Todos sabemos de la
fuerte vocación que se necesita para ingresar a las Fuerzas Armadas y para Permanecer
en ellas, para que, por un capricho, se decidiera en 2010 que no debían
permanecer en la fuerza por “portación de
apellido” 25 oficiales de las tres fuerzas. Para la señora Garré, entonces
ministra de Defensa, no tenían “conductas democráticas”, como si el grupo
Montoneros las hubiera tenido en los años 70. Y sin embargo todos sus “parientes” futuros no han sido
castigados por ello. Es más, nunca pagaron por sus crímenes.
Se hizo justicia; a
los 25 oficiales se les devolvió el honor, pero les arruinaron, hace ocho años,
sus carreras militares, que tanto querían.
Mercedes
Campos
NOTA:
Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.
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