miércoles, 27 de junio de 2018

LA GUERRE CRUELLE LÉGIONNAIRES EN ALGERIE



(La guerra cruel – Legionarios en Argelia)

Fragmentos del Libro de Jean Pouget y Paul Bonnecarrere.

Has aceptado el oficio de las armas y tu sacerdocio es practicarlo lo mejor posible.
No has buscado ni querido esta guerra sucia, pero tu deber es ganarla por cualquier medio.
Esta es una guerra cruel.  Tu deber es simple: ganar o irte.
Humanizar la paz me parece más lógico que tratar de humanizar la guerra.
Hasta ahora la guerra ha sido una de las soluciones en la búsqueda de la Paz.


¡Sí!, elegí el Ejército.  ¡Sí!, visto uniforme.  Eso no me impide ser un hombre tan sensible como otro cualquiera.
No creo ser un sádico ni un enfermo y odio la guerra más que los que otros la odiaran jamás... a menos que un día se decidan a hacerla.

Desde mi más tierna infancia se me llenó la cabeza con relatos de gloriosas epopeyas, en la escuela se me enseñó la grandeza de mi país a través de sus combates, sus caballeros, sus héroes.  Inocentemente creí que mi país necesitaba de hombres como yo para mantener su integridad.  Aún lo creo y sin embargo; mi país me defrauda...

Rechazo toda forma de acusación concerniente a los procedimientos que me vi obligado a adoptar en el terreno.  No siento vergüenza y no buscaré justificarme.  ¡No! ¿Pero por quién nos toman?
¿Y dónde va el Ejército si aceptamos ser tratados como delincuentes comunes?  Hay que gritar en la cara de la opinión pública lo que somos, lo que se nos obligó a hacer y por qué aceptamos hacerlo.
Si no, a breve plazo el solo hecho de preparar el ingreso a un Instituto Militar, radiará a los jóvenes del seno de la sociedad

La opinión pública desconocerá totalmente nuestra vocación, nos avergonzaremos del uniforme que vestimos.  El hecho de que un hombre elija ser soldado, dejará entrever que descubrió en sí mismo una naturaleza de asesino, de sádico...
¡No!, la injusticia es demasiado grande... ...Si dejamos, sin reaccionar, que nos vomiten encima, asimilaremos al Ejército entero con el rol del verdugo...

En la guerra, decidir es siempre elegir la muerte para alguien, a veces, para uno mismo...  Soy un Oficial francés como ustedes y, como tal, me atengo a las leyes escritas y a tradiciones de honor...  Hice la guerra como un soldado.
Soy un profesional, no un mercenario, elegí la disciplina porque limita la violencia.
Respeté el código de honor de los Oficiales, un código que aprendí en mi hogar, en la escuela y en el Ejército...

Si estamos acusados de ser criminales de guerra que cometieron atrocidades es porque fuimos vencidos.
Nadie pide cuentas a los vencedores ¡Jamás!  Lo primero es ser el vencedor[1].
Ese es el principio moral de la guerra.

La única justificación para ella y sus horrores... ¡Es la victoria!... Nosotros, los combatientes, no tenemos los medios para saber si la causa es justa o no... servimos a nuestro país y la Patria que siempre es buena...
La victoria no le pertenece al soldado, tampoco la derrota.  Ambas son el resultado de la política de la Nación”.

UN OFICIAL DE LA LEGIÓN EXTRANJERA EN LA GUERRA DE ARGELIA.



[1] Estos conceptos contienen un error: “Nadie pide cuentas a los vencedores”- En la Argentina, sí.

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