Desde Madrid nuestro amigo periodista, Ricardo Angoso, nos hace llegar su visión sobre la "cortina de humo sobre el conflicto Makvinas" tirada por nuestra señora presidente, avivada por el canciller más inepto de los últimos tiempos –al que no le salen bien ni los controles aduaneros- y ya sabe que los argentinos esta vez no nos tragaremos el sapo.
Nos gustaría ver a los jóvenes de La Cámpora hacer la cola en las oficinas de reclutamiento de las Fuerzas Armadas de la Nación.
lunes, 13 de febrero de 2012
El desconocimiento de la historia, de que hace gala exhibiéndolo sin ningún pudor ante los medios de comunicación y la comunidad internacional la presidente de Argentina, Cristina Fernández, va a llevar a un nuevo fracaso político y diplomático a las tentativas argentinas por desbloquear el largo contencioso de las islas Malvinas o Falkland para los británicos. Conviene recordar que la derrota militar de 1982 no fue sólo un desastre en términos bélicos, sino que fue el lógico desenlace de toda una catarata de desafortunadas iniciativas políticas y diplomáticas fallidas.
Por ejemplo, el gobierno argentino de entonces, que presidía el general Leopoldo Fortunato Galtieri, no supo calibrar el escaso apoyo internacional con que contaba, el nexo indisoluble y secular de Estados Unidos con el Reino Unido y el escaso eco de sus demandas tanto en Iberoamérica como en Europa. Así fue posible que los ingleses contaran en la Operación Corporate que les llevó a la recuperación de las islas con el apoyo de Washington, la Unión Europea (Comunidad Económica Europea de entonces), la OTAN e incluso algunos países americanos, como Chile, Guayana y Uruguay, se mostraron más cerca de las posiciones británicas que de las argentinas. Chile incluso prestó inteligencia y logística a los británicos.
Luego, la escasa voluntad de Buenos Aires por aceptar una solución "cocinada" por Estados Unidos, que no deseaba en plena Guerra Fría que dos de sus aliados se implicaran en una guerra, fue otro error total y garrafal, ya que no era una mediación lo que estaban tratando de imponer los norteamericanos sino que era un ultimátum a los militares argentinos. Buenos Aires no lo entendió así y su error de cálculo desembocó en una derrota estrepitosa. El rechazo de Galtieri al ultimátum también propició la consiguiente caída del régimen militar. Galtieri, en definitiva, pensaba que recuperando las Malvinas salvaría al gobierno, pero no fue así y perdió las dos cosas, acabando sus días como un personaje de tragedia griega: abandonado, arrestado y solo.
Generales Alexander Haig y Leopoldo Fortunato Galtieri
Para echar un pulso como el que está echando Cristina Fernández al Reino Unido hace falta, primero, pulsar a la comunidad internacional acerca de esta cuestión y, en segundo lugar, analizar, más allá de la pueril propaganda y las bravuconadas peronistas, las verdaderas razones argentinas acerca de la legitimidad de las islas. No se trata de apostar a verdades supremas, sino de tratar de llegar a una visión del conflicto que sea objetiva, tenga legitimidad en el derecho internacional y sea vista como una causa justa y defendible en el exterior. Los exabruptos del peor estilo, como exhibe la presidenta argentina en estos días, son quizá más una cortina de humo para ocultar otras cosas; tampoco van a ayudar mucho a que la comunidad internacional sea más receptiva acerca de su causa. No por mucho gritar se tiene más razón.
El peor de los caminos
Como se dice vulgarmente, para lanzarse a la piscina hay que comprobar previamente si hay agua, y si no la hay, mejor no lanzarse. Una de las virtudes de las que carece la presidente argentina, junto con su torpe y diría que casi bisoña diplomacia, es la prudencia. Lanzarse a hacer acusaciones sin fundamento, como un supuesto armamento nuclear británico que se dirige hacia las islas, es muy grave, de una irresponsabilidad que raya en la histeria. Se puede ser ignorante, pero no actuar con irresponsabilidad.
Que la mayoría de los argentinos esté con su presidente no es óbice para que el ejecutivo esté absolutamente errado en el tiro. La presidente argentina, que muestra en estos días una falta de tacto diplomático y desconocimiento del funcionamiento de la sociedad internacional inadmisible para una mandataria de una de las primeras naciones de Iberoamérica, ha optado por el peor de los caminos, desautorizando sus supuestas razones por la forma en que las defiende. La forma en que lo hace deslegitima al fondo: la supuesta legitimidad argentina -en la que yo creo- sobre las islas Malvinas. Ignora Cristina Fernández lo que dijo el general chino Sun Tzu, en su célebre obra 'El arte de la guerra', quien afirmó que "la guerra había que ganarla antes de declararla o de que existiera en sí misma".
¡A estudiar... Cristina!
Habría hecho falta un diseño político y diplomático previo a la crisis que no ha existido. Argentina parece desconocer el peso internacional del Reino Unido en la escena internacional, pero especialmente en las Naciones Unidas, la Unión Europea , la OTAN e incluso en Iberoamérica.
Cristina Férnández, que seguramente no ha leído a Karl von Clausewitz, desconoce que “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, pero primero se comienza con la política y después se pasa a la acción, no confundamos los términos y el orden de los mismos. Es más que seguro que Argentina saldrá debilitada de esta crisis, como en el 1982, y el Reino Unido fortalecido y robustecido internacionalmente. Y es que no se debe confundir el apoyo popular con la victoria en los foros internacionales, incluyendo aquí a la Organización de Estados Americanos (OEA), donde los británicos tienen todo a su favor y la diplomacia argentina tiene perdida de antemano una batalla mal planteada. Veremos qué pasa.
¡Otro libro , para leer, estudiar y aprender!
RICARDO ANGOSO es analista internacional, periodista y sociólogo. Su último libro publicado es "Chávez perdió: Honduras se salvó". Actualmente es el corresponsal de la revista Cambio 16 en Colombia y colabora, desde Bogotá, con el Grupo Atenea.
Otros artículos del autor
Atento la cita del artículo al Tratado "De la Guerra", de Karl Von Klausewich, a quien en un comentario anterior, me permití recordar, puedo decir ahora, que en esa obra, se analizan batallas celebres, en escenarios similares al de Malvinas tales los casos de la batalla de Praga, ganada por Federico el Grande en el siglo 18 y la de Torres Vedras en Portugal en los comienzos del siglo 19. En ámnbos casos, denomina al sistema defensivo adoptado "Metodo Defensivo de Concentración Absoluta" o "Defensa Contrada en un Lugar". El autor refiere, las circunstancias predeterminadas que deben darse, para que un general y una fuerza, adopte ese sistema estrategico para su defensa. No soy militar, menos estratega, solo soy un lector empedernido y tuve la suerte de poder contar con todas las obras de la "Biblioteca del Oficial", publicadas por el Círculo Militar Argentino. Para finalizar, aventuro, que Menendez y quienes lo asesoraban, se equivocaron. Me preggunto, habrán leido el Tratado "De la Guerra". Me encantaria, que alguien conocedor, me aclare el tema. gracias
ResponderBorrarEs realmente preocupante el desconocimiento del caso Malvinas, tanto en lo concerniente a su historia lejana como la más reciente.
ResponderBorrarY más preocupante aún cuando ese desconocimiento se pone de manifiesto en funcionarios y periodistas.
La información ha estado disponible desde hace varias décadas en distintos libros y publicaciones,sólo es necesario leerlos o acudir a los que saben.
Si las Malvinas es una sagrada causa nacional entonces sería sacrílego acudir a esa causa para tender cortinas de humo para enmascarar otros problemas más acuciantes e inmediatos para la sociedad.
LAS MALVINAS MILITARIZADAS
ResponderBorrarLas Malvinas han estado militarizadas dese hace un cuarto de siglo. Tan pronto como finalizaron los combates se inició el desarrollo del complejo Mount Pleasant con una infraestructura capaz de albergar unos 2.000 efectivos y un aeródromo con facilidades para operar con aviones de gran porte con autonomía para volar desde Ascensión, puntos de la costa africana, o Nueva Zelanda y Australia en vuelo transpolar; así como así también para cazas bombarderos que se han ido actualizando con los más modernos en su tiempo, fueran en una época los Tornados, hasta los actuales Typhoon, la versión RAF del Eurofighter. Así mismo en lo que concierne a naves de guerra. Cuando entraron en servicio las fragatas tipo 23, clase Duke, una de ellas tuvo como destino Malvinas; ahora ocurre lo mismo con el destructor Tipo 45 Dauntless.
Quizá, en su momento, Mount Pleasant haya sido concebida como una base estratégica de la NATO para el control del Atlántico Sur en el marco de la guerra fría.
Cabe suponer que los servicios de inteligencia británicos, y sin demasiado esfuerzo, están al tanto de la capacidad militar argentina, hasta con un probable destino de extinción, de modo que en la actualidad bajo el punto de vista puramente militar pareciera que, mediante rotaciones periódicas, ser un destino adecuado para el adiestramiento de los tres componentes por las características de su terreno, las aguas que circundan el archipiélago y un clima riguroso. La presencia de numerosas naves en faenas de pesca ofrece la oportunidad de adiestramiento en materia de búsqueda y rescate en misiones reales.
La escasa densidad de población permite ejercitaciones con munición “viva” que por razones diametralmente opuestas no pueden ser llevadas a cabo en otros territorios incluido él de la propia Gran Bretaña.
La Argentina posee suficientes antecedentes históricos y jurídicos para hacer valer sus derechos sobre el archipiélago, pero los mismos pierden gravitación cuando se tergiversa la historia y aparentan perder vigencia al ser superados por argumentos que podrán sensibilizar a una sociedad poco informada, pero de escaso valor en las presentaciones a formular y en las discusiones celebrar. Realmente preocupa el desconocimiento que, en general, se muestra en cuanto a los antecedentes en lo que concierne al tema Malvinas.
A menudo suele citarse el concepto más provocador de la obra de Karl Von Klausewich: “La guerra es la continuación de la política por otros medios”. Sin embargo, esta idea no tenía el menor matiz de cinismo en el contexto del libro. Clausewitz pensaba que la guerra moderna es un “acto político”, y esta manifestación ponía en juego lo que él consideraba el único elemento racional de la guerra.
ResponderBorrarMichel Foucault –filósofo y otras yerbas de origen francés- invirtió el concepto de Clausewitz y expresó: “La política es la continuación de la guerra por otros medios” los marxistas, lo saben, están al tanto de ello, una vez agotado el recurso de la lucha armada, y replegados en el exterior, aprovecharon la apertura de tipo democrático, para proseguir la guerra, a través de la acción política, volvieron a infiltrar lentamente todo el cuerpo social comunitario, volvieron a subvertir, a reclutar y han copado no solo las bases del poder, si no el poder mismo, solamente les resta exterminar los pocos obstáculos que les impiden imponernos el estado totalitario marxista, inspirándose en los viejos modelos, vietnamitas, sandinistas, el socialismo del Siglo XXI de Chávez y usando las concepciones de Clausewitz invertidas. Por esos nuestros soldados son Presos Políticos y junto a las Víctimas del Terrorismo en la Argentina son presas fáciles de la venganza, el escarnio, la sistemática ignorancia de su existencia y discriminación ante la ley.