jueves, 13 de diciembre de 2012

¡A ESTUDIAR, SEÑORA PRESIDENTE, O A NO HACER TRAMPAS!



“La segunda imagen –que iba formando 
gradualmente la parte crítica y, al principio, poco 
numerosa de la opinión pública etíope- presentaba 
al monarca como un soberano capaz de hacer 
cualquier cosa con tal de mantener su poder y, 
ante todo, como un gran demagogo y un 
paternalista teatral que, con sus gestos y palabras, 
enmascaraba la venalidad, la cerrazón y 
el servilismo de la élite gobernante, por él creada 
y mimada”. Ryszard Kapuścińki


Hoy al mediodía, aprovechando la inauguración de un importante laboratorio de especialidades medicinales, la señora Presidente anunció, urbi et orbi, que promoverá en el Congreso la “democratización” del Poder Judicial. Obviamente, lo hizo apoyándose en el sospechosísimo fallo en el caso Marita Verón, dictado el martes por la Justicia tucumana.


La “abogada exitosa” que nos gobierna parece ignorar –o finge hacerlo- que una reforma de la magnitud que pretende requiere, casualmente, la modificación de la Constitución Nacional que, con el expreso objetivo de garantizar la independencia de los jueces, establece el modo en éstos son elegidos de por vida, de forma tal que esa permanencia actúe como un verdadero escudo contra las pretensiones del Poder Ejecutivo; sólo están sometidos –tanto como el Presidente, el Vicepresidente, los senadores y los diputados- al riesgo de la remoción, a través de un juicio político por mal desempeño de sus funciones. Para que usted lo recuerde, lector, fue un proceso de ese tipo el que sufrió el inefable Oyarbide, hasta ser rescatado por la mayoría kirchnerista en el Consejo de la Magistratura.


Ante este nuevo subterfugio utilizado por doña Cristina para intentar que una oposición, a la que considera boba, habilite la reforma constitucional –en la cual, también por casualidad, sería introducida la capacidad de la re-re-reelección en la Asamblea Constituyente, que puede declararse soberana y apartarse de los dictados de la ley de convocatoria- el fallo de antenoche adquiere una nueva dimensión, y crece el mal olor que lo rodea.


¿A qué me refiero? La Provincia de Tucumán –al igual que otros feudos nacionales, como Formosa, Chaco, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, etc.- es gobernada con mano de hierro por José Alperovich, uno de los mandatarios más fanáticos y obsecuentes de la ocupante actual de la Casa Rosada. Es más, su mujer, la inefable Beatriz Rojkés de Alperovich, es la tercera en la línea sucesoria del Poder Ejecutivo, después de  Guita-rrita.


Admira tanto don José a los Kirchner que ejerce el poder como éstos lo hacían en Santa Cruz, cuando don Néstor (q.e.p.d.) gobernaba Santa Cruz, a punto tal que también disolvió la Fiscalía general, ya que no podía comprar a su titular; se inspiró, naturalmente, en el caso del Procurador Sosa quien, pese a tener tres fallos de la Corte Suprema de Justicia a su favor, no ha conseguido ser repuesto en su cargo en Río Gallegos. El resto del Poder Judicial de Tucumán ha sido colonizado sin remedio, como hizo su numen pingüino.

Después de haber perdido la inexistente batalla del 7D, no la guerra contra el grupo Clarín, la Presidente descargó sus frustraciones en su fiesta privada del domingo en la Plaza de Mayo. La primera mandataria, en manifiesta ratificación de los exabruptos de sus ministros y corifeos, acusó a la Corte y a los integrantes de la Justicia de utilizar “fierros judiciales”, impulsados por los “generales mediáticos”. Aunque la imposibilidad de reunir los dos tercios de las voluntades legislativas, imprescindibles para la apertura del proceso, convierte al juicio político en una fantasía, al menos hasta las elecciones de 2013, ello no significa que la señora de Kirchner no haya incurrido en delito contra la Constitución Nacional, según su artículo 31.


Ahora bien; debo confesar que no creo en brujas, pero que las hay, las hay. Seré mal pensado, pero me huele muy mal que estos jueces, que absolvieron de culpa y cargo a todos los sospechosos del secuestro y probable asesinato, envuelto en el tráfico de mujeres para destinarlas a la prostitución, tengan tantas vinculaciones con el Gobernador y hayan emitido una sentencia tan brutalmente chocante tan sólo cuarenta y ocho horas después del discurso presidencial del 9D. ¿No suena raro que ese fallo haya resultado tan funcional a las confesas intenciones de doña Cristina?

En un Poder Judicial tan, pero tan sospechado de corrupción, política y económica, como es el de Tucumán –tanto, o más, que la de Formosa, del Chaco, de Santa Cruz, de Catamarca, de La Rioja y de los demás feudos locales-, en el cual se reproducen como un espejo los desmanejos de los Kirchner en el sur, incluidas la trata de mujeres para la prostitución, ¿puede ser casualidad que se haya dado a la Presidencia de la República una excusa para seguir presionando al Poder Judicial en un momento tan oportuno?

Por eso, porque no creo en las casualidades sino en las causalidades, en especial en este ambiente político tan enrarecido, me veo obligado a reiterar el título de esta nota: ¡A estudiar, señora Presidente, o a no hacer trampas! En cualquier caso, Dios, la Patria y la República se lo demandarán en breve.

Bs.As., 12 Dic 12

Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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Nota: las imágenes y negritas no corresponden a la nota original.

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