"La
paz duerme a la sombra de las espadas".
Jorge
Fernández Díaz
El alma de la
Argentina está hoy sumergida en el Atlántico, a bordo del submarino "San Juan", integrante de
nuestra gloriosa Armada, y reza a Stella Maris por el ya improbabilísimo
rescate o por el eterno descanso en las profundidades de estos cuarenta y
cuatro héroes, inevitables víctimas de sucesivas y suicidas políticas
sistemáticas de destrucción de nuestras fuerzas armadas, que mantienen al país
inerme y de rodillas.
Ya desde el gobierno
de Raúl Alfonsín, se comenzó a denostar a todo aquél que vistiera el uniforme
de la Patria, y Carlos Menem, en nombre del achicamiento del Estado, profundizó
el proceso de pauperización en materia de equipamientos de combate, que se
fueron convirtiendo en obsoletos e ineficientes, cuando no literalmente
inútiles; mientras, se desperdiciaban y perdían algunos notables desarrollos
netamente argentinos, como el misil "Martín
Pescador", el tanque TAM y los aviones "Pucará", "Pampa"
e "IA63", que hoy
permitirían proteger nuestras porosas fronteras.
El abyecto Congreso
de la Nación cometió, a pedido de Néstor Kirchner, un magnicido contra la
Constitución Nacional cuando anuló los indultos dispuestos por Menem y cuando
sancionó la nulidad de las leyes de obediencia debida y punto final promulgadas
en la época de Alfonsín.
Mientras él y su
viuda conseguían que la izquierda más imbécil los pusiera a salvo de cualquier
cuestionamiento, desataron una siniestra campaña de estigmatización y venganza
contra quienes, habiendo triunfado militarmente en la guerra contra el
terrorismo y evitado así el triunfo comunista que nos hubiera transformado en
Cuba, resultaron derrotados en la paz por la cobardía y la estupidez de las
cúpulas militares; contaron para ello -y aún lo hacen- con instrumentos tales
como jueces canallas, abyectos periodistas y el hipócrita y cómplice silencio
de la sociedad: más de dos mil ancianos presos políticos, de los cuales casi
quinientos han muerto en cautiverio, son la irrefutable prueba de esta
afirmación.
La historia reciente
de las catástrofes de la Armada -la fragata "Santísima
Trinidad", hundida en puerto- y de la Fuerza Aérea -que carece de
aviones por las caídas- y lo que puede haber sucedido con el "San
Juan" ameritan un análisis desde puntos de partida diferentes, pero con
similares derivaciones. Me refiero, obviamente, a la infamia que significa la
negación de todo derecho a esos presos, y al sideral saqueo disfrazado de
proyecto político; de éste, las pústulas a la vista me eximen de detallados
inventarios.
Porque hay una pregunta
que queda flotando en el aire: ¿en cuánto coinciden las causas del crimen de
Once y del trágico destino del submarino? Las redes, en estos días, viralizaron
la filmación de la botadura de la nave en 2014 después de su refacción en el
complejo CINAR-Tandanor y el infaltable discurso triunfalista de Cristina
Elisabet Fernández. La negativa a encomendar esa tarea a sus constructores
alemanes o a la Armada brasileña, ¿obedeció a la compulsión cleptómana?; las
baterías colocadas, ¿estaban en buenas condiciones o sólo se las facturó como
tales? Abona estas especulaciones un hecho: la Juez federal de Caleta Olivia
caratuló la causa penal ya abierta como "investigación de hecho
ilícito", y ordenó la preservación de toda la documentación referida a las
tareas realizadas; cientos de testigos -obreros, técnicos y profesionales del
astillero- permitirán iluminar el tema.
Si así fuera,
deberíamos preguntarnos si no es hora de reimplantar la pena de muerte para
aquéllos que resulten condenados por traición a la patria, y comenzar a juzgar
ya mismo a la ex Presidente y a sus sucesivos ministros de Defensa, entre los
cuales descuellan Agustín Rossi y Nilda Garré, por las responsabilidades
directas que hubieran podido tener en este drama que, seguramente, ha costado la
vida a 44 jóvenes compatriotas. Para nuestra vergüenza, la última preside la
Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados; aunque, en realidad, no me
explico mi propio asombro, toda vez que Julio de Vido, responsable directo de
lo sucedido en materia energética en el país y de las terribles derivaciones
sociales y económicas de ese desastre, producido sólo por el afán de robar,
presidió hasta su detención la Comisión de Energía de la misma Cámara.
Y el otro ángulo
tiene que ver con la nula reacción de la sociedad y de la clase política que,
salvo contadísimas excepciones, ha mantenido un inexplicable silencio frente al
drama que se vive en el mar; en especial, porque contrasta brutalmente con el
escándalo mediático montado alrededor del caso Maldonado, con el cual se
pretendió -¡otra vez!- destruir a la Gendarmería Nacional. ¿Dónde están las
manifestaciones en Plaza de Mayo reclamando por los marinos del "San
Juan"?, ¿qué dice Estela de Carlotto, que se fotografiaba en París
mientras reclamaba internacionalmente por el presunto secuestro y eventual
asesinato del hippie tatuador? ¿Dónde están los diputados que se colgaban del
cuello su foto, que no aparecieron desde que se perdió contacto con la nave?
Hoy, cuando ya no
queda duda alguna de que éste simplemente se ahogó en el río y nadie lo
"plantó", su familia y las organizaciones de pseudo derechos humanos
-CIDH incluida- siguen insistiendo en la desaparición forzada mientras
acompañaba una "pacífica" actividad de los "jóvenes
idealistas" mapuches, los mismos que queman viva a la gente, colocan
bombas e incendian camiones y estaciones de tren en la Argentina y en Chile.
Afirmé hace tiempo
que en el sur argentino se registraba la presencia de las bandas guerrilleras
más peligrosas de Sudamérica: el Sendero Luminoso peruano, las FARC
colombianas, los colectivos chavistas, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez y
el MIR chilenos; todo eso ya está probado en las causas judiciales que se
instruyen a ambos lados de la cordillera. No me sorprendería que aparecieran
también pruebas de vinculaciones con el MTP, esa fracción remanente del ERP que
intentó tomar a sangre y fuego el regimiento de La Tablada en enero de 1989, en
plena democracia.
¿Seguirán nuestras
autoridades rindiendo homenaje y tirando flores a los terroristas
"buenos" de los 70's mientras condenan a los "malos"
actuales de Europa y Estados Unidos? ¿Qué piensan de Facundo Jones Huala -y
cuándo lo deportarán- y a sus asesinos del RAM?; ¿son "buenos" o "malos"?
¿Considera el Gobierno que la actividad de estos falsos mapuches pone en riesgo
la soberanía nacional? Si continúa la persecución a los militares, la Patagonia
terminará siendo entregada como "territorio sagrado".
La Argentina está
absolutamente indefensa, y tiene fronteras totalmente lábiles, atravesadas por
traficantes de personas y de drogas y por terroristas y criminales de todos los
colores, incluyendo su plataforma continental, que es permanentemente invadida
por pesqueros que saquean nuestros recursos ictícolas. Debemos reflexionar, como
pidió Lilita Carrió, acerca de si necesitamos o no de fuerzas armadas y, en
caso de respuesta positiva, generar ya mismo una política de Estado tendiente a
su reequipamiento progresivo para garantizar la defensa de la soberanía y la
integridad del territorio nacional.
¡Hoy, escuchando el
toque de silencio, todos deberíamos ser los marinos del "San Juan"!
Bs.As., 25 Nov 17
Enrique
Guillermo Avogadro
Abogado
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
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