"En
materia de asuntos militares, es vergonzoso decir 'no lo había pensado".
Escipión, el Africano
Escipión, el Africano
En la sesión que
aprobó el proyecto conjunto de modificación del impuesto a las ganancias
presentado por todos los bloques de "muchachos",
los elaborados disfraces, confeccionados con el "relato" de la historia reciente, se esfumaron; pero el
Gobierno, como ya había sucedido con el rechazo a la reforma política, quedó
descolocado al pecar de ingenuidad. El episodio me recordó una vieja canción
española, "La mal pagá".
Es que, como recordó
recientemente Jorge Fernández Díaz, los propios peronistas confiesan que, para
tratar con ellos, debe obligárselos a pagar al contado y cobrar en cuotas; es
decir, exactamente lo contrario de cuanto ha hecho hasta ahora Macri mediante
enormes concesiones financieras a gobernadores, sindicatos y organizaciones
sociales. El pecado de no asumir algún riesgo ha hecho que los subsidios
continúen otorgándose sin transparencia alguna, canalizándose a través de los
punteros y alimentando a quienes, confesadamente, están dispuestos a todo para
derribar al Presidente, como Hebe Bonafini, Luis D'Elía y Fernando Esteche.
El más importante de
los disfraces que cayeron fue el de Sergio Massa, que lleva años tratando de
hacernos olvidar, bajo afeites diversos, que es un "muchacho" más. Si bien debemos agradecerle su victoria
contra el Frente ¿para la Qué? en la Provincia de Buenos Aires, en octubre de
2011, ya que impidió que doña Cristina pudiera aspirar a un tercer mandato, no
podemos dejar de recordar su pasado como alto funcionario de Carlos Menem, su
íntima relación con Aldo Ducler, el lavador de los fondos de Santa Cruz y de
organizaciones narco, como Administrador de la ANSES con don Néstor (q.e.p.d.)
-cuando se fue, dejó en su lugar al amadísimo Boudou, que confiscó los fondos
de las AFJP's- y como Jefe de Gabinete de la ex Presidente.
En este último puesto
padeció del mismo mal que afectó a todos los que lo ocuparon durante la década
más infame de nuestra historia: la ceguera funcional. Este raro síndrome
debiera ser estudiado en profundidad por lo selectivo de sus efectos: como
ellos -Alberto Fernández (su socio político), Anímal Fernández, Koki Capitanich
y Juan Manuel Abal Medina)- no logró ver, siquiera una vez, los bolsos de
dinero que circulaban frecuentemente por la Casa Rosada, aportados -entre otros
muchos- por Ricardo Jaime y transportados al sur por el secretario privado del
matrimonio, Daniel Muñoz; por si no lo ubica, fue quien al morir dejó una
fortuna de US$ 65 millones en propiedades en Miami.
Don Sergio no tuvo
empacho alguno en mostrarse como lo que realmente es, un verdadero "muchacho", populista y
demagogo irresponsable, capaz de cualquier chicana, por muy impracticable que
resulte, para lograr sus objetivos. Hubiéramos debido saberlo, en especial
observando a quienes lo acompañan como primeras espadas, donde se destaca
Roberto Lavagna, ese pseudo prócer económico que se viste con plumas ajenas;
recibió, en 2002, un país ya transformado en orégano por la gestión
(devaluación asimétrica) de su predecesor, Jorge Remes Lenicov, pero se
atribuye la paternidad de la salida.
No sé cómo se
desarrollará el trámite del proyecto en la Cámara de Senadores, ya que los "muchachos" gobernadores
podrán optar entre acompañar al Gobierno y mandarlo al limbo o continuar
mintiendo como lo hicieron en Diputados, obligando así a Macri a vetarlo; en
este caso, creo que el costo político que pagará el Gobierno será infinitamente
menor que el que afrontan los "muchachos"
después de la foto del martes en la cual y junto a Sergio Massa, aparecieron
Axel Kiciloff, Héctor Recalde, Máximo Kirchner y otros tantos otros prohombres
del saqueo, ya condenados por la sociedad. ¿No resulta llamativo que los mismos
que impidieron discutir el tema del impuesto durante el kirchnerato, ahora sean
sus paladines?
A ninguno de los
integrantes de ese verdadero tren fantasma, que 70 años después siguen "combatiendo al capital" y
buscan consolidar la pobreza más infame para mantener la clientela, parece
importarles cómo se nos ve desde el exterior, ese extraño lugar de donde deben
venir las inversiones que necesitamos más que agua en el desierto. Usted,
querido lector, ¿pondría un dólar en un país que extrema sus esfuerzos en
exprimir hasta la inanición a sus ciudadanos y empresas con cada vez más
impuestos sin brindar servicio alguno, donde los "muchachos" pueden volver en cualquier momento, en el que
se cambian las reglas de juego cada día, la seguridad jurídica es una
entelequia y donde no tendrá ni luz ni gas para producir? Desengañémonos: los
kamikazes se acabaron.
El otro tema
complicado, y por el cual el Gobierno está pagando un costo suicida entre
quienes lo votaron, es el de los piquetes de toda índole y las huelgas salvajes
que amargan tanto la vida a los ciudadanos, los mismos que pagan los
monumentales tributos para subsidiar a quienes no trabajan. Todos nos
preguntamos hasta cuándo deberemos soportar la prepotencia y la violencia de
estas organizaciones, casi todas kirchneristas, que se arrogan la propiedad del
espacio y de los servicios públicos, impidiendo a los demás, violentamente,
circular y trabajar.
Existe un protocolo,
anunciado con pompa, que nunca fue aplicado y que hoy se ha transformado en un
verdadero hazmerreír para esos abusadores. Los ministerios de Seguridad, tanto
federal cuanto porteño, debieran recordar que ninguna de estas salvajadas son
toleradas en regímenes tan cercanos al corazón de quienes aquí las cometen,
como Cuba, China, Irán, Venezuela, Ecuador o Bolivia; obviamente, tampoco en
los países civilizados. Entonces, si Cambiemos pretende realmente cambiar el
país y, sobre todo, imponerse en las elecciones del año próximo, debe ejercer
el poder que le fue conferido, aplicar la ley con toda la fuerza necesaria y
poner fin a este desastre cotidiano. Al menos podría seguir, si prefiere la
debilidad frente a la extorsión, el consejo del Diputado Alfredo Olmedo y
disolver los piquetes ofreciendo picos y palas a quienes los forman.
Y el tercer tema fue
el escándalo desatado por la prisión preventiva de Milagro Salas, otra "muchacha" K, cuya libertad
reclaman con tanta fuerza organismos internacionales totalmente tuertos: no han
aceptado un solo caso presentado por un militar argentino, no condenan las
violaciones a los derechos humanos en los regímenes del "socialismo del siglo XXI", el actual Secretario General
de la OEA fue canciller del régimen tupamaro uruguayo y la CIDH ahora la
integra nuestro inefable Eugenio Zaffaroni, dueño de prostíbulos y evasor,
abogado de las Madres y de Cristina Kirchner y padre del derecho penal
favorable a los delincuentes. También en este caso, el Gobierno se durmió; en
lugar de tomar las riendas diplomáticas y jurídicas cuando el conflicto se
inició, allá por febrero, lo dejó estar y se sorprendió cuando llegaron las
exigencias internacionales. Porque, si bien su detención original puede ser cuestionada,
lo cierto es que hoy está en prisión por ser autora de innumerables delitos
como defraudación al fisco, intimidación pública, extorsión, incitación a la
subversión, asociación ilícita, etc., y su libertad pondría en peligro el curso
de las investigaciones, por la destrucción de las pruebas y el amedrentamiento
a los testigos.
Es
bueno recordar esto último porque, siguiendo el criterio de quienes ahora
reclaman por la jujeña, el Estado debería poner inmediatamente en libertad a
los 1.791 presos políticos (militares y civiles) que mantiene en sus mazmorras,
a los cuales debemos agregar los 385 ya fallecidos (44 desde el 10 de diciembre
de 2015). El promedio de edad es de 74 años y 642 están en prisión preventiva
por plazos que superan el límite constitucional (2 años, prorrogable con
fundamentos por 1 más), muchos de ellos por más de 10 años y, pese a que la
detención domiciliaria es legalmente aplicable a los mayores de 70 años,
siempre que no se corra peligro de fuga ni se pueda poner en riesgo la
investigación. ¿Qué posibilidades pueden tener estos ancianos de escaparse o de
alterar las pruebas de hechos sucedidos 40 años atrás? En la medida en que
ninguno de los tres poderes del Estado ha tomado nota de la situación, todos
los presos políticos han iniciado una huelga de hambre que, dado lo endeble de
la situación física en que la mayoría se encuentra, significará para muchos la
muerte.
Para concluir,
destacar que el escudo que Carlos Zannini (¿seguirá repartiendo sobres?) armara
para proteger a Cristina Elizabet Fernández volvió a funcionar, y los jueces
Gustavo Hornos y Mariano Borinsky, tal como se preveía, fueron desplazados de
la Sala I por acción del Presidente de la Cámara de Casación, Alejandro Slokar,
de Justicia Legítima. El Consejo de la Magistratura, que ha sido desacatado por
esa resolución, ¿tampoco hará nada esta vez? ¿Hasta cuándo la Corte Suprema
continuará tolerando la impunidad del encubrimiento del terrorismo, la traición
a la Patria y el asesinato de un Fiscal en funciones?
Bs.As., 10 Dic 16
Enrique
Guillermo Avogadro
Abogado
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
NOTA:
Los destacados no corresponden a la nota original.
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