El guardia cárcel me llevó a través de innumerables pasillos
enrejados, al final, en una estrecha celda se hallaba preso el general que
había vencido al terrorismo que pretendió asolar a su patria.
Está condenado a cadena perpetua, su conducción de la guerra
contra el terrorismo había sido la clave para vencer a un cruel y violento
enemigo.
- Buen día general, ¿cómo se encuentra?
- Bien hijo, prestando un servicio más a mi
patria.
- ¿Cómo es ese servicio?
- Cumplir la condena hasta que me llegue la
muerte, soy anciano y no viviré mucho
tiempo más.
- General, usted ganó la guerra… ¿por qué fue
condenado?
- En la necesidad de terminar con el terrorismo,
cometí un grave error, copié sus métodos de combate. La paradoja es que los vencí, pero a
mí y a mi ejército nos juzgaron por crímenes contra la humanidad, los
terroristas sobrevivientes están libres y mis soldados presos conmigo.
- ¿General tiene alguna reflexión final para su
Nación?
- Sí hijo, pedir perdón a quienes lastimé y decirles
a los políticos, si consideran que al enemigo no se lo puede aniquilar para
salvar a la patria, que no envíen a los soldados, que se hagan cargo ellos. "Cuando la patria está en peligro, se recurre a Dios y al Soldado, pero cuando el peligro pasa, Dios es olvidado y el Soldado juzgado..."
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