Buenos Aires, 19 de enero de 2016
Sr.
Director:
Si
bien el término relevo nos remite a la terminología militar, el común
denominador popular lo tiene aceptado como aquella situación que ocurre cuando
se produce el reemplazo de personas en algún cargo o responsabilidad que
implica la continuidad de una determinada actividad. Para un militar podrá ser
el relevo de alguno de los servicios que cumple, igual para el médico de la
guardia de un hospital o para las enfermeras domiciliarias que se turnan
diariamente en el cuidado de pacientes, como también los serenos que deben
vigilar tal o cual lugar. En síntesis, en la vida diaria de las personas hay
innumerables ejemplos de relevos.
Y
estos tienen características particulares que hacen a la esencia de lo que se
entiende por un verdadero relevo. La primera de ellas, tal vez la más notoria,
es el contacto personal entre quienes se produce el relevo. Absolutamente en todos
los casos, el que deja su cargo, su responsabilidad, su turno, debe imponer a
quien lo releva, sobre la situación detallada de lo que ha ocurrido en el
tiempo que estuvo a cargo y sobre las novedades que pudiesen haber surgido.
Tomando
uno de los ejemplos citados más arriba, el de las enfermeras domiciliarias que
cuidan a un paciente determinado, digamos que la que sale de su turno, la que
entrega, informará a la que la releva sobre cómo estuvo el paciente, si tomó la
medicación, si descansó, si se alimentó bien, etc. Y en la mayoría de los
casos, en todas aquellas situaciones que impliquen relevos, el que es relevado
no podrá abandonar su responsabilidad hasta tanto no llegue quien lo releva y
le entregue su cargo como corresponde. En el caso de la vida militar, que es el
que más conozco, estas cuestiones están grabadas a fuego en el personal desde
muy jóvenes y forma parte del relevo la entrega y recepción de los materiales y
bienes del estado que durante el cargo se tuvo la responsabilidad de
administrar. Es más, esto es tan importante que muchos militares han perdido
sus carreras por una mala entrega en el relevo de algún cargo.
Toda
esta larga introducción me ha parecido necesaria para tratar de explicar algo
que realmente es insólito y casi inexplicable. Concretamente me refiero al
cambio o relevo de gobierno en la República Argentina.
Si
hasta en la actividad más pequeña es importante cómo se ejecuta un relevo,
cuánto más lo será a medida que esas responsabilidades aumentan y los bienes a
administrar resultan más caros.
Puede
entenderse que un presidente de un país que deja su cargo no le entregue el
mismo al entrante?.
Cómo
es posible que en un país en el que la clase política le está enrostrando
permanentemente a sus ciudadanos las virtudes de la endiosada democracia,
llegado el momento actúen tan irresponsablemente sin importarles siquiera sus
gobernados ni rendir cuentas de los bienes que el Estado puso en sus manos para
mejor administrarlos?. Y si eso hace el presidente, resulta obvio que igual
criterio adoptarán los ministros con sus pares y todos los funcionarios que le
dependían, dejando prácticamente el país a la deriva como si fuese un barco en
medio del océano sin tripulación.
Viendo
lo que está ocurriendo en la Argentina con este espantoso y ausente relevo de
autoridades, uno no puede menos que quedarse atónito y perplejo. El nuevo
gobierno desconoce detalles de los acuerdos internacionales porque nadie los
informó, se desconoce el alcance de contratos del Estado y la situación real
del patrimonio nacional… Nadie entregó nada y nadie recibió nada. Los nuevos funcionarios
se están haciendo cargo de lo que encuentran y como lo encuentran. Y en tal
sentido es lícito preguntarse: “¿No es un
delito lo que acaba de hacer el gobierno saliente de Cristina Kirchner?”.
Y
los cientos de empleados que la administración saliente nombró a escasos días
de abandonar el poder, acaso no es otro delito que debería ser tipificado como
administración fraudulenta o abuso de poder en perjuicio del estado nacional?
Y a
todo esto, ¿qué dicen los que se hicieron cargo en estas condiciones, más allá
de una queja televisiva o radial sobre lo mal que encontraron las cosas al
hacerse cargo y dejan de lado la denuncia penal que deberían hacer y no hacen
tal vez porque en cuatro años alguno de ellos haga lo mismo?. En todo sentido
lo que ocurre cuando un nuevo gobierno asume, es un verdadero despropósito.
En
la Argentina moderna, donde impera una democracia corrupta y desviada de los
valores tradicionales de la Patria Católica y Sanmartiniana, los buenos
ciudadanos que quedan y que son muchos, deberían pensar en aquella vieja y sana
costumbre de volver a instalar dentro del sistema lo que se conoce como Juicios
de Residencia… Pero claro, para llegar a eso primero habría que rever todo el
sistema, pues en países como el nuestro (y lo digo con dolor en el alma), puede
ocurrir que se corrompa también esa institución.
¡Por
Dios y por la Patria!
Hugo
Reinaldo Abete
Ex
Mayor E.A.
NOTA: Las imágenes no corresponden a la nota original.
NOTA: Las imágenes no corresponden a la nota original.
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