"Se
daba cuenta de que ninguna potencia estaba en condiciones de resistir el
desgaste del tiempo; sólo la gloria de quien ha vivido con honor crece con el
paso de los años". Valerio Massimo Manfredi
Cuando la semana
pasada me pregunté hasta cuándo la sociedad estaría dispuesta a tolerar, con
marcada indiferencia, el permanente chantaje de los eternos dirigentes
gremiales, ignoraba que finalmente, y con décadas de atraso, tanto la Justicia
como el Ejecutivo, nacional y provincial, habían decidido tomar el toro por las
astas y avanzar con la depuración de la corporación más despreciada del país,
integrada por delincuentes dispuestos desde siempre a generar los peores
conflictos laborales para evitar que se posara sobre sus patrimonios la lupa
judicial.
El método extorsivo
fue claro -mientras los dejaran incrementar sus negocios personales, ofrecían
paz social; de lo contrario, el país se paralizaría- y lo sufrieron tanto los
gobiernos civiles cuanto militares; basta recordar que fue nada menos que el
Tte. Gral. Juan Carlos Onganía quien les cedió el control de los servicios de
salud, tal vez la fuente más importante de ingresos non sanctos de los grandes
bonetes del sindicalismo argentino. No voy a mencionar aquí, por ser
innecesario, la lista de los jefes gremiales presos -todos obscenos
exhibicionistas- pero debo detenerme en los dos poderosos capi de tutti capi,
Hugo Moyano y Luis Barrionuevo.
El primero siente ya
el aliento de los ahora atentos jueces en la nuca, y no sólo los locales. Una
de sus negadas propiedades, la empresa de recolección de residuos Covelia, es
investigada por movimientos de dinero sospechosos por la Justicia suiza; cuando
el primer pedido helvético llegó a los tribunales argentinos -simplemente, un
listado de las causas penales que involucraran al Negro- éste, a la sazón
Secretario General de la CGT, decretó un paro general contra el gobierno de
Cristina Elisabet Fernández.
Ayer mismo fue
denunciado, conjuntamente con su hijo Pablo, su testaferro Patricio Farcuh y el
propio Sindicato de Camioneros, por evasión impositiva por la suma sideral de
cuatro mil millones de pesos y el consecuente lavado de dinero. Con la
monumental expansión de sus actividades -empresas constructoras, correos
privados, fútbol, barras bravas, residuos urbanos, sanatorios, farmacias,
hoteles, inmuebles y rodados varios, etc.- y con tantos flancos expuestos, es
previsible que ponga a parir al país entero, con la paralización del transporte
de alimentos, de combustibles, de basura y de dinero, y habrá que ver cuán
dispuestos estamos todos a no ceder ante sus aprietes, ya que dirá mucho sobre
nuestra voluntad de modificar el rumbo que llevamos.
Ya su colega
gastronómico, que directa y públicamente amenazó a la democracia cuando recordó
cómo habían eyectado del poder a Raúl Alfonsín y a Fernando de la Rúa cuando
éstos intentaron controlar un poco al poder mafioso del sindicalismo, dio un
aviso a la sociedad acerca de qué podemos esperar si los avances judiciales
continúan. Como Luisito es muy hábil, sus dichos no resultan punibles, aunque
sean muy claros.
Pero lo que enmascara
este bandido es que todos sus pares hoy en la cárcel no lo están por ser
gremialistas sino vulgares ladrones, y no hay aquí una persecución política,
como claman desde Milagro Salas y Luis D'Elía a Cristina Elisabet Fernández,
que mandó a La Cámpora a expresar su apoyo a los preocupados "Gordos". Todos estos han
esquilmado a sus representados y, en los casos de Marcelo Balcedo y Víctor
Santamaría, se transformaron en empresarios de medios de prensa para
utilizarlos como escudo; lo mismo hicieron, en su momento, Cristóbal López,
Rudy Ulloa Igor y Gerardo Ferreyra, que debieron cerrarlos cuando, con la caída
del kirchnerismo, se cortó el acceso a los fondos ilimitados de la pauta
publicitaria oficial.
Toda esta movida
coincide en el tablero de comando con algunos factores complicados: la
inflación, que no cede; la necesidad imperiosa de cerrar los aumentos
salariales del año en términos mesurados, es decir, sin reflejar en ellos
expectativas pesimistas; y el tratamiento legislativo de la poco ambiciosa
reforma laboral que ha enviado el Poder Ejecutivo al Congreso. Es natural
entonces que todos -incluidos los bienintencionados- nos preguntemos si estamos
sólo ante una serie de movimientos tácticos para obligar a los dirigentes
sindicales a "portarse bien"
o, por el contrario, ante un verdadero y definitivo cambio en nuestra cultura
sociopolítica tradicional.
La libertad concedida
por la Cámara Federal a Amado Boudou, que estaba en prisión preventiva desde
hace dos meses, acusado de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, y que
está procesado y en juicio oral por haberse apropiado de la "máquina de imprimir billetes",
da una pésima señal a los descreídos. Porque, a pesar de que muchos lo ignoran,
en el caso de los funcionarios públicos, donde la carga de la prueba se
invierte, son ellos los que deben demostrar que han obtenido sus fortunas
legítimamente. ¡Teléfono para Cristina Kirchner!
Además, deja en
evidencia que en la Argentina hay dos "justicias"
diferentes: una, correcta, que utiliza el Código Procesal y privilegia el
principio de inocencia y permite que los encartados transiten los procesos en
libertad hasta el dictado de sentencias definitivas; y otra, caníbal, que sólo
busca venganza y en la que todos los cimientos del derecho de la civilización
occidental, incluida la irretroactividad de la ley penal, se ignoran para
mantener en prisión preventiva a centenares de ancianos enfermos por lapsos
que, en muchos casos, superan los diez años (el máximo legal es de dos,
prorrogable fundadamente por sólo uno más). Los argumentos garantistas
utilizados por los magistrados ahora para beneficiar el ex Vicepresidente
-imposibilidad de alteración de las pruebas e inexistencia de peligro de fuga-
¿no son aplicables a los presos militares?
¿Irán las
organizaciones sociales y de izquierda a "escrachar"
al ex Vicepresidente a su inexplicable piso de Puerto Madero o al nuevo de
Barracas, como hicieron con el Comisario Miguel Etchecolatz, a quien concedieron
la prisión domiciliaria con pulsera electrónica a pesar de sus 88 años y del
cúmulo de dolencias que padece? Porque,
siendo de público y notorio conocimiento que Amado Boudou fue miembro esencial
de la asociación ilícita que saqueó el país hasta la extenuación durante la
década más favorable para la economía nacional en más de un siglo, algo debería
motivarlas a actuar, ya que dicen representar a los excluidos y a los pobres
que sufren en carne propia -en falta de educación, alimentos, salud, vivienda,
pavimentos y cloacas- la falta de esos cuantiosos dineros robados.
Nuevamente, el verano
será caliente, y no sólo por las altísimas temperaturas que estamos soportando
en Buenos Aires: en febrero, comenzarán, conjuntamente con la actividad
judicial a pleno, las sesiones extraordinarias convocadas por el Ejecutivo para
trata algunos proyectos de ley, digamos, menores; pero en marzo es probable que
veamos otra vez conflictos callejeros, cuando comience a tratarse la reforma
laboral. ¡Ojalá hayamos madurado para entonces!
Bs.As., 13 Ene 18
Enrique
Guillermo Avogadro
Abogado
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
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