Uno de nuestros socios fundadores, nos acercó hoy una “joyita” de archivo… se las dejamos más abajo de nuestros comentarios.
¡Qué memoria flaca tenemos los argentinos! Seguramente al leer nuevamente esta nota, más de uno sentirá el sabor amargo de la injusticia, del engaño, de la mentira, de esos jueces probos que supo tener la República Argentina y que hoy parecen ausentes de los estrados.
¿Qué podíamos esperar de un aspirante a tan alto cargo que en la sesión de aprobación de su pliego en el Senado de la Nación , descargó la responsabilidad de no haber cumplido con el requisito de sus declaraciones impositivas en su contador?
¿Qué podíamos esperar de un juez que tiene como asesor a un ex convicto que pasó 13 años en prisión por habérsele probado una larga lista de secuestros extorsivos, y que fue indultado en 1991? El Dr. Jacobo Isaac Grossman asesor, socio y amigo del Juez de la CSJN Dr. Zaffaroni reunió en 1973 a un grupo de delincuentes y los lideró conformando una banda de secuestradores que se dedicaban a sustraer menores de familias adineradas, cobrando por su rescate cuantiosas cifras.
· Las crónicas de la época establecen que Grossman había afianzado relaciones con grupos guerrilleros que le señalaban cuáles eran las familias con poder adquisitivo alto, para que efectuara sus raptos.
· Si bien la actividad de Grossman y sus cómplices no reportaba materialmente ni organizativamente a los grupos guerrilleros, su actividad puramente delictiva colaboraba con el fin de sembrar el terror, y por eso lo ayudaban.
¿Qué podíamos espera de un juez que siempre descarga la responsabilidad de los errores o cosas mal hechas en terceros? La primera versión del Dr. Zaffaroni apuntaba a la responsabilidad de alquilar sus departamentos en la Inmobiliaria –que no otra cosa que una entidad intermediaria- y que no le habían avisado de nada.
· Según publica el diario Libre, el encargado de tramitar los alquileres de las propiedades del magistrado se llama Ricardo Montivero, tiene 65 años y figura ante la AFIP en el rubro "asesoramiento, dirección y gestión empresarial". De acuerdo a esa publicación, el domicilio de Montivero es el mismo que el de Zaffaroni, que vive en una casona del barrio de Caballito. "Es quien hace todas aquellas cosas que Zaffaroni no le gusta o no puede hacer, desde las compras en el supermercado, hasta firmar los contratos y administrar sus cosas", indicó a revista Noticias un amigo muy cercano al juez.
Como expresa un conocido abogado en el párrafo final de su carta elevada en la fecha a la Corte Suprema de Justicia de la Nación y referida al Dr. Zaffaroni:
“No es el principio de inocencia el que está en juego, es el prestigio de esa Excma. Corte ante la opinión pública el que está gravemente comprometido”.
No nos interesan los escándolos en los que se mete solo el Dr. Zaffaroni, nos interesa la preservación de las instituciones y la justicia merece ser preservada como la mejor de las instituciones republicanas, ella debe garantizar la igualdad ante la ley y la objetividad al administrar ese bien sagrado.
"Estuve frente a frente con él, encañonado"
Una víctima lo identificó por LA NACION
Douglas Roberts fue secuestrado por Grossman en 1974
Su cuñado, que pagó el rescate, escribió una carta a LA NACION
Sorpresa, indignación y desazón
Jueves 09 de octubre de 2003 | Publicado en edición impresa
Alejandro T. Watts Bollini vio el rostro de Jacobo Grossman en las fotos tomadas a Eugenio Zaffaroni durante su exposición del lunes último ante la Comisión de Acuerdos del Senado, que publicó LA NACION , y reaccionó con asombro. El fue quien entregó en 1974 el maletín con dinero que los secuestradores pidieron para liberar a su cuñado, Douglas Roberts, un ex directivo de la empresa Pepsi Cola en la Argentina.
Escribió el siguiente texto para la sección Carta de lectores de LA NACION , con su firma, su documento de identidad, número 93.183.301, su dirección y su teléfono.
"Me siento enormemente sorprendido al ver sentado junto al Dr. Zaffaroni junto al Dr. Jacobo Isaac Grossman (LA NACION , 7/10/03). A este último, que es ahora asesor de un futuro miembro de la Corte Suprema de Justicia, mi persona haciendo de mensajero tuvo que entregarle en mano, amenazado a punta de pistola, el dinero exigido a Pepsi Cola Argentina SA para rescatar a uno de sus directores, en enero de 1974. El Dr. Grossman, en ese momento Sr. Grossman, junto con otro de sus compañeros, fue tomado prisionero, pero al poco tiempo liberado de este delito", recordó.
"Años más tarde leí en la revista Gente del 28/02/91 la trayectoria violenta que había seguido, así como su vinculación con el Dr. Zaffaroni. El secuestro al que yo me refiero sucedió hace casi 30 años; no guardo rencor, pero estos acontecimientos me recuerdan el calvario que vivieron, durante el mes que duró el cautiverio, mi cuñado, mi hermana y mis sobrinas, apenas adolescentes; y me produce un sabor amargo de desazón y de indignación el imaginar posiblemente sentado cerca de los estrados de la Justicia a este ciudadano", concluyó.
A centímetros
En diálogo con LA NACION , Watts afirmó que reconoció al allegado de Zaffaroni: "Estuve frente a frente con Grossman. Lo vi porque tenía su rostro a 40 centímetros del mío, junto a otros dos que me tenían encañonado. Todo esto lo declaré ante la justicia de San Isidro, pero él tenía siete abogados trabajando, algunos muy vinculados al general Perón", sostuvo.
Roberts evitó hacer comentarios "por pedido de la familia", según sostuvo.
Pero se refirió a su secuestro: "Luego de aquello me tuve que ir del país. Ahora, cuando lo veo a Grossman, veo que por algo pasamos los últimos 30 años que pasamos".
Los secuestradores pidieron 5 millones de dólares para liberar a Roberts. "Mi cuñado fue secuestrado el 3 de enero de 1974. Después de las negociaciones que llevó adelante la propia Pepsi Cola, cuando hubo que pagar el secuestro, los secuestradores me eligieron para que hiciera el pago", comentó Watts. "Entregué el maletín y luego de la captura de la banda se rescató al menos una parte del dinero", recordó.
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