“Ahora
ya se puede decir que Hitler está excluido del poder. Hasta me atrevería a
decir que está excluido de la esperanza de llegar al poder”.
León Blum, Le
Populaire, 08/11/1932
La totalidad de las
decepciones que el gobierno de Cambiemos les ha dado a los argentinos es
inversamente proporcional a las verdades dichas en campaña por el actual
presidente. Como hoy sabemos que esas "verdades"
dichas en campaña tienden a cero, es probable que las decepciones tiendan al
infinito.
Eso, ¿nos preocupa a
los argentinos?, es probable que no. Desde hace años nos venimos arrastrando en
un magma de mentiras y relatos de tal intensidad que en él, una verdad a medias
refulge como un diamante. Y son esas medias verdades las que aún mantienen
abroquelado a los "duros" de
Cambiemos, casi de la misma manera que el
kirchnerismo duro se aferra al relato de una desquiciada a la que, en un
país en serio, le estarían tramitando su ingreso en una entidad psiquiátrica de
primera línea.
Si yo asegurara, tal
como lo creo, que hoy Cristina Fernández -más allá del duro
diagnóstico médico que el domingo pasado hiciera sobre ella Nelson Castro- es la política más
brillante que hay en el circo político argentino, supongo que un 35% me
trataría de irracional, un 28% aplaudiría y el resto sonreiría socarronamente.
Bien, como cada quien puede hacer de su pito un trombón, sería interesante que
más allá de la primera puteada o de la primera ovación pararan la pelota y
trataran de reflexionar, si es que aún les cabe esa actividad.
Para muchos, y para
mí también, Cristina Fernández es la
delincuente que dirigió una banda de forajidos que en doce años, primero
junto a su consorte y luego sin él, se robaron el país. Si esta fuera la
definición más certera se supondría que más temprano que tarde la horda que la
sigue tendrá que llevarle, cada 19 de febrero, rosas a Ezeiza, pero como aquí
nadie se rasca pa'dentro podemos entender la lentitud de los jueces para
juzgarla.
No obstante, esto no
alcanza, por sí solo, para definirla. Si bien desde jovencita se destacó como
trepadora social -antes de descubrir la revolución como consecuencia de unos
cuantos desaires sociales- no es uno más de los trepadores a los que la
política argentina nos tiene acostumbrado sino que es un producto moldeado en
los años de sin razón, violencia e ignorancia de los ‘70, y en su soberbia ella
cree fervientemente, por haber madurado en una comarca donde hay más ovejas que
seres humanos, que la sociedad perfecta es aquella que está conformada por
borregos.
Escasamente ilustrada
por esa formación recibida y por el ostracismo cultural e informativo al que
durante años se sometió, aprendió, de la mano del difunto a usar las tramoyas y
agachadas que permiten ganar en el juego político argentino: la mentira como
credo, una rapacidad desvergonzada que le ha permitido obtener dinero para
comprar voluntades; un resentimiento feroz que la acompaña prácticamente desde
la cuna y que le permitió, con un éxito superior al logrado por Perón, hacer que la sociedad argentina esté dividida como nunca.
No la subestimemos,
ella, para los módicos estándares que gobiernan la política argentina es
sencillamente brillante. Intérprete intuitiva de Goebbels ha conseguido, por repetición espontánea, hacer creer a
muchos que ella es la nueva abanderada de los marginados y desocupados. Su
manejo de la oratoria que utiliza para alienar a la masa de mono-neuronales que
tiene la Argentina es magnífico. Aún hay, por lo menos, un 27% de estos que
creen que ella es el respaldo que tienen los pobres contra los desmanes de la
oligarquía -¿Cuál oligarquía? cabría preguntarse- y pese a que terminó su
gobierno con casi un 30% de pobres, ha convencido a muchos de estos que ella
erradicará la pobreza con la invalorable ayuda de Louis Vuitton, Ferragamo
y Jimmy Choo, tal como Eva lo hacía acompañada de sus
brillantes y esmeraldas.
Convengamos, ella ha
sido notable enganchando a ingenuos y distraídos en sus trampas. El manejo que
ha hecho de la prepotencia y de la mentira, mientras ejerció el poder, ha sido
excelente, y ha sabido rodearse de una turba peligrosa y descarriada porque
bien sabe que sin el poder será menos que nada.
Pero hoy, frente a lo
que se perfila como un peronismo que se va a unir detrás de ella porque los que
presumen de dirigentes "renovadores"
solo son capaces de juntar gente para una ronda de arroz con leche, estará Macri que, en el escaso año que falta
para las elecciones nos prodigará, seguramente, alguna que otra nueva decepción
para encolumnarla detrás del "curro
de los derechos humanos", de los 125,000 millones de dólares que al
día de hoy es nuestra deuda soberana, de una inflación que no supo acotar, de
la habilitación del debate del aborto y de la puesta en funcionamiento de una
educación sexual integral que solo servirá para que una caterva de gays,
lesbis, travas y algún tipo o tipa de otro género no conocido, tengan como
laburo deformarle el cerebro a los chicos, desde el jardín de infantes en
adelante.
¿Cree Macri, como mandamás de esta torpe
horda de ineptos y mentirosos -Peña,
Stanley, Finocchiaro, Garavano, Rodríguez Larreta, solo por nombrar a unos
pocos- que los podrán parar? Es tanta la incompetencia de este gobierno que su
último "logro" fue dejarse
birlar un lugar propio en el consejo de la magistratura, mientras se llenaban
la cabeza con delirios "progres".
¿Creen aquellos que
trajinan las redes sociales escribiendo: "no
vuelven nunca más" que una mera expresión de deseos pueda tener la
fuerza de un milagro?, bueno, también León
Blum descreía del futuro de Hitler
unos meses antes de su ascenso meteórico a la Cancillería del Reich. No nos
ilusionemos. Esta runfla "progre-democrática",
ha demostrado que, comparados con Cristina
Fernández, son sólo módicos aprendices de brujo que van a terminar
arrasando por su estúpida mediocridad e incompetencia a la República.
Queda
menos de un año para las elecciones y no creo que de la necedad se pueda volver
fácilmente.
El Recadito, Pehuajó,
21/11/2018
Jose
Luis Milia
NOTA:
Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.
Non nobis, Domine, non nobis. Sed
Nomini tuo da gloriam.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
No dejar comentarios anónimos. Gracias!