Excmo. Sr. Presidente
de la Nación
Ingeniero Mauricio
Macri
Me permito hacer
llegar a V.E. estas breves líneas con la ilusión de que tal vez, conforme casos
anteriores, lleguen a su conocimiento.
Soy un anónimo y
humilde ciudadano, uno más de los millones de argentinos que, esperanzados,
depositamos en V.E. nuestras esperanzas de llegar a ver algún día un país mejor
para nuestros hijos y nietos.
Y en honor a sus
múltiples responsabilidades y escaso tiempo para atendernos seré lo más breve
posible. Varias son las razones que nos han movido a confiar en V.E., su
trayectoria, sus propuestas, su honestidad, etc. etc. pero hay una que, por lo
inesperada, realmente llegó a nuestros más profundos sentimientos y fue la
posición asumida respecto a los presos políticos de Venezuela.
Comprendo que eran
tiempos de campaña y que una arenga de ese tipo pudo haber sido una
recomendación digna de todo elogio, pero debe V.E. comprender que ante la
firmeza de su reclamo no tuvimos dudas de que ese y no otro era su sentimiento
y su posición respecto a la injusta prisión de todos los que la sufrían,
incluidos nuestros presos políticos, víctimas de juicios circenses instruidos
por jueces prevaricadores, testigos mendaces, con fiscales indolentes.
Pero poco duró la
ilusión. Apenas un suspiro. No hace falta detallarle la ideología ni las
reacciones de quien fuera ungido como Secretario de Derechos Humanos de la
Nación, es decir del funcionario encargado de llevar adelante la Política de
Estado respecto de los derechos humanos. (Curro que creímos acabaría conforme
sus promesas). No puedo suponer que V.E. lo ignore. Muy clara fue su absurda
reacción de repudio ante las legítimas medidas de Tribunales que, conforme a
derecho, resolvieron excarcelar a militares que habían cumplido cabalmente su
condena en un caso y que excedían el tiempo en prisión sin sentencia, en otro.
Las reprochables
palabras del Sr. Avruj en el sentido que se trataba de “UNA MALA NOTICIA” aún
resuenan en la indignación ciudadana. Se trata de un funcionario público quien,
cual simple militante, expresó su repulsión por la aplicación de un DERECHO
HUMANO, se trata de un funcionario público que ignora la garantía
constitucional de “presunción de
inocencia” y pese a que no había sentencia tilda de “represores” a ancianos encarcelados por denuncias de hechos de
hace cuatro décadas.
Bueno, pero todo esto
V.E. ya lo sabía, tal vez fuimos nosotros los que una vez más confiamos en
alguien y en sus promesas de campaña, Dios quiera que no nos hayamos
equivocado, por lo tanto agradezco su atención si es que la tuve y saludo al
Sr. Presidente con mi consideración más distinguida.
Juan
Manuel Otero
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