"Los animales son animales; los gatos
son gatos y las yeguas son yeguas".
Cristina E.
Fernández de Kirchner
Cuando cerré
mi nota de la semana anterior, no conocía las grandes noticias que la
caracterizaron. Por eso, rindo hoy mi homenaje a los marinos del ARA San Juan y
a todos quienes a lo largo de nuestra historia dieron la vida por la Patria,
desde la época del Almirante Guillermo Brown hasta los caídos en la Guerra de
Malvinas. Como ellos, estos cuarenta y tres hombres y una mujer, que hoy hacen
guardia frente a los luceros, murieron en cumplimiento de su deber,
desempeñándose en la profesión que habían elegido, a sabiendas de los riesgos
que entrañaba, que conocían y aceptaban.
El otro hecho
cuya existencia desconocía fue la más que previsible alianza del peronismo de
todas las vertientes de travestidos "compañeros"
para despojar a Cambiemos de un sitial en el Consejo de la Magistratura, que
hubiera resultado crucial para garantizar una limpieza de la Justicia que no
termina de concretarse, puesto que muchas alimañas siguen sentadas en despachos
judiciales, especialmente en Comodoro Py; tal vez la mayor prueba de esta
afirmación la constituya el estruendoso silencio que rodea a Daniel Scioli,
Jorge Brito y a Enrique y Sebastián Eskenazy en las causas de corrupción, de
las cuales fueron esenciales protagonistas.
Lo notable fue
la renovada ingenuidad del Gobierno, que no vio venir esa ofensiva -resultó en
la entronización de Graciela Camaño y de Eduardo Wado de Pedro- pese a las
enseñanzas que debió recoger de los últimos setenta años de vida del famoso
movimiento. Sería bueno que aprendiera, ya que se trata de un escenario
probable para las decisivas elecciones del año próximo, cuando quizás converjan
en una sola candidatura quienes dicen transitar por una "avenida del medio" u hoy manifiestan rechazar
frontalmente a Cristina Kirchner y oponerse a internas con ella.
El episodio
adquirió mayor gravedad cuando se transformó en una crisis al interior de la
coalición gobernante, generada por quienes se sienten excluidos de las decisiones.
En 2015, el PRO y los herederos de Hipólito Yrigoyen celebraron un matrimonio
por conveniencia: éstos, porque tenían un partido en vías de extinción desde el
fracaso de la Alianza; aquél porque, siendo una mera organización vecinal,
carecía de la estructura nacional que le aportarían los comités de cada pueblo
y ciudad del país.
Mas subsisten
entre ambos diferencias programáticas insalvables que pudieron ser ignoradas
entonces por la necesidad de derrotar al clepto-populismo, y que ahora afloran
a cada paso. De todos modos, no creo que la sangre llegue al río, más allá de
la disputa por algunas gobernaciones, ya que los quejosos no se apartarán de un
poder que les garantiza canonjías varias, indispensables para que los "correligionarios" sostengan
su aparato electoral.
En estos días,
renovando su vocación por el ridículo, el cinismo y la hipocresía, nuestra ex
Presidente realizó, en el micro estadio de Ferro, su pregonada "contra-cumbre G.20". Contó
con la presencia de la destituida Dilma Rousseff, sucesora del condenado Luiz
Inácio Lula da Silva, y de Alvaro García Liñera, el vice de Evo Morales; José
Pepe Mugica, anunciado, se excusó de concurrir aludiendo a la inoportunidad de
la convocatoria. Cuando menciono esas virtudes constantes del kirchnerismo, me
refiero a todas las reuniones previas de ese grupo en las que estuvo presente
doña Cristina durante sus mandatos, hoy olvidadas.
La frase que
pronunció en esta oportunidad, que sirve de epígrafe, trajo a mi memoria otra,
publicada en La Nación hace relativamente poco: "Tendremos más inflación y más deuda, ¿pero sabés para qué sirve
el gato? Para que no vuelvan las ratas", le dijo un taxista a Diego
Sehinkman.
Para demostrar
que seguimos siendo un país sumamente "original",
el laureado Adolfo Pérez Esquivel se ha transformado en el comandante de la
seguramente violenta resistencia a la cumbre internacional que comenzará la
semana que viene. Nuestro excelso Nobel de ¿la Paz? ya acusó al aparato de
seguridad de promover la segura confrontación en las calles, y se niega a
informar dónde se realizarán las protestas.
Esa violencia
está siendo ejercitada cotidianamente, con los verdaderos ejercicios
terroristas (sirven para determinar los tiempos y la capacidad de reacción del
Estado) y las alarmas de bombas, las huelgas salvajes de Aerolíneas Argentinas
y de los "trabajadores de la
educación", los ataques mapuches, los enfrentamientos entre una
Policía acobardada y los barras bravas, y los cotidianos asesinatos del
narcotráfico.
Pese a que
también la ciudad de Hamburgo, el último antecedente, fue víctima de una clara
guerra urbana contra los movimientos anti-globalización, dando cuenta de la
actuación internacional de éstos, resultaría suicida permitir que se marcara de
ese modo la reunión de Buenos Aires. La Argentina, no el Gobierno, tendrá en
ella un escenario fantástico para exhibirse ante los mayores dignatarios del
mundo y, si además el encuentro fuera coronado por la firma de importantes
acuerdos como se prevé, se transformará en una exitosa y reconocida anfitriona.
Bs.As., 24 Nov
18
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
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