Por María Fernanda
Egas
La invasión de un
país a otro justifica plenamente una intervención armada para librar a una
nación de una fuerza de ocupación extranjera. Hoy Venezuela está invadida por Cuba, y la comunidad internacional
se excusa en una falsa soberanía y principios de no injerencia para no activar
una intervención que logre defenestrar a esta organización castrochavista de
crimen organizado transnacional que se ha tomado Miraflores, que controla las
Fuerzas Armadas y bandas armadas, el petróleo, el oro, el narcotráfico, da
cabida al terrorismo regional e islámico y perpetra día a día crímenes de lesa
humanidad como secuestro, torturas y crímenes políticos, como el asesinato del concejal opositor Fernando
Albán en el SEBIN y el secuestro del
jefe del despacho de Juan Guaidó, Roberto Marrero.
Sobran pruebas de que
existe una fuerza de ocupación
extranjera en territorio venezolano. Y la comunidad internacional deberá
hacer un mea culpa, aunque tardío, por haber abandonado al pueblo de Venezuela, así como abandonó al pueblo cubano. Esta vez, la dictadura de Cuba, una isla
caribeña sin otro arsenal que su control social a través de operaciones de
inteligencia de la misma franquicia comunista que históricamente causó el
exterminio de más de 100 millones de seres humanos, ha invadido un territorio
nueve veces mayor al suyo, que posee las mayores reservas petroleras del mundo,
y está acabando con su gente y sus recursos.
Fidel
Castro ya había intentado invadir Venezuela el 8 de mayo
de 1967 con el desembarque de guerrilleros cubanos y venezolanos en las playas
de Machurucuto. Los entonces patriotas del Ejército Nacional de Venezuela y
Guardia Nacional de Venezuela dieron de baja a varios de los invasores que
habían tenido entrenamiento paramilitar en Cuba y cuya misión era entrenar a la
guerrilla de los Andes venezolanos para derrocar a Raúl Leone. Uno de los
guerrilleros sobrevivientes, Héctor Pérez Marcano, declaró que desde entonces Fidel quería controlar el petróleo
venezolano por la vía armada, y dijo en 2015 la nueva invasión como “concertada por Fidel Castro y Hugo Chávez
Frías, en la que los cubanos están controlando las áreas estratégicas del
país”.
De hecho, la
periodista venezolana Maibort Petit ha publicado en su blog “Venezuela al Día”, la normativa para la
prestación de los servicios de asesoría cubana en Venezuela que las partes
firmaron en enero de 2014, como adéndum al convenio suscrito entre Cuba y
Venezuela en octubre de 2000. Establecieron un marco regulatorio para el “servicio de asesoría” cubana a
Venezuela que no es más que todas los costos a los que Venezuela se comprometió
a asumir por los miles de técnicos, profesionales y asesores cubanos, desde su
traslado aéreo, todos los gastos de vivienda, alimentación, transporte, y
asistencia médica hasta viaje de vacaciones a su país, por fuera de una escala
de salarios desde los 800 hasta los 3.000 dólares que recibirían “parcialmente” en Cuba.
En noviembre de 2018
la organización Cuban Doctors anunció que demandó a la Organización
Panamericana de la Salud (OPS) en una Corte distrital de Miami, Estados Unidos,
por ser partícipe y beneficiaria del programa Mais Médicos en Brasil, un
esquema de tráfico humano y esclavitud que se replica con cerca de 50 mil
médicos cubanos en más de 70 países y mediante el cual la OPS se habría
beneficiado en al menos $75 millones de dólares.
Los médicos recibían
apenas entre el 10% al 20% de su salario, eran agentes de propaganda del
gobierno local y vivían vigilados por el sistema de inteligencia cubano. Cuba no reanudó el programa bajo las nuevas
condiciones de Jair Bolsonaro de pagar a los médicos y no a la dictadura, que
percibiría cerca de 11.500 millones de dólares anuales por este esquema de
tráfico humano.
El New York Times
publicó que médicos cubanos que abandonaron Venezuela aseguraron que negaron su
asistencia a ciudadanos opositores al régimen debido a que recibían órdenes
para proveer medicinas y oxígeno únicamente a los portadores del “carnet de la patria”, como medida de
control político de cara a las elecciones presidenciales de abril del 2017.
Pero la presencia
cubana en Venezuela iría más allá de los médicos. Tanto el ex guerrillero
Héctor Pérez Marcano, como la historiadora cubana María Werlau, Directora
Ejecutiva de Archivo Cuba, y la OEA, calculan entre 40 mil a 100 mil cubanos al
servicio de diferentes sectores del castrochavismo en Venezuela.
Esto pudo ser
confirmado por el periodista Jorge Ramos, de Univisión, quien durante una
entrevista en Miraflores que acabó con su detención y deportación, detectó la
presencia de funcionarios cubanos en el círculo más alto de Nicolás Maduro.
Julio Borges,
Embajador de Juan Guaidó ante el Grupo de Lima, denunció que las Fuerzas
Armadas Nacional (FANB) “Está invadida de
funcionarios cubanos que dan órdenes para reprimir y torturar a los militares
venezolanos” y advirtió la presencia de Asdrúval De La Vega Orellana, ex
primer secretario de Cuba ante las Naciones Unidas, quien ahora dirigiría los
métodos de infiltración y persecución.
En Nicaragua también han sido identificados agentes cubanos entre los
ejecutores de la represión de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Solo entre el 21 al
31 de enero se registraron 1.069 detenciones arbitrarias en manifestaciones en
Venezuela, de las cuales 137 fueron menores de edad. Hasta el 11 de febrero de
2019 había 989 presos políticos, informó el Foro Penal, recalcando que la cantidad de detenidos era “la más alta de la historia del país”,
que había víctimas de tortura, y que para entonces había 15 desapariciones
forzosas. Entre el 22 de febrero al 23 de febrero de 2019, como consecuencia
del intento de ingresar ayuda humanitaria a Venezuela, habían contabilizado 107
detenidos, 58 heridos de bala y 7 asesinados, entre ellos 4 indios pemones.
En diciembre del año
pasado, en Washington, el Secretario Luis Almagro de la OEA denunció la
presencia cubana en la tortura de personas en otros países de la región, como
en Venezuela donde habría “una fuerza de
ocupación que enseña a torturar y reprimir, que hace tareas de inteligencia y
hasta de documentación civil”.
Almagro ha dicho que “Es tiempo de que acabe la impunidad en la
que viven los dictadores cubanos” y ha dejado en claro que “Mientras Cuba sea una dictadura
persiguiendo, torturando, y silenciando a su gente y enseñando a otros en la
región a perseguir, a asesinar, a torturar y a silenciar no podremos tener un
hemisferio totalmente desprovisto de malas prácticas que afectan la democracia,
la libertad y la paz; que este no será genuinamente libre y democrático a menos
que la dictadura en Cuba termine, que rinda cuentas sobre sus violaciones a los
Derechos Humanos, y posibles crímenes de lesa humanidad”, sobre los que
aseguró contar con nuevas evidencias.
El más reciente
informe del Instituto Casla entregado a la OEA revela que agentes cubanos
imparten órdenes a generales y coordinan actividades en centros de torturas
clandestinos en Venezuela. El demoledor testimonio del teniente de la Fuerza
Aérea, Ronald Dugarte, quien asegura haber sido entrenado por personal
venezolano y cubano en labores de inteligencia, fue posible tras su deserción
luego de pasar él mismo seis meses en un centro de tortura en Caracas.
El jefe de la
diplomacia estadounidense, Mike Pompeo anunció que ante la negativa de Nicolás
Maduro de cesar la usurpación del poder en Venezuela, Estados Unidos permitirá
los juicios por propiedades privadas incautadas por la revolución castrista,
con la “Ley de Libertad”
(Helms-Burtton), creada en 1996 para permitir que los exiliados cubanos puedan
demandar a empresas privadas y a Cuba por lucrar de propiedades nacionalizadas
a partir de 1959. Aseguró que Washington
hace esfuerzos para acelerar la
transición a la democracia en Cuba, y condenó la brutal opresión del régimen cubano a los derechos humanos y las
libertades fundamentales, y el “apoyo
indefendible” de la dictadura a los regímenes en Venezuela y Nicaragua.
El Presidente
encargado de Venezuela Juan Guaidó aún no ha solicitado ni al Grupo de Lima ni
a los Estados Unidos una intervención militar. A pesar de que cabe a la
Asamblea Nacional autorizar el empleo de
misiones militares venezolanas en el exterior o extranjeras en el país, el
acuerdo con las bancadas que permitió juramentarse a Guaidó no contempla que el
sanguinario Nicolás Maduro salga de Miraflores por la fuerza. Guaidó y sus
partidarios se juegan la vida.
¿Podrán Maduro y la
fuerza de ocupación cubana ser derrocados sin una intervención armada?
Por demasiado tiempo
Venezuela ha pagado a Cuba para que la invada, reprima, torture y asesine. Las
sanciones que han impuesto los Estados Unidos son insuficientes para producir
la salida de la banda de Maduro y los invasores cubanos. Mientras ha quedado en evidencia que la
mayoría de la comunidad internacional ha preferido ignorar el principio de
responsabilidad de proteger al bravo pueblo, este sigue en indefensión,
desangrándose cada día, y a menos que se produzca una salida negociada de
Maduro, la innegable invasión de Cuba a Venezuela justifica una incursión que
la libere de esa ocupación. Raúl Castro ordena a Maduro que resista. Teme que
el siguiente sea él.
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