Los argentinos
empezamos a respirar el tufo eleccionario y en breve seremos testigos de
agachadas, mentiras y bajezas del calibre que queramos. El peronismo de los mil
nombres -ese de los hombres escasos de votos pero al que también pertenece la
dueña de los votos que le quedan- ya nos ha extasiado con su consuetudinaria
capacidad para urdir indecentes picardías y reiteradas puñaladas traperas
asestadas por traidores expertos.
Lo que mueve a
compasión, sobre todo en las redes sociales, es la desesperada insistencias de
seguidores de Macri intentando saber por quién votarán los quías que componen
sus “seguidores” de la web. Es
mentira que estos que preguntan: “¿Qué
vas a hacer en las elecciones?” o, ¿para
quién será tu voto?, sean trolls mandados por Marcos Peña para armar
encuestas al voleo que levanten la alicaída moral de los cambiemitas; no, estoy
seguro que son hombres y mujeres comunes del Pro y de Cambiemos que ven como el
segundo mandato puede irse como agua entre los dedos y quieren exorcizar el
raje mediante preguntas, preguntas que si son contestadas como a ellos les
gusta les renueva la fe en una ilusión que hace ya bastante tiempo se viene
desinflando como globo después de la fiesta. También, consecuencia directa de
este forro pinchado, es la puteada que te comés si la respuesta es contraria a
sus esperanzas.
Para evitar errores
de interpretación, informo que yo no voy a votar al okupa de la Rosada, pero
menos aún a la desquiciada. Me embola este ring de cloaca inventado para ver
como dos impresentables se pelean; impresentables que, una de ellos, debería
estar presa por chorra y no por haberse robado el “mercadito de la feria” precisamente, y donde el otro debería pasar
a la historia como uno de los mejores mentirosos, y es poco decir, que ha
parido la política argentina, al extremo que, si Nicolás del Caño no fuera un
zapallo con pelos, hasta le arrimaría el voto si tuviera que elegir entre ellos
tres.
Porque yo voté en 2015
al mentiroso y, aunque poco convencido, volví a la urna de la misma forma en
2017; pero 2018, ese 2018 pleno de ineptitudes, trampas, falacias y artimañas
que comenzó con la “habilitación” del
debate del aborto disfrazado de acto de conciencia democrática, que siguió con
el crédito de 200 MM de USD tomado para ejecutar el “Programa de apoyo a políticas de igualdad de género” y con la
autorización de la venta en farmacias del misoprostol, convirtieron a la náusea
en mi límite.
Quizás debiera haber
tomado esa decisión cuando vi que el mentiroso que se había desgañitado
diciendo que “iba a terminar con el curro
de los derechos humanos” tiraba flores al río por unos asesinos que, para
bien de la Argentina, habían desaparecido de mala manera y permitía que la
Nación fuera querellante en los circos de “lesa
humanidad”; quizás debiera haberme desengañado cuando el mismo quía que
decía que tenía el mejor equipo de los últimos cincuenta años, no daba pie con
bola, aumentaba los impuestos y ponía retenciones o, cuando la decepción de ver
que el “cambio” era una sanata más de
esas a las que los políticos le echan mano cuando no saben que decir y
prefieren usar nuestros impuestos para mantener vagos de la misma y exacta
manera que la desquiciada lo hacía.
Ya no me pueden
correr más con el cuento de: “peronismo
nunca más” porque en tres años y medio el mentiroso y su banda de mediocres
han hecho lo suficiente como para que el peronismo vuelva a paso redoblado. No
lo voy a votar y no tendré ningún cargo de conciencia. ¿Qué es mi voto?, solo
un voto entre la masa de frustrados que sienten lo mismo que yo, que creímos -que
quisimos creer, mejor dicho- que estábamos frente a un nuevo Roca y solo nos
ganamos a un timorato al que nunca le explicaron que para hacer un cambio hace
falta coraje.
Con todo, es probable
que el mentiroso gane. Aún frente a esta probabilidad tampoco lo votaré, no
quiero ser cómplice de algo que se ha demostrado contrario a mis convicciones. Hoy, de lo que estoy seguro es que si
alguien no va a ganar será la República!
Jose
Luis Milia
Non nobis, Domine, non
nobis. Sed Nomini tuo da gloriam.
NOTA:
Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.
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