No puedo salir del
asombro al saber que monseñor Enrique Angelelli será beatificado. Se reconoció
su “martirio” por haber sido “presuntamente” asesinado en 1976, en la Rioja,
por el gobierno militar, cuando hasta ahora no hay pruebas concretas de tal asesinato.
Monseñor Giaquinta, que presidió la Comisión Episcopal que investigó la muerte,
concluyó que no había ningún elemento que probara la existencia del atentado.
Pero este no es el punto. El punto es que si Angelelli fue asesinado, los
motivos fueron políticos, por su vinculación con los Montoneros, a los cuales
apoyaba, y no por sus creencias religiosas. Me pregunto, como católico, ¿dónde
está el martirio de Angelelli? Si es que lo mataron, ¿fue por defender la fe en
Cristo y difundir sus convicciones religiosas, o por ser activista y montonero?
¿Acaso no sabemos lo que contó Lilia Genta sobre el relato del padre Melchiore
cuando Angeleli le pide armas para “armar” a sus muchachos? Un obispo que
ofició misa con el cartel de Montoneros a su espalda; y desde el púlpito se
pronunció a favor de la subversión, se encuentra ante las puertas de la
Santidad. ¿No hay algo raro en todo esto? ¿Cómo es posible que estemos tan
confundidos? No hay ningún clamor popular ni de índole religioso para la
beatificación. ¿Por qué lo hacen? ¿Buscan un modelo intraeclesial? ¿El modelo
subversivo, violento, tercermundista, apóstata y marxista es el modelo que los
jóvenes deben alcanzar? Es una irresponsabilidad que se tomen modelos
equivocados para su beatificación, porque es muy peligroso.
Ramiro
Castellanos
Perú 1.157
Yerba Buena
NOTA: Las imágenes, referencias y destacados no corresponden a la nota
original.
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