Se cerró un capítulo en la Fuerza Aérea Argentina, dejaron de
volar los Miragge. El lector informado sabe que es bueno que esto haya
sucedido, pues ya resultaban obsoletos en un teatro de operaciones moderno, y
por esa misma causa, caros y difíciles de mantener dado su envejecimiento y posibilidades
actuales.
No obstante, ¡qué profundo surco! ¡qué hermosa historia! dejó
su paso por la Fuerza Aérea. Un rastro coincidente con el sordo bramido de su
motor, marco atronador de un esbelto y delicado perfil que surcaba el aire haciendo
honor a su nombre: Miragge, es decir espejismo, en la lengua de sus creadores.
Bajo sus planos, a baja altura y gran velocidad desfilaron, abruptas
montañas, selvas impregnadas de verde humedad, desiertos, grandes planicies y
el inacabable Atlántico Sur y las Islas irredentas; también su perfil se deslizó
en innumerables ocasiones, arriba, muy en lo alto, envuelto en la oscuridad
casi total, solo interrumpida por la Cruz del Sur y sus compañeras australes, mientras
dejaba el rastro de millones de cristalitos de hielo, que formaban la estela de
condensación de los gases de escape de su motor.
Ciento treinta mil horas de vuelo cimentan el paso de este
sistema que puso lo suyo para mantener la soberanía y dignidad de los
argentinos. Y desde luego, también estuvieron los hombres. Ya sean aferrados
dentro de sus cabinas con indeclinable voluntad de cumplir con el objetivo encomendado. O aquellos otros que desde abajo,
se empecinaban en poner en condiciones al viejo potro, para que una vez más
despegara seguro, empujado por el poderoso rugido de su post combustión.
Los Miragge ya se fueron, pero posibilitaron una espléndida
muestra de amor a la Patria y voluntad de acción, probidades que se encuentran
en el corazón de muchos argentinos, con
o sin uniforme.
Extraña situación ésta, en donde hay gente que exterioriza
un inocultable cariño a un montón de hierros viejos; no obstante, a no
engañarse, a partir de la nobleza de la tarea, viene la idealización de la “herramienta” que se utiliza, en este
caso nuestros queridos Miragge.
Por lo anterior se entiende que todavía haya argentinos que
persistan en integrar las FFAA, organizaciones ya acostumbradas a recibir las
migajas del presupuesto, aún a sabiendas de que si fracasan en su tarea futura,
muchos clamarán por sus cabezas, pues como siempre, es imperativo encontrar
culpables.
No obstante y a pesar de todo, la Patria vale el esfuerzo.
Guillermo Adolfo
Donadille
Brigadier Mayor (R) VGM
DNI 7.998.211
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