lunes, 6 de diciembre de 2021

EL PRINCIPIO DE NUESTRA DECADENCIA INSTITUCIONAL (un plan preconcebido)

1.  Hubo un tiempo en que la ciudad de Buenos Aires tenía una policía que llevaba su nombre: la “Policía de Buenos Aires” existió entre 1822 y 1880, período en el que estaba subordinada al gobernador de la provincia. Luego fue cambiando de denominación, abandonando algunas tareas, incorporando otras nuevas. En esos años, la historia de la policía “porteña” vivió atravesada por los avatares de una dinámica política inestable, que tuvo a la ciudad capital (y a los ingresos aduaneros generados por su puerto) como eje de las disputas entre las elites bonaerenses y las federales. La caída del gobierno de Juan Manuel de Rosas luego de la Batalla de Caseros (1852) implicó la separación del Estado de Buenos Aires de la Confederación Argentina, iniciando un enfrentamiento que terminó con el triunfo de Buenos Aires en la Batalla de Pavón (1861) y con el proceso de reunificación nacional liderado por las elites porteñas. Sin embargo, la “cuestión de la capital” continuó siendo un espacio de disputas (Pirez 1996; Botana 2000). Entre 1860 y 1880, la ciudad de Buenos Aires fue la sede provisoria de las autoridades nacionales, mientras la policía que custodiaba sus calles seguía dependiendo del gobierno provincial.

2.  Esa ambigüedad comenzó a resolverse con la federalización de Buenos Aires en 1880 y la construcción ex nihilo de una capital para la Provincia de Buenos Aires, la ciudad de La Plata, que se convirtió en la cabecera de una nueva policía. De este modo, la antigua Policía de Buenos Aires (a la vez urbana y provincial) fue dividida en dos instituciones diferentes: la “Policía de la Provincia de Buenos Aires” (que existe hasta nuestros días) y la “Policía de la Capital” (1880-1943), cuya novedad era que pasaba a recibir órdenes del poder ejecutivo nacional por intermedio del ministro del interior. Sin embargo, lejos de ser una solución definitiva para la policía porteña, la capitalización de Buenos Aires fue el comienzo de una querella: ¿debía convertirse en una policía metropolitana o cumplir una misión federal que, según el discurso de muchos policías, estaba presente desde sus orígenes? La nueva Policía de la Capital parecía seguir el primer camino, aunque, al ser un poder en manos del gobierno nacional, en la práctica recaían sobre ella algunas atribuciones que excedían la jurisdicción urbana. La creación de la “Policía Federal Argentina” en 1944 acabó reconociendo esa realidad, pero nunca resignó el monopolio de la vigilancia de la ciudad en la que tenía sede, perpetuando así un modelo híbrido de una fuerza de seguridad a la vez urbana y federal.



3.  Ese debate parece no agotarse nunca y, en estos últimos años, fue revitalizado, desde que la reforma constitucional de 1994 le otorgó a la ciudad de Buenos Aires el estatus de estado autónomo con capacidad de organizar su propia policía. Sin embargo, en 2008 se creó una “Policía Metropolitana” y, a lo largo de casi una década, naufragaron los intentos de “traspasar” las comisarías seccionales de la órbita de la Policía Federal Argentina a la nueva institución, dejándola en una posición de gran debilidad y escaso control territorial. Recientemente, el traspaso entró en fase de concreción cuando el gobierno de la ciudad y el nacional anunciaron, en 2016, la creación de la “Policía de la Ciudad”, que promete absorber a la Metropolitana y hacerse cargo de las comisarías. Policía de Buenos Aires, Policía de la Capital, Policía Federal Argentina, Policía Metropolitana, Policía de la Ciudad: muchos nombres para el mismo problema de vigilar la principal ciudad de la Argentina, núcleo del poder político y económico del país.



 

Pedro Fox
foxpeter2009@yahoo.com.ar

 

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