miércoles, 18 de mayo de 2011

Carta Documento al juez W. Gustavo Mitchell

Carta Documento enviada por el abogado doctor Adolfo Casabal Elía al Presidente de la Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal doctor W. Gustavo Mitchell. En ella se revela, una vez más, la valentía de los abogados defensores enfrentados a una corporación judicial genuflexa, obediente y prevaricadora como los vienen denunciando desde hace mucho tiempo y desde diversos ángulos juíridicos destacados profesionales del derecho.

doctor Adolfo Casabal Elía

Gustavo:

Seguramente te llamará la atención este envío.- Lo hago porque hace tiempo que vengo preguntándome, realmente sorprendido e indignado, sobre el por qué de tu pésima conducta como juez de casación, con relación a la cuestión militar específicamente, y no he tenido oportunidad de conversarlo directamente con vos como hubiera querido, aunque te haya dedicado párrafos personales en escritos judiciales cuya lectura por tu parte no puedo asegurar.- Ahora, cuando se inicia en tu contra un proceso canallesco, que no podía descartarse en los increíbles tiempos que vivimos, llegó el momento de decirte públicamente lo que pienso e invitarte a una acción que intente tu reivindicación -y, en todo caso, la de tus colegas que te sigan-, para bien del Poder Judicial y de la República, dada tu Alta investidura.-

Fuiste mi admirado jefe en la Justicia, te consideré mi amigo y un Funcionario y Magistrado ejemplar.- Tuviste los mejores maestros de la ética y el derecho, entre ellos compartimos a un verdadero prócer como es Lucas Jaime Lennon.- Entre muchos, te valoró muy bien mi padre, un Juez honesto cuyo nombre heredé con responsabilidad y orgullo.-

Juez doctor W. Gustavo Mitchell

En fin, pasó el tiempo y tomamos caminos diferentes (vos llegaste a lo más alto del Fuero Penal) pero ambos seguimos luchando por nuestra pasión común: la Justicia, la aplicación estricta y ecuánime del derecho a los casos que se presentaban ante el Departamento de Estado que los dos considerábamos pilar primero, fundamental, para la Argentina que soñamos.- Sin embargo, de buenas a primeras, te volviste en contra de los principios más elementales y de la correcta interpretación de nuestra Constitución, de los Tratados Internacionales, de la legislación penal y del auténtico derecho universal humanitario.- Eso, aparentemente presionado por la gestión ejecutiva que, a su vez, lo hacía interesadamente para sí y por el reclamo de los filoguerrilleros cogobernantes para consumar éstos su venganza ante la derrota en la guerra irregular que le impidió a la subversión marxista-leninista tomar el país mediante la violencia armada y convertirnos en una especie de Cuba.- Así, no tuviste empacho en convalidar con tu propia firma sentencias ilegales e ilegítimas que mandaban a prisión común a quienes pusieron en riesgo su vida por defender la nuestra y ahora, incluso, perdían la suya o su libertad víctimas de un Fuero Federal mayoritariamente genuflexo y, por ende, repudiable.- Te hiciste cómplice necesario entonces de un verdadero, este sí, “terrorismo de estado”, que encarcela y mata a sus ancianos y enfermos defensores de la Patria, y lo hiciste, con seguridad, imaginando que de esa miserable manera esquivarías la persecución termina él mismo siendo víctima, inexorablemente.- Hoy, entonces, estás ante la probabilidad cierta de sufrir los mismos tormentos que padecieron –y padecen- tus dignos sentenciados y, si esta gestión administrativa continúa, esta visión hemipléjica de la historia y de la ley, lo cual también es muy probable, y tus colegas siguen en la misma línea injustificable, terminarás encarcelado el resto de tus días.- Creo que la única solución para que al menos intentes salvar tu antigua y dilatada trayectoria es que, a través de una fuerte y contundente renuncia al cargo que hoy no merecés, pongas en conocimiento de todos tus conciudadanos qué es lo que ocurrió para que se doblegara tanto el Poder Judicial ante un Poder Ejecutivo despótico y qué es lo que personalmente padeciste para aceptar llenarte de oprobio firmando los fallos más injustos y contrarios a la ley que puedan imaginarse.- La sociedad te entenderá al menos y tus hijos y nietos, y quienes fueron tus amigos y alumnos, borrarán la etapa nefasta de un padre, abuelo y maestro que por muchos años fue digno de admiración y respeto.- Dios te de la fuerza necesaria, el coraje, para que recuperes en vida tu perdida esencia de Juez Nacional y profesor de derecho.

Adolfo Casabal Elía
DNI 4.414.486

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

No dejar comentarios anónimos. Gracias!