricta y ecuánime del derecho a los casos que se presentaban ante el Departamento de Estado que los dos considerábamos pilar primero, fundamental, para la Argentina que soñamos.- Sin embargo, de buenas a primeras, te volviste en contra de los principios más elementales y de la correcta interpretación de nuestra Constitución, de los Tratados Internacionales, de la legislación penal y del auténtico derecho universal humanitario.- Eso, aparentemente presionado por la gestión ejecutiva que, a su vez, lo hacía interesadamente para sí y por el reclamo de los filoguerrilleros cogobernantes para consumar éstos su venganza ante la derrota en la guerra irregular que le impidió a la subversión marxista-leninista tomar el país mediante la violencia armada y convertirnos en una especie de Cuba.- Así, no tuviste empacho en convalidar con tu propia firma sentencias ilegales e ilegítimas que mandaban a prisión común a quienes pusieron en riesgo su vida por defender la nuestra y ahora, incluso, perdían la suya o su libertad víctimas de un Fuero Federal mayoritariamente genuflexo y, por ende, repudiable.- Te hiciste cómplice necesario entonces de un verdadero, este sí, “terrorismo de estado”, que encarcela y mata a sus ancianos y enfermos defensores de la Patria, y lo hiciste, con seguridad, imaginando que de esa miserable manera esquivarías la persecución termina él mismo siendo víctima, inexorablemente.- Hoy, entonces, estás ante la probabilidad cierta de sufrir los mismos tormentos que padecieron –y padecen- tus dignos sentenciados y, si esta gestión administrativa continúa, esta visión hemipléjica de la historia y de la ley, lo cual también es muy probable, y tus colegas siguen en la misma línea injustificable, terminarás encarcelado el resto de tus días.- Creo que la única solución para que al menos intentes salvar tu antigua y dilatada trayectoria es que, a través de una fuerte y contundente renuncia al cargo que hoy no merecés, pongas en conocimiento de todos tus conciudadanos qué es lo que ocurrió para que se doblegara tanto el Poder Judicial ante un Poder Ejecutivo despótico y qué es lo que personalmente padeciste para aceptar llenarte de oprobio firmando los fallos más injustos y contrarios a la ley que puedan imaginarse.- La sociedad te entenderá al menos y tus hijos y nietos, y quienes fueron tus amigos y alumnos, borrarán la etapa nefasta de un padre, abuelo y maestro que por muchos años fue digno de admiración y respeto.- Dios te de la fuerza necesaria, el coraje, para que recuperes en vida tu perdida esencia de Juez Nacional y profesor de derecho.

Adolfo Casabal Elía
DNI 4.414.486

lunes, 16 de mayo de 2011

La oveja, los lobos y nuestros miedos


Sermón de un sacerdote para los Prisioneros de guerra
Domingo 15 de Mayo de 2011
En el evangelio que recién proclamamos (Jn 10,1-10) Nuestro Señor se pone él mismo como el ejemplo de “buen pastor” y conocedor de sus ovejas. Se trata de un recurso constante del Mesías; Él es el pastor y nosotros las ovejas de su redil, de las cuales no quiere que se pierda ninguna.
Así, por ejemplo, el Verbo hecho hombre había dicho que “si se perdiese una sola de las ovejas”, dejaría las 99 en un lugar alto para ir a buscar la “perdida”, símbolo del hombre pecador.
En la iconografía cristiana y desde los primeros siglos del cristianismo, esas ovejas que “oyen su voz” se representaban en los mosaicos y pinturas como siguiendo al único Pastor verdadero.
Pero hay, entre todas estas figuras bucólicas, una que el cristiano debe tener muy en cuenta y que a veces se nos olvida, y es la siguiente: “yo os envío como ovejas en medio de lobos”. El pasaje entero es el siguiente: “Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles” (Mt 10, 16-18).
Es que quien desee seguir a al pastor deberá moverse así: como una oveja en medio de lobos.
1. El temor de la oveja
Esta figura bíblica que el Señor pronunció, puede resultar paradójica si se la oye simplemente con los oídos naturales. Sucede que la primera impresión que suele tener la oveja frente al lobo es huir, escapar de la presencia del lobo para evitar sus dientes feroces. Es el temor la primera impresión ante los peligros; es esto lo que brota de nuestra sensibilidad dañada por el pecado original; es temor a perder lo que amamos (la vida, la libertad, los seres queridos…).
Nadie está exento de ello; ni los que están dentro ni los que estamos (por ahora) afuera.
Al temor que causa el peligro se le opone en la moral católica y aristotélica la virtud de la fortaleza que es aquél hábito que nos hace obrar siempre conforme a la razón frente a los peligros mayores, especialmente los que atentan contra nuestra vida.
a. Nuestros temores
Pero… ¿cuáles son nuestros temores?
Entre nosotros, entre los que estamos en este penal hay muchos miedos:
- Miedos por nuestras familias
- Miedos por nuestros hijos y nietos (por su futuro, por su “nombre”)
- Miedos por las sentencias, por las excarcelaciones, por los arrestos domiciliarios
- Miedos a ser tratados aún peor…; miedos, miedos, miedos…
Estos temores, la mayoría de las veces, lejos de poder darnos una actitud racional, puede paralizarnos y hacer que escondamos la cabeza.
Se cuenta que los gatos, cuando se sienten acorralados y sin poder escapar frente al enemigo, intentan su última estrategia: cerrar los ojos. Creen, en efecto, que así como ellos no ven, tampoco podrán verlo sus enemigos. “¡Pobre gatito…!”, diría el perro…
Y también se dice que el avestruz, cuando tiene miedo, aprovecha los huecos que hay en la tierra y mete su cabeza dentro, dejando a la vista su trasero…; y todo sabemos lo que pasa cuando uno descuida sus ancas…
¿Cuál es la doctrina de Nuestro Señor? ¿Qué nos dice?:
¡Todo lo contrario! Nos grita, nos impele y en Su momento más difícil, antes de ir a la Pasión: “En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡no tengáis miedo!: yo he vencido al mundo” (Jn 16,33).
b. La actitud cristiana: el combatir
Es difícil hoy escuchar esto sin que se nos critique; pero no decimos esto para quedar bien, sino para quedar “mal”; en la gran época de los “derechos del hombre” nos hemos olvidado por completo de los “deberes humanos”; y no sólo en los ámbitos anticristianos, sino incluso (¡ay!) entre los católicos. Es el deber cristiano de luchar, de librar el buen combate.
Es que es una obligación el no bajar los brazos y dejarse arrastrar por la derrota.
Es un deber continuar la batalla y mantener la trinchera hasta que Dios diga basta.
Es un deber llevar con hidalguía esta cárcel, estos hierros, donde el cuerpo (y no el alma) alma está metida.
Recordemos siempre: Dios no nos pide que venzamos siempre, sino que no nos dejemos vencer. Así lo decía San Pablo en su carta a Timoteo: “Soporta las fatigas conmigo, como un buen soldado de Cristo Jesús. Nadie que se dedica a la milicia se enreda en los negocios de la vida, si quiere complacer al que le ha alistado. Y lo mismo el atleta; no será coronado si no ha valientemente combatido” (2 Tim 2,3-4).
No queremos decir con esto que todo lo que ha pasado y todo lo que habéis hecho en los ’70 estuvo bien. Para nada; sabemos que aunque la guerra sea justa no siempre se lucha en ella justamente. Hubo errores y muchos de ellos grandes, pero también sabemos que en muchos casos, la coyuntura para un simple “pinche” no permitía actuar de otro modo. Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra y a quien le pese la conciencia, que use la confesión sacramental.
Pero ahora hay que seguir la pelea; ya lo había dicho el justo Job y vale la pena recordarlo, porque las verdades que no se repiten, se olvidan: “Milicia es la vida del hombre en la tierra” (Job 7,1). Así, cuando una nación es agredida por sus enemigos religiosos e históricos y agredida desde afuera y desde adentro, como lo ha sido y lo sigue haciendo la Argentina, es imperioso recordar y repetir una vez más lo que el poeta Gracián decía: “contra malicia, milicia”.
2. Por eso… ¡bajar los brazos es perder la última batalla!
Sabemos que el enemigo es grande y que vienen degollando.
Sabemos también que ya ha ganado varias batallas a nuestra Patria:
- La batalla por la verdad histórica (con la “historia oficial”, los 30.000 jóvenes idealistas”, “chicos de Malvinas” y la mar en coche).
- La batalla cultural (con nuestras escuelas recibiendo educación “laica”, “sexual” y “libre”).
- La batalla política (con el convencimiento casi unánime de que la democracia y los derechos humanos son dogmas irrevocables de nuestro tiempo).
- La batalla económica (con deuda externa e imperialismo internacional del dinero como prácticas rituales de nuestro ser nacional).
- La batalla religiosa (con un cristianismo diluido, un progresismo canonizado y un clero incapaz de proclamar la Verdad).
Nosotros también podemos ser partícipes de una nueva derrota que no se da externamente, sino en nuestras almas. Podemos también darles el gusto a los marxistas de esconder la cabeza, de claudicar de nuestros principios y de dejar de pelear. No ha sido así en la historia sagrada ni ha sido ésta la costumbre de nuestros grandes hombres.
Tenemos el ejemplo claro de David contra el gigante Goliat. David, joven y pastor de ovejas, oyendo los insultos de Goliat, gritaba a voz en cuello: “¿pero quién es ese filisteo incircunciso para injuriar a las huestes de Dios vivo?” (1 Sam 17,26)
Es que en realidad, uno se avergüenza cada vez que alguien, prisionero de guerra o pariente suyo, se lamenta de los padecimientos sufridos en la cárcel. Esta queda, este alarido, es un triunfo más del enemigo porque si con algo disfrutan es con la confesión pública de que están sufriendo. Sepámoslo, mal que nos pese: no fue ésta la conducta de aquellos presos que estuvieron en condiciones realmente inhumanas. Recordemos las frases del inmortal José Antonio quien con valentía decía: “porque la cárcel es incómoda nos va bien a los falangistas”.

*        *        *

Terminemos apelando a la fortaleza; a no olvidar que por estos dos o tres días de una mala posada podemos ganarnos el cielo; soldado: ¡la batalla continúa!¡a no bajar los brazos!
Que podamos decir con el profeta David (Ps 44):

“Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
Que se acobardan los enemigos del rey”.

A levantar la cabeza y abrir los ojos; a no dejarse vencer y a mostrar que todavía queda sangre en las venas. Repitamos una vez más con el gran converso de Tarso: “porque yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. He combatido el buen combate, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe (2 Tim 4,5-8).
Prisionero de guerra… ¡¡¡Presente!!!

                            Padre Lucas Proscripto