martes, 15 de octubre de 2019

MIENTE, MIENTE… QUE ALGO QUEDARÁ

Goebbels, la mano derecha de Hitler


Esa frase ha sido atribuida a Joseph Goebbels, jefe de propaganda de Adolfo Hitler durante el “reinado” del nazismo en Alemania.

Goebbels fue quien sintetizó la frase y la cristalizó en un dicho de pocas palabras. En un artículo publicado en 1941, en el cual acusaba al primer ministro inglés Sir Winston Churchill de mentir, Goebbels escribió: “Una vez proferida una mentira, (Churchill) sigue repitiéndola sin que nada ni nadie se lo pueda impedir, hasta que al final acaba él mismo creyéndola (…) Los ingleses se rigen por el siguiente principio: ‘Cuando mientes, miente en grande’ y sobre todo persevera en la mentira’. Y así siguen mintiendo, aun a riesgo de volverse ridículos”

Goebbels pudo haber sido perfectamente la encarnación de la frase, pero sus orígenes datan mucho antes del siglo XX. En varias ocasiones, la cita es asociada al filósofo francés Voltaire quien, a diferencia de los otros, sí la escribió en algún momento, específicamente en una carta que data del 21 de octubre de 1736: “La mentira solo es un vicio cuando obra el mal; cuando obra el bien es una gran virtud. Sed entonces más virtuosos que nunca. Es necesario mentir como un demonio, sin timidez, no por el momento, sino intrépidamente y para siempre [...] Mentid, amigos míos, mentid, que ya os lo pagaré cuando llegue la ocasión”.

Sin embargo, Tampoco se puede decir que Voltaire la inventó, existen registros del siglo I D.C que le atribuyen la frase a Medion de Larisa, un consejero de Alejandro Magno de 5 siglos atrás de ese texto. El punto es que el refrán probablemente existe desde antes de Cristo, por lo que básicamente se puede decir que es tan viejo como la mentira misma.

Eduardo Anguita y Daniel Cecchini

Eduardo Anguita y Daniel Cecchini hoy publicaron un artículo en un conocido diario que solo se difunde por Internet y en su contenido los autores aplican el mismo concepto de Goebbels, mezclan un poquito de verdad con muchas mentiras. Pero a quienes somos testigos de la época no nos venderán un relato ideologizado que solo pretende traer confusión en una campaña electoral, ya por demás enrarecida.

Julio César Urien

Julio César Urien no era un oficial naval, era un montonero infiltrado en la Marina. También era pariente del entonces presidente de facto teniente general Juan Carlos Onganía, quién estaba casado con la señora María Emilia Green Urien. Este general durante el gobierno de José María Guido, se reveló como uno de los líderes de la facción azul en el seno del Ejército Argentino; a diferencia de los colorados, que consideraban al peronismo un movimiento clasista afín al comunismo y que debía ser erradicado, los azules apreciaban su carácter nacionalista y cristiano.


Con el grado de guardiamarina de I.M., que no merecía ya que era miembro de montoneros, en 1972 su primer año como oficial infiltrado fue destinado al Batallón de I.M. N° 2, sito en la Base Naval de I.M. Allí Urien se destacaba por ser uno guardiamarinas que después del horario de retirada se quedaba más  tiempo en el cuartel y se dedicaba a terminar e incrementar el adiestramiento diario de los Infantes de Marina de su sección… cómo lo hacían otros oficiales de la misma graduación.

El traidor en realidad inicio su tarea “reclutando” a los 4 jóvenes cabos subordinados y luego en esos horarios -después de la hora de retirada- se dedicaba a catequizar a los conscriptos de su sección de tiradores. Esos conscriptos la mayoría era de extracción familiar peronista (como la mayoría de la época), captarlos e ideologizarlos no era un trabajo difícil… le lavaba el cerebro y los convertía en cómplices inocentes. Ellos creían en su jefe.

Juan Carlos Onganía

En 1966 se había instalado un gobierno cívico-militar de facto, la Revolución Argentina y liderada por el ya mencionado general Juan Carlos Onganía, bienvenido al principio -como todos los golpes militares, reclamados por la sociedad argentina- el desgaste del gobierno en el tiempo posibilitó el Cordobazo y acciones guerrilleras (como el debut de montoneros con el secuestro y asesinato de Pedro Eugenio Aramburu), que llevaron a la caída de Onganía ese mismo año.

Alejandro Agustín Lanusse

Frente a esa situación, el gobierno liderado por el teniente general Alejandro Agustín Lanusse, aceptó el reingreso del peronismo a la vida política e intentó una salida electoral denominada Gran Acuerdo Nacional. Perón por su parte, en diálogo con el expresidente Arturo Frondizi y el líder de la Unión Cívica Radical del Pueblo Ricardo Balbín, también negociaba una salida electoral civil. La puja entre Lanusse y Perón alcanzó su pico en julio de 1972, cuando Lanusse declaró por los medios de comunicación, que no había causas contra Perón en Argentina y que si no volvía era porque “no le daba el cuero”. Al mes siguiente, el movimiento nacional peronista tomó la decisión de iniciar el Operativo Retorno, bajo la dirección de Juan Manuel Abal Medina y la consigna “luche y vuelve”.

Juan Domingo Perón  regresó a la Argentina. Fue el 17 de noviembre de 1972. José Ignacio Rucci sostuvo el paraguas para protegerlo de la lluvia. Junto a ellos, José Lopez Rega e Isabel Martínez (Foto: Domingo Zenteno)

La vuelta de Perón se concretó finalmente el 17 de noviembre de 1972. Pese a que el gobierno prohibió que la población lo recibiera, cientos de miles de personas se movilizaron ese día, considerado desde entonces, como día de la militancia. Ese mismo día, se produciría la sublevación del traidor de Urien en la ESMA.


Ese año el Batallón de Infantería de Marina N° 2 era la “reserva estratégica” de la Armada Argentina, prevista por el PLACINTARA (Plan de Capacidades Internas de la Armada Argentina) y en octubre de 1972 su comandante, el entonces capitán de fragata de I.M. Jorge Iriberry recibe la orden del almirante Carlos Guido Natal Coda de destacar una compañía de tiradores de I.M. a las instalaciones de la Escuela de Mecánica de la Armada y alistar al resto de su unidad para un posterior traslado al mismo lugar, a los fines de contribuir en operaciones de seguridad para asegurar el orden público.

La compañía elegida por el capitán Iriberry fue la compañía de tiradores “B” bajo el mando del teniente de navío Hernán Hermelo y donde prestaba servicios como jefe de sección tiradores el guardiamarina traidor. Efectuado el traslado de la compañía “B” al predio de la Escuela de Mecánica de la Armada y ante la inminente llegada del ex dictador Perón a la Argentina, el traidor intensificó su trabajo de lavado de cerebro e inició sus preparativos subrepticios para una posible “toma” de la Escuela de Mecánica.


En octubre pocos días antes del arribo del grueso del BIM2 el capitán de corbeta de I.M. Emilio Filipich, su segundo comandante, es trasladado con un escalón adelantado y tenía la tarea de realizar todo el apresto en las instalaciones destinadas al alojamiento y demás servicios para recibir al resto de la unidad que era la “reserva estratégica” de la Armada Argentina.

El grueso del BIM2 es trasladado por modo aéreo el 16 de noviembre de 1972, arribando normalmente y alojándose de acuerdo a las previsiones tomadas por su segundo comandante. Recuerdo perfectamente de ese día y noche lo siguiente:

Después de cenar, el capitán Iriberry nos ordena al teniente de fragata Luis Pons (jefe de la sección de comunicaciones) y a mí (teniente de corbeta N1 y ayudante del comandante) acompañarlo en una ronda, para verificar que la tropa se encontraba descansando y debidamente alojada.

Cuando nos encaminábamos hacia las cuadras de alojamiento, fuimos sorprendidos por las espaldas y desde las sombras por un grupo de soldados y cabos, todos armados y encabezados por el cabo segundo Eduardo Berruet. Nos encañonaron y nos obligaron a avanzar en silencio a una cuadra que estaba vacío.

Una vez en su interior, siempre apuntándonos con sus Fal(s) y amenazándonos de muerte nos indican que nos tiremos cuerpo a tierra… a lo que el capitán Iriberry, dirigiéndose a Berruet le dice: “cabo ¿tanto respeto le ha perdido a su comandante que le obligara a tirarse cuerpo a tierra?”. Tras un momento de dudas, el cabo Berruet solo insiste que el teniente Pons y yo nos pongamos en esa posición y fuimos amarrados con nuestras manos en la espalda.

Escuchamos algunos disparos y el grupo que nos había capturado decide abandonar el lugar y llevándose al capitán Iriberry como rehén.

Cuando quedamos solos el teniente Pons y yo logramos desatarnos y salir rápidamente hacia la Guardia Militar de entrada y luego al Casino de Oficiales. En esos lugares nos informaron que:


Unos pocos sublevados habían tomado la guardia y asesinado al cabo Leonardo Contreras,  algunos habían huido en un micro verde (en su interior iba como rehén el capitán Iriberry) y el traidor Urien había sido capturado sin ofrecer resistencia alguna, lo mismo había sucedido con el resto de los conscriptos de la sección sublevada… los que fueron abandonados por sus supuestos jefes.

En forma paralela el entonces guardiamarina de I.M. Oscar Oulton, había logrado saltar la verja perimetral y un taxi lo había trasladado al edificio Libertad, al llegar dio el alerta de lo que estaba sucediendo e inmediatamente el jefe de guardia ordenó el alistamiento del Batallón de Seguridad de la Armada (BISA) para que reprimiera en la ESMA.

En realidad la ESMA nunca se sublevó, todo el movimiento había sido interno del BIM2… cabo Contreras asesinado estaba destinado en la ESMA. Cuando el BISA arriba a la ESMA, toda la situación estaba controlada por las autoridades navales del instituto y solo faltaban el comandante del BIM1 y los que habían huido en el micro verde.

El plan original de los sublevados, consistía en dirigirse hacia la plaza de Lomas de Zamora, donde se unirían a las columnas de montoneros. El capitán Iriberry nunca abandonó su tranquilidad y con autoridad convenció a quienes lo tenían como rehén que depusieran su actitud, regresaran a la ESMA y se rindieran a sus autoridades. Y así lo hicieron, antes del mediodía el micro verde ingresaba, a las órdenes del comandante del BIM1, por la guardia de acceso y sus ocupantes se entregaron a sus autoridades naturales.

La Armada Argentina dispuso que interviniera la justicia militar y se efectuaran las investigaciones sumariales correspondientes y se actuara en consecuencia. Por este hecho los supuestos líderes y personal militar involucrado fueron sentenciados a un período de detención y dados de baja. Los marinos sublevados fueron beneficiados con la Ley de Amnistía sancionada por el Congreso Nacional el 27 de mayo de 1973. La mayoría pasó a la clandestinidad, fieles a su sentir terrorista y subversivo.

Julio César Urien, presidente del Astillero Naval de Río Santiago, brindando a quien sabe a la salud de quién

El traidor Urien en 2003 fue “premiado” siendo designado presidente de los Astilleros Navales Río Santiago, cargo que ocupó hasta enero de 2008. En 2005, algunos de los sediciosos fueron restituidos en la Armada Argentina, en calidad de tenientes de fragata retirados de la Armada, por un decreto firmado por el ex presidente Néstor Kirchner, cobraron una fortuna calculada sobre el pago retroactivo de sus sueldos desde 1972 a esa fecha. En el año 2014 la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, por medio del Archivo Nacional de la Memoria, realizó un homenaje en conmemoración del 40° aniversario de esa sublevación del personal de la ESMA. Hoy navega libremente por el país y las aguas del cristinismo… seguramente buscando algún puesto en una posible gestión de otro gobierno peronista… si el pueblo repite sus errores electorales, este traidor continuará mamando de la teta del estado.

Declaramos “Patriota del Pueblo y de la Patria” entre otros al ex juez de la Cámara Federal, Carlos Rozanski; al Presidente del bloque FpV-PJ, diputado Agustin «Chivo» Rossi; al General de brigada (R) Fabian Brown; al Sec. Gral del Sindicato de Públicidad, Vicente Alvarez; a la gestora cultural y productora audiovisual Eva Piwowarski, al Sec. Gral. de Molineros, Saibén Rubén Lafuente, a Elsa Bruzzone del CEMIDA; al titular de Pensamiento Nacional UNLA Francisco Pestanha; al Deportologo nacional Victor Lupo; al musico y compositor Jose Luis Castiñeira de Dios; Julio César Urien, el Ing. Horacio Tettamanti y el Almirante (RE) Guillermo Tome, de la Antartida

En memoria del Cabo Leonardo Contreras y del fallecido señor capitán de Fragata de I.M. Jorge Iriberry, a ellos mis respetos.

Roberto José Rosales
Capitán de Corbeta de I.M. (RE)
DNI N° 5.400.027

2 comentarios:

  1. Muy buen relato Sr.Cap.Corb.de I.M.Roberto Jose Rosales. Cuanta injusticia Patria Mia. Quiera el Señor nos de consuelos y serenidad para hacer el bien. Mis respetos por Ud y la ARA.

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    1. Las personas que hemos sido testigos de la época tenemos la obligación moral de prestar nuestro testimonio, hay que desmitificar a los llamados "jóvenes idealistas" y el relato kirchnerista que inició el entonces presidente en 2003. El expresó: "la izquierda te da fueros" y eso es equivalente a la búsqueda de la impunidad... con las que asaltaron las arcas del estado.

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