Esta Asociación, luego de haber
escuchado opiniones muy diversas y hasta muy contrarias entre sí de sus muchos
socios y amigos, ha resuelto concurrir institucionalmente a la manifestación
convocada para el martes 7 de julio.
Nuestra concurrencia, sin embargo,
será crítica.
Sin soberbia ni jactancia, sino
simplemente porque es verdad, afirmamos que nadie como nosotros tiene autoridad
suficiente para denunciar a este gobierno por su siembra permanente y creciente
de discordia y la quiebra del orden jurídico que deliberadamente causó.
Lo hicimos desde el día de
nuestra fundación, más de seis años atrás, cuando advertimos a los dirigentes
políticos y sociales, a los hombres de
derecho y al pueblo argentino, que este gobierno, movido por el propósito bastardo
de acumular un poder que los votos no le habían concedido, se había puesto a
avivar las brasas de un pasado terrible, que poco a poco se habían ido
enfriando. Para ello, con la complicidad de buena parte de jueces y fiscales
culpables de prevaricato y el apoyo casi sin disidencias de una dirigencia sin
valor ni patriotismo, se puso en ejecución la tarea de demolición hasta los
cimientos de los principios más elementales del orden jurídico.
Dijimos entonces a tiempo y a
destiempo y lo proclamamos frente a las puertas de los Tribunales, que todos
los argentinos habíamos sido puestos en libertad condicional. Y continuamos
diciéndolo a medida que se iba ejecutando ese plan siniestro, con parodias de
juicios, en los que se falsificaban pruebas, se prestaban testimonios falsos,
se agredía a acusados, defensores y testigos de las defensas, se dictaban
condenas sin fundamento alguno, se echaba o se obligaba a renunciar a jueces
que se negaban a ser comparsas de ese circo vil y, de paso, se montaba el
escandaloso negocio bien llamado “Derechos Humanos S.A.”, que posibilitó el
encarcelamiento de más de 1.800 presos políticos y hasta ahora 301 muertos en
cautiverio.
Ahora, cuando es bien visible que
ese plan, para vergüenza de esta generación, no se había agotado en la creación
del Guantánamo argentino que está a la vista de todos, aquellos que se negaron
a ver o fingieron no ver, advierten que les llegó el turno. Pero, no obstante,
aún así se rehusan a admitir en público -la mayoría lo hace en voz baja y en
privado- que lo que les pasa ahora es consecuencia de lo que entonces ayudaron
a poner en marcha.
Los Abogados por la Justicia y la
Concordia estaremos pues presentes, pero para recordarles con nuestra presencia
que, en palabras de un gran filósofo de nuestro tiempo, no es que a sus miradas les falte la luz, sino que sus miradas están
ciegas frente a la luz.
Mariano Gradin
Alberto Solanet
Secretario Presidente
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