Vivimos en un mundo
donde la técnica y la ciencia prevalecen, donde todo cambia, en un mundo que se
admira ante la eficiencia y las conquistas concretas en donde las
comunicaciones y el dialogo ejercen un importantísimo papel en las relaciones
humanas.
Estos, y variados
temas más deberían convocarnos a un debate colectivo, en donde la participación
y el protagonismo individual y comunitario tendrían que constituirse en el
principal componente… pero lamentablemente hoy, como en 1816, los argentinos
seguimos sin coincidir ideológicamente en cuanto al tipo de país que
pretendemos forjar…
Leemos o escuchamos a
diario que amplios sectores de nuestra sociedad no se comprenden, ni dialogan,
no porque no puedan comunicarse, sino porque no quieren hacerlo, porque la
concentración y abuso del poder junto a las diferentes interpretaciones o
sentidos que le asignamos a muchas palabras que a diario empleamos, dificulta
y/o desanima al dialogo.
¿Cuántas
interpretaciones se dan a las palabras cambio, progresista, revolución,
libertad, resistencia, el lío que nos sugirió hacer el Papa Francisco, hoy
impactado de ver como la corrupción ha invadido todos los lugares (y el recibe
a los/las corruptos en Santa Marta), “resistir
es construir”, etc.?
Cuando la historia
parecía haber cerrado este conflictivo capítulo definitivamente, los argentinos
de manera casi permanente, seguimos siendo testigos de indicios y evidencias
que muestran que, en los hechos, esta confrontación perdura y perdurará
mientras hayan verdades que se callen.
Admirados de nuestros
propios descubrimientos y del poder individual que nos da el conocimiento
algunos nos angustiamos hoy por los vanos e infructuosos esfuerzos individuales
y colectivos que estamos realizando para zafar de la actual polarización y
miedos sociales que en estos 14 años produjo una asociación ilícita que a
través de un pacto social, cultural y
político corrupto mal llamado “modelo de
acumulación de matriz diversificada con inclusión social”, nos gobernó “acumulado” a dos manos saqueando al
Estado, mientras un pueblo engañado los avalaba con su voto
Hoy, y como ocurre en
toda crisis social de crecimiento, cualquier
transformación o cambio social que se intente, traerá consigo
dificultades complejas. Porque algunos hombres y mujeres que ampliaron
escandalosamente su poder económico a expensas de un poder político que no
pudieron mantener, sienten más incertidumbre que nunca respecto de su libertad,
porque a la par de su crecimiento económico, una parte considerable de su misma
sociedad sufrió y sufre de hambre y miseria, apareciendo en esa relación nuevas
formas de presión social y psicológica, la que a su vez está generando
tensiones políticas agudas, sociales, económicas, jurídicas e ideológicas, dividiendo una vez más a
nuestra sociedad por la presencia de fuerzas contrapuestas, mientras muchos
ciudadanos, quizás demasiados, son los que tienen dificultad para entender su
propia realidad...
Envueltos en tan
compleja situación muchos hermanos, agitados entre la esperanza y la angustia,
se preguntan acerca del curso presente de las cosas.
Los cambios tan
acelerados, a menudo realizados sin un diagnóstico ni planeamiento previo, como
las desigualdades sociales existentes, producen un aumento en las distintas
contradicciones y/o desequilibrios.
Gracias a quienes
dieron su vida o su libertad individual por nuestra democracia, la ciudadanía
tiene por el momento el camino abierto para optar entre la libertad o la
esclavitud, entre el progreso o el retroceso social, entre la fraternidad o el
odio.
La turbación actual
de los espíritus y la transformación de las condiciones de vida estarán
vinculadas a un período de cambio social en el que mucho tendrá que ver la
inteligencia de los argentinos: hacia el pasado, sin darle la espalda a nuestra
historia, que nos brinda el consejo sabio de la experiencia; hacia el futuro,
por el aporte de la técnica prospectiva y la planificación.
En un clima social
que presagia días de agitación y violencia, con un paquete explosivo sobre
nuestras espaldas…, pensemos que el futuro depende de todos nosotros.
Reflexionemos juntos analizando nuestro pasado, mientras la Justicia hace lo
que debe hacer con los corruptos, y acordemos definitivamente cual es la
Argentina que debemos terminar de construir.
¡Pongámonos al país
sobre los hombros!, no lo carguemos más sobre nuestras espaldas…
Concretemos de una
vez por todas LA CULTURA DEL ENCUENTRO abriendo y no cerrando la comunicación,
hablando con toda persona con la mente y el corazón abierto.
Si estamos realmente
convencidos de lo que tenemos que decir, las palabras llegarán.
No la hagamos más
difícil, solo lo sencillo promete éxito.
En azul y blanco,
Hugo Cesar Renés
Otro
sí digo:
Me parece que en el
próximo e mail voy a parrafear el Martin Fierro creo que allí están todos nuestros
problemas sociales descritos.
En azul y blanco, Hugo Cesar Renés
En azul y blanco, Hugo Cesar Renés
NOTA:
Las imágenes no corresponden a la nota original.
Un abrazo en azul y
blanco, Hugo Cesar Renés
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