viernes, 15 de
septiembre de 2017
“El que no quiera vivir sino entre justos,
que viva en el desierto”.
Séneca
Voy a decirlo claro:
la utilización política de la desaparición de Santiago Maldonado anuncia, mal
que nos pese como sociedad, una inevitable tragedia. Sólo el Gobierno se
beneficiaría con su aparición con vida, ya que todos los demás actores,
principales y secundarios, de este drama lo necesitan ausente para siempre o,
lisa y llanamente, muerto.
La hipocresía y la
necesidad política llevan a estos últimos a reclamar, permanentemente y en
cualquier ámbito, la aparición con vida de este joven, pero el costo que
pagarían Cristina Elisabet Fernández y la Unidad Ciudadana, Horacio Perro
Verbitsky y el CELS, Adolfo Pérez Esquivel y su inexplicable Premio Nobel de la
Paz, Hebe de Bonafini y las Madres, Estela Carlotto y las Abuelas, H.I.J.O.S,
Facundo Jones Huala (¿Jones Wallace?) y su falsa RAM, Quebracho y tantos otros
subversivos si llegara a encontrarse ileso al tatuador sería inmenso. Son
demasiados quienes resultarían perjudicados, y tan carentes de límites morales,
que resulta imposible imaginar siquiera un final feliz.
A la luz del párrafo
anterior, desde mi punto de vista indiscutible, el reclamo y el escándalo
construido alrededor del caso suenan, literalmente, repugnantes. ¿De qué se
disfrazarían todos los nombrados y los idiotas útiles que siempre los acompañan
si un buen día se lo encontrara?, ¿se refugiarían en el silencio, sin pedir
siquiera disculpas, como hicieron cuando quedó demostrado que los hijos
adoptivos de Ernestina Herrera de Noble no eran hijos de desaparecidos, después
de años de canalla persecución física y moral encabezada nada menos que por la
propia ex Presidente?
Después del fallido
intento de utilizar a la economía y al inexistente ajuste como motores de la
campaña electoral, la intención de utilizar el tema Maldonado (de por sí,
indiscutiblemente preocupante), como ariete para voltear sucesivamente a la
Gendarmería (blanco especial por su rol esencial en las pericias por el
asesinato de Alberto Nisman, amén de brazo armado del Estado), a la Ministro de
Seguridad y, por elevación, al propio Presidente de la República, se ha
revelado como un idéntico fracaso.
Todo el escándalo que
han armado hasta ahora, incluyendo el embarrado de la investigación con la
implantación de testigos y documentos falsos, no sólo no ha disminuido un ápice
la intención de voto a Cambiemos en las próximas legislativas sino que, por el
contrario, ésta se ha incrementado y, salvo que ocurra algo extraordinario,
convertirá a la ex Presidente en la renovada “mariscala” de la derrota en el territorio más peronista del país.
El jueves la ex
Presidente concedió a Infobae, representada por Luis Novaresio, la primera
entrevista a un medio hostil desde que asumió en 2011. Pese a que el periodista
se comportó con –para mi gusto- demasiado buenos modales, la noble viuda
demostró que conserva en plenitud sus reconocidas virtudes histriónicas,
aplaudidas hasta por Francis Ford que la calificó como una soberbia actriz
pero, sobre todo, su enorme cinismo. Cada vez que recibió una pregunta que
hubiera podido complicarla, hizo una “verónica”
taurina y pidió hablar del presente y no del pasado. Huyó hacia adelante
comparándose con Mauricio Macri y la corrupción que, según dijo, lo rodea; no
reconoció ninguno de la pléyade de males con los cuales arrasó el país hasta
los cimientos y negó firmemente su responsabilidad en cada uno de los
innumerables latrocinios cometidos.
Dada la obvia y
contemporánea aceleración que han impuesto, con su finísimo olfato, los jueces
federales a los procesos por corrupción que afectan a Cristina Kirchner, sus
hijos, sus ministros y sus cómplices y testaferros de toda laya, es dable
suponer que los conflictos violentos, en las calles y en el sur, se
incrementarán en similar medida, por lo cual veremos escenarios complicados en
la materia hasta, al menos, el 22 de octubre; el narcotráfico, preocupado por
la exitosa campaña en su contra que encabeza Patricia Bullrich, se ocupará de
la financiación. Algo de eso ya se percibe en las numerosas amenazas de bombas
e injustificadas y crecientes tomas de escuelas en la ciudad de Buenos Aires
por alumnos k-ideologizados, bancados por padres imbéciles y maestros
politizados.
En la materia,
debemos reconocer que somos un país rarísimo y absurdo, donde todo está
subvertido; es más, creo que estamos todos locos. Valgan como ejemplos dos
sucesos de esta misma semana: los sindicatos vinculados con la navegación aérea
hicieron una huelga salvaje para frenar el ingreso de nuevos y más baratos
operadores a ese mercado, pese a que han asumido el compromiso de crear miles
de puestos de trabajo; y, como dije, los estudiantes, que debieran aspirar a
una rápida salida laboral, ocuparon colegios para rechazar la posibilidad de
realizar, durante el último año del ciclo secundario, pasantías en empresas y
organismos públicos de la especialidad que han elegido, arguyendo que se
transformarían en mano de obra esclava.
El seguro ingreso de
la noble viuda al Senado, aún cuando para el 10 de diciembre acumule más
procesamientos –recuerde el reciente y favorable fallo de la Corte en relación
con el caso de Carlos Menem, afectado de idéntica incapacidad moral- continuará
actuando como revulsivo al interior del PJ, pero será obligada a conformar un
bloque separado por la Unidad Ciudadana, que no tiene nada que ver con el
tradicional movimiento.
Se habrá quedado,
entonces, sin su decisiva influencia sobre la voluntad de los gobernadores
feudales que, hasta ahora, le han guardado fidelidad; me refiero a las
provincias de Tucumán, Santiago del Estero, Formosa, Chaco, La Pampa, Santa
Cruz, San Luis y San Juan, en muchas de las cuales, además, el kirchnerismo
perderá en octubre por amplio margen. El peronismo sabe mucho de la importancia
de la “caja”, disciplinadora
tradicional de la política, y esta se encuentra hoy en manos de Cambiemos, por
lo cual es presumible que se sienta inclinado a negociar su apoyo a las leyes
que el Gobierno necesita.
La señora enfrenta ya
la causa más complicada, que la vincula al encubrimiento del terrorismo que
voló la sede de la AMIA, y que fuera anunciada por el Fiscal Alberto Nisman,
asesinado antes de poder explicarla ante el Congreso; en ella, la acusación
pretende que sea procesada por un delito de lesa humanidad y, si lo consigue,
transformará el tema en imprescriptible. Por lo demás, en los próximos días
será elevada a juicio oral la megacausa unificada por el direccionamiento de la
obra pública en Santa Cruz a Lázaro Báez y los retornos que pagaron a su
familia ese testaferro y otros socios, como Cristóbal López, donde se ha
probado la asociación ilícita que encabezaban don Néstor y, luego, Cristina
misma.
Y tiene otras
preocupaciones adicionales porque, mientras ella y su hijo Máximo se
encontrarán amparados por los fueros parlamentarios que les evitarán la
detención, no ocurrirá lo mismo en el caso de su hija Florencia, acusada ya de
la comisión de una larga lista de delitos gravísimos y no excarcelables; y
siempre estará pendiente la espada de Damocles de los “arrepentidos”, dispuestos a negociar la reducción de su pena
complicando a sus superiores en la organización corrupta. Finalmente, le ha
llegado la hora de pagar por el gigantesco daño producido, a costa de la vida
de tantos argentinos, con el sólo objeto de enriquecerse sin tasa.
Bs.As., 16 Sep 17
Enrique
Guillermo Avogadro
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