Los organizadores de
la Feria Internacional Del Libro 2018
al censurar la exhibición del documental Será Venganza!! Atentaron contra ¡LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN!
Es hora de acabar con
la impunidad de los terroristas de la organizaciones
políticos-militares-subversivas... Cómo testigos de la época recordamos
perfectamente sus innumerables crímenes que dejaron miles de víctimas
inocentes. Asesinatos, secuestros, robos, atentados con bombas, tomas de
ciudades como Garín y La Calera.
La mayoría de la
sociedad argentina deseaba y exigía que se terminara la violencia de esa guerra
desatada unilateralmente por el terrorismo y durante un gobierno
democráticamente elegido con el mayor porcentaje de votos de toda la historia
argentina. Tarea que les fue impuesta a las Fuerzas Armadas al ser superadas
las Fuerzas de Seguridad Policiales de todo el país.
En forma paralela a
la violencia terrorista corría la corrupción de los funcionarios y aumentaban
la pobreza de la población... Imperaba el caos y un desgobierno total, en ese
entonces gobernaba el partido Justicialista.
Algunas víctimas de atentado contra la Policía Federal Argentina el 2 de julio de 1976, en el comedor de comedor de la Superintendencia de Seguridad Federal (también conocida como Coordinación Federal)
La sociedad reclamó a
sus Fuerzas Armadas que se hicieran cargo del poder estatal y restauraran el
orden.
El grave error de
estado fue que a falta de una doctrina militar propia para combatir en ese tipo
de guerra, agravado por la falta de un organismo jurídico adecuado a las
circunstancias[1]...
decidiera combatir al terrorismo con sus mismas tácticas.
Las necesidad
imperiosa de terminar la guerra en el menor tiempo posible a los fines de
salvar muchas vidas inocentes, obligó a copiar los mismos métodos del enemigo y
ese fue un error fatal que hoy están pagando los Soldados de la Patria más jóvenes
y de menor jerarquía en la pirámide de mando estructural de cada fuerza.
Restablecida la
democracia se juzgó y condenó a los miembros de las distintas Juntas Militares
que gobernaron el país desde 1976 a 1983. Ningún comandante fue condenado por
genocida o delito de lesa humanidad.
Hoy los soldados,
militares, gendarme, prefectos, policías y miembros de otros organismos del
estado están presos y algunos han sido condenados, por haber cumplidos las
órdenes emanadas de los altos niveles de conducción del estado.
Calificados
gratuitamente como "genocidas",
“represores” y condenados por delitos
inexistentes en la oportunidad del conflicto armado interno mencionado como tal
por el tribunal que juzgara a las Juntas Militares
Hemos visto el documental censurado
y en ningún momento aparece una sola escena en la cual se haga apología del
delito, se pida algún indulto o amnistía... Solo se pide que se cumpla la ley y
que sea igual para todos.
En nuestra modesta
opinión y ante la gravedad de los hechos jurídicos denunciados por SeraVenganza!! Correspondería disponer la ejecución
de una "auditoría jurídica",
basada en nuestra constitución y tratados internacionales incorporados a la
misma, y se revise todo lo actuado en esos juicios "mal llamados de lesa
humanidad y si de su resultado se comprueba que el estado ha incumplido su
obligación de garantizar un juicio justo… se anule todo lo actuado.
Será
Justicia!
[1]La Cámara Federal en lo Penal creada
para el juzgamiento de casos de terrorismo en todo el ámbito de la Nación, fue
disuelta en 1973 por orden del presidente de la Nación Héctor J. Cámpora (a) el
Tío. Y después del asesinato del ex integrante de esa cámara juez Jorge Vicente
Quiroga, vilmente asesinado por activistas del Ejército Revolucionario del
Pueblo (ERP) el 28 de abril de 1974., no había jueces voluntarios de integrar
un tribunal para el mismo fin que tenía la CaFePeNa.
Un documental refleja
cómo el “relato” sobre los '70 amañó
leyes y magistrados para condenar a militares y civiles. El filme de Andrés Paternostro expone los
atropellos que se cometen contra los detenidos y cómo se vulneran sus derechos
humanos. Un ex juez, abogados, médicos y familiares muestran el uso de la
historia con fines ideológicos.
Agustín De Beitia
@agustindebeitia
El uso interesado de
la memoria histórica terminó decidiendo quiénes eran buenos y malos.
El cineasta Andrés Paternostro pensó
primero abordar la década del 70 desde un ángulo menos transitado: la realidad
de los conscriptos de aquella época. “Me
interesaba indagar por qué la "juventud maravillosa" decidió tomarlos
como blanco, si no tenían mucho que ver con la dictadura”, cuenta hoy en
una entrevista con La Prensa. En eso estaba cuando un amigo lo acercó al Centro de Estudios en Historia, Política y
Derechos Humanos de Salta, quienes buscaban un director para un documental
sobre aquellos años.
La propuesta de ese
centro, creado en 2004 por un grupo de salteños de profesiones, edades y
pensamientos dispares, y que trabaja para dar a conocer la verdad histórica, le
alumbró otro camino: reflejar cómo se
están vulnerando los derechos humanos de los condenados por hechos de entonces,
muchos de ellas de avanzada edad, y sobre todo ilegalmente. En plena época
kirchnerista, con la cuestión de los derechos humanos al tope de la agenda, a Paternostro le cautivó la idea. “Enseguida me puse a investigar y armar el
guión”, comenta.
El resultado es un
documental titulado Será venganza!!!, que se presentará en la Feria del Libro el próximo jueves 3 de mayo,
a las 20.30, en la sala Jorge Luis Borges, y al que este diario tuvo acceso
por adelantado.
-
La estructura del guión está muy bien pensada.¿Cómo lo planeó?
- Había pensado otro
nombre para el documental. Iba a ser Memoria,
verdad, injusticia. Por eso lo estructuré en tres capítulos. El primero
recuerda el surgimiento de las guerrillas en la Argentina y lo que pasó después
del 76, para romper esa idea que tienen sobre todo los más jóvenes de que esto
empezó con la dictadura. El segundo capítulo, “verdad”, está dedicado a recordar cómo Néstor Kirchner, para legitimar su poder, se llevó puesta a la
Justicia, y con ello se armaron todos los juicios a las Fuerzas Armadas, se
reabrieron juicios, se volvió a juzgar a personas que ya habían sido declaradas
inocentes... Y el último, “injusticia”,
está dedicado a las historias de los familiares que vivieron todo ese proceso.
El título, después, fue otro.
-
¿Busca entonces dirigirse al público joven y a quienes no están tan embebidos
del tema?
- Claro. Durante
mucho tiempo escuchamos eso que se llamó “el
relato”. Hay mucha gente, en particular los jóvenes, que se quedaron con
una parte de la historia. Me pareció oportuno plantear que aquello que nos
dijeron no fue tan así, sin exculpar a nadie.
- Esos tres capítulos
van desmontando el relato...
- Esa es la idea.
RELATOS
- El uso interesado
de la memoria histórica terminó decidiendo quiénes eran buenos y malos. En el
documental, el doctor Guillermo Fanego
recuerda cómo Alfonsínexceptuó de todo proceso a peronistas y
ministros radicales del gobierno militar, y cómo su ministro del Interior, Antonio Trócoli, prometió un “Nunca más” sobre la guerrilla que
finalmente nunca se hizo. Esto es muy revelador sobre cómo se fue
recortando la realidad.
- Lo que ocurre es
que una vez recuperada la democracia, todos los partidos políticos buscaron
volver a tener protagonismo, olvidándose
de lo que había pasado en los siete años previos. Como si ellos no hubiesen
tenido nada que ver. Como si hubiera sido la obra de unos locos que salieron a
matar gente. Hubiera sido necesario reflexionar sobre lo que nos pasó, sobre
por qué llegamos a tener ese grado de violencia, a esa dictadura que fue una
cosa tremenda para el país, como también había sido tremenda la violencia
anterior.
- Esa restricción de
culpables terminó garantizando la impunidad de los guerrilleros. Y no sólo la
impunidad sino que, como muestra el documental, con el tiempo se llegó a una
mayor osadía: a la reivindicación.
- Es tremendo. En el
documental, al final hay un acto que tuvo lugar el año pasado, donde se reivindica en la Plaza de Mayo a las
organizaciones guerrilleras. Parece que no aprendimos nada en estos años.
- En cambio, hay
personas que merecen otra suerte. El ex
juez de la Corte Suprema Adolfo Vázquez, el consitucionalista Gregorio Badeni y otros repasan ante las cámaras todas las reformas legales y
jurídicas que se hicieron para garantizar sus condenas.
- Para mí, lo
increíble es que todo esto no se hizo para legitimar el poco poder que tenía
Néstor Kirchner cuando asume en el 2003. Sino
que además se transformó en un gran negocio. No sólo por las
indemnizaciones que se pagaron a las víctimas, algo que ahora sale a la luz
porque empiezan a aparecer los desaparecidos. Sino porque hay un gran negocio
en la Justicia. Porque no se unifican
las causas y hay personas que son juzgadas una y otra vez. Y todo eso es
dinero. El doctor Vázquez cuenta
cómo lo apretaron a él y cuántos jueces tuvieron que renunciar o fueron
extorsionados. Ya el hecho de que haya gente inocente que sufre es muy grave.
Pero más grave aún es que, como país, nos estamos suicidando. Porque no hay garantías. Se puede crear una
ley, hacerla retroactiva, poner jueces amigos...
- Hay un caso
conmovedor, el de la familia del coronel
Delmé, que alega que ni siquiera estaba en el país cuando ocurrieron los
hechos que se le imputan. No le permitieron presentar documentos para
corroborarlo, como su pasaporte, y lo condenaron igual. Su familia habla de
juicios estalinistas. Y eso es lo que parece...
- Fijate que durante
mucho tiempo escuchamos la frase “Juicio
y castigo”. Habrás visto la gorra con esa frase. Lo lógico, en realidad,
sería abrir un juicio para ver si corresponde el castigo. Acá no hay distinción
entre inocentes y culpables. Hay una frase pronunciada por Cabandié durante una entrevista, que incluí en el documental, que
dice algo así como: “Para nosotros, vengarnos es ser felices”. Una vez que alguien
cae en el circuito de los juicios es muy difícil que salga. Yo, a medida que
iba haciendo entrevistas, llegué a pensar: Me estoy metiendo en algo que es
siniestro.
INTOCABLES
- Muchos consideran
que los detenidos son culpables, sin distinción, y otros prefieren no hablar,
no meterse. Y en el camino ya murieron más de 400 en prisión. ¿Su situación no
le importa a nadie?
- Parece que es mejor
dejar todo así hasta que se mueran todos. Yo no defiendo a los que cometieron
atrocidades. Defiendo que haya juicios justos.
- El documental tiene
un contenido histórico pero también tiene una faceta actual, que es la alteración que se hizo de las leyes y la
justicia con fines ideológicos. Cambios en la Corte, limpieza de jueces,
fiscales y defensores oficiales, cambios en la Constitución, leyes
retroactivas... La lista es enorme. Todos asistimos a esas reformas pero verlas
todas juntas impacta. Lo que han logrado
los organismos de derechos humanos es alucinante.
- Ganaron la guerra cultural, en la que
vienen trabajando desde 1978 o 1979. Han hecho un trabajo extraordinario. Yo
trato de no hablar de estos temas entre amigos porque la gente no sabe lo que
pasó o confunde.
- Es el triunfo del
relato.
- Sí. Todos nos
llenamos la boca con los derechos humanos. A
mí me hubiera gustado que los organismos de derechos humanos se hubiese
preocupado por la situación de estas personas. Sería la prueba de que su
preocupación es legítima. Pero está tan
claro que no se van a ocupar...
Video
producido y editado por la FUERZAS DE LOS DIGNOS.
Verónica
María Magario (26 de mayo de 1969) es una técnica
química y política argentina que pertenece al Frente para la Victoria (FPV)[i].
Desde el 12 de diciembre de 2015 es la intendenta del partido de La Matanza.
"Que
las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentiras". Joaquín
Sabina
Los argentinos en
general, y quienes vivimos en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores en
particular, seguimos sufriendo y discutiendo los nuevos valores de la energía
en todas sus formas, que golpean sin piedad los presupuestos familiares,
afectados por una inflación que no cede con la velocidad prometida. Con la
natural hipocresía que siempre caracteriza a los opositores a cualquier
gobierno, nuestros políticos en el llano aprovechan la coyuntura para sumarse
al coro de quejosos, tratando de llevar agua a sus propios molinos, sin
explicar nunca a qué solución recurrirían si se encontraran en el poder.
El peronismo, en su
penúltimo disfraz (el duhaldismo), después de contribuir con su innegable
capacidad de movilización a derrocar a Fernando de la Rúa, rápidamente pudo
salir de la crisis por algunas razones que, de tan elementales, no debiera ser
necesario recordar. La caída de la convertibilidad, causada por el desenfreno
de su anterior máscara (el menemismo) para perpetuarse en el poder, llevó a que
el país tuviera una enorme capacidad ociosa, tanto en materia de energía
-exportábamos los excedentes de gas a Chile, Brasil y Uruguay y de electricidad
a los dos últimos- cuanto industrial, y a ello se sumó la fuerte devaluación
que orquestó el Ministro Jorge Remes Lenicov; al ponerse nuevamente en marcha
la economía, se llamó a elecciones generales, en las cuales el Partido
Justicialista dirimió su interna.
Con la deserción de
quien saliera primero, llegó una nueva mutación del peronismo (el kirchnerismo)
a la Casa Rosada, ahora de la mano de un matrimonio que creyó haber encontrado
la fórmula mágica para permanecer en ella por décadas, con el simple método de
alternar en el sillón de Rivadavia las posaderas de los cónyuges y, desde allí
robar todo lo posible, sin parar mientes en los costos que tuviera el saqueo
para el país entero.
Como el pater familæ
venía escaso de votos propios, salió a la conquista de la clase media y
media-alta urbana, siempre reacia a sumarse a los fieles del gigantesco mito
inventado para sostener esa fenomenal y aceitada maquinaria electoral que Juan
Domingo Perón amasó sesenta años antes. Y lo hizo con un caramelo irresistible:
regaló la energía que entonces sobraba; el precio de tamaño disparate fue la
creación de la cultura del despilfarro, a la cual muchísimos se acostumbraron
rápidamente.
Evidentemente, no se
puede negar que tuvo un éxito fulminante ya que, desde el magro 6% propio que
lo acompañó en 2003, su cónyuge supérstite se alzó nada menos que con el 54% en
2011. Tal fue el suceso que acompañó al desaforado populismo, que la votaron
incluso los vilipendiados productores rurales, pese a que ella misma les había
declarado la guerra en 2008.
Pero, como bien se
dice en la economía, no hay almuerzo gratis, y llegó la hora de pagar la cuenta
de una fiesta que todos los argentinos vivimos con la cortedad de miras que se
ha transformado en nuestro raro distintivo nacional. Mientras Brasil, por
ejemplo y a pesar de todos los nubarrones actuales que cubren sus cielos, tiene
un Ministerio de Planeamiento que establece planes a tres décadas adelante, que
se ajustan finamente cada año, nuestro nac&pop Julio de Vido dedicó sus
mejores esfuerzos a destruir el futuro para robar en todas las formas posibles
mientras durara el efímero presente que, cuando se esfumó hoy lo tiene tras las
rejas.
Pero la cultura del
despilfarro, con sólidas bases en tarifas de energía que eran absolutamente
ridículas (la luz eléctrica costaba mensualmente el equivalía a una pizza
chica, y el gas, a un café) además de socialmente injustas, perduró hasta que
el déficit fiscal se transformó en una bestia tan ardua de domeñar que
requiere, para evitar una crisis gigantesca, pedir prestado la friolera de US$
30 mil millones por año. El kirchnerismo, que no podía hacerlo porque los
mercados internacionales no le atendían el teléfono a la Argentina desde que
una mutación peronista anterior (el rodriguezsaaísmo) se diera el lujo de
decretar el default más grande de la historia en una asamblea legislativa que
aplaudió de pie tamaño suicidio, le daba a la máquina de fabricar pesos las 24
horas del día, fuera en la Casa de la Moneda, en Ciccone Calcográfica o en
Brasil.
La natural
contrapartida del regalo indiscriminado de la energía fue la pérdida del
autoabastecimiento, la indispensable inversión del sentido de gasoductos y
líneas de alta tensión (comenzaron a traer lo que antes llevaban) y un
subproducto ideal para la voracidad delictiva de los muchachos encaramados en
el poder: la importación de gas licuado, con monstruosos sobreprecios y
negocios non sanctos de toda índole. Y la inevitable consecuencia fue la
monumental pérdida de divisas que todo ello trajo aparejada, que derivó en la
famosa inflación, aún incontrolada.
El equipo que se hizo
con el triunfo electoral en 2015 cometió, y aún lo hace graves torpezas: al
inicio, no informó seria y detalladamente a la sociedad la magnitud de la
venenosa herencia recibida (su informe "El estado del Estado" no fue
difundido como debía) y continúa explicando muy mal -cuando lo hace- las
medidas que se ve obligado a adoptar. No aprendió con la reforma previsional, y
tampoco parece haberlo hecho con el tema de las tarifas.
Porque debió recordar
que, enfrente, no sólo tiene a verdaderos buitres ("vamo a volver, vamo a
volver") que viven el llano como una maldición, sino a una sociedad muy especial
que, mientras llora por los aumentos de tarifas de los servicios, no deja de
consumir comunicaciones móviles y televisión paga y viaja batiendo records de
turismo local y externo.
Pero la pregunta que
todos debemos hacernos, entre muchas otras, es: ¿quién debe pagar la energía
que consumimos? ¿Los Reyes Magos? Recordemos que todos los subsidios que el
Estado otorga salen de nuestros impuestos, es decir, todos -incluidos los que
intentan economizar luz y gas- pagan por ese despilfarro al que tantos años de
falsa bonanza nos acostumbraron. Y también hagámoslo pensando en la cantidad
enorme que, por carecer de medios para afrontar los aumentos, continúan
recibiendo subsidios a través de la tarifa social.
¿A qué se debe que el
Gobierno no lo explique con claridad?, que no se tome el trabajo de utilizar,
por una vez, la cadena nacional de la que tanto abusara la predecesora para dar
a conocer cuántos y a quiénes se está subsidiando, identificando el lugar de
residencia de los mismos y, sobre todo, exhibiendo cuadros comparativos del
precio de la luz y del gas en cada provincia y ciudad. Tal vez, contra toda
esperanza, consiga que la vergüenza por los enormes privilegios de los que hemos
gozado hasta ahora en desmedro de muchos de nuestros conciudadanos, nos haga
llamar a silencio.
Para terminar, un
brevísimo comentario acerca de lo sucedido en la inauguración de la Feria del
Libro, cuando cien jóvenes imbéciles, que se oponen inexplicadamente a que los
institutos de formación docente capitalinos se transformen en una universidad
(como lo hacen los gremios de los "trabajadores de la educación en la
Provincia de Buenos Aires frente a los premios por presentismo), con vistas a
aumentar la calidad de la enseñanza, impidieron patoterilmente hablar a los
ministros de Cultura de la Nación (Pablo Avelluto) y de la Ciudad (Enrique
Avogadro). Simplemente, que agradezcan haberse encontrado con ellos y no
conmigo; otro hubiera sido el cantar entonces.