Un documental refleja
cómo el “relato” sobre los '70 amañó
leyes y magistrados para condenar a militares y civiles. El filme de Andrés Paternostro expone los
atropellos que se cometen contra los detenidos y cómo se vulneran sus derechos
humanos. Un ex juez, abogados, médicos y familiares muestran el uso de la
historia con fines ideológicos.
Agustín De Beitia
@agustindebeitia
El uso interesado de la memoria histórica terminó decidiendo quiénes eran buenos y malos.
El cineasta Andrés Paternostro pensó
primero abordar la década del 70 desde un ángulo menos transitado: la realidad
de los conscriptos de aquella época. “Me
interesaba indagar por qué la "juventud maravillosa" decidió tomarlos
como blanco, si no tenían mucho que ver con la dictadura”, cuenta hoy en
una entrevista con La Prensa. En eso estaba cuando un amigo lo acercó al Centro de Estudios en Historia, Política y
Derechos Humanos de Salta, quienes buscaban un director para un documental
sobre aquellos años.
La propuesta de ese
centro, creado en 2004 por un grupo de salteños de profesiones, edades y
pensamientos dispares, y que trabaja para dar a conocer la verdad histórica, le
alumbró otro camino: reflejar cómo se
están vulnerando los derechos humanos de los condenados por hechos de entonces,
muchos de ellas de avanzada edad, y sobre todo ilegalmente. En plena época
kirchnerista, con la cuestión de los derechos humanos al tope de la agenda, a Paternostro le cautivó la idea. “Enseguida me puse a investigar y armar el
guión”, comenta.
El resultado es un
documental titulado Será venganza!!!, que se presentará en la Feria del Libro el próximo jueves 3 de mayo,
a las 20.30, en la sala Jorge Luis Borges, y al que este diario tuvo acceso
por adelantado.
-
La estructura del guión está muy bien pensada.
¿Cómo lo planeó?
- Había pensado otro
nombre para el documental. Iba a ser Memoria,
verdad, injusticia. Por eso lo estructuré en tres capítulos. El primero
recuerda el surgimiento de las guerrillas en la Argentina y lo que pasó después
del 76, para romper esa idea que tienen sobre todo los más jóvenes de que esto
empezó con la dictadura. El segundo capítulo, “verdad”, está dedicado a recordar cómo Néstor Kirchner, para legitimar su poder, se llevó puesta a la
Justicia, y con ello se armaron todos los juicios a las Fuerzas Armadas, se
reabrieron juicios, se volvió a juzgar a personas que ya habían sido declaradas
inocentes... Y el último, “injusticia”,
está dedicado a las historias de los familiares que vivieron todo ese proceso.
El título, después, fue otro.
-
¿Busca entonces dirigirse al público joven y a quienes no están tan embebidos
del tema?
- Claro. Durante
mucho tiempo escuchamos eso que se llamó “el
relato”. Hay mucha gente, en particular los jóvenes, que se quedaron con
una parte de la historia. Me pareció oportuno plantear que aquello que nos
dijeron no fue tan así, sin exculpar a nadie.
- Esos tres capítulos
van desmontando el relato...
- Esa es la idea.
RELATOS
- El uso interesado
de la memoria histórica terminó decidiendo quiénes eran buenos y malos. En el
documental, el doctor Guillermo Fanego
recuerda cómo Alfonsín exceptuó de todo proceso a peronistas y
ministros radicales del gobierno militar, y cómo su ministro del Interior, Antonio Trócoli, prometió un “Nunca más” sobre la guerrilla que
finalmente nunca se hizo. Esto es muy revelador sobre cómo se fue
recortando la realidad.
- Lo que ocurre es
que una vez recuperada la democracia, todos los partidos políticos buscaron
volver a tener protagonismo, olvidándose
de lo que había pasado en los siete años previos. Como si ellos no hubiesen
tenido nada que ver. Como si hubiera sido la obra de unos locos que salieron a
matar gente. Hubiera sido necesario reflexionar sobre lo que nos pasó, sobre
por qué llegamos a tener ese grado de violencia, a esa dictadura que fue una
cosa tremenda para el país, como también había sido tremenda la violencia
anterior.
- Esa restricción de
culpables terminó garantizando la impunidad de los guerrilleros. Y no sólo la
impunidad sino que, como muestra el documental, con el tiempo se llegó a una
mayor osadía: a la reivindicación.
- Es tremendo. En el
documental, al final hay un acto que tuvo lugar el año pasado, donde se reivindica en la Plaza de Mayo a las
organizaciones guerrilleras. Parece que no aprendimos nada en estos años.
- En cambio, hay
personas que merecen otra suerte. El ex
juez de la Corte Suprema Adolfo Vázquez, el consitucionalista Gregorio Badeni y otros repasan ante las cámaras todas las reformas legales y
jurídicas que se hicieron para garantizar sus condenas.
- Para mí, lo
increíble es que todo esto no se hizo para legitimar el poco poder que tenía
Néstor Kirchner cuando asume en el 2003. Sino
que además se transformó en un gran negocio. No sólo por las
indemnizaciones que se pagaron a las víctimas, algo que ahora sale a la luz
porque empiezan a aparecer los desaparecidos. Sino porque hay un gran negocio
en la Justicia. Porque no se unifican
las causas y hay personas que son juzgadas una y otra vez. Y todo eso es
dinero. El doctor Vázquez cuenta
cómo lo apretaron a él y cuántos jueces tuvieron que renunciar o fueron
extorsionados. Ya el hecho de que haya gente inocente que sufre es muy grave.
Pero más grave aún es que, como país, nos estamos suicidando. Porque no hay garantías. Se puede crear una
ley, hacerla retroactiva, poner jueces amigos...
- Hay un caso
conmovedor, el de la familia del coronel
Delmé, que alega que ni siquiera estaba en el país cuando ocurrieron los
hechos que se le imputan. No le permitieron presentar documentos para
corroborarlo, como su pasaporte, y lo condenaron igual. Su familia habla de
juicios estalinistas. Y eso es lo que parece...
- Fijate que durante
mucho tiempo escuchamos la frase “Juicio
y castigo”. Habrás visto la gorra con esa frase. Lo lógico, en realidad,
sería abrir un juicio para ver si corresponde el castigo. Acá no hay distinción
entre inocentes y culpables. Hay una frase pronunciada por Cabandié durante una entrevista, que incluí en el documental, que
dice algo así como: “Para nosotros, vengarnos es ser felices”. Una vez que alguien
cae en el circuito de los juicios es muy difícil que salga. Yo, a medida que
iba haciendo entrevistas, llegué a pensar: Me estoy metiendo en algo que es
siniestro.
INTOCABLES
- Muchos consideran
que los detenidos son culpables, sin distinción, y otros prefieren no hablar,
no meterse. Y en el camino ya murieron más de 400 en prisión. ¿Su situación no
le importa a nadie?
- Parece que es mejor
dejar todo así hasta que se mueran todos. Yo no defiendo a los que cometieron
atrocidades. Defiendo que haya juicios justos.
- El documental tiene
un contenido histórico pero también tiene una faceta actual, que es la alteración que se hizo de las leyes y la
justicia con fines ideológicos. Cambios en la Corte, limpieza de jueces,
fiscales y defensores oficiales, cambios en la Constitución, leyes
retroactivas... La lista es enorme. Todos asistimos a esas reformas pero verlas
todas juntas impacta. Lo que han logrado
los organismos de derechos humanos es alucinante.
- Ganaron la guerra cultural, en la que
vienen trabajando desde 1978 o 1979. Han hecho un trabajo extraordinario. Yo
trato de no hablar de estos temas entre amigos porque la gente no sabe lo que
pasó o confunde.
- Es el triunfo del
relato.
- Sí. Todos nos
llenamos la boca con los derechos humanos. A
mí me hubiera gustado que los organismos de derechos humanos se hubiese
preocupado por la situación de estas personas. Sería la prueba de que su
preocupación es legítima. Pero está tan
claro que no se van a ocupar...
NOTA:
Los destacados no corresponden a la nota original.
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