miércoles, 15 de enero de 2014

LOS BRAVOS DE LOS LUNES!!!



Lunes... madrugar. Marcos Paz. Visita a los Presos Políticos... uf, preparase temprano, amanecer antes que el alba, encontrarse en la panadería de la ruta con los del palo que no sucumbieron al desánimo, comprando poco comprando mucho para compartir después. Y en ese después de un rato, el abrazarse con aquellos a los que le han arrancado la libertad. Esas miradas ansiosas de los que desde atrás de las rejas buscan sus visitas...ahí vienen cargando sus bártulos en el hombro, arrastrando la silla en una pequeña mudanza de pocas cosas que son un mundo.

Y ese murmullo en el salón, esas carcajadas en la galería. Más allá, rejas y alambres y rejas y más alambres. Pero acá, en éste mundo de visita fraternal, todos libres en la pequeña y feliz libertad de la mesa compartida.

Compartiendo lo poco sin recordar las rejas ni los alambres... conjuros de la tristeza, chistes, noticias que se comentan, una realidad amarga que se intenta explicar en cada ronda de café o de mate. Amigos que se abrazan, camaradas que recuerdan, hijos que contienen las lágrimas junto a sus viejos. Viejos que esconden sus negros presagios en una cara preparada para la ocasión.

Los miro… esas caras que se ya se me han hecho familiar de tantas veces de cruzarnos en la requisa, de esperar en fila con el dedo preparado para que nos lo pinten de negro, de apretarnos en el viejo colectivo deshilachado que desanda los caminos internos del Penal, de mirarnos con miradas cómplices de "para qué le vas a discutir" cuando la chica de gorra gris que te mira a los ojos, achura con un cuchillo las medialunas que vos traes para compartir.

Nos han quitado muchas cosas… pero a los que estamos acá como tantos lunes, no nos han quebrantado la voluntad… ni siquiera han logrado herirnos el orgullo. Dignos. Entramos con las cabezas gachas, pero salimos con la frente en alto.

No insistas… si no lo has vivido nunca lo podrás entender.

Esto va a pasar… como ha pasado todo. Y cuándo esto pase yo podré contar que en un tiempo, donde todos eligieron la desmemoria, donde la mayoría guardó silencio, donde los más se paralizaron de miedo y donde los restantes se olvidaron de sus camaradas caídos, de los soldados perseguidos… yo podré contar orgulloso que fui del batallón digno y bravo de los muchos lunes. De los lunes del frío que te calaba huesos, de esos lunes en que el viento te cortaba la cara, del sofocante lunes que te arrancaba la piel, yo fui del batallón Bravo de los lunes... que venció el miedo, que no se quebrantó ante los verdugos, que no abandonó a los caídos y que le puso lucha y pecho, pecho y lucha a los perseguidos.

Y recordaré las caras de cada uno de los Bravos de los lunes… y las lágrimas que decían gracias, mientras aguantaban el adiós tras las rejas y los alambres… y con esos recuerdos hechos carne y dignidad, caminaré la vida y la historia sin nada, nada… pero nada que reprocharme.


Horacio R. Palma

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