Las
opiniones vertidas en esta columna de opinión, son de exclusiva responsabilidad
de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de UNOFAR[1]
Y
hay que tener mucha humildad para entrar en una forma de vida en la que la
ambición es la última de las prioridades
Diego Mazón, diario La Razón, España |
A todos los que son,
han sido o lo serán...
De entrada, no lo
entiendo
Me he esforzado mucho
en entenderlos. He buscado y rebuscado para ver por qué alguien decide meterse
a la milicia. Y no lo entiendo. No
comprendo que en la sociedad de hoy una persona opte por entrar en un trabajo
como este, en el que el principal requisito es obedecer a un jefe detrás de
otro hasta que, con suerte, llegue a general y aún así, o peor, tendrá que
estar a las órdenes del político de turno.
No me cabe en la
cabeza que alguien opte por ponerse este uniforme por un mísero sueldo, cuando
enfundándose el de policía municipal cobraría mucho más. Es incomprensible que un joven de provecho, en el siglo XXI, asuma
valores como el sacrificio, la entrega incondicional, la obediencia, el honor,
la lealtad, el silencio, la disponibilidad, la constancia, cuando el resto de
la sociedad rema en la dirección
opuesta.
Hay que tener mucha
moral para cargar sobre los hombros de uno la responsabilidad tremenda de
proteger a una sociedad que mientras duerme, toma cañas o se va de excursión
ignora y menosprecia a quienes vigilan su libertad, a quienes dejan la vida en la búsqueda de la tranquilidad
de sus congéneres. Y hay que tener mucha humildad para entrar en una forma de
vida en la que la ambición es la última de las prioridades, y en la que te
pueden mandar al culo del mundo a cumplir una misión que nadie entiende, en la
que te cambian de destino por razones de servicio y no puedes ni rechistar.
No, en realidad a quien no entiendo es a la
sociedad, que desprecia a los militares porque no los comprende. A la
sociedad en la que algunos aún los consideran un vestigio del franquismo, a la
sociedad que es incapaz de decir «gracias» al colectivo que vela por
su vida, a la misma que protesta porque el presupuesto de Defensa no vaya
destinado a esa vaguedad de fines sociales que se queda en escalones
burócratas. Y no entiendo a los políticos que quieren hacernos creer que los
militares son un grupo de voluntarios de uniforme que se dedican a repartir
caramelos por el mundo y a hacer de bomberos ocasionales. Porque al fin y al
cabo, como decía Calderón de la Barca[2],
«aquí,
en fin, la cortesía, el buen trato, la verdad, la firmeza, la lealtad, el
honor, la bizarría, el crédito, la opinión, la constancia, la paciencia, la
humildad y la obediencia, fama, honor y vida son caudal de pobres soldados; que
en buena o mala fortuna la milicia no es más que una religión de hombres
honrados».
ES
POR ESO QUE YO LOS ADMIRO...
CONCEPTO
DEL MILITAR
(Diego Mazón[3],
La Razón, España)
ENVIADO
POR GENTILEZA DE NUESTRO SOCIO DON: Julio Deramond
FUENTE:
http://www.unofardn.cl/node/327
NOTA:
Las imágenes, destacados y referencias no corresponden a la nota original.
[1] Unión de Oficiales en retiro de la Defensa
Nacional, de la República de Chile, fue fundada el 24 de octubre de 1963,
[2] Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 17 de enero de 1600-ibídem, 25
de mayo de 1681) fue un escritor español, caballero de la Orden de Santiago,
conocido fundamentalmente por ser uno de los más insignes literatos barrocos
del Siglo de Oro, en especial por su teatro.
[3] Diego Mazón cuenta con una vasta experiencia en el área de la Defensa,
ha cubierto varios conflictos internacionales, fue jefe de Redacción de
Nacional en el diario La Razón y desde el 1 de enero de 2013 hasta enero de
2018 se desempeño como director de Comunicación del Ministerio de Defensa del
Reino de España.
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